El fútbol europeo es uno de los grandes negocios del continente. Sólo las 5 grandes Ligas europeas (Premier británica, Liga española, Bundesliga, la serie A italiana y la Ligue 1 francesa) superaron los 17.244 millones de euros en la temporada 2021-22, el 60% de los 29.500 millones de euros que facturaron todas las competiciones continentales, un nuevo récord de ingresos, según el informe anual de la consultora Deloitte. Y los 20 Clubes de fútbol más importante de Europa ingresaron más de 9.200 millones de euros en la temporada 2021-2022, encabezados por el Manchester City (731 millones), el Real Madrid (714 millones) y el Liverpool (701,7 millones), con el Barcelona en 6º lugar (638,2 millones) y el Atlético de Madrid en el puesto 12º del ranking (393,9 millones), según Deloitte.
Los grandes Clubes y
Ligas europeas llevan años metidos en una carrera por crecer, para
conseguir más ingresos con los que pagar sus crecientes gastos, sobre todo en
fichajes. Y en esa estrategia, el 18 de abril de 2021, el Real Madrid, el
Barcelona y otros 10 grandes Clubes europeos (británicos e italianos) lanzaron
la idea de la Superliga, una competición cerrada para esos 12 Clubes, al margen de la UEFA, con el
apoyo financiero del banco de inversión JP Morgan, que prometía buscar
inversores y financiación. Para gestionarla, el Madrid y el Barça contrataron (en
marzo 2021) a la
sociedad A22 Sports, radicada en
Madrid y controlada
por dos inversores internacionales que habían ayudado al presidente del
Madrid, Florentino Pérez, a conseguir un crédito de 370 millones para financiar
el nuevo Bernabéu.
Pero la propuesta de la
Superliga apenas duró unas horas, porque el carácter cerrado de la competición provocó manifestaciones en contra de aficionados, sobre todo británicos, así como una
amenaza del primer ministro, Boris Johnson, de aprobar de urgencia una Ley para
“salvar el glorioso fútbol británico”, pionero en el mundo… El resultado fue que los grandes equipos de la Premier
británica se descolgaron antes de 24 horas de la Superliga, lo mismo que el
Atlético de Madrid, el Inter y el Milan,
preocupados por las amenazas de la UEFA de sancionar a los Clubes que se
unieran a la nueva competición. El Madrid y el Barça recurrieron a un Tribunal
de lo Contencioso en Madrid, que “se quitó de en medio”, reenviando
el litigio al Tribunal de Justicia
de la Unión Europea (TJUE).
Ahora, 2 años y medio después, el 21 de diciembre de 2023,
el Tribunal Europeo (TJUE) hizo pública
su sentencia,
bastante contundente. Señala que tanto
la FIFA como la UEFA están “abusando de
posición dominante” con respecto a la autorización de la Superliga, al
amenazar con sanciones e impedir su lanzamiento. Y además, el TJUE señala que estos vetos “son contrarios al derecho de
la Unión Europea y a la normativa europea de la competencia”, porque la
organización de competiciones de fútbol y su explotación son “actividades
económicas”.
En definitiva que el fútbol
es un negocio y la UEFA debe respetar las normas europeas en materia de
competencia y libertad de circulación. A cambio, la
sentencia reconoce también que la
Superliga, como cualquier competición, debe contar con el visto bueno de la UEFA,
ya que los Clubes participan en Ligas nacionales y torneos internacionales.
En definitiva, el Tribunal defiende la libre competencia
pero llama al acuerdo. Empate, aunque ambas partes creen que les favorece. Por un lado, la UEFA (y la
FIFA) señala
que ya reformó hace un año sus amenazas sobre la Superliga y que no está
dispuesta a aplicarlas. Por otro lado, la Superliga ha
reformado drásticamente la competición, que ahora abre a 64 Clubes
europeos masculinos, en 3 divisiones: Star (16), Gold (otros 16 y Blue (32
equipos, que jugarían en grupos de 8 (a 2 vueltos) y un mínimo de 14 partidos.
El nuevo sistema contempla ascensos y descensos entre divisiones y contempla 20 entradas de nuevos equipos
cada año a la 3ª división (Blue), por
méritos en las Ligas domésticas. Y una Superliga
femenina.
Además de “abrir la competición” (pero dejando a los grandes equipos en la 1ª
y 2ª división, Star y Gold, de esta Superliga), la nueva propuesta
viene con un “caramelo” económico para los grandes Clubes: se contempla
emitir los partidos por televisión, a través de un nuevo canal en streaming (Unify),
de acceso gratuito y financiado con
publicidad e inversores europeos y norteamericanos. Y gracias a estos ingresos
de emisión, sobre todo en Asia y América, la
Superliga ofrece a los Clubes unos ingresos adicionales de 5.000 millones de euros, destinando
el 8% de ellos (400 millones) a “acciones de solidaridad”. Y ofreciendo a los jóvenes aficionados ver los partidos
gratis (más partidos, ya que se jugarían entre semana y durante todo el año),
sin tener que abonarse “a costosas plataformas”. Y a los Clubes, no depender de
las telecos para financiarse.
Ahora, la Superliga
quiere negociar estas nuevas condiciones con los Clubes en
privado (de momento sólo
tienen el apoyo del Real Madrid, el Barça y el Nápoles), sin que trascienda, para evitar el
rechazo de los aficionados y de las Ligas nacionales, tratando de convencerles
de que es una forma de ingresar más.
Y en paralelo, la
UEFA les promete una nueva Champions para la próxima temporada, con más
partidos (189 frente a los 125 actuales) y más ingresos: sumarían 4.400
millones para la temporada 2024-25, entre los ingresos de la Champions, la
Europa League y la Conference League, de los que los Clubes se llevarían unos 3.800 millones de euros anuales (frente a
3.238 este año).
Así que las espadas siguen en alto, a la espera de la
sentencia del Tribunal de lo Contencioso nº 10 de Madrid (que tardará) y de las
negociaciones (ahora “discretas”) de los Clubes con la UEFA y la Superliga.
Pero no se pueden poner “puertas al campo”
y los
grandes Clubes seguirán buscando fórmulas para ingresar más y
afrontar unos gastos disparados. Y la UEFA seguirá defendiendo su poder y su presupuesto millonario, mientras los aficionados asisten atónitos a esta
pelea interesada, donde se juegan millones y no deporte. Y otra consecuencia:
los jugadores tendrán cada año más
partidos y torneos, aumentando las lesiones.
En el fondo, lo que se dirime en esta pelea por la Superliga
es el futuro del gran negocio del fútbol, en Europa u en el mundo, sumido en una
“gran burbuja” de costes. Los grandes Clubes, como los británicos de la
Premier o el Real Madrid y el Barça se enfrentan a unos gastos desorbitados,
motivados por una guerra de fichajes y la entrada de Arabia Saudita y otros
paises árabes en el negocio. La última década del fútbol europeo se ha
caracterizado por unos fichajes
desorbitados: los Clubes de la Premier
League británica han gastado el verano pasado 2.800 millones de euros en fichajes, cuadruplicando lo gastado en 2013. Y también se han disparado los salarios de los jugadores. Sin
embargo, los ingresos por TV se han
estancado, lo mismo que los ingresos por entradas y marketing, que no
crecen al mismo ritmo que los gastos. Y encima, muchos han tenido que endeudarse para construir estadios faraónicos, que suponen una enorme carga financiera para sus cuentas.
Los grandes Clubes de fútbol europeo tratan de sobrevivir y que no
estalle esta burbuja de costes, buscando
desesperadamente ingresos. Una vía es la Superliga, salga adelante o no. Y si
no, vendrán otras, a costa de internacionalizar la audiencia, de buscar nuevos
inversores y telespectadores por el mundo. Pero los ingresos no son fáciles de
aumentar y la presión de los fichajes y los sueldos millonarios es imparable.
Por eso, hasta la propia UEFA está preocupada
por el estallido de la burbuja del fútbol europeo. Ya esta temporada ha
impuesto un tope de costes
(en fichajes, traspasos, salarios y honorarios de intermediarios), que no
pueden superar el 90% de los ingresos
totales (y beneficios de la compraventa de jugadores). Y para la próxima
temporada, el tope de gastos bajará al
80% de los ingresos y al 70% en
la temporada 2025-2026. Esta nueva limitación de gastos de la UEFA preocupa
mucho a la mayoría de Clubes, porque los 20 grandes europeos tienen un
porcentaje medio de gastos que suponen hoy el
86% de sus ingresos, según
la consultora Football Benchmark. Así que la mayoría tendrán que ajustar sus cuentas o buscar
desesperadamente ingresos. Por eso asistimos a la batalla de la Superliga y
a los cambios de la UEFA.
Mientras los grandes Clubes
del fútbol europeo pelean por su negocio y tratan de evitar que la burbuja
que han creado les estalle en la cara, la mayoría de los equipos “normales”, al margen
de los grandes, tratan de sobrevivir,
sin dinero para grandes fichajes ni estadios, con estrecheces económicas, defendiendo el deporte por encima del
negocio. Aplausos a ellos.
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