lunes, 5 de junio de 2023

Se buscan inmigrantes

Hemos superado los 48 millones de habitantes en España. Pero el récord tiene truco: la población crece por los inmigrantes que llegan, porque los nacidos en España bajan desde 2012. Somos 571.747 “españoles” menos, compensados por un aumento de 1,62 millones de inmigrantes censados en los últimos 11 años. Esta caída de la población nacional, por el desplome de la natalidad, se sufre también en el resto de Europa, que lleva 2 años perdiendo población total (nacionales+ inmigrantes), sobre todo en Italia, Grecia y paises del Este. Por eso, Alemania, Francia, Bélgica o Portugal han tomado medidas para captar inmigrantes con los que cubrir algunos empleos, ante la falta de trabajadores nacionales. En España, el verano pasado “se abrió la mano” para contratar temporalmente a inmigrantes en algunos sectores (como piden las empresas) y este mayo se quiso abrir más, con cambios que ya no se aprobarán por estar el Gobierno en funciones. Será otro polémico reto para el futuro Gobierno: necesitamos a más inmigrantes para trabajar y cotizar.

Enrique Ortega

Europa tiene un grave problema de población, del que se habla poco: hay menos nacimientos, menos niños y jóvenes (20%) y más viejos (21% de los europeos tienen más de 65 años), con lo que la población lleva estancada dos décadas: si había 429 millones de europeos en 2001, crecimos hasta los 440 millones en 2008 y nos quedamos en 447 millones en 2020, sólo un 4% de aumento en 20 años. Pero ahora, la población europea total lleva dos años cayendo, 2021 y 2022: éramos 446.735.291 europeos a finales de 2022, casi 75.000 habitantes menos que en 2020, según Eurostat. Los paises que han perdido más población estos dos años son Italia (-611.355 habitantes), Rumanía (-286.383), Grecia (-258.783), Croacia (-195.860). Chequia (-177.232), Bulgaria (-112.545) y Hungría (-80.516). Y entre los paises que han ganado población, entre 2020 y 2022, destaca Francia (+386.394 habitantes), seguida de Holanda (+183.087), España (+100.279 habitantes), Irlanda (+95.644), Bélgica (+95.183), Alemania (+70.413) y Portugal (+56.133 habitantes).

España ha superado el 1 de abril los 48 millones de habitantes: 48.196.693 residentes, el doble que en 1930 (23.677.794 habitantes), según el INE. Un récord histórico de población, que esconde un hecho: la población nacida en España está cayendo (ahora somos 39.889.196 habitantes “nacionales”) mientras crecen y lo compensan los residentes nacidos fuera de España, los inmigrantes censados en España (8.307.497 residentes nacidos en el extranjero, el 17,23% de la población total). No se trata de un fenómeno nuevo. La población nacida en España viene cayendo desde 2012, por el desplome de la natalidad y el aumento de la mortalidad (por el envejecimiento): éramos 40.512.654 habitantes “nacidos en España” en 2011 y ahora somos 572.747 “nacionales” menos. En contrapartida, ahora están censados en España 1,62  millones de inmigrantes más que en 2011 (8.307.497 en abril de 2023 frente a 6.677.839 en 2011), según el INE. Menos nacidos en España y más inmigrantes, por eso ha aumentado la población española estos últimos 11 años.

La afluencia de inmigrantes a España se frenó tras la crisis financiera de 2008, año en que se censaron 794.535 extranjeros más en España: en 2011 ya sólo había censados 73.658 inmigrantes más que en 2010 y en 2014, como en los dos años anteriores, se fueron de España, retornaron 356.816 inmigrantes. Pero luego, con la recuperación económica volvieron y en 2019, el censo de extranjeros aumentó en +465.000.  Con la pandemia llegaron menos inmigrantes en 2020 (+240.044) y 2021 (+212.211), pero la situación se normalizó en 2022, con un aumento récord de extranjeros censados: +673.735 inmigrantes, según el INE. Y en este primer trimestre de 2023 ha habido otro récord: +166.714 extranjeros censados.

De los 8.307.497 extranjeros censados en España, la mayor parte proceden de Latinoamérica (3.334.457 inmigrantes censados en 2022, el 44,25% del total ese año), seguidos los residentes nacidos en Europa (1.542.852 en los paises de la UE y 683.348 en paises no UE, un 29,54% de la inmigración total), los inmigrantes nacidos en Africa (1.371.755 en 2022, el 18,20% del total), los inmigrantes nacidos en Asia (524.730, el 6,96% del total), los nacidos en Norteamérica (68.850, un 0,91%) y sólo 8.621 residentes nacidos en Oceanía (el 0,11% del total), según el INE. Por países, el mayor número de extranjeros censados en España (2022) lo acaparan Marruecos (984.682), Colombia (568.034), Rumanía (539.418), Venezuela (440.992) y Ecuador (420.573), seguidos de Argentina (328.333), Reino Unido (300.306), Perú (265.949), Francia (215.174), China (199.341), República Dominicana (190.478), Cuba (176.800), Alemania (170.621), Brasil (156.540), Honduras (150.643), Ucrania (116.242), Paraguay (110.321), Bulgaria (106.134) y Rusia (99.459 censados).

Con esta cifra de inmigrantes censados, España es el 8º país europeo con más peso de los inmigrantes en la población total, según los datos de Eurostat de 2020: los nacidos en el extranjero suponían el 14,8% de la población total, frente al 8,4% de media en la UE-27 (37,5 millones de los 447,2 millones de europeos habían nacido fuera de la UE). Los paises europeos con más porcentaje de extranjeros en su población eran Austria (19,8%), Suecia (19,5%), Alemania (18,1%), Irlanda (17,6%), Bélgica (17,6%), Noruega (16,2%) y Estonia (14,9%), todos con más peso de los inmigrantes que en España. Y la presencia es menor en Dinamarca (12,3%), Italia (10,3%), Portugal (10,8%), Francia (12,7%), Grecia (12,6%) o Finlandia (7,1%), siendo mucho más baja en la mayoría de paises del Este (2,2% de inmigrantes en Polonia, 2,7% en Bulgaria, 3,7% en Rumania o 6,1% en Hungría).

Cara al futuro, la previsión de la Comisión Europea es que la población europea se estanque en las próximas dos décadas, en torno a los 449 millones entre 2025 y 2030, para decrecer después, hasta los 440 millones de europeos en 2050 y llegar al año 2070 con 424 millones de europeos (un -5% sobre hoy). Y habrá 20 paises europeos que perderán población entre 2020 y 2050, según un estudio de Finantial Times, encabezados por Italia (de 60,5 a 54,4 millones), Rumanía (de 19,2 a 16,3), Polonia (de 37,8 a 33,3), Bulgaria (de 6,9 a 5,4), Hungría (de 9,7 a 8,5), Portugal (de 10,2 a 9,1) y Grecia (de 10,4 a 9 millones de habitantes).

España no va a perder población en las próximas décadas, pero crecerá muy poco, según las últimas proyecciones del INE, para el periodo 2020-2070: pasará de 47.326.958 habitantes el 1 de enero de 2021 a 47.749.007 en enero de 2030, 49.910.653 habitantes a principios de 2050 y 50.589.811 habitantes el 1 de enero de 2070. O sea, un aumento de población de 2,5 millones en los próximos 20 años y 3,25 millones en los próximos 50 años. Un aumento mínimo, si tenemos en cuenta que en los 50 años anteriores (1970-2020), la población española creció cuatro veces más, en 13,51 millones (de 33,81 millones de habitantes en 1970 a los 47,32 millones en 2020).

Pero este aumento previsto para la población española en 2050 y 2070 es “engañoso”, porque “encubre” una realidad: la población de los nacidos en España cae y el censo sube solamente por el aumento de los inmigrantes, según las proyecciones del INE. Así, los nacidos en España pasan de 40.229.931 en 2020 a 37.108.939 españoles en 2050 (-3,22 millones) y 33.794.071 españoles en 2070 (-6,5 millones sobre 2020), debido a que la mortalidad ganará a la natalidad, a la falta de nacimientos (1,23 hijos por mujer, cuando para que aumente la población harían falta 2,1 hijos por mujer). Y quien nos “salvará de no perder población total serán los extranjeros, los inmigrantes que llegarán a España: los extranjeros residentes pasarán de 7.471.460 en 2020 a 12.801.714 en 2050 (+5,8 millones) y 16.795.740 inmigrantes censados en 2070 (9,8 millones más que hoy), según el INE.

Con este “panorama demográfico”, España y Europa necesitarán a los inmigrantes en las próximas décadas para mantener sus economías. Lo ha dicho claramente la ONU: Europa necesita abrir sus puertas a 60,8 millones de trabajadores extranjeros para 2050. Y en el caso de España, necesita 7 millones más de inmigrantes entre 2020 y 2050, según el Centro de Desarrollo Global de Washington. Así que si el INE estima que vendrán 5,8 millones, todavía tendríamos un déficit de 1,2 millones de inmigrantes para dentro de tres décadas. Estos estudios son concluyentes: no bastará con aumentar la edad de jubilación, incorporar más mujeres al trabajo, aumentar la natalidad o robotizar y automatizar los empleos. Seguirá faltando mano de obra si no entran más inmigrantes en las próximas décadas.

De hecho, el problema se está dando ya: faltan trabajadores en algunos sectores, por la menor entrada de inmigrantes durante la pandemia, según ha alertado el Banco de España.. Faltan trabajadores en el campo y la construcción (lo reportan el 40% de las empresas) y también en la hostelería (lo indican el 36% de las empresas encuestadas). Y el problema preocupa especialmente a los empresarios de la construcción, porque el sector va a acaparar el 35% de todos los Fondos Europeos y esta inversión peligra si falta mano de obra (el 20% del trabajo lo hacen extranjeros). Actualmente, aunque están llegando más inmigrantes, falta mano de obra en 8 de cada 10 empresas, según un reciente estudio de la consultora KPMG. Aunque la mayoría de los puestos vacantes son de personal más formado (que no suelen ser los inmigrantes), los empresarios se quejan de que, en pleno 2023, sigue faltando mano de obra en el campo, la construcción, el turismo y la hostelería, el transporte y la logística.

El problema de la falta de trabajadores, por la caída de la natalidad, se da también en el resto de Europa. La Comisión Europea no consigue avanzar en una política migratoria única, que será una de las banderas de la derecha y la extrema derecha en las elecciones europeas de junio de 2024. Pero trata de aprobar “parches”, dada la gravedad del problema. En 2021, aprobó la Directiva de la tarjeta azul, para captar trabajadores cualificados. Y ahora, la Comisión trabaja en una nueva Directiva para facilitar la entrada de más inmigrantes (con “cuidado”) en los sectores con más problemas: fontanería, enfermería, análisis de sistemas, soldadores y camioneros. Mientras, hay paises que han tomado medidas por su cuenta. Alemania ha reducido la burocracia para contratar trabajadores extranjeros, permitiendo visados temporales y facilitando la homologación de títulos. Francia prepara una nueva Ley migratoria, para facilitar la contratación de inmigrantes sin papeles y demandantes de asilo. Bélgica ha aprobado un permiso único que combina trabajo y residencia. Y Portugal ha implantado un nuevo visado de 180 días, más otro para “nómadas digitales”.

España aprobó en julio de 2022 una reforma del Reglamento de Extranjería, para facilitar la contratación de inmigrantes en sus paises de origen y la regularización de los inmigrantes irregulares que se formen para trabajar. El objetivo de esta medida, aprobada por el Gobierno Sánchez y apoyada por la patronal, era facilitar la contratación de extranjeros en sus paises (se les ofrecen trabajos de hasta 9 meses al año, con la condición de renovarlos si vuelven a sus paises) y regularizar a parte de los inmigrantes que están ilegalmente en España, si hacen cursos de formación para poder conseguir un trabajo. Además, se permite a los estudiantes extranjeros en España (55.400) que trabajen además de estudiar. Con estas medidas, el Gobierno trataba de reducir la economía sumergida y paliar la falta de mano de obra en sectores claves, como hostelería, transporte, construcción o digitalización.

Este año 2023, el Ministerio de SS y Migraciones quería hacer otro cambio, para flexibilizar más la contratación de inmigrantes, sobre todo de los que ya están en España sin papeles (se estima que hay 500.000). La reforma del verano pasado abrió una vía de regularización, el “arraigo por formación”: se autorizaba la residencia para formarse en trabajos donde falta mano de obra. Esto ha permitido que 12.000 inmigrantes consigan papeles en el último año (y que las empresas consigan trabajadores “legales”). Ahora, el ministro Escrivá pretendíaflexibilizar” más esta formación, exigir menos horas (se pedían 200 horas) y que haya más entidades que den esta formación, incluso online. Los sindicatos y la ministra de Trabajo no estaban de acuerdo con esta nueva reforma, porque temían que la flexibilización de la formación fuera “un coladero” y regularizara demasiados inmigrantes, en perjuicio de los parados españoles. Pero la patronal apoyaba esta reforma, señalando la urgencia de tener mano de obra en muchos sectores. El ministro Escrivá, en la última reunión con las fuerzas sociales, el 18 de mayo, les dio 10 días para sugerir cambios, con la idea de aprobarlos en junio, de cara a las contrataciones de verano. Pero la convocatoria de elecciones y el Gobierno en funciones obligan a dejar este cambio en el cajón

Con este parón, otro reto del futuro Gobierno será ver qué hace con la contratación de inmigrantes, propiciada por los empresarios y criticada por los sindicatos. Pero la realidad es muy tozuda: cada vez habrá menos españoles y menos jóvenes en edad de trabajar, mientras no hay forma de frenar la presión migratoria, sobre todo de Latinoamérica y África. Y es un hecho que hay trabajos para los que no se encuentran trabajadores españoles, en el campo, la hostelería, la construcción y el transporte. Claro que habría más españoles dispuestos a trabajar si subieran los sueldos y mejoraran las condiciones de estos trabajos. Pero, en cualquier caso, nos hacen falta los inmigrantes. Primero, para cubrir los futuros empleos. Y segundo, para que coticen y nos ayuden a financiar las pensiones: en 2050 tendremos menos gente trabajado (28 millones en edad de trabajar, frente a 30 millones ahora) y cotizando para pagar muchas más pensiones (15 millones frente a las 9,5 millones actuales).

Urge abrir este debate sobre cómo incorporar más inmigrantes al empleo, un tema clave en toda Europa. Y que la extrema derecha, desde Italia y Suecia a España utiliza con mentiras: no es verdad que los inmigrantes “nos roban el trabajo”: es falso, porque 4 de cada 10 se incorporan a ocupaciones elementales y mal remuneradas (su salario medio es un 56% del que reciben los españoles, según un informe del Defensor del Pueblo), trabajos que no quieren los españoles (como recoger fruta o cavar zanjas). Y además, aportan más de lo que reciben: los 2,75  millones de trabajadores extranjeros pagan el 10% de las cotizaciones a la SS y sólo reciben el 0,9% del gasto en pensiones, según un estudio de UGT. Además, otros estudios revelan que pagan más en impuestos y cotizaciones que lo que reciben en prestaciones sociales y ayudas. Y con su consumo, contribuyen al mayor crecimiento y a crear otros empleos de españoles. Acabo con un dato más: el 30% de todo lo que ha crecido España en los últimos 20 años ha sido gracias a los inmigrantes.

Acuérdese de todo esto cuando oigan a VOX y cuando vayan a votar el 23 de julio.

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