lunes, 19 de octubre de 2020

COVID 19: la pobreza se enquista en España


Llevamos 7 meses de pandemia, con casi 1 millón de contagios, 34.000 muertos y millones de españoles con problemas para trabajar y sobrevivir. Y con 1.100.000 personas más en la pobreza, según Oxfam. La COVID 19 se ha cebado en las personas más vulnerables, ampliando y enquistando una pobreza que ya alcanzaba a 11,87 millones de españoles en 2019, según la Red Europea contra la Pobreza. Son 1 millón más que en 2008, antes de la otra crisis. Ahora, muchos de estos “pobres” son “nuestros vecinos: son españoles (78%), con nivel educativo medio y alto, trabajan (un tercio) y viven en grandes ciudades. Además, España va a distanciarse más de la Europa rica, porque somos el país que más sufre esta pandemia: ya en 2020, bajaremos en el ranking europeo, del 14º al 17º país con más renta, según el FMI. Urge tomar más medidas para paliar el aumento de la pobreza, un cáncer económico, político y social : no podemos reconstruir el país dejando atrás a la cuarta parte de españoles.

España afronta esta pandemia con una elevada pobreza. Europa utiliza desde 2008 un indicador, el AROPE (At Risk of Poverty and Exclusion), que mide las personas en riesgo de pobreza o exclusión social según 3 indicadores: sus ingresos (que ganen menos del 60% del ingreso medio en cada país), la privación material severa (carecen de 4 de 9 bienes, desde comer carne dos veces por semana a no poder pagar los recibos) y hogares con adultos que trabajan pocas horas (menos del 20% de la jornada). Si alguien cumple 1 de estos 3 indicadores, es oficialmente “pobre”. En Europa había 109,2 millones de pobres en 2018, un 21,7% de la población, según el último dato publicado por Eurostat. Y ese año, España era, con 12.047.000 de “pobres” (el 26,1% de la población),  el 7º país europeo con más pobreza (AROPE), solo por detrás de Bulgaria (32,8%), Rumanía (32,5%), Grecia (31,8%), Letonia (28,4%), Lituania (28,3%) e Italia (27,3%), según Eurostat.

La semana pasada se conoció el dato de la pobreza en España en 2019: 11.870.012 personas, un 25,3% de la población, en situación de pobreza o exclusión social (indicador AROPE), por sus bajos ingresos o sus privaciones y subempleo, según la Red Europea contra la Pobreza (EAPN-ES). Son 301.000 pobres menos que un año antes, pero lo grave es que hay más pobres en España que en 2008 (había un 23,8% de población pobre), a pesar de la “recuperación”. Concretamente, hay 1.000.0805 personas más en situación de pobreza, con lo que España ha incumplido el compromiso que Zapatero asumió con Bruselas en 2008, dentro de la Estrategia Europea 2020: reducir el número de pobres entre 1,4 y 1,5 millones entre 2009 y 2019. No sólo no hay menos pobres, sino 1 millón más en la última década, a pesar del crecimiento y la creación de empleo.

Voy a centrarme en el grueso de esa pobreza, en la pobreza monetaria, donde se incluyen a los españoles que ganen menos del 60% de la media: en 2019, los solteros que ganaron menos de 9.009,2 euros anuales (menos de 750 euros al mes) y las familias con 2 hijos que ingresaron menos de 18.919,3 euros anuales (1.576 euros al mes). En total, 9.695.989 personas, el 20,7% de la población española, 653.000 pobres monetarios más que en 2008, antes de la crisis. Eso nos coloca como el 6º país con más pobreza monetaria de Europa, sólo por detrás de Rumania (23,5%), Letonia (23,3%), Lituania (22,9%), Bulgaria (22%) y Estonia (21,9%) y lejos de la media europea de pobreza monetaria (17,1% de la población UE-28 en 2018) y de la pobreza de Italia (20,3%), Reino Unido (18,6%), Grecia (18,5%), Portugal (17,3%), Suecia (16,4%), Alemania (16%), Irlanda (14,9%), Francia (13,4%), Holanda (13,3%), Dinamarca (12,7%), Finlandia (12%) y República Checa (9,6%), según Eurostat.

Esta pobreza monetaria no alcanza a todos los españoles por igual sino que se ceba en algunos colectivos, según el estudio de la EAPN-ES: los parados (el 43,3% son pobres frente al 20,7% de media en España), las familias monoparentales (un adulto con niños, sobre todo mujeres: 41,4% son pobres), los inmigrantes europeos (42,1% pobres) y sobre todo de fuera de la UE (50,2% pobres), los menores de 16 años (el 27,16% viven en familias pobres), los jóvenes de 16 a 29 años (26,5% pobres), los discapacitados (23,8% son pobres), los que tienen sólo estudios primarios (26,5% pobres) y sólo la ESO (24,9%), además de las mujeres: un 21,1% son pobres (5.052.251) frente al 20,2% los hombres (4.644.013 eran pobres en 2019). En general, las familias con niños, con poca formación y contratos precarios que viven en las ciudades son el epicentro de la pobreza en España. Y en el sur (28,4% de pobreza) más que en el norte (14,7%), en especial en Ceuta (40,6% de pobreza), Melilla (55,7%), Extremadura (31,5%), Andalucía (31,3%), Canarias (28,5%) y Murcia (27,7%), mientras apenas hay pobreza en Navarra(7,7%), País Vasco (10%) y Baleares (12%). 

Dentro de esta tremenda bolsa de pobreza, hay dos grupos especialmente vulnerables. Uno son los que sufren la pobreza severa: las personas que ingresan menos del 40% de la media, que ganan menos de 6.006 euros al año (menos de 500 euros al mes), los solteros, y menos de 12.600 euros al año (menos de 1.050 euros al mes), las familias con 2 niños. En 2019 eran 4,3 millones de personas en España, casi la mitad de todos los “pobres monetarios” y el 9,2% de la población española (eran el 7,4% en 2008), según la Red Europea contra la Pobreza (EAPN-ES). Son 938.900 pobres severos más que en 2008, sobre todo parados, madres con niños e inmigrantes.

El otro colectivo especialmente vulnerable son los niños. La pobreza infantil alcanzaba en 2019 al 27,4% de los menores de 18 años, 2,2 millones de niños y adolescentes (entre 14 y 18 años la sufren más), según EAPN-ES.  Somos el tercer país europeo con más pobreza infantil, tras Rumanía y Bulgaria. Y la mitad, además, sufren pobreza severa (viven en hogares que ingresan menos del 40% de la media española). Esta pobreza infantil se concentra en las familias monoparentales (sobre todo mujeres solas con niños), familias numerosas, inmigrantes y parados, especialmente en las ciudades más pobladas (donde se registra el 49,2% de toda la pobreza infantil). Estos “niños pobres” sufren las carencias de sus padres y otras en su educación: el 22,8% no pueden comprarse ordenador, el 5,3% no tienen Internet en casa y sus calificaciones son peores, lo que fomenta que repitan curso, el abandono escolar y penaliza su futuro laboral, según el informe PISA.

Si España lleva creciendo desde 2014 (+15,6% aumentó el PIB hasta 2019) y se han creado 3 millones de empleos, ¿Por qué tenemos más pobres que en 2008? La razón es que la riqueza creada se ha distribuido de forma desigual y los más pobres son los que menos se han beneficiado de la recuperación. Así, el informe de la Red Europea de la Pobreza revela que el 25% de españoles más pobres han ganado +92 euros de renta por persona entre 2008 y 2019 (+2,3%) mientras el 25% más rico han ganado +1.822 euros de media (+8,9%) y el 50% de clase media restante ha aumentado su renta un 10%. Pero si tenemos en cuenta que parte de esa mejoría de renta “se la ha comido la inflación” (+12,7% de subida entre 2008 y 2019), en realidad todos los españoles tienen hoy menos ingresos reales que en 2008, antes de la otra crisis: 11.680 euros por persona (2019) frente a 10.737 euros (2008), que se quedan realmente en 10.091 euros en 2019 descontado la inflación, un -6%. Una pérdida de poder adquisitivo que es mayor entre el 25% de españoles con menos ingresos (-11,6%) que entre el 25% más rico (-5,9%) y también que entre el 50% intermedio (-4,5 al -5,5% de pérdida de poder adquisitivo desde 2008), según el estudio de la EAPN-ES.

Por eso tenemos hoy más pobres, porque la recuperación ha estado mal repartida y se la ha comido la inflación. Pero además, los pobres de hoy lo son más que los de 2008, porque ha aumentado la llamada “brecha de la pobreza”: el dinero que necesita un pobre para dejar de serlo. En 2019, a la media de los pobres españoles les faltaban 2.622 euros de ingresos anuales para “salir de la pobreza”, 474 euros más de lo que necesitaban para salir en 2018 (2.148 euros). Ahora, en 2019, el porcentaje que un pobre necesita para salir de la pobreza es del 29,1% de sus ingresos medios mientras que en 2008, podía salir de pobre aumentando sus ingresos “sólo” un 25,6%. En resumen, hay más pobres que antes de la crisis y además son más pobres, necesitan más ingresos adicionales que entonces para salir de la pobreza.

Mucha gente no se cree que haya “tantos pobres”, porque identifica pobreza con miseria y cree que pobres son sólo los que piden en los semáforos. Pero pobres son los que ganan menos del 60% de la media del país y eso les pasa a 9,6 millones de españoles. Y además, en la última década, la pobreza se ha ampliado a personas que nunca pensaron en ser pobres, se ha generalizado y alcanza ya a “muchas personas que tenemos cerca”, a nuestros vecinos, como revela la Encuesta hecha por EAPN-ES a 7.000 pobres: la mayoría son españoles (el 78,3%), adultos (27,7% entre 45 y 64 años), con un nivel educativo medio y alto (el 38,5% de los pobres, incluso un 16% son universitarios), que trabajan (un 33% de los pobres tienen empleo) y que viven en grandes ciudades (45,4% de los pobres) y zonas rurales (el 30,4%). Un retrato robot de “los nuevos pobres”, que tienen una renta media de 3.810 euros anuales (2019), 3,6 veces menos que la renta media de “los no pobres” (13.729 euros). Y que tienen un serio problema para llegar a fin de mes, hacer compras y pagar recibos, calentar su vivienda y pagar el alquiler, según esta Encuesta. Y que sobreviven gracias a que piden ayuda a familia o amigos (el 21,4%) y a las ONGs (el 12,3%).

Esta era la fotografía de la pobreza en España a finales de 2019. Hoy, con la pandemia, será mucho peor, como atestiguan las ONGs y las colas del hambre. Y lo peor es que la COVID 19 se ha cebado en las personas más vulnerables, en los más pobres, en España y en los demás paises: el mayor porcentaje de contagios se ha dado en los barrios más pobres, entre familias que viven hacinadas, que no pueden teletrabajar y que en muchos casos no pueden cumplir la cuarentena porque trabajan en la economía sumergida. Por todo esto, lo que pasa no es sólo que aumente la pobreza con la pandemia sino que se enquista entre los colectivos más pobres: familias con niños, parados e inmigrantes.

A nivel mundial, la pobreza aumentará entre 88 y 115 millones de personas en 2020, según el Banco Mundial, por primera vez tras 20 años bajando la cifra de pobres en el mundo (643 millones en 2019). Y aumentará en otros 150 millones de personas en 2021. Lo peor estará en Africa (hay 55 millones de personas pasando hambre extrema en Yemen, Congo, Nigeria, Burkina Faso, Sudán del Sur y Somalia, además de Afganistán, según ha alertado Oxfam Intermón), aunque también en Latinoamérica y Asia, sin olvidar Europa, donde la Comisión Europea advierte que “ha aumentado la pobreza”. En España, Oxfam Intermón estima que la COVID 19 ha aumentado la pobreza monetaria en 1.100.000 personas en 2020, del 20,7% de la población al 23,07%. Tendríamos así 10.942.331 pobres, la peor cifra desde el final de la Guerra Civil. Y podrían ser más en 2021, si se reducen las ayudas a familias, ERTEs y parados y aumentan los despidos y cierras de empresas.

Además, tenemos otro problema adicional: España es el país europeo que más sufre la pandemia y sus efectos, el que tendrá este año la mayor recesión entre los paises occidentales, según el FMI: -12,8% de caída del PIB, frente al -4,4% de media mundial, el -8,3% la zona euro, el -10,6% de Italia, el -9,8% de Reino Unido y el -8,8% de Francia pero sólo el -6% que caerá el PIB en Alemania, el -5,4% en Holanda, el -4,7% en Suecia, el -4,5% en Dinamarca el -4% en Finlandia. A lo claro: la Europa rica del norte sufrirá la mitad de recesión por el COVID. Y, en consecuencia, serán después comparativamente más ricos que ahora, donde ya tienen, en 2019, un 130% de la renta media UE (Holanda) o el 123% (Alemania) frente al 91% que tiene España. El FMI estima que España bajará en el ranking mundial de riqueza por habitante en 2020 del puesto 34 al 39. Y en Europa (UE28) bajaremos del 14º al 17º país más rico: nos superarán, además de los 13 paises de antes (Luxemburgo, Irlanda, Dinamarca, Holanda, Austria, Alemania, Suecia, Bélgica, Finlandia, Francia, Reino Unido, Malta e Italia) otros 4 paises nuevos: República Checa, Chipre, Lituania y Eslovenia. Tras la COVID 19, seremos aún más pobres respecto a Europa.

¿Qué se puede hacer contra esta pobreza que afecta a tantos españoles? Lo primero es salir de la recesión, reconstruir el país y mantener el tiempo que haga falta las ayudas a familias, trabajadores y empresas, como insisten el FMI y la Unión Europea, cueste lo que cueste. “Si se retiran antes de tiempo las ayudas, se puede provocar una oleada de quiebras y desempleo”, reiteraba la semana pasada la directora gerente del FMI. Y en paralelo, hay que avanzar en el Plan de recuperación, con el que el Gobierno pretende invertir 772.000 millones en 2021-2023 con dinero de Bruselas, que podrían movilizar hasta 500.000 millones de dinero público y privado en los próximos años. Y crear así 500.000 empleos.

Pero para luchar contra la pobreza no basta con crecer y crear empleo, como recuerda la Red Europea contra la Pobreza, a la vista de la experiencia de la última década: tenemos 1 millón más de pobres que en 2008 a pesar de la recuperación. Hay que redistribuir, concentrando las ayudas en los colectivos más vulnerables (prioridad: agilizar el cobro del ingreso mínimo vital). Y actuar en varios frentes. El primero, aumentar el gasto social y hacerlo más eficaz. España gasta menos que la mayoría de Europa (un 16,9% del PIB frente al 18,65 de media en la UE-28, un 19,4% en Alemania o un 23,4% en Francia) en sanidad, educación, ayudas sociales y a familias o pensiones, en todo menos en paro, según Eurostat (2018). Y además de gastar poco, lo gastamos mal, porque las ayudas benefician porcentualmente más a las familias con ingresos medios y altos, según el FMI: el 40% de las familias más pobres reciben el 30% de las ayudas sociales. De hecho, la OCDE dijo que de sus 34 paises, sólo Grecia, Portugal e Italia hacen una política social peor que España. Además, hay que apoyar a las familias pobres con políticas activas de formación y empleo, con apoyos a la enseñanza de sus hijos y con ayudas a la vivienda (el pago del alquiler se lleva casi la mitad de los ingresos de las familias pobres) y al pago de luz, agua y gas.

Pero todas estas ayudas a los más pobres exigen poder sacar más recursos de algún lado y ese dinero sólo puede venir de los impuestos. Ojo, no lo dicen sólo los partidos de izquierdas, el Banco de España y muchos expertos: el pasado 14 de octubre, el FMI pidió a los paises subir los impuestos a los más ricos y a las empresas rentables, para pagar la factura de esta crisis. Este organismo, que en su día defendió la austeridad, propone ahora seguir gastando y pide que los que más tienen contribuyan a compensar a los más vulnerables. No hay otro camino. Porque no podemos reconstruir el país dejando a 1 de cada 4 ciudadanos atrás. No es una cuestión de caridad, sino de pura necesidad, porque la pobreza es un cáncer social, económico y político. Hay que cortarla de raíz.

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