Esta semana se celebra la Feria de turismo (FITUR) y los profesionales del sector están eufóricos: se ha batido otro récord de turistas extranjeros (68 millones) y los españoles han vuelto a viajar y llenar los hoteles, en el
mejor verano desde 2005. Pero también saben que el turismo, nuestra primera industria, tiene varios “talones de Aquiles”: crece el turismo “low cost” y baja el gasto real por turista, muchos
vienen porque han caído el euro y los
billetes de avión o por los problemas
en Túnez, Egipto y Turquía (que nos han “prestado” 6 millones de turistas),
hay poco turismo de invierno y de fuera
de Europa y el sector crea poco
empleo y muy precario. Entre tanto récord, habría que pensar en la
reconversión del sector, con
nuevas inversiones en las costas y promoción
de un nuevo turismo, con más calidad y más gasto, apoyado más en Internet.
Hay que planificar una nueva industria
turística, a 20 años vista.
enrique ortega |
El turismo ha
vuelto a ser en 2015 el
motor de la economía española: por sexto año consecutivo, el sector creció más que la economía, un 3,7% (frente al 3,2% del país), según a patronal turística Exceltur. Y ello se debe no sólo al aluvión de turistas extranjeros (se
espera cerrar 2015 con 68 millones, 3 millones más que en 2014), sino a la recuperación del turismo interior, de los españoles, que han vuelto
a viajar y llenar los hoteles este año, con el mejor verano desde 2005. Y con
ello, la industria turística ha recompuesto sus beneficios sobre todo los hoteles de
interior y del norte, los que más habían sufrido la crisis. Y han podido subir los precios, algo que todos hemos
notado este verano.
Si 2015 ha sido otro
año récord para el turismo, consolidando a España como la tercera potencia turística del mundo (tras Francia y EEUU), se debe en buena parte a factores externos, que poco tienen que ver con la actuación del sector o del
Gobierno. El primero y fundamental, la
depreciación del euro, que ha
abaratado los viajes a España de los turistas que vienen con dólares (-16,5% de
caída del euro frente al dólar) y con libras (-12,1%). No es casualidad que el turismo que más creció en 2015 fuera el de EEUU (+24,2%), Reino Unido (+4,1%), Suiza
(+8,9%), resto de América (+10,8%) y resto del mundo (+25,8%). Otro factor
externo clave ha sido la bajada del
precio del petróleo (-37% en 2015), que abarata los vuelos, un tema clave para España, porque el 80% de los turistas vienen en avión. Y el tercer factor, los problemas de seguridad y terrorismo
que siguen teniendo países competidores, como Túnez, Egipto o Turquía: la patronal Exceltur estima que 1 millón de los 3
millones más de extranjeros que nos han visitado en 2015 iban antes a esos
países. Y que, desde 2010, entre
4 y 6 millones de turistas son“prestados” por esos tres países.
Además, también ha ayudado la mejora de la economía
británica (de donde proceden el 23% de los turistas extranjeros) y la ligera recuperación de las economías
alemana, francesa e italiana (que suman otro 38% más de turistas
extranjeros). Y hay un factor interno importante: la recuperación de la inversión
extranjera en España, sobre todo en el sector inmobiliario, que ha tirado del turismo de negocios: ha crecido un 17,5%
en 2015, casi el triple que el turismo de ocio (+6,5%), con un mayor gasto medio (164 euros al día
frente a 98,3).
Como se ve, mucho del
récord turístico español en 2015
se debe a circunstancias externas, que no dependen de nosotros y que no sabemos si se van a
mantener en
2016. Por un lado, cabe esperar menos
ayuda del euro, porque caerá menos (ahora está subiendo), hasta el euro por dólar (- 7%). Por otro, el petróleo puede caer, pero no tanto, lo que abaratará menos los billetes
de avión. Eso sí, la crisis de Túnez
y Egipto sigue ahí y se ha agravado
la de Turquía, con el último
atentado, lo que podría desviar este año hacia España turistas rusos (iban 19 millones). Y Europa sigue estancada, con lo que no se espera un fuerte aumento de los
viajes, sobre todo de alemanes, franceses e italianos. Con todo, la patronal turística Exceltur espera un crecimiento
del sector turístico algo menor en 2016, del 3,4%, aunque el turismo volverá a ser el motor de la economía, creciendo por séptimo año más que el país
(2,8%).
El turismo no
sólo es el motor de la recuperación sino que se consolida como la primera industria española, que aporta el 11% de la riqueza (PIB) y el
12% del empleo (2,4 millones). Y además, el turismo español está en cabeza en el ranking mundial 2015 de competitividad turística elaborado por el Foro Económico Mundial (en 2013 éramos los cuartos y en 2011 los octavos),
gracias a nuestros recursos naturales y
culturales, nuestras infraestructuras, la seguridad y la adaptación a los
consumos digitales, estando en la media europea en precios. Pero este
liderazgo y los reiterados récords de turistas (se han duplicado los visitantes extranjeros, desde los 33 millones en 2.000 a los 68
millones de 2015) no pueden hacernos olvidar los “talones de Aquiles” del sector,
reconocidos por sus profesionales: excesiva concentración en verano y
en la costa, poco turismo de fuera de Europa, bajo nivel de gasto, poco empleo nuevo (y de baja calidad), aumento
de la competencia desleal
(apartamentos y transportes), poca
digitalización de las ventas y nuevos
impuestos turísticos.
Uno de las mayores debilidades del turismo español es que está muy concentrado, tanto por países
de origen como por meses (verano) y
zonas de destino. El 89% de los
turistas proceden de Europa y aunque han crecido los turistas de EEUU, Asia, Oriente Medio y
Latinoamérica, todavía son pocos (10%), a pesar de ser las zonas del mundo con más potencial turístico. Otro problema es que más del 80% del turismo
extranjero está dirigido al turismo de
sol y playa, que beneficia a 5 de las 17 autonomías (Canarias, Andalucía, Cataluña, Baleares y Comunidad Valenciana), que se llevan el 80% de los turistas extranjeros. Y
los nuevos turistas que habría que
captar, desde chinos
a árabes o norteamericanos, no buscan sol y playa sino cultura, ocio, compras, gastronomía, deportes o turismo sanitario.
Pero quizás el mayor
“talón de Aquiles” del turismo español es el crecimiento del “turismo
low cost”: somos cada vez más un destino predilecto para turistas que gastan poco, jóvenes y familias que vienen por su cuenta a
apartamentos baratos o a hoteles con paquetes de “todo incluido”, masificando muchos destinos (como
Magaluf en Mallorca o Barcelona). La patronal turística Exceltur ha dado la alarma, mientras el Gobierno sigue vendiendo que somos el segundo país del mundo con más ingresos por turismo (tras EEUU). Y es verdad, pero
también que el gasto real de los
turistas extranjeros lleva 15 años cayendo, desde el 2.000, como demuestra Exceltur con los datos del Banco de España. Y en 2015,
ese gasto de los turistas bajó un 1% en términos reales y un -2,1% si se descuenta la inflación,
con una media de gasto real de 741 euros
por turista, frente a 1.108 en 2.000 (un tercio menos).
Los turistas extranjeros gastan relativamente menos que antes por el tipo de turistas que nos llegan, según el análisis de la patronal Exceltur. El turismo extranjero que más crece es el que
llega en vuelos de bajo coste (+7%) y los que van a apartamentos (+4,4%), que son los que
menos gastan: 78 y 70 euros al día. Y los que menos crecen son los turistas que
llegan por vías tradicionales (+0,4%) y que
van a hoteles (+3,7%), que son los que más gastan, 109 y 120 euros al día. Y
nos visitan sobre todo los turistas de las
naciones que menos gastan (británicos, 102 euros diarios, franceses, 94 euros y
alemanes, 103 euros) y pocos de los que
más gastan (USA, 158 euros diarios, nórdicos 123 euros y chinos, 785 euros
diarios). Así que el gasto medio diario bruto (sin descontar la inflación), 116,90 euros, sale de que vienen muchos
turistas de menos de 100 euros al día y pocos de 200 o 700 euros.
Otro “talón de
Aquiles” del turismo español, sobre todo en los dos últimos años, es la
creciente competencia de la economía colaborativa, de nuevas
ofertas que se venden por Internet de apartamentos
(Airbnb, Homeaway…), transportes
(Blabacar) e incluso restaurantes
(EatWith, VizEat, Voulezvousdiner...). La patronal turística Exceltur estima que hay ya 2,7 millones de plazas en apartamentos turísticos paralelos (frente a 2,4 millones de plazas regladas),
que les hacen competencia desleal porque muchas son ilegales y no pagan
impuestos, lo que les permite ofrecer precios
hasta un 52% más bajos. Y piden, al
Gobierno español y a la Comisión Europea, una regulación de estos servicios, porque están
deteriorando el turismo (destacan la masificación del casco antiguo de
Barcelona), encareciendo alquileres y recortando ventas y empleos en hoteles y
apartamentos regulados.
Otro problema que
denuncia el sector turístico es que muchas autonomías ven esta industria como “una teta que ordeñar”, por lo que han
implantado el cobro de impuestos. Cataluña
aplica desde noviembre de 2012 una tasa
por pernoctaciones, de 0,75 a 2,5 euros, por la que ingresan unos 40
millones al año. Baleares (que ya
tuvo una tasa turística de 2001 a 2003) acaba de aprobar en enero de 2016 una tasa de 0,25 a 2 euros, que se empezará a
aplicar en junio y por la que esperan recaudar 50 millones este año. Y la Comunidad Valenciana estudia aprobar otra tasa turística que empezaría a cobrarse
en 2017. El sector ha denunciado estos
impuestos ante los Tribunales y creen que retraerán el turismo.
Otro “talón de Aquiles” del turismo es que, a pesar de los
récords, crea poco empleo: en 2015 se crearon 73.347
empleos, según Exceltur, sólo 1 de cada 7 nuevos
empleos creados en España. Y lo peor es que se trata de un empleo muy precario:
el 73% son temporales y la mitad a tiempo parcial, por horas. Un empleo con mucho fraude (falsos autónomos, personas contratadas por 4 horas y que
trabajan 8,10 o 12 horas, subcontratas de camareras de pisos…) y muy mal pagado: sueldos medios de
13.851 euros, casi la mitad de la media en España (22.697 euros, según el INE),
como denuncia CCOO. Al final, este deterioro laboral se traduce en una caída de la profesionalidad
y en un deterioro del servicio, en perjuicio de la calidad
de nuestra industria turística, lo que retrae al turismo de calidad.
Como se ve, no todo
son récords y maravillas en el
turismo español. Está claro que tenemos una industria potente y competitiva, pero ha llegado el momento de
pararse y repensar el modelo, configurar la industria turística de los próximos 20
años. Y en lugar de esperar que nos lleguen los turistas, España
debería definir el turista que queremos
atraer y perfilar una oferta ad hoc, que no sólo compita
en precio sino también en calidad, vendiendo la “marca España”, un
turismo que no sea sólo sol y playa sino mucho más, una experiencia de ocio.
Y para ello, el
sector turístico pide al futuro Gobierno que le ayude a hacer una profunda reconversión,
física
(con financiación, española y del Plan
Juncker, y ayudas fiscales para reformar las instalaciones de costa, muchas
de los años 60 y 70) y organizativa, facilitando la digitalización del turismo (Internet es la mejor herramienta para personalizar la
oferta), la formación y la calidad, frenando la competencia desleal y
facilitando visados y nuevas rutas
aéreas (Iberia volverá en octubre a Tokio y Shanghái, vuelos que suprimió en los años 90) para captar el turismo de Asia y Oriente Medio (sólo suponen el 5%
de los vuelos). Y en paralelo, mejorar las infraestructuras, conectando
los aeropuertos con el AVE y los puertos (cruceros) y coordinar mejor las actuaciones de las autonomías y el Gobierno, en la promoción exterior y en la
gestión del turismo, para lo que piden que se cree una
Secretaría de Estado de Turismo.
Está claro que el
turismo es “la gallina de los huevos de oro”, que aporta riqueza, trabajo y
divisas. Pero ha llegado la hora de no agotar el filón, de repensar su futuro, de asegurar su crecimiento a largo plazo, sobre un
turismo más diversificado, menos concentrado en Europa , las costas y
el verano, con más calidad y que gaste más. Y eso supone una gestión más
tecnológica, más imaginativa y más compleja. No esperar al turista que huye de otros destinos, sino buscarle y ofrecerle una oferta distinta, atractiva y rentable. Retos que hay que afrontar ya, a 20
años vista. No se duerman en los récords.
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