lunes, 1 de enero de 2024

2024, otro año incierto

Es un tópico hablar de “incertidumbre” al anticipar cómo será un nuevo año. Pero desde que nos arrolló la pandemia y luego la inflación y la guerra de Ucrania, vamos de crisis en crisis y resulta difícil pronosticar qué hará la economía. Eso sí, 2022 y 2023 han sido mejor de lo que se temía antes. Ahora, todo apunta a que 2024 será un año de cierta desaceleración económica, con menos crecimiento y menos inflación, aunque todo va a depender de la energía y de la evolución de los conflictos geopolíticos, en Ucrania y Palestina más otros que puedan sorprendernos. Y del resultado de elecciones claves en 70 paises, entre ellos EEUU, México, la UE, Reino Unido, India, Rusia, Indonesia y Taiwán. En España, el reto será que los recortes del déficit exigidos por  Bruselas no frenen demasiado el crecimiento y el empleo, lo que obliga a sostener los salarios y el consumo. Y que la crispación política no frene las reformas e inversiones necesarias. ¡Feliz año 2024!

                 Ilustración CaixaBank Research

Una tónica que sorprende de los dos últimos años, 2022 y 2023, es que han resultado ser, económicamente hablando,  mejores de lo que se temía. Sobre todo para España. En 2022, a pesar de la inflación disparada y de la guerra en Ucrania, España creció un +5,8% (el 2º mayor crecimiento del siglo, tras el +6,4% de 2021), cuando muchos “expertos” auguraban una recesión. Y lo mismo ha pasado en 2023: los grandes organismos económicos internacionales (FMI, OCDE, Comisión Europea) auguraban que España creciera un +1,2% y la realidad será que creceremos el doble, un +2.4%, según estiman ahora esos mismos organismos. Incluso algunos hablan del “milagro español”: que crezcamos más que los paises grandes de Europa (Alemania está en recesión), tengamos menos inflación y crezca con fuerza el empleo (+802.000 empleos netos de enero a septiembre 2023).

 El “secreto” parece estar en que se mantiene el consumo de las familias (que tiran del ahorro y del crédito), en el impulso del turismo (extranjero y el ansia de viajar de los españoles)  y en el empujón de los Fondos europeos, aunque el factor clave es el aumento de población: somos ya 48.446.594 residentes en España, según el INE,  un millón más que hace dos años (+1.025.122), debido únicamente al aumento de residentes extranjeros (+1.294.483), ya que la población nacida en España ha bajado. Este “boom” migratorio ha dinamizado la economía española, porque los extranjeros suponen el 40% del nuevo empleo y mantienen el consumo y la actividad, aunque el Banco de España alerta que el crecimiento se asienta en un aumento de la población y no de la productividad.

Visto el punto de partida, una economía española que lleva varios años siendo la que más crece y crea empleo en Europa, veamos cómo puede ser 2024. Lo decisivo es cómo será el nuevo año, económicamente hablando, en el mundo. La previsión más fiable, la del Fondo Monetario Internacional (FMI) en octubre de 2023, habla de una pequeña desaceleración del crecimiento mundial: del +3,5% que creció el PIB en 2022 a un +3% en 2023 y un +2,9% previsto para 2024, por debajo de lo que ha crecido el mundo de media en este siglo XXI (+3,8%). Y otro organismo internacional, la OCDE, anticipó en noviembre lo que puede pasar en 2024 en los grandes paises: Estados Unidos, China, Japón, Canadá, India, Brasil y México crecerán este nuevo año algo menos que en 2023, mientras crecerán algo más la zona euro (+0,9% frente a +0,6%) y Reino Unido (+0,9 frente a +0,5%).

Los dos organismos (FMI y OCDE) advierten que este bajo crecimiento de todas las economías podría ser peor si los conflictos de Palestina y Ucrania se agravan o si vuelven a dispararse los precios de la energía y la inflación, lo que impediría bajar los tipos en  2024 (al menos un 1%, que evitaría una mayor caída de la actividad). La previsión es que la inflación mundial baje, del +5,9% en que cerrará 2023 al +4,8% en 2024, según el FMI, aunque advierten que dependerá de la energía y de los conflictos geopolíticos. Y no ayudará al crecimiento internacional el comercio mundial, que seguirá débil en 2024, con poca ayuda de las exportaciones, el riesgo de “cuellos de botella” en el transporte (Canal de Suez) y  “guerras comerciales” (USA y China), más un retroceso en la globalización.

Para España, es clave lo que haga Europa en 2024. Todas las previsiones apuntan a que la economía europea mejorará algo este nuevo año, aunque seguirá con un bajo crecimiento: +1,3% la UE-27 y +1,2% los 20 paises de la zona euro, mejor que en 2023 (crecieron ambos un +0,6%), pero menos del crecimiento que se espera para EEUU (+1,5%), Canadá (+1,6%) o China (+4,7%), aunque mayor que el esperado para Japón (+1%) o Reino Unido (+1,2%). Las previsiones de otoño de la Comisión Europea (noviembre 2023) parten de que Europa está estancada (crecimiento del 0% en el tercer trimestre de 2023 y otro tanto para el 4º) y que seguirá así a comienzos de 2024, para remontar algo después del verano y crecer ese mínimo +1,3% en 2024 y un +1,7% en 2025, lejos ambos del crecimiento europeo anterior a la pandemia (+2,2%  anual entre 2015 y 2019).

En esas previsiones de la Comisión Europea para 2024, lo más positivo es que Alemania saldrá este nuevo año de la recesión de 2023 (su PIB caerá un -0,3%) y podría crecer un +0,8%. También crecerán en 2024 y abandonarán la recesión que han sufrido en 2023 Irlanda, los 3 paises bálticos, Austria,  Luxemburgo, Suecia, Chequia, Hungría. Francia también crecerá algo más (+1,2% frente al 1% de 2023) y lo mismo Italia (+0,9% frente a +0,7%). Y España será, según la Comisión Europea, el país grande que más crezca en 2024: un +1,7%, aunque será el único de los grandes que crecerá menos que en 2023 (+2,4%). Pero la recuperación de Alemania y de la mayoría de paises europeos nos ayudará en 2024, tanto por una mayor llegada de turistas como por la mejora de exportaciones a Europa. Eso sí, en 2024 nos auguran una inflación más alta que la del resto de Europa (+3,4% frente al +3,2% en la zona euro, un +3,1% en Alemania, +3% en Francia o +2,7% en Italia), lo que podría restarnos competitividad y atractivo para turistas y ventas.

El mayor problema que se cierne sobre Europa en 2024 es que su crecimiento será muy débil y cualquier “contratiempo” exterior (subida inesperada de la energía, conflictos geopolíticos, crisis comerciales) podría hacerla caer en la recesión. Y si la inflación no se contiene más, el BCE apenas bajará los tipos de interés, que están en el 4,5%, el precio más caro del dinero en los últimos 22 años, lo que frenará más el débil crecimiento. Y otro riesgo son las “reglas fiscales”, que la Comisión Europea aprobó el 21 de diciembre, para volver al rigor presupuestario tras el paréntesis de flexibilidad abierto en 2020 por la pandemia. El objetivo ahora es que los paises con más déficit (más del 3% del PIB) y más deuda (más del 60% del PIB) aprueben planes para recortarlos en 4 años. Y eso obligará a la mayoría a ajustar sus Presupuestos y sus gastos, lo que frenará también el crecimiento.

España será uno de los paises más afectados por el mayor rigor presupuestario a partir de 2024, pero no el único. En cuanto al déficit público, España acabó 2023 con un déficit estimado por la Comisión en el -4,1% del PIB y del -3,9% según el Gobierno, que ha prometido bajarlo al -3% en 2024, lo que supone un ajuste (menos gasto o más ingreso o ambos) de unos 15.000 millones de euros. Pero peor lo tienen Francia, que cerrará 2023 con un déficit publico del -4,8% (y la Comisión no cree que lo baje más del -4,4% en 2024), Italia, que cerrará 2023 con un déficit público del -5,3% (y no bajará más del -4.4% en 2024), Bélgica (-4,9% de déficit estimado en 2023 y 2024), Malta (-5,1% déficit 2023 ) y Eslovaquia (-5,7% déficit), junto a Eslovenia (-3,7% déficit 2023) y Letonia (3,2% déficit 2023). Demasiados paises que han de ajustar sus cuentas públicas como para que no afecte (negativamente) al débil crecimiento europeo y, en consecuencia, a España, que también tendrá que hacer ajustes.

Precisamente, la otra clave de 2024, además del débil panorama económico internacional y europeo, serán los Presupuestos 2024, que el Gobierno prepara y tendrá que pactar con una disparidad de socios parlamentarios. En esta ocasión, Hacienda tendrá que conseguir algo casi imposible: que los Presupuestos ayuden a mantener un cierto crecimiento pero que a la vez ayuden a recortar el déficit y la deuda pública (cerrará 2023 en el 107,5% del PIB y el Gobierno ha prometido a Bruselas bajarla al 106,3% del PIB en 2024). Eso obligará a recortar algunas ayudas públicas (como ya se ha hecho con la rebaja en las medidas contra la inflación: 5.300 millones en 2024, frente a 15.000 en 2023 y 22.000 en 2022). Y si no se quieren recortes en el Estado del Bienestar (sanidad, educación, pensiones, dependencia, desempleo y ayudas sociales), el Gobierno tendrá que buscar ingresos, como ya ha hecho manteniendo para 2024 los impuestos extraordinarios a energéticas, bancos y grandes fortunas.

Pero el reto de los Presupuestos 2024 será crecer y poder recaudar lo suficiente. El Gobierno Sánchez ha enviado a Bruselas un proyecto de Presupuesto que espera crecer un +2% en 2024, en línea con la OCDE pero más del +1,7% que auguran la Comisión Europea o el FMI (el Banco de España apuesta por un crecimiento del +1,6%). Si no se consigue este crecimiento, bajaría la recaudación prevista y habría que hacer recortes adicionales para cumplir con la rebaja prometida del déficit al 3%. Y eso reduciría aún más el crecimiento final. Por eso, en 2024 nos jugamos todo a una carta: crecer más de lo que nos pronostican, algo que ya ha sucedido en 2022 y 2023.

El Gobierno Sánchez apuesta a conseguir este crecimiento del +2% en 2024 gracias a 3 motores: el consumo privado de las familias (esperan que siga creciendo gracias al aumento del empleo, a la mejora de salarios y a la rebaja de la inflación, más el efecto positivo de la prórroga de algunas ayudas contra la inflación), el tirón del turismo (extranjero y nacional: viajar se ha convertido en una prioridad) y el efecto dinamizador  de los Fondos europeos sobre la inversión privada (aportarán un 0,4% del crecimiento en 2024). Según este esquema, este crecimiento del +2% permitiría seguir creando empleo neto, aunque menos: 275.000 nuevos empleos en 2024, que se sumarían a los 422.400 de 2023 (el Gobierno ha prometido a Bruselas crear 700.000 empleos entre 2023 y 2024). Y será este mayor empleo, piensan, el que alimente el consumo, el crecimiento y la recaudación en 2024. Claro que para lograrlo, será clave que mejoren los salarios este nuevo año, que crezcan más que los precios (+ 3,4%), tras años de pérdida de poder adquisitivo.

En definitiva, nos espera un año con un débil crecimiento en el mundo, en Europa y en España, donde el Gobierno tendrá que apostar por ajustar las cuentas públicas y no frenar la actividad, porque necesitamos crecer para que salgan las cuentas. Y todo ello sabiendo que lo que pase en 2024 dependerá sobre todo del contexto internacional y de que no haya sorpresas en el mundo, desde otra guerra a un atasco en las rutas comerciales o problemas climáticos que agraven la inflación. Y hay un riesgo añadido en 2024: se celebran elecciones en 74 paises, los 27 de la Unión Europea (hay elecciones en junio) y otros 47 del resto del mundo, en paises cruciales como EEUU, Taiwán (en enero: se  podrían enturbiar más las relaciones entre China y EEUU), Reino Unido, Rusia, India, México, Indonesia, Pakistán y Bangladesh. Para nosotros, la elección más relevante es la que habrá en junio al Parlamento Europeo, porque un avance de la ultraderecha forzaría más al PP europeo a escorarse en posiciones conservadoras y negacionistas, partidarias de mayores recortes. Y, por supuesto, nos afectaría mucho si gana Trump.

Nadie tiene una bola de cristal sobre el futuro, pero ya hemos visto en los últimos años que las sorpresas saltan sin buscarlas y pueden trastocar cualquier previsión. Aunque no haya “sustos”, 2024 será otro año difícil, también para España, que se juega a una carta el crecer más su Estado del Bienestar y el empleo. Y tendremos que afrontar estos retos en medio de una profunda división política, que dificulta acuerdos y reformas, con una crispación política que contagia a la sociedad y la debilita para reaccionar y actuar. Quizás este sea nuestro mayor problema: el enfrentamiento y la desunión ante el futuro. Tiene mal arreglo y podría generalizarse a Europa si avanza la extrema derecha en las elecciones de junio.

En cualquier caso, España es un país con un gran potencial, que ha salido mejor de lo esperado de las últimas crisis, desde la pandemia y la inflación a la guerra en Europa. Y eso se ha conseguido gracias al trabajo de todos. Por eso, mantengamos la esperanza y sigamos aportando nuestro esfuerzo particular.      ¡Feliz año 2024!

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