España crea empleo
(precario) pero seguimos con más del
doble de paro que Europa y más de cuatro veces que Alemania. No es una maldición bíblica. La OCDE acaba de
recordarnos una causa básica, la poca formación de los españoles: el 42% de adultos apenas tiene la ESO,
frente al 20% en Europa. Y tienen
baja formación el 35% de jóvenes,
frente al 23% de europeos. Por eso trabaja menos gente, hay más paro y ganamos
menos. Y lo peor es que estamos igual desde 2005. Y en vez de
tomar medidas, se ha recortado el gasto en educación y
formación. Pero ni Gobierno ni
oposición han dicho una palabra del informe OCDE: están a "otras cosas". La OCDE pide que España gaste más en
educación (somos el 6º país que menos gasta) y que apueste por otra
educación, más práctica y ligada al empleo. Y que gastemos más y mejor
en la formación de trabajadores y parados. Es la mejor receta contra el paro.
enrique ortega
Los datos del último informe de la OCDE (“Panorama de la educación 2017”)
sobre la baja formación de los
españoles, todos los adultos y
también los jóvenes, son demoledores.
En 2016, el 41,7% de los españoles adultos (25 a 64 años) tenían
una formación
baja (sólo tenían la ESO o ni siquiera), frente al 22% de adultos de la OCDE (35 paises desarrollados) y al 20% de adultos europeos (el 15% en
Alemania). Y por si fuera poco, en el nivel
medio de formación (con Bachillerato o Formación Profesional) sólo están el 22,6% de los adultos españoles,
frente al 44% de adultos en la OCDE
y el 46% en Europa (UE-22). Eso sí, por arriba, con formación universitaria o FP superior tenemos al 35,7% de adultos, casi igual que el 37%
de adultos OCDE y por encima del 34% de adultos muy formados en Europa. En
definitiva, hay muchos españoles con baja formación y sólo
están peor (entre los 35 paises de la OCDE) Portugal (52% de adultos poco formados), Turquía (62%) y México (63%).
Y tenemos pocos españoles con formación
media y bastantes universitarios.
Pero eso no sólo pasa entre los adultos. Los jóvenes españoles (25-34 años), que
teóricamente son la generación “mejor formada”, están muy lejos de la formación del resto de jóvenes occidentales, según
el último informe educativo de la OCDE: el 35%
tienen baja formación (sólo tienen la ESO o ni siquiera) frente a menos de la
mitad en la OCDE (16%) y en Europa (15%
en UE-22 y 13% en Alemania, Francia y Reino Unido), con lo que somos
el país europeo con más porcentaje de jóvenes poco formados y el
tercero de la OCDE, tras Turquía (45% jóvenes poco formados) y México (53%). En
un nivel medio (con Bachillerato y
FP) están el 24% de los jóvenes
españoles, frente al 42% en la OCDE
y el 40% en la UE-22. Y otra vez, tenemos casi tantos jóvenes universitarios
(41% como la OCDE (43%) y más que Europa (40% en UE-22). Una pirámide de formación totalmente “de
locos”: muchos jóvenes muy
formados, muchos jóvenes sin formación y pocos con formación media.
Lo peor es que esta
baja formación ha mejorado algo
entre los adultos españoles desde 2005 (entonces, el 50,3%
tenía baja formación), pero sigue igual de mal entre los jóvenes,
aunque han pasado 11 años: el 36%
poco formados en 2005 y ahora el 35%. Y hay más. España es uno de los paises de
la OCDE con menos peso de la Formación Profesional
(FP), una formación con mucho empleo
(74% en España y 80% en la OCDE) y poco paro: sólo el 12% de los adolescentes
españoles (15-19 años) están matriculados en FP, menos de la mitad que en la
OCDE (26%) y que en Europa (29% en UE-22), mientras tenemos más estudiando Bachillerato
(47%) que la OCDE (36%) y Europa (35%).
Pero lo más
preocupante es que hay muchos jóvenes españoles (18-24 años) que no estudian ni trabajan (ni buscan trabajo).Son los llamados “ni-nis”, un 23,2% de los jóvenes en España en 2016,
frente al 15,3% en la OCDE y el 15,2% en Europa (UE-22), según el informe “Panorama de la Educación 2017”. Somos el
4º país occidental con más “ni-nis” y el segundo de Europa, sólo por detrás
de Turquía (33% de “ni-nis”), Italia (28%) y Grecia (23,5%). Es toda una “generación perdida”, 745.000 jóvenes españoles
que ha dejado de formarse y de buscar trabajo y que son el mayor fracaso como país.
Tras documentar el
bajo nivel educativo de los españoles, el informe de la OCDE señala las
consecuencias: menos empleo, más paro, peores salarios. Porque hay una
estrecha relación entre menos formación y
menos empleo. Así, los datos de la OCDE revelan que el porcentaje de
adultos (25-64 años) empleados en España era en 2016 el 67%, muy por debajo de la media de
la OCDE (75% de adultos empleados) y
de la UE-22 (74% empleados). Y así
somos el 2º país con menos empleo de la OCDE, tras Grecia (59% adultos
trabajando), muy alejado de Suecia (84% adultos trabajan), Alemania, Dinamarca
y república Checa (80%), Reino Unido o Francia, paises con mucha mejor
formación de los adultos. Y lo mismo pasa con los jóvenes (25-.34 años), menos ocupados en España.
Menos empleo y más paro por
la baja formación sobre todo, aunque también juega en contra un modelo económico poco competitivo, basado en el turismo, el ladrillo y los servicios, no en la industria y la tecnología. España
triplica la tasa de paro de la OCDE (17,2
frente a 5,9%) y duplica con creces la de Europa (7,7% en la UE-28 en julio 2017),
siendo el 2º país con más paro de
los 35 OCDE, tras Grecia (21,7%). Y si miramos el paro juvenil (25-34 años), España
es el tercer país de la OCDE (tras Eslovaquia y Grecia) con más paro entre los
jóvenes con baja formación (30,5%,
frente al 16,8% en la OCDE y el 20,4% en Europa) y el segundo (tras Grecia) con
más paro entre los jóvenes con formación media (20,8% frente a 9,1% de paro en la OCDE y 10,3% en UE) e incluso
entre los universitarios: sufren el 16% de paro
en España, frente al 6,6% en la OCDE y el 7,4% en Europa.
Y también, a menos
formación, menos salarios, señala la OCDE: los que tienen baja formación ganan en España un 29% menos que los
que hicieron Bachillerato o FP Superior, mientras en la OCDE ganan sólo un 22%
menos. Y los universitarios ganan en España un 53% más que los de Bachillerato
o FP (y el doble que los poco formados), frente a un 56% más que ganan los
universitarios OCDE. Incluso, el estudio analiza la relación entre formación y depresión: se deprimen menos los que tienen más formación. Tanto en España, un país
con menos depresión (un 3% frente al 10% de los poco formados), como en la OCDE
y en Europa (el 6% frente al 12% de deprimidos entre los poco formados).
Como vemos, el panorama de la formación de los españoles es bastante preocupante. Y nos coloca
a la cola de Europa en “capital humano”,
uno de los factores claves para competir
y crear riqueza y empleo: España ocupa el puesto 44 de 130 paises en capital humano, en aprovechamiento de
los trabajadores (formación y productividad), según el último ranking del Foro Económico Mundial.
En Europa estamos sólo por detrás de
Grecia y en el mundo nos superan en
capital humano paises como los bálticos, Kazajistán, Tailandia, China, Rumanía,
Rusia, Polonia, Eslovaquia, Hungría o Bulgaria. De esto no presume Rajoy.
¿Por qué la formación
de los españoles es tan deficiente? La respuesta es doble: porque gastamos menos en educación y formación
y porque la educación además funciona
mal en España, según este informe de la OCDE. Primero, gastamos menos,
un
18,5% menos en educación: 8.752
euros por alumno en 2014 frente a 10.759 euros en la OCDE y 10.897 euros en Europa (UE-22). Y si comparamos el gasto directo en educación por paises, España es el 6º país europeo que menos gasta en
educación en relación a su riqueza: el 4,3%
del PIB en 2014, sólo por delante de Luxemburgo (3,6% PIB), Hungría (3,8%),
Republica checa y Eslovaquia (3,9%) e Italia (4%). Y lejos no solo del 5,2% del PIB que gasta la OCDE o del
4,9% que gasta Europa, sino del 6,6% que gasta Reino Unido, del 6,5% de
Dinamarca, del 6,3% de Corea o del 6,2% del PIB que gastan Noruega, EEUU y
Canadá.
Ya no es sólo que gastemos menos, es que España ha recortado su gasto en educación
desde 2010 (gastábamos el 4,5% del PIB), a pesar de que la baja formación se
estancaba. Y no sólo el gasto directo en los centros sino también las ayudas a estudiantes y familias, con lo que el gasto total en educación ha caído del
9,4% del PIB en 2005 al 8,2% en 2014,
según la OCDE. Y a pesar de ser uno de los paises con peor formación, España es el país de la OCDE que más ha
recortado su gasto total en educación desde 2010, más que los otros 8
únicos paises OCDE (son 35) que también los han recortado. Mal camino.
Pero además de tener menos fondos, la educación funciona mal en España, según la OCDE. La mejor
muestra, señalan, es el elevado abandono
escolar temprano, de jóvenes (18 a 24 años) que dejan sus estudios
al final de la ESO (o sin acabarla): eran el
19,97% en 2015, el porcentaje más
elevado de toda la OCDE (35 paises desarrollados) y casi el doble que la
media europea (11%), según la OCDE. Y los alumnos españoles que sí estudian tienen menos habilidades (en ciencias,
matemáticas y lectura) que en la mayoría de la OCDE, según todos los informes PISA. Y están entre los que más repiten: un 36% de los que están en 4º de la ESO han repetido alguna vez, una de las mayores tasas de Europa y el triple que la OCDE, según el informe de la Fundación Europea Sociedad y Educación. Además, el último informe de la OCDE sobre España (marzo 2017) señala que la educación universitaria es “de baja calidad”, porque las
habilidades de los universitarios están “entre las más bajas de la OCDE”. Y si
tomamos a todos los adultos, la OCDE resalta que somos el 5º país
con peor nota en comprensión lectora y matemática, sólo por delante de
Chile, Turquía, Italia o Israel.
Por si fuera poco esta negativa
radiografía de la enseñanza reglada, España
también gasta poco y mal en la formación a adultos que han
salido de las aulas, a trabajadores y parados. Somos uno de los paises con los adultos peor
formados pero hacemos poco por mejorarlo. De hecho, el
53% de los adultos españoles no hacen ninguna formación, el 7º porcentaje más alto de la OCDE. Y del resto, sólo un 4% hacen una
formación “formal·. Si miramos a los
trabajadores, sólo un 11,9% hicieron
algún curso de formación en 2015, frente al 14,7% en Europa, el 12,5% en
Alemania, el 20,9% en Reino Unido o el 23% en Francia, según la Comisión Europea. Y mirando a los parados,
sólo el 7,4% hicieron algún curso en
2015, frente al 9,6% de parados que se forman en Francia, el 23,7% en Alemania
o el 25% en Italia.
Y todavía hay más. Para ser un país con adultos poco
formados, el gobierno Rajoy ha recortado la aportación estatal a la formación profesional de adultos,
a la séptima parte: de 934 millones
en 2011 a 134 millones en 2015. Y aunque la aportación de empresas y
trabajadores a la formación se ha mantenido, el problema es que una
cuarta parte del dinero disponible no se gasta: se han perdido, por no
solicitarse o hacerse cursos, 14.533 millones de cuotas entre 1993
y 2016, según ha denunciado la patronal CEOE, un dinero que los Gobiernos han gastado en
otras cosas. Así que en la formación de
adultos, falta demanda de cursos y la cuarta parte del dinero disponible no
se gasta en formación. Así nos va.
La baja formación
es, junto a la caída y el envejecimiento
de la población, uno de los dos
“talones de Aquiles” de la economía española, según el Banco de España. Mejorarla es uno de los retos claves para afrontar el
futuro, ya que, para 2020, sólo un 15% del empleo disponible será para
los europeos peor formados, ese 41,7% de españoles hoy, según un estudio de CEDECOP.
Y en España, de los nuevos empleos
disponibles dentro de una década (entre 8.8 y 10 millones), sólo
el 2,3% serán para los que tengan poco formación, un 39,35% para los
que tengan estudios medios y más de la mitad (58,4%) para los que tengan
educación superior, según un estudio de la Fundación BBVA e Ivie.
Así que habría que dejar de hacer triunfalismo con el empleo y apostar
por mejorar la educación y la formación de los españoles, para dejar de ser
los eternos líderes en paro. Eso
obliga a actuar en dos frentes: la educación de los jóvenes y la formación de trabajadores y parados. La
primera medida debería ser blindar un
mayor gasto en educación, tanto para
la educación reglada como para la formación profesional. El objetivo podría ser
gastar en educación la media europea: 5% del PIB. Eso, contando con que en
2017 gastaremos el 4,1% del PIB (46.000 millones de euros) supondría gastar 9.000 millones más al año. Y
otros 2.000 millones en la formación de trabajadores y parados. Total, 11.000 millones, la cuarta parte de lo que nos va a costar el rescate de la banca.
Pero no basta con gastar más en educación
y formación. Hay que plantearse una auténtica reforma educativa, pactada, que trate de conseguir otra
educación, desde la guardería a la Universidad. Una educación menos
memorística, basada más en el desarrollo de habilidades (ciencias, matemáticas,
lectura, expresión verbal, idiomas, tecnología) y más ligada a lo que
demandan las empresas, con un mayor peso de la Formación Profesional. Y la propia OCDE nos propone gastar más en mejorar la formación
de los profesores, volcándose en recuperar a los alumnos con problemas para
reducir el abandono escolar. Y avanzar en la formación dual (trabajar y estudiar), que sólo siguen el 0,4% de
los estudiantes de FP Superior (frente al 17% en la OCDE). Y trazar caminos
para recuperar a los jóvenes ni-nis.
En paralelo, hay que fomentar los cursos para adultos que
trabajan y sobre todo para parados, en especial los jóvenes,
las mujeres y los parados mayores de 45 años. Con cursos de formación más
atractivos, más ligados al empleo y una gestión más transparente, que evite la corrupción detectada en Andalucía y Madrid.
En España trabaja menos gente que en Europa y
por eso tenemos el doble de paro y somos
menos ricos. Conseguir que haya más
españoles trabajando, menos paro y mejores salarios obliga a mejorar la formación, que es muy
deficiente. La OCDE, la Comisión Europea, el FMI y cientos de expertos lo
llevan diciendo años. Y aquí, ni el Gobierno ni la oposición toman nota,
están a “otras cosas”. Un año más, el informe
de la OCDE sobre la educación es un tremendo revulsivo,
que debería llevarnos a afrontar con urgencia uno
de los grandes retos de España: mejorar
la educación y la formación de niños, jóvenes y adultos. No miren para otro
lado.
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