lunes, 19 de diciembre de 2022

Las exportaciones (récord) nos salvan

La alta inflación se está comiendo los ingresos de las familias y frena el consumo, la actividad y el empleo. Pero de momento, el crecimiento económico no cae (el PIB aumenta un mínimo +0,2% este 4º trimestre, según el Banco de España). Y en parte, eso se debe a las exportaciones, que crecen un +23,6% este año y baten récords históricos, sosteniendo parte de la actividad y 2,5 millones de empleos. Así que las exportaciones vuelven a “salvarnos” ahora, como en la crisis de 2008 y en la pandemia, aunque las importaciones también se han disparado a máximos históricos, al encarecerse las compras de energía, lo que ha casi cuadruplicado el déficit comercial de España. Ahora, 2023 se presenta como un año difícil para que las exportaciones nos “salven”, por la recesión en Europa y el estancamiento del comercio mundial. Por eso es importante tomar más medidas para contener la inflación y mejorar los salarios, para que no caigan más el consumo, la economía y el empleo. Y cuidar el flanco exterior.

Enrique Ortega a partir de Flash Gordon de Alex Raymond

Uno de los mayores cambios que se han dado en España en las últimas décadas ha sido la apertura comercial al exterior, sobre todo tras el ingreso en la CEE (1986) y en el euro (2000). Con ello, las exportaciones españolas han crecido, año tras año, desde 1985 a 2021, con sólo tres años de caída (2008, 2009 y 2020), según los datos de Comercio. El tirón de las exportaciones se ha notado más desde 2010, cuando la crisis obligó a las empresas españolas a buscar mercados fuera, ante el desplome de la demanda dentro. Eso ha provocado que las exportaciones españolas se hayan duplicado con creces: de 159.889 millones vendidos fuera en 2009 se pasó a 316.609 millones exportados en 2021. Y este año 2022, sólo hasta octubre, las exportaciones ya alcanzaron los 319.731 millones (+23,6%). Una parte se debe, claro, a la inflación, que aumenta el valor de lo que se exporta, pero descontando "la ayuda" de los precios más altos, las exportaciones crecieron "en volumen" un +4,2% anual, como la economía, aunque es la tercera parte que en 2021 (+13,3% en volumen). 

Mucha gente podría pensar que este tirón de las exportaciones sólo beneficia a las empresas y sectores que venden fuera de España. Pero no es así: las exportaciones son claves para la economía y el empleo de todos (mantienen 2,5 millones de puestos de trabajo, el 12% del total), a los que contribuyen cada vez más. Si en 2009 aportaban un 15% del crecimiento total (PIB), en 2021 aportaron ya un 26,3%, más de la cuarta parte. Y si añadimos a las exportaciones de mercancías las de servicios (trabajos realizados fuera por empresas españolas), la aportación de todas las exportaciones supone ya más de un tercio de toda la economía, el 35% en 2021 (22% en 2009).

Además de aportar un tercio del crecimiento, las exportaciones “nos han salvado” ya tres veces en poco más de una década, creciendo cuando el resto de la economía caía. La primera vez fue con la crisis de 2008: entre 2009 y 2013, la economía española estuvo en recesión, con bajadas del PIB, pero habríamos caído mucho más si las exportaciones no hubieran crecido. Un ejemplo, el año 2009, el peor de esa crisis financiera: el PIB cayó un -3,6%, pero hubiera caído mucho más (también el empleo) si las exportaciones no hubieran aportado un +2,8% al crecimiento.  La segunda vez fue con la pandemia, en 2020: las exportaciones cayeron menos que la economía (-1,9% frente al -10,8% que cayó el PIB). Y ayudaron también a la recuperación en 2021: el sector exterior aportó un 0,2% del +5,5% que creció España. Ahora, con la crisis de la inflación de 2022, las exportaciones vuelven a “salvarnos”: aportaron el triple que la demanda nacional al crecimiento del tercer trimestre (PIB +0,2%) y el doble en el 2º trimestre (PIB +1,5), impidiendo una mayor caída en el 1º (-0,2%).

En definitiva, que ahora, cuando el consumo apenas crece (por la inflación, que se come salarios, pensiones y ahorro), las exportaciones españolas sirven de contrapeso, creciendo con fuerza a pasar de la incertidumbre internacional. Así, de enero a octubre (último dato publicado por Comercio, el jueves), España ha exportado por valor de 319.731 millones de euros, un +23,6% más que el año pasado y el mayor aumento en ese periodo desde 2013. Un aumento de las exportaciones que supera al del resto de Europa, donde crecen un +18% en la zona euro, un +14% en Alemania, +20% en Francia y  +21% en Italia, superando incluso al crecimiento de las exportaciones en EEUU (+19,9%), Japón (+18,7%) y China (+13%), sólo por debajo del +25,7% que crecen en Reino Unido, según Eurostat. 

¿Por qué las exportaciones crecen más en España? Por un lado, por lo mismo que en las crisis de 2008 y en la pandemia: porque las empresas buscan compensar fuera lo que no venden dentro, por la mayor inflación y la escasa subida de los salarios. Pero además, hay otras tres causas particulares. La primera, que afecta a media Europa, es la ayuda que presta  la débil cotización del euro, que se ha depreciado frente al dólar, lo que abarata de hecho los productos que se exportan a paises que pagan en dólares. En concreto, el euro ha caído de valer 1,1379 dólares el 1 de enero a perder la paridad y caer por debajo del euro (hasta 0,9607 dólares por euro) entre el 26 de septiembre y el 4 de noviembre. Y aunque hoy se ha recuperado algo, cotiza a 1,0607 dólares por euro (viernes 16), lo que supone una caída del -6,8% sobre enero. O sea, que los productos europeos  son un 6,8% más baratos para los que pagan en dólares, lo que ayuda a los exportadores europeos. Pero hay otras dos causas que ayudan específicamente a los españoles: tener menos inflación y menores salarios.

Las exportaciones españolas son ahora más competitivas porque la inflación en España es más baja que en el resto de Europa, Reino Unido y EEUU: en noviembre, último dato publicado, la inflación anual en España era del 6,6%, inferior al 10,1% de la zona euro, el 11,3% de inflación en Alemania, el 12,6% de Italia, el 7,1% de Francia, el 10,7% en Reino Unido o el 7,1% de inflación en EEUU. Esto facilita la venta de los productos y servicios españoles en otros mercados. Y también ayuda decisivamente que las empresas españolas y los exportadores paguen menos salarios, lo que refuerza su competitividad en el exterior. Los sueldos por hora en España (17 euros) son un 30% inferiores a los de los paises euro (24,5 euros/hora) y bastantes más bajos que los sueldos en Alemania (29 euros/hora), Francia (25,7 euros) o Italia (21 euros), siendo los más bajos de toda Europa, salvo Grecia (13,6), Portugal (12,7) y los países del Este (9,4 euros en  Polonia), según Eurostat.

Gracias al esfuerzo exportador de las últimas décadas y a la ayuda del euro, la menor inflación y nuestros bajos salarios, España bate los aumentos de exportaciones del resto de Europa. En lo que va de año, el mayor aumento de las exportaciones españolas se da en los productos químicos (+33,2%), gracias a los productos químicos orgánicos (+38,6) e inorgánicos (+41,1), al tirón de los medicamentos exportados (+45,3%) y los abonos (+89,6%), los productos energéticos (la exportación de gas crece un +110%, petróleo y derivados un +76,5% y carbón y electricidad un +270,6%), hierro y acero (exportaciones +27,7% ) y papel (+31,2%), aceites y grasas (+36,9%), lácteos y huevos (+23,8%), buques (+74,6%) y aeronaves (+34,4%), motores (23,7%) y calzado (+22,7%). Mientras, la exportación de automóviles y componentes (nuestro 5º renglón exportador) creció sólo un +5,4% y los alimentos (la 3ª partida exportadora) un +13,8%, según los datos de Comercio.

Por paises, casi las tres cuartas partes de las exportaciones van a Europa (73,4%, el 62,4% a los 27 paises de la UE), donde crecen como la media (+23,2% hasta octubre), desde +15,7% las exportaciones a Alemania, +19,4% a Francia o +18,5% a Italia hasta un récord de +32,9% en las exportaciones a Portugal. Y crecen mucho más las exportaciones españolas fuera de Europa, sobre todo a Singapur (+72,8%), Arabia Saudí (+47,1%), Argentina (+44%), Brasil (+36,4%), México (+34,2%), EEUU (+30,9%), Marruecos (+27,7%) y Turquía (+24,2%), mientras caen nuestras ventas a Argelia (-36,1%), Nigeria (-12,4%), China (-9,8%) y Egipto (-4,4%), según los datos de Comercio. Y en el origen, el mayor salto exportador lo ha dado este año Madrid (+46,6% de aumento), que aporta el 14,5% de las exportaciones españolas, por detrás de Cataluña (origen del 24,2% y donde crecen un +17%). Les siguen Andalucía (11,2% de las exportaciones totales y crece +28,8%), Comunidad Valenciana (aporta el 10,3% y crecen +24,6%), País Vasco (8,5% y +29,1%) y Galicia (7,8% y +20,6%).

Las exportaciones españolas baten récords pero ha bajado el número de exportadores, por debajo de los 100.000 en 2021 (91.649, un -0,7% sobre 2020), aunque crecen los que exportan más de 50.000 euros anuales: 40.221 exportadores, un +4,8%. El problema sigue siendo que hay pocas empresas exportadoras (un 0,33% de los 3 millones existentes) y, sobre todo, que la mayoría exportan poco, dado que sólo hay 857 exportadores que vendan fuera más de 50 millones de euros. Y los 5.000 mayores exportadores concentran el 87% de las ventas exteriores, aunque en realidad los 25 mayores exportadores aglutinan el 25% de las ventas exteriores. Falta que la exportación cale más entre empresas medianas y pequeñas. Y otro problema de fondo es que España exporta, sobre todo, productos de bajo valor añadido.

Junto a este nuevo récord histórico de las exportaciones españolas, también este año asistimos a otro récord histórico de las importaciones, impulsado por el tirón de precios de las importaciones energéticas. El total de importaciones alcanzó los 380.020 millones de euros, un 38% más que el año pasado. La partida que más creció fue la importación de productos energéticos (76.158 millones, +114,2%), por el salto en las compras de gas (21.900 millones, +249% sobre el año pasado), petróleo y derivados (49.075 millones, +83,4%) y carbón y electricidad (5.182 millones, +106,8%), según Comercio. Y del resto, destacan las importaciones de alimentos (42,740 millones, +34,2%), metales (7.556 millones, +55%), hierro y acero (11.735 millones, +33,8%), papel (4.385 millones, +39,5%), abonos (1.469 millones, +66,7%), equipos de oficina y telecomunicaciones (17.061 millones, +33,6%), material de transporte (8.345 millones, +58,9%), aeronaves (3.744 millones, +109%, automóviles (14.861 millones, +22,7%), textiles (23.519 millones importados, +33%) y calzado (3.007 millones, +45%). Los paises que se han beneficiado de nuestras mayores importaciones son EEUU, Brasil, Nigeria, Irak (por la energía), Bangladesh, China, Turquía y Camboya por la ropa y varios paises europeos por la compra de equipos.

El problema de que las importaciones se disparen y crezcan más que las exportaciones es que se agrava el histórico déficit comercial de España: la diferencia entre importaciones y exportaciones era, a finales de octubre, de -60.289 millones de euros, 3,6 veces más que el año pasado (-16.628 millones) y el récord desde 2008. Todo apunta a que cerraremos 2022 con un déficit que rondará los -75.000 millones de euros, el triple que en 2021 (-26.177 millones). Con ello, España se consolida como el 2º país europeo con más déficit comercial, sólo por detrás de Francia (-156.700 millones de euros hasta octubre) y con el doble de déficit comercial que Italia (-33.600 millones), mientras Alemania mantiene su superávit comercial, aunque lo ha reducido este año a la tercera parte (+58.400 millones), según Eurostat.

Este indicador, el déficit o superávit comercial, es un claro indicador de la competitividad de un país y de su riqueza, ya que, en general (Francia es un caso aparte), los paises más competitivos exportan más de lo que importan y eso les permite crecer más (más PIB) y mantener más empleo (por la actividad dentro y por lo que exportan). Es el caso de Alemania, Italia (suele tener superávit comercial), Bélgica, Paises Bajos, Chequia, Irlanda o Dinamarca, paises con  superávits comerciales. En el caso de España, este déficit comercial se ha podido compensar, “tapar”, entre 2012 y 2021, gracias a los ingresos del turismo y las remesas exteriores. Así, en 2021, España consiguió tener un superávit con el exterior de +11.523 millones, según el Banco de España. Pero este año, con el triple de déficit comercial y unos ingresos por turismo aún recuperándose, el superávit exterior se ha reducido drásticamente: era sólo de +1.376 millones a finales de septiembre, la cuarta parte que en 2021 (+6.223 millones en septiembre), según el Banco de España.

Así que la crisis de la energía y sus precios disparados está haciendo mucho daño a la independencia económica de España, al amenazar con volver a tener un déficit con el exterior, tras haber superado este viejo problema desde 2012, gracias al tirón de las exportaciones y al turismo. De momento, la previsión de la Comisión Europea y del Gobierno español es que España siga con superávit con el exterior en 2023, pero todo va a depender de las importaciones, las exportaciones y el turismo. Y las perspectivas son preocupantes, porque todavía tendremos que importar petróleo, gas y carbón muy caros, así como otros productos con precios altos. Y en paralelo, será difícil que las exportaciones nos vuelvan a salvar en 2023, porque no se espera que crezcan tanto por la recesión en Europa y el estancamiento del comercio internacional (crecerán sólo un +1%, frente al 3,5% en 2022, según la OMC).

En principio, la previsión del Gobierno es que España crezca un +2,1% en 2023 y que todo venga de la demanda interna, que el sector exterior reste (-0,3% del PIB) y no sume (como en 2020 y 2021). Pero si el consumo no nos salva en 2023 (se espera que aporte +2,4% al PIB), porque entremos en recesión, las exportaciones serán claves para crecer algo más o para evitar una mayor caída (como en 2008 y 2020). Por eso, el Gobierno debería aprobar un Plan de apoyo a las exportaciones, para “cubrirse las espaldas” ante lo que pueda pasar con el consumo y la actividad interna. Un Plan para conseguir diversificar las exportaciones, en origen (las tres cuartas partes están concentradas en 6 autonomías) y en destino (sólo el 26,6% van fuera de Europa, un 4,7% a Latinoamérica. un 8,2% a Asia y un 5,6% a Africa), con ayuda de más medios para las oficinas comerciales y más asesoramiento exterior, financiación e incentivos fiscales a las empresas españolas, sobre todo pymes. Y en paralelo, aprobar también un Plan de choque para reducir las importaciones energéticas, fomentando más el ahorro y diversificando compras. Tenemos que tener claro que el crecimiento y el empleo en España dependen mucho de competir mejor fuera y de reducir nuestra costosa dependencia energética. Cuidar el flanco exterior es clave.

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