Presentar un pleito
en un Juzgado nos costará más dinero desde otoño, ya que todos tendremos que pagar tasas judiciales, que ahora
sólo pagan grandes empresas. También para recurrir un despido. Y además, suben las tasas para todos y doblemente en Cataluña y Valencia, que
han puesto tasas propias. Una Justicia que ya era más cara desde octubre, cuando entró en vigor que paguen las costas los que pierden los juicios, algo que disuade más a
los ciudadanos para ir contra la Administración. Y para septiembre, el Gobierno
quiere privatizar parte de la Justicia,
pasándoles servicios a los notarios.
Al final, pagaremos más por pleitear y habrá que ir más lejos al Juzgado, ya que se quieren concentrar y reducir a la mitad. Y habrá más recortes en la Justicia gratuita. Mientras, la Justicia sigue siendo lenta e ineficaz.
El franquismo
introdujo las tasas judiciales, a
partir de 1.947, para ayudar a sostener el rehabilitado sistema judicial. Y
fueron suprimidas por Felipe González,
en 1986. En 2002, Aznar las recuperó,
eximiendo a los particulares, pymes y Fundaciones y fijando unas tasas
a grandes empresas y bancos, para casos civiles y contenciosos: una parte
fija (entre 90 y 210€, más entre 300 y 600€ la apelación y casación) y una variable
(0,5% cuantía). Y en 2009, el Gobierno
Zapatero aprobó un depósito
obligatorio para presentar cualquier recurso, entre 30 y 50€ (apelación
y casación), más otros 25 euros para algunos recursos.
Ahora, el Gobierno Rajoy
toma tres medidas. Una, que todos
paguemos tasas judiciales, no sólo las grandes empresas. Dos, que el pago
de tasas se amplíe a lo laboral (cuando
se recurre), además del ámbito civil y contencioso-administrativo. Y tres, que se suben
todas las tasas y bastante: se duplican
las de pleitos civiles (de 150 a 300€) y los recursos de casación (al Supremo,
de 600 a 1.200€) y se triplican las apelaciones (300 a 800€). Al final, litigar
va a ser más caro: una demanda civil (300€), con recurso de apelación
(800€) y casación (1.200 €) saldrá por 2.300 euros, más gastos (abogado,
procurador, peritos, informes) y pago de
costas si se pierde. Además, las
nuevas tasas pueden retraer a los trabajadores a recurrir despidos y ERES: los
sindicatos
ya han denunciado que se busca” blindar
la reforma
laboral”.
Otra novedad es que se quita a los funcionarios el privilegio de acudir a los Tribunales sin abogado y
procurador. Con todo, pagaremos en tasas
judiciales 306 millones al año (un 20% del Presupuesto de Justicia), frente
a 164 recaudados en 2011.Pero los que
pleiteen en Cataluña
y Comunidad
Valenciana pagarán más, doblemente,
porque acaban de establecer tasas
judiciales propias, entre 50 y 120€, para recaudar otros 32 millones
anuales.
No son las únicas subidas
de la Justicia. El 31 de octubre entró en vigor la Ley
de Medidas de Agilidad Procesal, aprobada por un pacto del PSOE y PP, con dos
cambios importantes. Uno, limitar las
apelaciones: no se pueden recurrir las sentencias de menos de 6.000 euros
ni ir al Contencioso o al Supremo para cuantías inferiores a 800.000 euros. Es
lo que algunos abogados critican
como “dejar la justicia para los ricos”. El otro cambio generaliza que
pagará las costas
del juicio quien lo pierde (antes lo decidía el juez, si apreciaba temeridad
o mala fe en la demanda) y amplía el pago
de costas al contencioso administrativo. O sea, que si
recurrimos y perdemos, pagaremos las costas,
incluso con la Administración, que nos gana tres de cada cuatro pleitos. Menos recursos y más
impunidad de la Administración.
Para septiembre, Gallardón
nos tiene preparada otra sorpresa: privatizar una parte de la Justicia,
pasando a los notarios
una parte de servicios que ahora
resuelven los Juzgados: matrimonios y divorcios, declaraciones de
herederos, adopciones, conflictos de lindes, convocatorias de Juntas… En vez de
tasas, pagaremos aranceles (más altos). Y también se estudia dar un trozo del
pastel de la Justicia a los registradores y procuradores.
La subida de tasas
judiciales ha sido muy criticada
por la abogacía y rechazada
por mayoría (11 a 7) del Consejo General
del Poder Judicial (CGPJ), porque “crea
una desigualdad en el acceso a la Justicia”, disuadiendo a los más pobres.
El Gobierno dice que para ellos está la Justicia
gratuita, el turno de oficio,
al que acceden 1,7 millones de españoles
(los que ganan menos de 14.910 €). Pero también aquí va a haber cambios, según Gallardón, que ha
anunciado “una revisión de los
criterios actuales”. De hecho, muchas autonomías
(Madrid en cabeza) restringen
el turno de oficio, sobre todo a emigrantes,
a pesar de que sólo supone un 6,3% del gasto judicial (256,6 millones en 2010)
y cuesta
menos que en Europa. Ahora, con la subida de tasas, habrá más demanda de justicia gratuita, con 14 millones de españoles como potenciales clientes (5,6 millones de
parados
y más de 8 millones de mileuristas).
Vamos a tener una
Justicia más cara, a pesar de su mala imagen entre los españoles: un 48% piensa
que funciona mal o muy mal, tres de
cada cuatro piensa que los pleitos son
caros, largos y no compensan, y
un 70% cree que las Leyes no protegen sus
derechos si les toca pleitear con una gran empresa, un banco, un rico,
Hacienda o la Administración. Una Justicia
lenta, ineficaz, costosa e injusta. El Gobierno cree que con la subida de tasas, habrá menos pleitos (hay 9,5
millones al año, frente a 4 en Francia) y serán más ágiles (las demandas tardan entre un año y año y medio
y las apelaciones se van a 4 y 6 años). Pero la agilidad también depende mucho
de los medios y faltan jueces (10
por cada 10.000 habitantes, la mitad que en Europa), falta personal (un 20% son interinos, que ahora peligran), falta tecnología (hay 8 costosos
sistemas informáticos, incompatibles entre sí), faltan medios y Juzgados. Y sobran
recortes:
un -13,2% en los Presupuestos 2011 y 2012, aunque España gasta en Justicia menos que Europa (0,38% PIB frente al 0,50%
UE).
Justicia más cara y más lejos: el CGPJ
ha propuesto concentrar y reducir
los Juzgados, pasando de 431 partidos judiciales a 199. Eso supondrá
que los ciudadanos de Cuellar ya no tendrán Juzgado en su pueblo y tendrán que
ir a Segovia. Y lo mismo los de Don Benito (a Mérida) o los de Padrón (a
Santiago), por ejemplo. Si antes
desaparecieron de los pueblos las estaciones, las escuelas o el médico, ahora
toca a los Juzgados. Es el progreso.
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