lunes, 7 de marzo de 2022

8-M: las mujeres mejoran poco

Mañana, 8 de marzo, es uno de los pocos días que hablamos de la discriminación de las mujeres. Y mejora poco: han conseguido más empleos que los hombres, tras 2 años de pandemia, en la sanidad, educación y los cuidados. Pero el paro femenino aumentó. Y sigue la peor “brecha”: hay 1.476.720 mujeres menos trabajando que hombres. Además, sus contratos son más precarios, trabajan más en sectores peor pagados, tienen peores puestos y cobran menos complementos. Resultado: ganan un 19,5% menos que los hombres. También cobran menos paro (-14%) y menos jubilación (-32,76%). La esperanza es que su situación mejore ahora con los planes de igualdad en las empresas (obligatorios desde mañana), la subida del salario mínimo (afecta más a las mujeres) y la reforma laboral, que mejorará sus contratos y sueldos (subcontratas). Pero urge avanzar más en la igualdad de las mujeres en casa, los cuidados, la educación y las empresas. Si no, a este ritmo, tardarán un siglo en ser iguales.

Enrique Ortega

Lo más preocupante de la discriminación laboral entre hombres y mujeres no es la brecha salarial, que ganen un 19,5% menos, sino que trabajen mucho menos que los hombres, lo que limita su vida y su futuro. En principio, hay más mujeres que hombres (20.414.400 mujeres adultas, con más de 16 años, frente a 19.292.600 hombres), pero trabajan muchas menos: 9.354.100 mujeres ocupadas frente a 10.830.700 hombres, a finales de 2021, según la EPA. Esta es la gran brecha de género: 1.476.800 mujeres menos trabajando que los hombres. Y eso se debe a que muchas mujeres son “inactivas”: ni trabajan ni buscan trabajo, unas porque creen que no lo van a encontrar y otras porque tienen que cuidar de hijos y padres. Eso explica que haya 9.404.700 mujeres adultas inactivas en España, frente a sólo 7.013.500 hombres inactivos. Y luego, entre las mujeres que sí buscan trabajo, hay más mujeres paradas que hombres: 1.656.600 paradas frente a 1.448.200 hombres parados a finales de 2021, según la EPA.

Son cifras (oficiales) muy explícitas. Otra forma de verlo es en porcentaje. De cada 100 adultos, si son hombres, trabajan 56,14 y si son mujeres, menos de la mitad, 45,82%. Y de las personas activas (que trabajan o buscan trabajo), el 11,79% de los hombres están en paro mientras están sin trabajo el 15,04% de las mujeres activas. Esto es fruto de la mayor dificultad de las mujeres para acceder a un empleo (aunque ahora están más “preparadas” que los hombres) y a que muchas interrumpen su vida laboral para atender a su familia.

En los dos últimos años, con la pandemia, el balance laboral para las mujeres es desigual. Por un lado, trabajan ahora más mujeres que en 2019: el empleo femenino ha aumentado en +195.800 personas, una mejoría mucho mayor que la de los hombres (+22.300 empleos), según la EPA de diciembre de 2021. La mayor parte del nuevo empleo de las mujeres se ha dado en los servicios (+463.000 empleos femeninos frente a +241.500 empleos masculinos), debido sobre todo a la contratación de mujeres durante la pandemia en la sanidad, la educación, los cuidados y servicios sociales, además del comercio y la hostelería. Pero ha crecido muy poco en el campo (+24.100 empleos femeninos frente a +33.900 masculinos) y la construcción (+31.200 empleos femeninos y -25.600 masculinos), mientras caía el empleo femenino en la industria (-39.700 mujeres ocupadas y +111.300 hombres).

Un dato revelador es que el empleo femenino apenas ha crecido entre las mujeres jóvenes (+23.600 ocupadas entre 16 y 34 años), ha bajado en edades medias (-61.200 empleos entre mujeres de 35 a 44 años) y ha crecido sobre todo entre mujeres mayores de 45 años: +64.100 empleos entre 45 y 49 años, +32.300 entre 50 y 54 años y +184.900 empleos en las mujeres de más de 55 años, las que han salido mejor paradas de la pandemia, quizás porque la necesidad les ha impulsado a trabajar en empleos temporales del sector servicios, sanidad, educación, cuidados, limpieza y subcontratas, muchos precarios y mal pagados.

Al hacer balance del paro durante estos 2 años de pandemia, las mujeres salen peor paradas: el desempleo total ha bajado en -88.100 parados, de los que -57.800 son hombres y -30.200 son mujeres. Eso sucede porque, aunque las mujeres han conseguido más empleos que los hombres, también han aumentado las mujeres “activas”, las que han dejado de “estar en casa” y se han lanzado a buscar trabajo: hay 165.600 mujeres “activas más que en 2019 y por eso crece el paro femenino. Y aquí sucede al contrario que con el empleo: en las mujeres mayores hay más paro (+54.100 paradas más entre las mayores de 55 años que en 2019), porque son las que más han salido a buscar trabajo, como entre las mujeres más jóvenes (+3.300 paradas entre 16 y 19 años), bajando sólo el paro entre las mujeres de 20 a 24 años (-10.700 paradas) y, sobre todo, entre las de 25 a 54 años (-76.900 paradas).

Visto lo que ha pasado con el empleo y el paro de las mujeres, entre 2019 y 2021, veamos qué ha pasado con sus sueldos. La “brecha salarial”, la diferencia entre lo que ganan las mujeres y los hombres ha mejorado ligeramente, del -21,42% en 2018 al -19,5% en 2019, el último dato salarial publicado por el INE: 21.682 euros de sueldo bruto las mujeres frente a 26.934 los hombres (-5.252 euros de diferencia). La mayor brecha salarial se da en las mujeres mayores de 45 años, especialmente entre las mujeres de 55 a 59 años (-22,01 de diferencia salarial) y las mayores de 65 años (-33,93% de brecha salarial). La diferencia salarial mayor se da en Aragón (-30%) y Navarra (-29%) y la menor en Baleares (-13%) y Canarias (-15%). En todas las autonomías ha bajado, salvo en Extremadura, donde empeora la brecha salarial.

La culpa de esta “brecha salarial” está en la “brecha laboral” entre hombres y mujeres, según detalla este informe de CCOO. Empezando por el acceso al trabajo, donde las mujeres tardan más en conseguir un empleo y muchas lo retrasan por cuidar a sus hijos y familiares. Y sigue después, en el tipo de contratos que las mujeres consiguen: el 25% de las mujeres tienen un trabajo a tiempo parcial frente al 7% de los hombres. A finales de 2021, el 75% de todos los que trabajaban en España a tiempo parcial eran mujeres (2.738.000 ocupadas). Y como en estos contratos a media jornada (o menos)se cobra mucho menos (un 40% menos, según el INE), eso explica el 53% de toda la brecha salarial de las mujeres, según CCOO. Y si las mujeres trabajan menos horas y ganan menos no es porque quieran, en muchos casos: un 49% dicen que es porque no han encontrado otro empleo, un 14% porque necesitan cuidar niños o discapacitados y un 8% más para atender obligaciones familiares.

Otro factor que explica la brecha salarial de las mujeres es que tienen más contratos temporales (donde se gana un 33% menos, según el INE): un 27% de todos los contratos de las mujeres son temporales, frente a un 25% los hombres. Y no sólo tienen contratos precarios en las empresas, también en la Administración pública: en diciembre de 2021, había 754.400 mujeres con contrato temporal (149.400 más que en 2019) frente a 321.800 hombres (+21.500), según un informe de CSIF.

Otra causa de la brecha salarial es que las mujeres trabajan más en sectores donde se gana menos, donde hay más diferencias de sueldo por género: en las actividades administrativas  y servicios auxiliares (30,68% de brecha salarial), los servicios (30,21%), la sanidad y servicios sociales (26,86%), las actividades profesionales, científicas y técnicas (29,66%), las inmobiliarias (29,39%) y el comercio (25,81% de brecha salarial). Además, las mujeres trabajan más en puestos menos cualificados, con menos ascensos y promociones, lo que rebaja también su sueldo. Y otro factor muy decisivo: las mujeres cobran menos “complementos” salariales (por esfuerzo físico, penosidad, disponibilidad horaria, nocturnidad, puesto directivo…), la mayoría muy “masculinizados y que suponen casi el 40% del salario final de muchos trabajadores. De hecho, CCOO alerta que esta desigualdad en los complementos salariales explica el 39,4% de la brecha salarial de las mujeres.

Y hay todavía dos factores más que penalizan el trabajo y los sueldos de las mujeres. Uno, la maternidad: reduce drásticamente su tasa de empleo (70% de ocupación las mujeres de 16 a 65 años sin hijos y 57% las que tienen tres hijos o más), suele reducir también su jornada, aumenta su petición de excedencia y muchas acaban dejando el empleo. Según un estudio del Banco de España, el primer año de maternidad recorta los ingresos de las mujeres un 11% (los hombres cobran igual) y, a largo plazo, pierden un 28% de sus ingresos. El otro factor que lastra los ingresos de las mujeres son los cuidados de familiares: la pandemia ha elevado a 337.300 las mujeres que reducen su jornada para cuidar a familiares, según el CSIF.

Vistas las desigualdades de las mujeres, las arrastran cuando se quedan en paro: al tener peores contratos y sueldos, las mujeres tienen también un peor subsidio de desempleo. Por un lado, porcentualmente hay menos mujeres que hombres cobrando el paro: si las mujeres son el 58,72% de todos los parados registrados, son solo el 54,27% de todos los que cobran un subsidio, según los datos de Trabajo. Y aunque había 569.610 mujeres más que hombres apuntados al paro en España en febrero 2022 (1.840.647 frente a 1,271.037 hombres), son el 50,76% de todos los que cobran el subsidio contributivo (900 euros de media) y el 54,38% de los que cobran un subsidio asistencial (463 euros mensuales), según los datos del SEPE (2021). Además, a las mujeres se les reconocen menos meses de desempleo (porque han cotizado menos) y cobran menos que los parados hombres: 801 euros en 2021 frente a 931,20 euros, una brecha en el subsidio del 14% (que sube al 17,5% para las paradas de 50 a 54 años y hasta el 21% para las paradas con más de 60 años).

Y vayamos a “otra brecha”, la de las pensiones. Aunque hay más mujeres adultas en España, como trabajan menos, hay menos mujeres pensionistas cobrando una jubilación: 2.472.071 jubiladas frente a 3.746.446 jubilados, con datos a diciembre de 2011 (en total, de los 9.916.966 pensiones, las mujeres reciben 5.181.332 pensiones, más que los hombres, porque hay muchas más viudas que viudos, con pensiones de miseria). Y como han cotizado por salarios más bajos (la “brecha”) y durante menos tiempo (por la maternidad y las interrupciones para los cuidados), reciben pensiones de jubilación más bajas: 924,70 euros de media frente a 1.375,20 euros los hombres, una “brecha” del -32,76% en todos los regímenes, según los datos de la Seguridad Social. Y baja al -28,66 % de diferencia en el Régimen General (1.072 € frente a 1.503,35 €).

Además, las mujeres sufren más años estas menores pensiones, porque su esperanza de vida es mayor: 85,1 años frente a 79,6 años los hombres, según el INE. Con ello, corren más riesgo de necesitar ayuda en su vejez, como lo demuestra que el 63,22% de los solicitantes de ayuda a la dependencia son mujeres. Y por ello, sufren más que los hombres el retraso de las ayudas, al ser mujeres los dos tercios de los 194.369 dependientes que esperan recibir la ayuda que tienen reconocida (un 13,75% de dependientes en “listas de espera”), muchas más en Cataluña (32% dependientes esperando), La Rioja (31%) y Canarias (28%). Y 130 dependientes (82 mujeres) murieron cada día en 2021 esperando esa ayuda que tenían reconocida.

Como se ve, la discriminación de la mujer no es sólo que ganen un 19,5% menos, sino que va desde trabajar menos, tener más paro, peores contratos y puestos a cobrar menos paro o menos pensión y morir sin recibir las ayudas a la dependencia. Y por si fuera poco, la mujer está discriminada en su propia casa. Antes y después de la pandemia, las mujeres cargan con la mayor parte de las tareas del hogar, como lavar (69%), cocinar (59%) y limpiar (64%), los deberes de los niños (62%) y su cuidado, según datos del INE y CaixaBank Research.

Tras este preocupante panorama, hay que decir que el futuro se presenta mejor para las mujeres. Por un lado, mañana 8 de marzo entra en vigor la obligación de que las empresas de más de 50 trabajadores tengan aprobado un Plan de Igualdad, lo que afectará a más de 30.000 empresas y 8,4 millones de trabajadores (en el último año lo han tenido que aprobarlo las empresas de 50 a 100 trabajadores y las grandes antes). Ese Plan de igualdad se une a otra obligación que tienen todas las empresas, desde el 14 de abril de 2021: tener registros salariales de sus empleados y auditorias retributivas por sexo, lo que será clave para que los sindicatos puedan pactar en las empresas una mayor equiparación salarial.

Otra medida positiva para las mujeres es la subida del salario mínimo (SMI), la última con efectos al 1 de enero (1.000 euros mensuales en 14 pagas), la 5ª subida importante desde los 707,7 euros de 2017. Estas subidas del SMI  benefician más a las mujeres, porque son el 55% de todos los que lo cobran (1.809.000 trabajadores), sobre todo a las mujeres más jóvenes (entre 16 y 34 años) de la agricultura y los servicios, la mayoría en Andalucía, Extremadura y Canarias, según un reciente informe de UGT. Y como el grupo de Trabajo ha propuesto al Gobierno seguir subiendo el salario mínimo, hasta los 1.047 euros en 2023, estos 6 años de subidas deberían reducir la brecha salarial de las mujeres.

Pero la principal esperanza para las mujeres es la reforma laboral recién aprobada, por tres de los cambios que incluye. El primero y fundamental, porque reducirá la temporalidad de los contratos, causa del 53% de la brecha salarial de las mujeres. Lo van a notar más las mujeres que trabajan en los sectores con más temporalidad: servicio doméstico, agricultura, comercio, hostelería y hoteles, servicios, sanidad, servicios sociales y residencias de ancianos. El segundo cambio es que la reforma prohíbe el encadenamiento de contratos temporales, que es mayor en las mujeres (42,7% frente al 38,5% en los contratos de hombres). Y el tercero, el cambio en las subcontratas, con la prevalencia del convenio de sector sobre el de empresa, lo que aumentará el sueldo de muchas mujeres que trabajan en subcontratas de limpieza, administración y servicios auxiliares, telemarketing y ferias.

Tres cambios (Planes de igualdad, subida del salario mínimo y reforma laboral), más la aprobación (febrero 2021) de un complemento para reducir la brecha de género en las pensiones, que deben mejorar la situación de las mujeres. Pero no bastan. Urge actuar en otros frentes: en la educación (con la extensión de la educación pública de 0 a 3 años), la Universidad (con más mujeres en carreras técnicas y FP Superior, que facilitan su empleo), en su acceso y promoción laboral en empresas y la Administración pública, en la racionalización de la jornada laboral y la conciliación familiar, en la economía de los cuidados (para “liberar” a las mujeres) y en el reparto de las tareas de la casa y los hijos, una asignatura pendiente para la mayoría de los hombres. Hacen falta Planes y medidas pro-activas, porque al ritmo actual, la igualdad de las mujeres tardaría 135 años, según el World Economic Forum. Es un reto de todos, al margen de las ideologías. Media España exige igualdad.

 

1 comentario:

  1. Exhaustivo análisis de la mujer, ahora queda implantarlo y bien en un país tradicionalmente machista, con partidos políticos que además se jaztan de ello. Educación, educación, educación...

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