Este es un blog de economía, no de política. Pero quiero destacar la importancia de estas elecciones europeas para nuestros bolsillos. Si ganan los que llevan mandando en Europa una década, el continente seguirá con una recuperación lenta y nos impondrán a España más recortes: 20.000 millones para 2015. Si pierden, la alternativa no está clara (Hollande y Renzi son dos bluff de la izquierda), pero un voto de castigo al PPE (y a Merkel) obligaría a un cierto cambio en Bruselas, suavizando los ajustes a la Europa del sur y apoyando más el crecimiento y el empleo, sobre todo de los jóvenes. La elección está entre seguir con la austeridad y los sacrificios (para la Europa del sur) o reanimar la economía europea (estancada) y crear más empleo, como ha hecho EEUU. Hay muchos motivos para no votar, pero la abstención ayuda sobre todo a los padres de la austeridad. Hay que buscar otro camino para Europa.
enrique ortega |
La economía es la clave de las elecciones europeas del 25-M.
Seguir con la austeridad
que ha llevado a Europa al estancamiento o cambiar de política y reanimar
la economía y el empleo. Ese es el verdadero dilema. Jean-Claude Juncker,
el candidato del PPE, es corresponsable de la política europea contra la
crisis, como presidente del Eurogrupo entre 2004 y 2013, junto a Ángela
Merkel (canciller alemana desde 2005) y Durao
Barroso (presidente de la Comisión desde 2004). Un trío de políticos conservadores, defensores
de la austeridad para asegurar que la Europa del sur recorta y paga la
deuda a los bancos de la Europa del norte. Y en 2010, cuando estalla el
problema de Grecia, en lugar de aislarle,
lo
contagian al sur y asfixian la incipiente recuperación con una austeridad
suicida: la zona euro entra en la segunda
recesión (-0,7% en 2012 y -0,4 en 2013), se destruyen 7 millones de empleos y el paro llega a niveles históricos (12% en
2013, la mayor tasa desde la postguerra), mientras uno de cada cuatro europeos está
en riesgo
de pobreza. Enfrente, Estados Unidos reanima la economía,
crece ininterrumpidamente desde 2010 (2,8% en 2012 y 1,9% en 2013) y crea
8 millones de empleos.
“Ha habido mucho sufrimiento innecesario en Europa por
una austeridad mal aplicada”. La crítica es de Timothy
Geithner, Secretario del Tesoro USA entre 2009 y 2013. El sufrimiento se ha cebado en la Europa del
sur, en especial en Grecia, Portugal y España, sometidos a la misma medicina:
drásticos recortes en el Estado del Bienestar
(educación, sanidad, subsidios de paro y gastos sociales), devaluación de salarios y pensiones, despidos públicos y reformas
laborales que han privado de derechos a los trabajadores, aumentando la pobreza y la desigualdad. Así, la
austeridad se ha saldado en España con
una segunda
recesión (PIB cayó -2,8% entre 2010 y 2013) mientras Europa crecía esos años (+3,3%) y Alemania
más (+8,4%). Hemos perdido 1.810.500
empleos desde 2010 (dos tercios con Rajoy), mientras Alemania creó 3,6 millones durante la crisis. La mitad de los españoles ingresan menos de
1.000 euros al mes, según
Eurostat, y la renta
por habitante de los españoles es el 96% de la europea (hemos
retrocedido a 1.998) y un 77% de la
alemana (24.400 euros por español frente a 31.500 cada alemán).
Crisis sí, pero con desigual
coste entre el norte y sur de Europa, ahora más distantes. Y ahora, la incipiente
recuperación europea es mínima: la zona euro creció sólo un 0,2% en el primer trimestre y hay 8 países cuya economía está cayendo (-0,1% Italia, -1,4% Holanda, -0,4% Finlandia, -0,7% Chipre y Portugal, -1,2% Estonia y falta el dato de Grecia e Irlanda). Y la propia Comisión prevé que Europa sólo crezca un 1,2% en 2014,
frente al 2,8% de EEUU), con mínima
creación de empleo (1,5 millones en UE-28 este año), mientras tiene por delante tres serias incertidumbres.
La primera, la baja inflación : 7 países europeos tienen (abril) inflación negativa (Grecia, Bulgaria, Chipre, Hungría,Eslovaquia, Croacia y
Portugal) y en toda Europa sólo sube 0,8% (0,3% en España). Esta baja inflación atenta
contra la recuperación (se retrasan compras y las empresas venden y
contratan menos) y dificulta el pago de
las deudas, a los países (España debe casi un billón
de euros), empresas
y particulares (1,86 billones más).La segunda, la fortaleza del euro,
que ha rozado los 1,40 € por dólar: una moneda
fuerte dificulta las
exportaciones y el turismo, los dos motores de la economía española. Y la
tercera, los recortes anunciados en Italia
y sobre todo Francia, nuestro primer cliente:los
recortes de salarios,ayudas y pensiones a los franceses reducirán sus viajes y compras a España.
España, además de
sufrir más que la mayoría de Europa la baja inflación, el euro fuerte y los
recortes en Francia, tiene un problema propio: tenemos más
del doble de paro que Europa (26,4% frente a 10,5% UE-28), así que necesitamos crecer mucho más para recuperar parte de los 3,8 millones de
empleos perdidos con la crisis. Y la
economía apenas crece,
porque no tira el consumo, debido al
mucho paro (casi 6 millones) y a que se congelan o bajan los sueldos y las pensiones. Y dependemos de
las exportaciones (que crecen menos) y del turismo,
que crea poco empleo y muy precario. Pero lo peor es la amenaza que tenemos
encima: la Comisión Europea saliente
ha advertido a España que, si no
sube impuestos, no
cumplirá el objetivo de déficit en 2015: será el 6,1% del PIB en lugar
del 4,2%. Así que Rajoy se verá obligado a hacer otro
ajuste de 20.000 millones en 2015. Y además, le
piden otra “vuelta de tuerca” a la reforma laboral, básicamente
contratos más “flexibles”, con menos sueldo y menos indemnización, sobre todo
para jóvenes (mini-jobs).
Así que si los conservadores ganan las elecciones
europeas, seguirá la austeridad para España (como para
Portugal, Grecia y varios países del Este). Y volverán a poner en peligro la recuperación, con riesgo de caer en una tercera recesión (como pasó en 2011). Hace falta un
cambio de política, que ponga el
empleo como la prioridad de Europa y
no el déficit. A corto plazo, los futuros dirigentes deberían permitir
que el
BCE baje los tipos (al 0%), inyecte liquidez a la economía, quite
fuerza al euro y reanime el crédito, la gasolina que necesita la recuperación. Y que ayude a los
países endeudados del sur, compartiendo la deuda (eurobonos), para que España y los demás paguemos menos intereses (como ha hecho el Gobierno Rajoy con las
autonomías). Y es urgente reanimar la
economía europea, con un Plan
Marshall como el que han propuesto los sindicatos (y rechazado
Rajoy), para invertir 250.000 euros anuales durante 10 años (se
crearían 11 millones de empleos). Y acelerar
Planes de empleo, para jóvenes,
mujeres y mayores de 55 años, sobre
todo en el sur, para dar una salida a los 26
millones de europeos sin trabajo.
Si se reanimara la
economía europea, España recibiría un enorme empujón, ya que dependemos
mucho de las compras, los turistas y la
financiación europeas. Pero además, para crecer más y reducir
la brecha de paro, habría que reanimar la economía española, con
inversiones propias en reindustrializar
el país, innovación y tecnología, educación y formación, apoyadas en nuevos
ingresos fiscales: si España redujera el fraude fiscal y recaudara
como Europa, se podrían ingresar 90.000 millones más. No habría déficit y se podría gastar más, en reanimar la economía, formar
mejor a parados y jóvenes y recuperar el Estado del Bienestar. Pero todo esto es difícil si el PPE manda en
Europa (y Rajoy en España, claro).
Tras cuatro años de austeridad
suicida e innecesaria, las elecciones
nos permiten elegir: más de lo
mismo o intentar ir por otro camino, como EEUU, Japón, China o Brasil. Si gana el PPE, será más poder para la política económica de
Merkel y los
fundamentalistas del ajuste de
Bruselas. Si hay un voto de castigo
y gana la izquierda europea, podría
cambiar algo, aunque hay muchas incertidumbres: Hollande y Renzi no han planteado
“otra vía” contra la crisis (sólo recortes,
aunque diferentes),
los socialistas han estado en la Comisión que se despide (6 de los 27
comisarios) sin plantear alternativas al austericidio (empezando por Almunia) y
el candidato del PSE, Martín
Schulz, es alemán y miembro de un partido que gobierna en coalición con
Merkel. Puede que el cambio, si ganan
los socialdemócratas, no sea muy grande, pero algo se notaría (y lo necesitamos). Lo que está claro, por
pura matemática electoral, es que la
abstención o la dispersión
de voto favorecen al PPE (y a Merkel).
No podemos perder
esta ocasión de dar un toque a los
políticos europeos, que nos han
llevado al desastre, agravando la crisis. Deberíamos aprovechar para forzar
un cambio, para que la economía
mejore más rápido, aunque los españoles
seamos bastante pesimistas: el
66,1% piensa que la situación económica será igual o peor dentro de un año
y sólo un 23,5% la ve mejor, según el barómetro del CIS de abril.
Pero el resultado de estas elecciones
va a ser clave para la recuperación.
España se la juega en Europa. Piense y vote.
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