lunes, 25 de septiembre de 2023

Las exportaciones (flojas) ayudan menos

España es un país muy abierto al exterior y por eso nos afecta mucho la actual debilidad de la economía internacional y el estancamiento de Europa: llevamos 4 meses (de abril a julio) en que las exportaciones españolas crecen menos que en los dos últimos años (cuando batieron récords) y eso está afectando negativamente a algunas regiones (Canarias, Andalucía, Valencia y Murcia), a muchas empresas y al empleo (las exportaciones mantienen 4,6 millones de empleos). Por eso, aunque no salga en los medios, preocupa el “pinchazo” de las exportaciones y la debilidad del comercio mundial. Sobre todo, porque las exportaciones de bienes y servicios han aportado la mitad del crecimiento de España en 2022 y 2023, pero no van a ayudarnos nada en 2024 y 2025, según el Banco de España. Por eso, urge que el futuro Gobierno priorice un Plan para reanimar las exportaciones españolas, con ayudas, como ha hecho Alemania. Nos jugamos fuera de España una buena parte del crecimiento y el empleo interno. Apóyenlos.

                 Enrique Ortega

Uno de los tres “motores” que tiran de la economía (el consumo, las inversiones y las exportaciones) está “gripado” en los últimos meses: las exportaciones españolas. Batieron un récord histórico de crecimiento en 2021 (+21,2%), en 2022 (+22,9%) y en el primer trimestre de 2023 (+14,6%), pero “han pinchado” y llevan cuatro meses decreciendo respecto al año pasado. Ya en el segundo trimestre de 2023 (abril a junio), las exportaciones de bienes cayeron un -4% sobre el inicio de 2022. Y en julio de 2023 han vuelto a caer un -5% sobre ese mismo mes del año pasado, según el dato publicado por Comercio el jueves pasado. Con ello, las exportaciones españolas han alcanzado los 230.397 millones de euros de enero a julio de 2023, un récord histórico (se ha exportado más en 7 meses que en todo 2010, 2011 y 2012) pero sólo un +3,3% más que el año pasado. O sea, que las exportaciones crecen, pero la sexta parte que antes. Han “pinchado”. Sobre todo en Canarias (-40,5%), Andalucía (-9%), Murcia (-5,2%) y Comunidad Valenciana (-2,2%).

Este “pinchazo” de las exportaciones españolas es un mal generalizado en todos los paises, donde los exportadores también están sufriendo en los últimos meses la debilidad de la economía internacional, el menor crecimiento de China, la guerra en Ucrania, los “tapones” y enfrentamientos en el comercio mundial y el estancamiento de Europa, con Alemania en recesión. De hecho, la exportación española está superando mejor que la mayoría de paises este “bache comercial generalizado: nuestras exportaciones crecen ese +3,3% hasta finales de julio, más del doble que las de los 20 paises de la zona euro (+1,2%), más que las de toda la UE (+1,8%) y que las exportaciones de Alemania (crecen +2,7%), Italia (+2,3%), Japón  y China (+1,5%) o EEUU (caen un -2% este año), superándonos sólo Francia (+6,5%) y Reino Unido (+6,1%), según Eurostat. Este menor “`pinchazo” se debe a que los productos españoles, al tener nosotros una menor inflación que la mayoría de paises (y los salarios más bajos) son más competitivos.

¿Qué exportaciones y a qué paises se han desinflado? Por un lado, las ventas fuera que más están cayendo son las de productos energéticos (derivados del petróleo, carbón y gas), productos químicos, electrodomésticos y electrónica y textil, mientras siguen tirando las exportaciones de automóviles (crecen un 31,9% este año, cuando el pasado caían por estas fechas), bienes de equipo (maquinaria) y alimentos, aunque menos que en 2022. Y por paises, las exportaciones caen este año (sobre 2022) a EEUU (-1,3%), Asia (-4,7%, aunque crecen un 0,2% con China), Oriente Medio (-6,7%) y Africa (-8,9%, por el desplome de las exportaciones a Argelia, aunque crecen un 4,7% a Marruecos). Y siguen creciendo, aunque la sexta parte, las exportaciones a Europa (+4,7% este año frente al 24,3% en 2022) y a Latinoamérica (+19,6% hasta julio, frente al 32,9% en 2022).

Para el resto del año 2023, las perspectivas son que las exportaciones sigan cayendo sobre el año pasado o se estanquen, rondando los 400.000 millones de euros vendidos fuera, tras el récord histórico de 2022: 389.208 millones de euros exportados, más del doble de los 186.780 millones exportados en 2010. Hay varios factores que juegan a la contra de las exportaciones en lo que queda de año. El primero y fundamental, el débil crecimiento de la economía internacional, como alertó en agosto la OCDE: creció sólo un +0,4% en el 2º trimestre, una décima menos que en el primer trimestre. Y el FMI prevé que las economías avanzadas crezcan sólo un +1,5% este año (casi la mitad del 2,7% de 2022), algo más EEUU (1,8%) y mucho menos la eurozona (+0,9%), con una recesión en Alemania (-0,3%). Y con este débil crecimiento, el comercio mundial y las exportaciones irán también al ralentí: crecerá sólo un +1,7% (frente al +2,7% en 2022), el menor crecimiento desde 2019 (salvando la caída de 2020 por la COVID), debido al débil crecimiento, la alta inflación, los elevados tipos de interés y la guerra de Ucrania, según la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Junto a este panorama gris de la economía y el comercio para los próximos meses, tampoco ayudará a los exportadores el euro. Tras unos meses muy débil (entre julio y noviembre de 2022 cotizó por debajo de 1 dólar por euro), lo que ayudaba a vender fuera a los exportadores europeos, el euro subió  este año, hasta alcanzar una cotización récord el 17 de julio (1,1236 dólares por euro), con lo que los productos europeos eran un 12% más caros, frenando nuestras exportaciones fuera de la eurozona. Ahora, con la debilidad de la economía europea y la menor subida de tipos que EEUU (4,5% frente al 5,5%), el euro lleva dos meses a la baja, cotizando el viernes a 1,0660 dólares, lo que ha abaratado los productos europeos un -5,2%. Pero aún son un 7% más caros que hace un año. Ahora, se espera que el euro se estabilice en los niveles actuales o baje muy poco, con lo que no ayudará a los exportadores.

Al final, se desinflen más o menos las exportaciones españolas, lo realmente preocupante es que van a ayudar menos a que la economía crezca y cree empleo. Porque el sector exterior es uno de los motores claves de la economía española: entre las exportaciones de bienes (389.208 millones de euros aportados en 2022) y las exportaciones de servicios (otros 94.800 millones ingresados por empresas españolas que venden fuera servicios de consultoría, financieros, tecnológicos, telecomunicaciones, información y ocio), aportaron el 41,7% del PIB español en 2022 (aportaban sólo el 23% en 2009). A lo claro: casi la mitad de la riqueza, se genera fuera de España. Y ese sector exterior mantiene 4,6 millones de empleos, casi 1 de cada 4 puestos de trabajo existentes.

Y este sector exterior nos ha salvado la economía y el empleo en varias ocasiones. Primero, durante la crisis financiera (2008 a 2015): en 2009, por ejemplo, el PIB español cayó un -3,6%, pero hubiera caído mucho más (también el empleo) si las exportaciones no hubieran aportado ese año un +2,8% al crecimiento español. La segunda vez fue con la pandemia, en 2020: las exportaciones cayeron menos que la economía (-1,9% frente al -10,8% que cayó el PIB). Y ahora, han ayudado decisivamente a la recuperación, sobre todo en 2022, según el INE: la economía creció un 5,8%, la mitad por las exportaciones (aportaron un 2,9% al PIB). Y en el primer trimestre de 2023, el sector exterior salvó a la economía de caer: aportó un +0,4% al PIB, el doble de la aportación de la demanda interior (+0,2%), permitiendo que la economía española creciera un +0,6% ese primer trimestre.

El panorama ha cambiado en el 2º trimestre de 2023, ya que “el pinchazo” de las exportaciones” ha restado crecimiento a la economía española, según el INE: la aportación exterior fue negativa (-0,5%) y sólo la demanda interior (+1%) permitió que la economía creciera (+0,5% en el 2º trimestre). Ahora, podría pasar lo mismo el resto del año, aunque el Banco de España cree que todavía este año 2023, el sector exterior ayudará a la economía, aportando casi la mitad del crecimiento total (+1,2% del +2,3% previsto que aumente el PIB). Pero esa ayuda se va a acabar en 2024 y 2025, por el pinchazo de las exportaciones: en 2024, el sector exterior restará -0,3% al crecimiento anual (que bajará por eso al 1,8%) y en 2025 no aportará casi nada (+0,1% a un PIB que crecerá un 2%), según el Banco de España.

Esta perspectiva de unas exportaciones más débiles, por la ralentización de la economía y el comercio mundial, deberían forzar al futuro Gobierno (cuando lo haya, algo también incierto) a tomar medidas para impulsar el sector exportador y con ello, la economía y el empleo. Habría que actuar a dos niveles. Uno, inmediato, con un Plan de choque para impulsar las exportaciones de bienes y servicios, en línea con el Plan de apoyo a sus empresas y su economía que acaba de aprobar Alemania (32.000 millones de ayudas en 4 años). Habría que incluir ayudas financieras, fiscales y de promoción de la exportación, sobre todo en las regiones y sectores donde más se hayan reducido las ventas exteriores.

Y  a medio plazo, habría que tomar medidas estructurales para corregir los problemas “de fondo” que tienen las exportaciones españolas: están demasiado concentradas, en origen (sólo 25.000 empresas exportan más de 50.000 euros al año, las tres cuartas partes de ellas concentradas en Cataluña, Madrid, País Vasco, Comunidad Valenciana, Galicia y Andalucía) y en destino (el 74,6% de las exportaciones van a Europa y sólo un 8% a EEUU, China y Japón) y dominan los productos con poco valor (sólo el 6,8% de las exportaciones tienen alta tecnología, frente al 17,7% de las exportaciones europeas), según reconoce el Club de Exportadores.

En resumen, que las exportaciones nos han salvado el crecimiento y el empleo en las últimas crisis, pero ahora se han desinflado, por culpa del enfriamiento de la economía internacional, la guerra en Ucrania, el estancamiento en Europa y los problemas de China y del comercio mundial. Y si no las reanimamos, corremos el riesgo de crecer menos y perder empleo. Por eso, cuidar el flanco exterior de nuestra economía y nuestras empresas es clave para todos, aunque no se hable ni se escriba de ello. Apóyenlos.

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