lunes, 25 de marzo de 2019

Educación: el fracaso va por autonomías


Otra noticia reciente que no se comenta: 1 de cada 3 estudiantes de 15 años ha repetido curso. Y en Aragón, Ceuta y  Melilla repiten casi la mitad de adolescentes frente a sólo uno de cada cuatro en Cataluña y País Vasco. Muchos repetidores dejan los estudios después: el 18,3% de jóvenes de 20 a 24 años no terminan Bachillerato o FP, pero rondan el 25% en Baleares, Ceuta y Melilla,  Andalucía y Murcia, mientras son el 7% en el País Vasco, siendo España líder europeo en abandono escolar temprano. Y con estos fracasos educativos, tenemos 543.000 jóvenes (18-24 años) que ni estudian ni trabajan (“ni-nis”). Y un paro juvenil (menores 25 años) del 33,5%, más del doble que Europa (14,9%) y que ronda el 50% en Melilla, Ceuta, Extremadura y Andalucía. Se recoge lo que se siembra y el fracaso escolar, muy desigual entre regiones, está detrás del fracaso laboral de muchos jóvenes. Urge mejorar la educación y corregir las grandes diferencias entre autonomías.


Los jóvenes españoles que tienen menos de 30 años han estudiado en colegios, Institutos y Universidades gestionadas por las autonomías, no como las generaciones anteriores, que tuvimos una educación “centralizada”, teóricamente “igual” en toda España. El traspaso de competencias de educación se inició en 1980, al País Vasco y Andalucía, siguió en 1982 (Galicia y Andalucía) y 1983 (Comunidad Valenciana y Canarias), se paró hasta 1990 (Navarra) y 1997 (Baleares) y se aceleró en 1998 (Las Rioja, Cantabria y Aragón) y 1999 (traspaso a Madrid, Murcia, Extremadura, Castilla la Mancha, Castilla y León y Asturias). A partir de ahí, las autonomías gestionan la educación y financian el 81% de todo el gasto educativo, unas mucho más que otras. Y sus resultados educativos son muy diferentes, con tremendas desigualdades según se comprueba en el último Anuario de la Educación en España publicado por el Ministerio de Educación, que refleja que hay “2 o 3 Españas educativas.

Hagamos un repaso de los datos, empezando por el fracaso escolar. En España, casi 1 de cada 3 estudiantes de 15 años han repetido curso alguna vez, el 31,4% en el curso 2016-2017, según Educación. Y eso viene de antes, porque a los 12 años ya han repetido un 14,3% de alumnos. El porcentaje español de repetidores (a los 15 años), ese 31,4% (35,7% los chicos y 27% las chicas), triplica el de la OCDE (11,3%) y es el más elevado de los paises grandes europeos, como Alemania (18,1%), Italia (15,1%), Francia (22,1%) o Reino Unido (2,8%), sin contar el 4% de repetidores en Suecia o el 3% en Finlandia, según  la OCDE.

Con todo, lo más preocupante son las desigualdades en los porcentajes de repetidores  dentro de España. Así, frente al 31,4% que han repetido de media a los 15 años, son casi la mitad los que repiten en Ceuta (47,4%), Melilla (43%) y Aragón (41,5%), estando también por encima de la media Murcia (39,2% jóvenes 15 años repiten), Castilla la Mancha (37,7%), Canarias (37,1%) y Baleares (36% repiten). Y sin embargo, son muchos menos los que repiten en Cataluña (20,8%), País Vasco (23,8%), Navarra (26,5%), Cantabria (29,4%), Asturias (29,5%) y Galicia (31,8%), según Educación. En los últimos años ha bajado el porcentaje de repetidores en toda España, del 42,6% que repetían en 2006-2007 al 31,4% de 20016-2017, básicamente por la crisis: en los años de bonanza, los jóvenes se esfuerzan menos en estudiar pensando que pronto van a dejarlo para ponerse a trabajar y ganar dinero.

Los repetidorestienen muchas papeletas” para acabar dejando sus estudios al terminar la ESO (final de la etapa obligatoria)  y no completar el Bachillerato o la Formación Profesional. O sea, que el fracaso a los 12 años (14,3% estudiantes repiten) y a los 15 años (31,4% repiten) son “la antesala” del siguiente fracaso, el abandono escolar temprano: jóvenes de 18 a 24 años que no han terminado Bachillerato o FP, que han dejado sus estudios. La cifra en España ha bajado del 30,8% de los jóvenes en 2007 al 18,3% en 2017 (21,8% de los chicos y el 14,5% de las chicas) , un porcentaje muy superior al del resto de Europa (10,6%), donde somos el país con mayor tasa de abandono escolar temprano, muy por delante de Italia (14%), Portugal (12,6%), Reino Unido (10,6%), Alemania (10,1%), Francia (8,9%), Suecia (7,7%) e incluso Grecia (6% de abandono escolar temprano), según Eurostat.

Pero lo peor otra vez son las diferencias entre autonomías. Así, hay regiones donde el abandono escolar temprano ronda o supera el 25%, como Baleares (26,5%, 32,4% entre los chicos), Ceuta y Melilla (24,3%), Andalucía (23,5%) o Murcia (23,1%) y Castilla la Mancha (22,1%) y otras donde apenas tiene peso, como el País Vasco (7% de abandono escolar temprano) o Cantabria (8,9%), Navarra (11,3%) y la Rioja (12,9%), según Educación.

Al final, entre los que repiten curso y abandonan sus estudios engrosan otra estadística, la de los jóvenes de 18 a 24 años que ni estudian ni trabajan, los tristemente famosos “ni-nis”. Eran el 24% de los jóvenes en 2013 y en 2017 son todavía el 17,1% de los jóvenes españoles (nada menos que 543.000 jóvenes), un porcentaje de “ni-nis” también superior al de Europa (15,2% en la UE-28), según Eurostat. Y aquí, volvemos a lo mismo, la enorme diferencia por autonomías. Hay  2 regiones donde los ni-nis superan el 20% (21,7% en Andalucía y 20,8% en Extremadura) y otras donde el porcentaje está por debajo de Europa, en especial el País Vasco (8,8%), la Rioja (11%), Cantabria (12,1%), Castilla y León (13,1%), Aragón (13,4%), Navarra y Madrid (14%) y Galicia (14,3% de ni-nis). Y lo peor es que ninguna autonomía ha conseguido rebajar el porcentaje de ni-nis que tenía en 2007, salvo el País Vasco y la Rioja.

Avancemos y veamos el nivel de formación que tienen los jóvenes españoles tras estos fracasos, comparado con el de los jóvenes europeos, según los últimos datos de Educación. Entre 25 y 34 años, el 33,8% de los jóvenes españoles tienen la ESO o menos (en Europa son la mitad los menos formados: el 16,2%), un 23,6% han terminado la Secundaria (casi el doble, el 44,8% en la UE-28) y el 42,6% son universitarios (el 39% en Europa). O sea, que este sería nuestro balance educativo frente a Europa: tenemos el doble de jóvenes poco formados, la mitad medianamente formados y más universitarios.

Y otra vez más, este balance es muy desigual por autonomías. Así, en el nivel más bajo, los jóvenes de 25 a 34 años que sólo terminaron la ESO o menos, frente al 33,8% de media, hay autonomías con resultados peores, como Andalucía (43,6% jóvenes poco formados), Castilla la Mancha (46,3%), Extremadura (42,2%), Ceuta y Melilla (42%) o Murcia (39,9%), y otras con menos porcentaje de jóvenes poco formados, como el País Vasco (19,3%), Asturias (23,9%), Madrid (24,4%), Cantabria (25,6%) y Navarra (26,1%). En el nivel intermedio (jóvenes que han terminado Bachillerato o FP), siguen por debajo de la media (23,6% de los jóvenes de 25 a 34 años) Extremadura (20,5%), Castilla la Mancha (22,1%) y Andalucía (22,6%), más Cataluña (20,1%) y Navarra (21,8%), destacando por encima la mayor formación media en Castilla y León (27,6%), Aragón (27,4%), Cantabria (26,9%) y Baleares (26,2%). Y las autonomías con más porcentaje de jóvenes universitarios (superior al 42,6% de media) son el País Vasco (57,5% de jóvenes), Navarra (52,1%), Asturias (53,3%) y Madrid (51%), mientras están a la cola de jóvenes universitarios Ceuta y Melilla (32,9%), Andalucía (33,8%), Castilla la Mancha (34,6%) y Murcia (36,3%), según los datos de Educación.

Son muchos datos pero revelan con claridad dos cosas: nuestro atraso educativo con Europa y las enormes diferencias de resultados entre autonomías, destacando el alto nivel educativo en el País Vasco, Navarra, Asturias, Cantabria, Aragón y Madrid y el fracaso educativo en Andalucía, Castilla la mancha, Murcia, Extremadura y Ceuta y Melilla, básicamente. La pregunta es ¿por qué estos resultados tan dispares?

La causa no parece estar ni en el número de alumnos por aula ni en la falta de profesores, porque los datos de Educación revelan que España tiene similares alumnos por profesor en Primaria (14 frente a 15 en la OCDE y 14 en la UE-222), en la ESO (12 frente a 13 y 11) y en Bachillerato (11 frente a 13 en la OCDE y 12 en la UE-22). Y que el número de alumnos por clase es similar a la OCDE y la UE, salvo en Primaria (aquí hay más), mientras los jóvenes españoles dan más horas de clase, tanto en Primaria (792 frente a 799 en la OCDE y 775 horas en la UE-22) como en la ESO (1054 horas frente a 913 y 894 horas). Eso sí, más horas de una enseñanza demasiado memorística y poco práctica, como revelan los sucesivos informes PISA, donde España está retrasada en Matemáticas (486 puntos frente a 490 de media OCDE, Navarra con 518 y Castilla y León con 506)), igualada en Ciencias (493 puntos España y la OCDE, con Castilla y León en 519 puntos) y por encima en Lectura (496 España frente a 493 la OCDE y Castilla y León con 522 puntos).

Lo que sí puede explicar nuestro retraso educativo y las enormes diferencias por autonomías es el gasto educativo. España gastó en educación en 2017 el 4% de su PIB frente al 4,6% que gastó la UE-28 y el 4,5% de la zona euro, según Eurostat. Y mucho menos que Suecia (6,8%), Dinamarca (6,5% del PIB), Finlandia (5,7%), Francia (5,4%), Portugal (5%) Reino Unido (4,6%) o Alemania (4,1%), gastando menos Italia (3,8%) o Grecia (3,9%). Y el gasto total por alumno en la enseñanza pública fue en España de 7.019 euros en 2015 (último dato de Eurostat), un 26,5% inferior al de Finlandia (8.883 euros públicos por alumno), un 25% menor a Reino Unido (8.796 euros por alumno), casi un 20% inferior al de Francia (8.394) y un 18,6% inferior a Alemania (8.326 € por alumno).

Y lo mismo pasa dentro de España. Las autonomías que más gastan en educación no universitaria son el País Vasco (9.054 de gasto público por alumno público en 2016), que gasta un 83,2% más que Andalucía (4.963 euros por alumno), seguida de Navarra (7.128 euros), Cantabria (6.917 euros), Asturias (6.785 euros), Galicia (6.598 euros) y Castilla y León (6.578) y la Rioja (6.052 euros/alumno público), curiosamente autonomías con excelentes resultados educativos. Y tras Andalucía (4.963 euros), las que menos gastan en educación por alumno público son Castilla la Mancha (4.988 euros) y Madrid (4.591 €), Murcia (5.159 €), Cataluña (5.386 €), Comunidad Valenciana (5.510 €) y Canarias (5.514 euros), todas gastando por debajo de la media española (5.607 euros por alumno público en educación no universitaria), según Educación.

Hasta aquí hemos visto el balance de la educación, con demasiados repetidores, mucho fracaso escolar, demasiados “ni-nis” y un tercio de jóvenes con poca formación. El resultado de este panorama es que los jóvenes españoles trabajan menos que en Europa y cobran menos, mientras tienen el doble de paro. Un negro panorama profesional que se ha ido gestando en sus años de estudiantes y que es muy dispar por autonomías.

La principal consecuencia de nuestro peor nivel educativo es que los jóvenes españoles trabajan menos que los europeos, según las estadísticas de Eurostat que cita Educación (para 2017). Así, la tasa de empleo de los jóvenes de 20 a 34 años es del 80% en la UE-28 (y del 90,9% en Alemania, el 86,6% en Reino Unido o el 74,4% en Francia) pero sólo del 71,9% en España. Y si tomamos a los que han terminado Bachillerato pero no han hecho más, trabajan en España el 57,9% frente al 74,1% en la UE-28, el 79,7% en Reino Unido o el 61,6% en Francia. Y si entramos más al detalle en España, de todos los jóvenes que trabajan (2.692.100 jóvenes entre 16 y 29 años, según la EPA), la mayoría tiene formación universitaria (1.175.200 jóvenes, el 43,65% del total), seguidos de los que tienen mediana formación (Bachillerato o FP: 773.100 jóvenes, el 28,7%) y los poco formados (743.800 jóvenes, el 27,65 % restante). O sea, que los más formados son los que más trabajan.

Los jóvenes españoles, al estar peor formados también tienen peores sueldos que los jóvenes europeos y que otros jóvenes más formados, según Educación. Así, si la media de asalariados de 25 a 34 años tiene un salario 100, los que no han acabado la ESO ganan 67,2 (un tercio menos) los que tienen la ESO suben a 74, los que han hecho Bachillerato consiguen el 87,1% del sueldo medio y los que tienen educación superior ganan 121,3 (un 21,3% más de sueldo que la media).

Pero el verdadero marcador del fracaso educativo está en el paro juvenil. La tasa de paro de los menores de 25 años es en España del 33,54% (diciembre 2018), según la EPA, más del doble que en Europa (14,9%) y muy por encima del paro juvenil de Alemania (6%), Reino Unido (11,5%), Francia (21,1%) e Italia (31,9%), según Eurostat. Al mirar por autonomías, se ve que el paro juvenil es mucho más alto donde hay más jóvenes poco formados (60,21% de paro juvenil en Melilla, 52,56% en Ceuta, 50,37% en Extremadura, 45,09% y 41,74% en Castilla la Mancha) y muy bajo donde están mejor formados (22,60% Baleares, 23,12% País Vasco, 23,37% Navarra, 28,59% Aragón, 28,62% la Rioja, 25,47% Castilla y León). Y es que la EPA lo deja claro: a menos formación, más paro. Un ejemplo.De 20 a 24 años, con una media de paro del 30,78%, los que tienen primaria tienen un 50% de paro, los que tienen la ESO o menos un 38,4%, los que tienen Bachiller el 26% y los universitarios el 24%.

Así que si queremos mejorar el empleo y los sueldos de los jóvenes, hay que mejorar su formación, sobre todo en las autonomías con peores resultados educativos. No se hablará de esto en las próximas elecciones (ni generales ni autonómicas), pero los futuros Gobiernos deberían poner en marcha Planes de choque para recomponer la formación de los jóvenes, con varias medidas: reducir el porcentaje de repetidores (con planes individualizados de apoyo, más profesores y medios), atajar el abandono escolar temprano (con Planes específicos para “recuperarlos”), fomentar la Formación Profesional (puede ser una salida para muchos que “abandonaron” el Bachillerato) y, sobre todo, adecuar la formación de los jóvenes a lo que necesitan las empresas (España tendrá un déficit de 100.000 jóvenes cualificados dentro de 10 años, según la Fundación I+D), con un ambicioso Plan de formación para jóvenes parados con poca y media formación. Porque hay 280.000 jóvenes de 16 a 29 años que llevan más de 1 año en paro (el 18% de todos los parados de larga duración) y que no encontrarán un empleo si no se les ayuda con formación y asesoramiento.

A nivel político, urge un Pacto educativo para que se aumente el gasto en educación del 4 al 5% del PIB, gobierne quien gobierne: son 11.200 millones extras que podrían destinarse a mejorar los resultados educativos y sobre todo, a reducir las tremendas diferencias educativas entre autonomías, creando una Comisión Educativa de coordinación, para mejorar los resultados y homogeneizarlos en 20 años, para que la educación de los jóvenes no sea mejor o peor según la región de España donde vivan, que es lo que pasa ahora, como demuestra el Anuario del Ministerio de Educación, aunque no se quiera reconocer.

Mejorar la educación de nuestros jóvenes y aproximarla a la de los europeos no sólo es clave para que trabajen y tengan menos paro sino que es clave para todo el país, porque sólo con más jóvenes trabajando y cotizando se pueden salvar las pensiones y recaudar más, algo clave para financiar el Estado del Bienestar (sanidad, educación, servicios sociales). Así que apostemos por una educación mejor y menos desigual si queremos un futuro mejor


1 comentario:

  1. Como siempre un trabajo bien hecho que indica muy a las claras que la EDUCACION es la clave del desarrollo futuro de un país, a la que ningún partido le presta la mas mínima atención ya que el "espectáculo" va por las puñeteras Autonomías mal gestionadas que lo único que hacen es ahondar en las diferencias culturales y de formación en el país. ¡Un puto desastre!. Sigue así Javier, que tus trabajos bien valen la pena.

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