Termina este “pandémico” año 2020 y empieza con esperanza 2021, un año que será mejor seguro, aunque todavía creceremos lentamente, de menos a más, al igual que en 2022, para superar esta grave recesión en 2023. En definitiva, serán 3 años perdidos. La clave de 2021 será la evolución de la pandemia y la vacunación, que no alcanzará al 70% de los españoles necesarios para cortar la epidemia hasta septiembre. Y en el terreno económico, la ejecución del Presupuesto y las primeras ayudas europeas. Lo decisivo será mantener las ayudas públicas hasta que hagan falta, para evitar el cierre de empresas. Con todo, la mayor incertidumbre de 2021 será el empleo que se pueda crear y el mayor riesgo que crezca el paro, tras el paréntesis de los ERTEs, algo que sucederá, según la mayoría de expertos. Así que no podemos bajar la guardia ante la pandemia y tampoco el Estado, las empresas y sus trabajadores, que deben volcarse en la recuperación ¡Feliz 2021!
La clave de cómo va a ser 2021 la tienen los médicos y epidemiólogos, no los economistas. Porque la llegada de la recuperación económica y su alcance va a depender de la evolución de la pandemia y de los avances en la vacunación. Por eso, el primer tema clave es el alcance de la 3ª ola de contagios, iniciada a principios de diciembre, que podría agravarse todavía en las próximas semanas por el exceso de movilidad en esta Navidad. Y eso retardaría la recuperación, lo mismo que posibles retrasos en la aplicación de las vacunas, que no llegarán al 70% de los españoles (el porcentaje para lograr una inmunización colectiva) “hasta finales de verano”, o sea, hasta septiembre/octubre. Hasta entonces, el país tendrá que convivir con la pandemia y eso “ralentizará” la recuperación económica.
De hecho, la 2ª y 3ª ola de contagios (agosto-septiembre y diciembre) ya se han notado en la economía en 2020 y lastran el inicio económico de 2021, que será peor del esperado hace dos meses. Así, los economistas esperaban un crecimiento de la economía española en el cuarto trimestre de 2020, como en el 3º (el PIB creció un 16,4%, según el INE, por los “excesos” en la desescalada y el verano), pero ahora apuestan por una caída en la actividad económica en el 4º trimestre de 2020, del -3% (Consejo General de Economistas) al -5% (Funcas), aunque el Gobierno sigue confiando en que creceremos. En cualquier caso, el repunte de contagios ha retrasado la recuperación, que no llegará hasta el primer trimestre de 2021, que será además menos intensa de lo esperado hace meses. Y no sólo en España sino en el resto de Europa y del mundo, según el FMI, la OCDE o la Comisión Europea.
En definitiva, que 2021 será mejor pero menos de lo que se vaticinaba hace unos meses, por las nuevas olas de contagios, que han retrasado y debilitado la recuperación. Si el FMI apostaba en octubre por un crecimiento de la economía mundial del +5,2% (sólo 0,6% más que en 2019), la previsión de la OCDE en diciembre ha sido ya menor, por los repuntes de contagios: un +4,2% de crecimiento mundial en 2021, que será menor en EEUU (+3,2%), Japón (+2,3%) y en la zona euro (+3,6%), con una recuperación ligera en Alemania (+2,8%), la tradicional “locomotora” de Europa” y mayor en los paises que más han sufrido la recesión de 2020: Francia (+6%), España (+5%), Italia (+4,3%) y Reino Unido (+4,2%). La Comisión Europea es algo más optimista y en noviembre estimó un crecimiento del +4,2% para la zona euro en 2021 (el BCE lo ha rebajado al +3,9%), con crecimientos mayores que el FMI y la OCDE para Alemania (+3,5%) y España (+5,4%) y menores para Francia (5,8%), Italia (+4,1%) y Reino Unido (3,3%).
Para España, el Gobierno espera una recuperación mucho mayor: un crecimiento del +7,2%, que podría llegar al +9,8% por el efecto de los Fondos europeos, según la previsión de los Presupuestos 2021. Es una estimación no sólo mucho más optimista que las del FMI (+7,2%), la OCDE (+5%), la Comisión Europea (+5,4%), sino también más optimista que el Banco de España (entre el +4.2 y el 8,6%) y que la mayoría de expertos privados, como Funcas (+6,2%), BBVA Research o CaixaBank (+6%).
En cualquier caso, la Comisión Europea y los expertos coinciden en que España será la 2ª economía europea que más crezca en 2021 (entre un +5 y un +8,6%), tras Francia, por el “efecto rebote”: es también la economía europea que más caerá en 2020, un -12,4%, según la Comisión Europea. Pero ese crecimiento irá de menos a más: será débil en el primer trimestre (+1,5% de aumento, menos que en 2019, según Funcas), por el efecto negativo de la 2ª y 3ª ola de contagios, aumentará más en el 2º trimestre (+4,6%), será máximo en el tercer trimestre (+5,3% en verano) y será bajo en el cuarto trimestre (+0,8%), porque el ritmo de mejoría se estabilizará, lo mismo que en todo 2022.
Este perfil de la recuperación, de menos a más, tiene mucho que ver con la esperada recuperación este verano del turismo (uno de los motores del crecimiento: aporta el 13% del PIB). Pero será una recuperación a medias, ya que las vacunas estarán al 50% en Europa en junio/julio, con lo que los expertos esperan la mitad de turistas que en 2019 (llegaron 83,7 millones), cuando en 2020 no llegarán ni el 30%. Y antes, en el primer semestre, deberá recuperarse el consumo privado, aunque lentamente (porque podrían ser necesarias restricciones a la movilidad) y sobre todo el consumo público, con un mayor gasto del Estado (desde los Ministerios a las autonomías y Ayuntamientos) más una mayor inversión pública y privada, empujadas por la llegada de los Fondos Europeos. Y todo ello, ayudado por una gran liquidez (el BCE ha ampliado a 2022 la compra de deuda pública y privada y la oferta de dinero a la banca), con el dinero al 0% de interés, que debería servir de “carburante para la recuperación”.
Hay dos elementos claves para afianzar esta recuperación. Uno es la ejecución de los primeros Fondos europeos, que, aunque no llegarán hasta el verano por cuestiones burocráticas (aprobación en los Parlamentos), el Gobierno español va a anticipar, con 26.600 millones de inversión prevista en 2021, básicamente en medio ambiente y lucha contra el Cambio climático, en digitalización de la economía y en la modernización de empresas. La importancia de gastar bien estos Fondos europeos es tal que, sólo por ellos, la economía crecerá un 1% extra en 2021. El otro elemento clave serán los salarios 2021: deberían subir algo, al menos no bajar, para no torpedear la recuperación del consumo de las familias, a la que ayudará la subida de las pensiones y del sueldo de los funcionarios.
Pero la gran incógnita
de 2021 será el ritmo de recuperación de las empresas, muy ligado a la
evolución de la pandemia y a la necesidad o no de tomar nuevas medidas
restrictivas ante la 3ª ola desatada por la Navidad. Ahora, las
empresas y sus trabajadores están
“dopados”, con créditos ICO
(con aval público), ayudas múltiples (cotizaciones, fiscales, alquileres…) y
los ERTES (que rondan los 800.000 trabajadores) y autónomos subvencionados. El
problema es qué
pasará el día que se reduzcan y supriman esas costosas ayudas, que han
permitido salvar empresas y empleos pero que duplican el déficit público y
disparan la deuda. Porque si las ayudas
se retiran de pronto, podrían multiplicarse los cierres de empresas y la
pérdida de empleos. Ese es el gran temor de 2021.
Los organismos internacionales, la Comisión Europea y el BCE ya han reiterado a los paises que “mantengan las ayudas lo que haga falta”. Pero dicho esto, todo el mundo sabe que algún día habrá que reducirlas y luego suprimirlas. Porque no se pueden mantener eternamente empresas “zombis”, empresas que no son viables sin ayudas. Y aquí, la cirugía no es fácil y resulta políticamente muy difícil aplicarla. Por ejemplo: ¿tiene sentido dar ayudas a los 300.000 bares y restaurantes que hay en España, líder mundial en estos establecimientos, o dejar caer a una parte y destinar ese dinero a promover empresas tecnológicas o pymes innovadoras? ¿Tiene sentido destinar más ayudas a los 500.000 comercios minoristas o son un exceso que hay que reconvertir en la era del comercio online? ¿Tiene sentido sostener una economía en millones de turistas low cost y aspirar a crecer sobre la base de ser la California de Europa? Son debates claves que se esconden.
El reto de 2021 será conseguir retirar la respiración asistida a la economía dañada por la pandemia sin que se nos muera y conseguir que sobreviva sin drogas. No será fácil y exigirá acuerdos entre empresas y sindicatos y mucha flexibilidad y firmeza en el Gobierno, dividido y sin apoyos externos para un pacto político que sería clave para asentar la recuperación. Por eso, parece inevitable que en 2021 asistamos al cierre de empresas y a un aumento del paro, con escasa creación de empleo. Es la apuesta que hacen la mayoría de las previsiones oficiales y de expertos. Se crearán pocos empleos nuevos (unos +200.000, según Asempleo), insuficientes para cubrir los -800.000 empleos que se habrán perdido en 2020 (a falta de la EPA de diciembre). Y habrá más parados, porque a los 3.851.312 parados a finales de noviembre se sumarán los trabajadores que se queden en paro en 2021, que podrían ser otros 500.000 más, y las personas “desanimadas” (que no buscan trabajo pero que puede animarse a buscarlo sin la economía mejora). Por todo ello, la Comisión Europea estima que la tasa de paro subirá en España del 16,7% en 2020 al 17,9% en 2021, una tasa que el Gobierno Sánchez rebaja al 16,9% (frente al 14,1% en 2019).
El escaso empleo y el elevado paro son una de las cicatrices de esta pandemia que nos va a durar años, al menos hasta 2023. Otra será el aumento de las desigualdades, dentro de España y en Europa. La pandemia ha dañado más a las personas más vulnerables (inmigrantes, mujeres, jóvenes y mayores), que lo serán mucho más en 2021, aumentando la pobreza y la desigualdad: Oxfam Intermón ya alertó que 1,1 millones de personas se sumarán a los 10 millones de pobres que había en 2019, según las estadísticas europeas. Y un informe de CaixaBank estima que en 2021 habrá 750.000 pobres más. Por eso, será clave reforzar las ayudas sociales en 2021, con la reforma del Ingreso Mínimo Vital (no funciona: beneficia a 160.000 hogares, la mitad de la mitad de lo prometido) y el aumento de gasto social de autonomías y ayuntamientos, con ayuda del Presupuesto. Porque no podemos reconstruir el país dejando atrás a 1 de cada 4 españoles.
Y lo mismo va a pasar en Europa: la recuperación llegará a dos velocidades: más intensa y más rápida en la Europa rica, que cayó menos con la pandemia, y menos intensa y más lenta en la Europa más pobre, en el sur y el Este de Europa. Las previsiones de noviembre de la Comisión Europea son muy explícitas: Alemania se recuperará de la pandemia a mediados de 2022 (crecerá 3,5% en 2021 y 2,6% en 2022, frente a la caída del -5,6% en 2020) y España, Francia o Italia tendrán que esperar a la primavera de 2023, porque el crecimiento de 2021 (5,4% en España, 5,8% en Francia o 4,1% en Italia) y de 2022 (4,8% en España, 3,1% en Francia o 2,8% en Italia) no bastarán para compensar la fuerte caída de 2020 (-12,4% en España, -9,4% en Francia y -9,9% en Italia). Y lo mismo Grecia, Portugal y la mayoría de los paises del Este, además de Reino Unido, mientras Irlanda, Suecia, Finlandia o Dinamarca se recuperarán también en 2022, como Alemania. Así que si ya había dos Europas, una más rica y otra menos, esta desigualdad se agravará en el futuro.
Al final, lo importante es que la economía mejorará en 2021 y viviremos mejor, aunque la mejoría será lenta, al menos hasta el verano. Y estará en el alero hasta que el 70% de los españoles (y de los europeos, sin olvidar al resto del mundo) estemos vacunados y se acaben los contagios. Pero ojo: no podemos bajar la guardia, ni con la vacuna, porque los vacunados serán inmunes pero pueden contagiar. Y eso significa que si no seguimos tomando precauciones (mascarilla, distancia, limpieza) y reduciendo la movilidad, los rebrotes pueden seguir ahí muchos meses y frenar la recuperación. Así que ojo a la Semana Santa, ojo al verano, ojo a descuidarse en las empresas, los colegios, las calles, los hogares, porque hasta que la pandemia no termine no tenemos garantizada ni la salud ni la economía.
Vamos a salir de este túnel, seguro, pero seamos conscientes de que la salida será lenta y que dejará una costosa secuela de empresas cerradas y empleos perdidos. Y miles de familias mucho más vulnerables. Por eso, además de cuidarnos, habrá que arrimar el hombro todos para salir de este túnel y no dejar a nadie atrás. Esforzarnos juntos en cada empresa, en cada negocio, en cada institución, para salir adelante todos y curar las tremendas cicatrices de esta pandemia. Un camino que durará aún dos años más, hasta 2023. Entonces sí podríamos haber salido del túnel, si lo hacemos bien y estamos unidos. Para eso, no hay que bajar la guardia y hay que esforzarse al máximo, cada uno en su puesto. ¡Feliz 2021¡
No hay comentarios:
Publicar un comentario