jueves, 28 de diciembre de 2023

Ayudas parciales contra una inflación menor

El Gobierno acaba el año prorrogando hasta junio algunas ayudas (el “escudo social”) que aprobó hace dos años y medio contra la alta inflación. Ahora, los precios suben mucho menos (+3,2% anual, frente al +10% del verano 2021) y España tiene que rebajar el déficit público, por exigencia de Bruselas, lo que obliga a recortar gastos. Por eso, mantienen la bajada del IVA a los alimentos básicos, un bajo impuesto a la luz (10% de IVA, frente al 5% actual y al 21% de siempre) y las ayudas al transporte público urbano e interurbano, aunque no a los transportistas, al campo o la pesca. Y mantienen la prohibición de desahucios, mientras  amplían las familias a las que se alivia el pago de su hipoteca. Habrá menos ayudas (5.300 millones frente a 15.000 en 2023), pero no se suprimen de golpe, para que no repunte la inflación. Ahora, la energía está más barata, aunque los alimentos siguen caros. Y se espera menos inflación en 2024.

                    Enrique Ortega

Al acabar este año 2023, la inflación ya no preocupa tanto como en 2021 y 2022. El  IPC de noviembre, reflejaba una inflación anual del +3,2%, superior a la de este verano (con un mínimo del +1,9% en junio) pero mucho menor a la inflación que hemos soportado desde el verano de 2021: +6,5% en diciembre de 2021, +9,8% en marzo de 2022 (tras la invasión de Ucrania el 24-F), más del 10% de inflación en junio (+10,2%), julio (+10,8%, el máximo) y agosto de 2022 (+10,5%), para bajar al +5,7% en diciembre de 2022 y seguir luego bajando en 2022, hasta el +3,2% actual. Y aunque puede repuntar algo en diciembre, no se espera que supere el +3,4%, la inflación más baja desde diciembre de 2020 (-0,5%).

Con los datos del IPC de noviembre (+3,2% inflación anual), lo que más sube siguen siendo los alimentos (+9% de subida anual, aunque es mucho menor a la subida del +15,7% en las Navidades de 2022). Y dentro de los alimentos, siguen disparados los precios del aceite de oliva (+66,7% de subida anual), las legumbres y hortalizas (+16,8% anual), la carne de cerdo (+12,9%), las frutas frescas (+10,1%), el cordero (+10%) y el azúcar (+7,5% anual). Las bebidas suben otro +7,1% anual y le siguen los hoteles, cafés y restaurantes (+6,1% de subida anual), las comunicaciones (+3,3%), la enseñanza (+2,8%), el menaje del hogar (+2,7%), la ropa y calzado (+2,2% anual) y los gastos médicos (+2,1%). El transporte no sube nada (+0% anual), gracias a las subvenciones al transporte urbano e interurbano, además de la rebaja anual del gasóleo (-5,7%), aunque ha subido la gasolina (+2,7% anual). Y los gastos de la vivienda bajan (-5,7% anual), gracias a la bajada de la electricidad (-13,6% anual), del gas natural y ciudad (-19,7%) y del butano y propano (-22,9% anual).

Lo que más preocupa a la mayoría de las familias, sobre todo a las más vulnerables, es que se mantienen altos los precios de los alimentos, que suponen el 16% del gasto familiar (y hasta el 25% para las familias más pobres), según el INE. La realidad es que la compra de comida para una familia de 4 personas se ha encarecido 90 euros al mes sobre lo que costaba en marzo de 2021, lo que supone que gastan 1.080 euros más al año en comer. Y la cesta de la compra de alimentos básicos ha subido de 873 euros de media en marzo de 2021 a 1.141 euros en noviembre de 2023, un aumento del +30,69%, mientras los salarios han subido menos del +8% en estos casi tres años. Y no es sólo que las familias se gasten más en alimentos, es que han aumentado las familias que ahora no pueden comprar frutas, verduras, carne y pescado, por sus altos precios, empeorando la calidad de su dieta.

La perspectiva para 2024 es que los precios suben algo menos que ahora. La Comisión Europea estima que la inflación anual en España bajará de una media del 3,6% en 2023 al 3,4% de media en 2024, para reducirse al  2,1% en 2025. Y el Banco de España apuesta por una bajada de la inflación del 3,4% al 3,3% en 2024 y al 2% en 2025. Sólo el FMI y la OCDE creen que España tendrá una inflación más alta en 2024 (3,7 al 3,9%) que en 2023 (3,5%), dentro de un panorama internacional donde esperan que amaine la inflación.

Los expertos apuestan por una menor inflación mundial en 2024 (bajará del 6,9% en 2023 al 5,8% en 2024, según el FMI), gracias a que esperan un precio moderado de la energía, las materias primas y los alimentos, factores claves también para el comportamiento de la inflación en España el año próximo. Empezando por la energía, el petróleo augura un precio bajo para 2024, en torno a los 70 dólares barril, aunque ayer volvió a superar los 80 dólares, por el conflicto en Palestina y el cierre de la ruta de Suez. Con ser un precio alto, es mucho menor a los 96,55 dólares barril que costaba en septiembre y a los 97,89 dólares barril que costaba el crudo el día antes de la invasión de Ucrania (24-F 2022). La Agencia Internacional de la Energía cree que el recorte de la demanda augura unos precios moderados del crudo, aunque tanto la OPEP como Rusia recorten su producción para elevarlo. Pero EEUU se ha consolidado como la primera potencia petrolera mundial y eso baja los precios. Incluidos los carburantes: la gasolina cuesta ahora 1,536 euros litro (frente a un máximo de 2,10 euros en julio de 2022 y 1,591 antes de la invasión de Ucrania). Y el gasóleo cuesta 1,501 euros, frente a un máximo de 2,07 euros en julio 2022 y 1,479 antes del 24-F).

Otro tanto pasa con el gas natural: ayer cotizaba a 33.26 euros/ MWh, frente a los 78,73 euros que costaba el día antes de la invasión de Ucrania y los 337,20 euros que llegó a costar el gas en agosto de 2022. Gracias a este desplome del precio del gas natural (que tiene mucho que ver con la alta producción de EEUU y otros paises más el acopio de gas para el invierno), desde febrero de 2023 no se aplica el tope al gas  que fijaba la “excepción ibérica” (primero si superaba los 55 euros y luego los 65 euros). Y gracias a estos bajos precios del gas, más un récord en la producción de electricidad renovable (50,8% en 2023, frente al 42,2 en 2022), se espera que la factura de la luz no se dispare en 2024, tras haber bajado mucho el recibo en 2023: 50,39 euros de media en noviembre, frente a 79,35 euros en diciembre 2022, 130,99 euros en agosto 2022 y un máximo de 143,03 euros en marzo de 2022 (tras la invasión de Ucrania), según la estadística de la OCU. 

Y queda lo que puede pasar con los precios de las materias primas y los alimentos. Respecto a las materias primas, como se espera un escaso crecimiento mundial en 2024 (y más en Europa), la demanda de materias primas será baja, en un momento en que han subido los stocks. El riesgo es que el conflicto en Palestina y el cierre de la ruta de Suez (por donde pasa el 10% del comercio mundial) pueda crear problemas de transporte y suministro, volviendo a subir precios, aunque EEUU quiere armar una coalición internacional para asegurar el tráfico internacional. Y en cuanto a los alimentos, el índice de precios de la FAO lleva bajando desde diciembre de 2022 y en noviembre estaba (índice 120,4) ya por debajo del índice de 2021 (125,7). Eso no quita para que haya alimentos que sigan subiendo (aceites, azúcar), afectados muchas veces por causas climáticas, un riesgo también en 2024.

En definitiva, todo apunta a que la inflación será menos preocupante, en el mundo y en España, en 2024. Pero los riesgos de que repunte existen, sobre todo por conflictos geopolíticos (Ucrania o Palestina y otros nuevos, como la guerra tecnológica y comercial entre EEUU y China). Y por eso, el Gobierno español (y la mayoría de los europeos) ha optado por mantener algunas ayudas contra la inflación, no desmantelar de repente el “escudo social” contra la inflación que el Gobierno Sánchez aprobó por primera vez en junio de 2021, prorrogando estas ayudas hasta 7 veces, la última en junio de 2023. Pero ahora, con la inflación más controlada, el Gobierno de coalición opta por recortar las ayudas, porque en 2024 habrá que ajustar el gasto público, para cumplir con la exigencia de Bruselas de reducir el déficit público al 3% (desde el 3,9% de 2023).

La Comisión Europea, el BCE, el FMI y la OCDE han recomendado a España y al resto de paises europeos que reduzcan su déficit y su deuda recortando las ayudas públicas contra la inflación en 2024. De hecho, los 7 paquetes de ayudas aprobados en España entre 2021 y 2023 costaron 47.000 millones de euros. Ahora, el Gobierno Sánchez ha reducido esas ayudas en este 8º paquete para 2024, que costará unos 5.300 millones de euros (frente a 22.000 en 2022 y 15.000 en 2023).

Empecemos por las ayudas contra la inflación que se mantienen, algunas retocadas. La principal, nuevos impuestos a la electricidad. El IVA en el recibo de la luz, que se bajó del 21% al 10% en 2021 y luego al 5% en junio de 2022, sube ahora al 10% (todo el año 2024), aprovechando la bajada del gas y la energía. Y en paralelo, el impuesto especial sobre la electricidad sube del 0,5% actual al 2,5% (primer trimestre) y al 3,8% (2º trimestre), para volver al 5,11% de antes en julio. Y el impuesto sobre la generación de electricidad sube del 0% actual al 3,25% (primer trimestre) y al 5,25% después (2º trimestre), para volver al 7% de antes de 2021 a partir de julio de 2024. El IVA del gas se mantendrá también en el 10% hasta marzo, subiendo después al 21% de antes.

También se mantiene hasta junio la rebaja del IVA a los alimentos básicos, que bajó del 4 al 0% en enero de 2023 (para el pan, harinas, leche, queso, huevos, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, tubérculos y cereales) y también la rebaja del 10 al 5% en el IVA de aceites y pastas. Y se mantienen (ojo: durante todo el año 2024) las ayudas al transporte urbano (Estado y autonomías financiarán el 50% de los abonos) y la gratuidad a los abonos (para todos) de transporte en Cercanías y  Renfe media distancia, así como las líneas estatales de autobús (para viajeros habituales).

Las ayudas que desaparecen en 2024 son las que recibían hasta ahora los transportistas, agricultores, ganaderos y pescadores (10 céntimos por litro hasta septiembre y 5 céntimos hasta diciembre de 2023). Eso sí, se congela en 2024 el precio de la bombona de butano (19,95 euros), limitando la subida de la tarifa de último recurso (TUR) del gas (a un +5% trimestral). Y se mantienen las subvenciones al precio del gas para calefacción de las comunidades de vecinos. Además, se extiende 6 meses más la rebaja de tarifa eléctrica a las industrias más consumidoras de electricidad (cerámicas, cementeras, aluminio…).

Además, se mantienen dos ayudas que no tienen un coste presupuestario. Una, la prohibición de desahucios en 2024 a las familias más vulnerables y el corte de suministros básicos (luz, agua y gas). Y se amplía en 100.000 familias (las que ingresan menos de 35.000 euros, frente a los 30.000 euros de límite actual) las que podrán disfrutar en 2024 de un alivio en el pago de sus hipotecas, según lo pactado por el Gobierno con la banca.

Ahora, falta ver si la inflación sigue a la baja y si estas ayudas son suficientes para rebajar el mayor gasto de las familias más desfavorecidas (aunque tanto el IVA más bajo para los alimentos, la luz y el gas benefician más a los que más tienen que a los más pobres). Y con menos inflación, la clave será si las familias pueden mantener su consumo en 2024, un año en que se espera que el consumo privado sea uno de los motores del crecimiento (entre el 1,7% y 2% aumentará el PIB, menos del 2,4 % que creceremos en 2023), junto al turismo y las inversiones que promueven los Fondos europeos. Para que ese consumo de las familias mantenga la actividad (y el empleo), es clave que suban los salarios, más que la inflación. De momento, están a la par, ya que los salarios en convenios suben este año un +3,49%, similar al +3,4% de inflación este año. Parece que hay grandes empresas que están subiendo más los salarios, porque pueden y no encuentran trabajadores. Pero el Acuerdo salarial firmado en mayo entre sindicatos y patronal  acordó una subida salarial del 3% para 2024. Así que está en juego la recuperación del poder adquisitivo (y el consumo) en 2024.

En resumen, el Gobierno gasta lo que puede (menos) para mantener algunas ayudas contra la inflación, pero la clave va a estar en que la energía y los alimentos no nos den un susto en 2024 y obliguen a tomar medidas más drásticas (en un año que tendremos que gastar menos como país para reducir el déficit público). Por eso, el Gobierno debería pactar con patronal y sindicatos una moderación no sólo de los salarios (ya lleva años) sino de los márgenes y beneficios empresariales, que fueron los causantes de dos tercios de la subida de la inflación en 2022, según un estudio del BCE. Y también la OCDE ha demostrado que tres cuartas partes de la subida de la inflación en Europa se ha debido a la subida de los márgenes empresariales (beneficios) y sólo la cuarta parte restante se debe a los salarios. Habría que pactar una moderación de esos beneficios, porque sería más eficaz que estas ayudas recortadas ahora. Vigilen los márgenes (disparados) de algunos sectores y empresas, para que no nos suban otra vez los precios a todos en 2024.

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