Antes de entrar en el recibo de la luz de 2024, hagamos un balance de cómo se ha comportado el precio de la luz en 2023. Los datos indican claramente que los precios en el mercado mayorista de la electricidad bajaron sobre los precios disparados de 2022. Y, gracias a ello, el recibo de la luz de los que tienen tarifa regulada (PVPC) fue también más bajo que en 2022 (e incluso que en 2021). Veámoslo. El coste de la luz en el mercado mayorista (donde venden y compran luz las compañías productoras y distribuidoras) cerró 2023 con un precio medio de 87,43 euros/MWh, menos de la mitad del precio medio de 2022 (209,69 euros/MWh) y por debajo también del precio medio de 2021 (111,39 euros/MWh), aunque todavía duplique el precio medio de los 5 años anteriores (46,15 euros/MWh).
Con el precio de la luz en origen a mitad de coste,
todos los consumidores vieron reducir
el
precio de su recibo en 2023, sobre todo los consumidores que tienen la tarifa regulada PVPC (precio
voluntario para el pequeño consumidor), 8,5 millones de usuarios (frente a
un total de más de 20 millones: el resto tienen una tarifa “libre”): la tarifa PVPC bajó un 40% en 2023
sobre la de 2022, según
el Ministerio de Transición Ecológica, gracias a que el mercado mayorista tuvo
unos precios menos disparados y más regulares, básicamente por la excepción ibérica y, sobre todo, el mayor peso de las energías
renovables (eólica y solar), mucho más baratas. Además luego, tuvo una gran influencia sobre el recibo la bajada de los 3 impuestos de la electricidad (en 2021 y en
2022), que redujo la factura a todos los usuarios, tanto en el mercado libre
como en el regulado.
La consecuencia es que el
recibo medio de la luz (4,6 KW de potencia y 292 KWh de consumo al mes)
cerró 2023 con un precio medio de 60,26 euros al mes (723 euros año), una
rebaja importante (-42,8%) respecto
al recibo medio de la luz en 2022 (105,48 euros al mes, 1.266 euros al
año) y en 2021 (79,11 euros mensuales, 949 euros anuales), según
la OCU. Un recibo que está en línea con lo que pagábamos de luz antes de dispararse
la energía y la inflación en 2021 (el recibo medio fue de 56,28 euros en 2020 y 62,33 euros
en 2019).
Con estos precios más moderados en 2023, tanto en el mercado
mayorista de origen como en el recibo final al consumidor, España ha conseguido ser el
país de Europa con la electricidad más barata, tanto en 2023 como en 2022.
Antes de esta crisis energética, España tenía unos precios de la electricidad
más caros que Francia y Alemania: en
2019, el precio medio de la electricidad en el mercado mayorista fue de 50
euros por KWh, superior al de Francia (38 euros) y Alemania (40), sólo algo más
bajo que el de Italia. Pues bien, gracias a la “excepción ibérica” implantada
en junio de 2022, a la bajada de impuestos y al “tirón” de las renovables, España ha cambiado las tornas y ha
conseguido un precio mayorista de la luz
más bajo que en Francia, Alemania e Italia, según los datos publicados
por el Grupo ASE. En los últimos 18
meses (junio 2022-diciembre 2023), el precio mayorista de la electricidad
fue de 102,64 euros por MWh en España, 161,48 euros en Alemania, 175,82 en
Francia y 207,88 euros en Italia. Y si
miramos sólo el año 2023, el
precio mayorista en España (87,43 euros)
es un -14,2% inferior a la media de
coste en los 4 grandes paises UE
(101,82 euros).
Hasta aquí el
balance del precio de la electricidad en 2023, muy positivo tanto por
la bajada del precio mayorista en origen como por la bajada en nuestros recibos.
¿Qué va a pasar con la luz en 2024?
La respuesta corta es sencilla: el recibo de la luz va a subir. De
hecho, ha
subido ya para los que hemos recibido el primer recibo en enero, por el aumento de los 3 impuestos a la electricidad
que aprobó el Gobierno desde el
1 de enero, tras dos años y medio de rebajas para contrarrestar los precios
disparados de la energía. Junto a este primer
cambio, hay tres cambios más
en el recibo este año: ha cambiado la
tarifa regulada (PVPC), se suprime la excepción ibérica (tope al gas) y entra en vigor la reforma del mercado eléctrico europeo.
Cuatro cambios que subirán el recibo de la
luz en 2024.
Veamos el efecto del primer cambio, la
subida de los 3 impuestos a la electricidad: subida del IVA (estaba en el 21%, el Gobierno lo bajó al 10% en 2021
y luego al 5% en junio de 2022, para subirlo en enero al 10% durante todo 2024),
subida del impuesto especial a la
electricidad (lo bajó del 5,11% al 0,5% en septiembre de 2021 y lo ha
subido en enero, al 2,5% en el primer trimestre, al 2,8% en el 2º y al 5,11% de
antes a partir de julio) y subida del
impuesto a la generación de electricidad (que pagan las eléctricas pero lo
repercuten en el coste final del mercado mayorista), que se suprimió en 2021 y
ha vuelto ahora, al 3,5% en el primer trimestre, al 5,25% en el 2º y al 7% de
antes a partir de julio. El efecto de
estas 3 subidas ya se nota en el
recibo de enero: en mi caso, ha subido +3,27
euros sólo por los impuestos. La
estimación de la consultora Nera es que la subida de impuestos repercuta 4,8 euros al mes en el primer
trimestre, 5,70 euros en el segundo y más en la segunda mitad del año, con una media de 7,50 euros extras mensuales en
todo 2024. O sea, que pagaremos 90 euros más este año más sólo por los
nuevos impuestos.
El segundo cambio,
la supresión el 1 de enero de la
“excepción
ibérica” (tope al precio del gas para producir electricidad) es
importante, porque perdemos “un colchón”
ante posibles crisis futuras, pero no tendrá repercusión en nuestro recibo de
2024, porque al haber bajado drásticamente el precio del gas, no se
aplicaba desde finales de febrero de 2023. La “excepción ibérica” (para España
y Portugal), que entró en vigor el 15 de junio de 2022, fue clave
para contener el recibo en 2022, ya que fijó un tope al precio del gas (40 euros/MWh en 2022 y hasta un máximo de 65 euros en 2023) cuando su
precio estaba por las nubes (80 euros/MWh en junio de 2022, 215,64 euros/MWh en agosto, 138,62 euros en diciembre de
2022), lo que rebajó drásticamente el
precio mayorista de la electricidad y
los recibos (aunque tuviéramos que pagar una compensación a las eléctricas
por la diferencia ).
En 2023 empezó a
bajar el precio del gas y el 28 de
febrero se pagaba por debajo del tope (a 49,6 euros), con lo que la excepción ibérica no se aplicó el resto de 2023. Aún así, el Gobierno estima que ha permitido un
ahorro en nuestros recibos de 5.106
millones de euros (4.000 en 2022 y 1.100 en 2023). Ahora, Europa no acepta que siga en vigor la “excepción
ibérica”, lo que no nos afecta
porque el precio del gas sigue bajo (30,85 euros MWh) y se espera que siga así
(salvo conflictos) en 2024 (29,70 euros) y 2025 (33 euros).
El tercer cambio,
muy importante, es el nuevo recibo de la
luz para la tarifa regulada (PVPC), que ha
entrado en vigor el 1 de enero de 2024. El anterior sistema lo
cambió el Gobierno Rajoy y se aplicaba desde
el 1 de julio de 2014, para fijar la tarifa no sobre el precio
trimestral de la luz en el mercado mayorista, sino sobre el precio diario.
Se trataba así de evitar los saltos de precio ligados a las subastas
trimestrales. El sistema funcionó bien y fue
bastante estable (con precios mayoristas entre 50 y 34 euros por MWh de
2015 a 2020). Pero en 2021, al estallar la crisis de la energía y disparase el precio del gas, el precio mayorista de la luz se disparó, alcanzando
un precio de 283 euros MWH en marzo
de 2022 y un máximo de 307,75
euros en agosto de 2022, a pesar de la excepción ibérica y la bajada de
impuestos, aunque cerró diciembre de 2022 con un precio de 135,29 euros.
Estos saltos en el precio mayorista repercutían mes a mes directamente en la factura
de la tarifa regulada, que saltó de 69,88 euros mensuales en diciembre de 2021 a 143 euros en marzo de 2022 y 130,99 euros en agosto de 2022 (también
la tarifa del mercado libre se disparó, aunque menos). Estos altibajos llevaron
a Bruselas a pedir
al Gobierno que fijara un nuevo sistema de tarifa regulada,
que no tuviera sólo en cuenta el mercado mayorista diario sino que
forzara a los distribuidores a comprar electricidad a plazo (futuros), para “suavizar” las oscilaciones de precios. Y eso es lo
que pretende el nuevo recibo: si
hasta ahora, el 100% del coste de la tarifa regulada se calculaba con el
precio diario del mercado mayorista, este año 2024, un 25% del coste del recibo
tendrá que ser el precio de contratos a plazo de la electricidad. En 2025, se
sube al 40% y en 2026 computara un 55% la electricidad comprada a plazo. A lo
claro: se obliga a las suministradoras a ir comprando luz con contratos
de futuros (más estables y teóricamente más baratos) y no sólo luz al precio
del día.
El nuevo
sistema para calcular el precio de la tarifa regulada debería
estabilizar más los costes, evitar los altibajos del mercado mayorista
diario, en beneficio de los consumidores. Pero eso no quita que, al principio, encarezca
el recibo de 2024, aunque se rebaje después. Por dos razones. La primera, que quizás
las eléctricas “se curen en salud” al
hacer las primeras compras a plazo, y paguen más para “no pillarse los
dedos” con el suministro. Y esta mayor demanda de contratos a plazo (hoy
escasos), hará subir los precios en el mercado de futuros, al menos al
principio. Y la segunda razón, porque el nuevo
sistema incluye que las comercializadoras contraten
“una prima de riesgo”, para afrontar los altibajos de precios y evitar
quiebras, una especie de “seguro” que acabaremos pagando los consumidores. Por
ello, al principio al menos, subirá el
nuevo recibo, unos 3 euros al mes
por esto en 2024.
El cuarto cambio,
la entrada en vigor de la reforma del
mercado eléctrico europeo, nos afectará menos, porque tiene que ver con el cambio del recibo aprobado ya en España. Pero también
puede
subir algo la factura final, este año y los próximos. La
reforma, aprobada el 14 de diciembre de 2023, bajo presidencia española,
pretende evitar la volatilidad de precios en el mercado mayorista de la
electricidad (potenciando las compras de futuros), acelerar el despliegue de las energías renovables y establecer un mecanismo para intervenir en los
mercados en caso de crisis energéticas (evitar que se tarde meses en
reaccionar a una nueva crisis de la
energía y el gas, como la desatada por Putin en 2021 y 2022). La reforma tiene
3 objetivos: conseguir una mayor estabilidad de precios a
medio plazo (aunque a corto puedan subir, como en España, por
encarecerse los mercados de futuros), garantizar
el suministro (con medidas y ayudas
a las eléctricas, que tendrán un coste y acabaremos pagando) y ayudar a los consumidores más vulnerables
(bono eléctrico).
Hasta aquí los 4 cambios en el marcado eléctrico que van a
afectar a nuestro recibo, con una subida media de 10 euros al mes (+120
euros en 2024). Pero aún así, se estima que los cambios conseguirán unos precios más estables a medio plazo y asegurar
el suministro, pase lo que pase. Eso sí, España
seguirá teniendo en 2024 un precio de la luz más bajo que la mayoría de
Europa, según adelantan los precios
de la luz a plazo, para el primer trimestre de 2024: 74 euros MWh en España, 88 euros en Francia y 89 euros en Alemania, según
los datos del Ministerio de Transición Ecológica. Y eso por una razón
básica: el fuerte aumento de las
energías renovables en la generación de electricidad, mayor que en otros
paises (además de la moderación en el consumo por el aumento de temperaturas).
El dato es espectacular: en
2023, el 50,4% de la electricidad fue
renovable (eólica, solar, hidráulica y otras), frente al 37,5% de electricidad renovable en
2019, según Red Eléctrica.
Este es el camino
para rebajar el recibo de la luz: que aumente el peso de las energías
renovables (mucho más baratas) en la generación de electricidad. Y la apuesta del Gobierno Sánchez se ha redoblado:
si antes su objetivo era subir el
peso de las renovables al 74% de la
generación eléctrica en 2030, en el
nuevo Plan de Energía y Clima (enviado a Bruselas en junio pasado) se
propone subir el peso de las renovables
al 81%. Un reto difícil, que exige ordenar todo el “boom” de nuevas instalaciones
renovables (donde se
ha gestado una cierta “burbuja”),
aumentar las inversiones para nuevas redes, plantas de
almacenaje, conexiones con Europa y formación de personal especializado. Inversiones que a corto plazo habrá que pagar en el recibo pero que, en menos de
una década, nos permitirán tener una
electricidad más barata y más limpia, sin los sobresaltos de los últimos
años. Amén.
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