Europa fue a esta
Cumbre al borde del precipicio y sale eufórica
porque no se ha despeñado. Pero sólo hay una medida concreta, para calmar los mercados: que el BCE haga de
bombero y compre deuda de España e Italia. En el resto, los líderes europeos sólo ganan tiempo: posponen hasta octubre la hoja de ruta y el calendario para avanzar
en la unión bancaria, fiscal y económica,
más Europa para afianzar el euro. Y contra la recesión en 12 países, aprueban un raquítico Plan de inversiones de 120.000 millones (sólo 10.000
nuevos). España e Italia han vendido
la Cumbre como “un éxito propio” (conseguir que les echen un flotador para no
ahogarse), pero tanto Merkel como el
BCE recuerdan que “nada es gratis”. Por eso, Rajoy tendrá que aprobar un duro ajuste bancario y nuevas medidas: subir el IVA, recortar
ayudas a la vivienda, bajar sueldos a funcionarios y más reformas laborales y
en pensiones. Y si la recesión aumenta,
como dice el Banco de España, tendrá que hacer más recortes en otoño.
España e Italia
acudieron a esta Cumbre europea
advirtiendo a sus colegas que la presión
de los mercados era insostenible: no
podían seguir pagando un 7% (España) o un 6% para financiarse, porque eso
destroza las cuentas públicas (supone duplicar
en 10 años lo que se debe) y hace imposible que bancos y empresas se
financien. Merkel aceptó que el BCE les ayude, comprando
deuda (con recursos del Fondo europeo de rescate) para que baje de
precio. Pero a cambio de este “cortafuegos”,
tendrán que cumplir las contrapartidas:
la ayuda estará condicionada a que cumplan las recomendaciones de la Comisión
en materia de déficit y gasto público. Si
no hacen los deberes, no hay bomberos. Y en nuestro caso, los
deberes nos los pusieron en mayo: subida del IVA, recorte déficit
Estado y autonomías, acelerar edad jubilación 67 años, cambios en reforma laboral, reforma financiera, liberalizar servicios y Plan contra la pobreza. Y supresión de
ayudas a la vivienda y bajada sueldos de funcionarios (FMI).
La otra petición de
España e Italia, apoyada por Francia,
era que Bruselas aprobara ayudas directas a los bancos en apuros, sin pasar
por los Estados (para no subir su deuda pública). Merkel no quería y ahora ha
cedido a medias: no habrá ayudas
directas hasta que no haya unión bancaria en Europa, hasta que no sea el BCE (y no el Banco de España o Italia)
quien supervise los bancos y Cajas e
imponga y vigile de cerca los ajustes
(cierre oficinas o bancos, despidos, depósitos, créditos…). Algo acordado en la
Cumbre pero que no estará en marcha hasta finales de 2.012 o 2013. Bankia y la crisis bancaria española no pueden esperar tanto, así que el rescate
bancario solicitado (hasta 100.000 millones) irá ahora al Estado y contará
como más deuda pública. Y cuando cambie
el sistema, a finales de año o después, bancos y Cajas rescatados devolverían
el préstamo al Estado y se lo pedirían al Fondo de rescate europeo. Un lío para que Merkel
salve la cara ante sus ciudadanos (los que más pagan el rescate).
La tercera decisión
de la Cumbre, poco explicitada, es un
Fondo de 120.000 millones (1% PIB UE) para “reanimar la economía europea”, donde hay
12 países en recesión. Un Fondo raquítico (Europa ha destinado a salvar sus
bancos más de 400.000 millones), al que sólo se aportan 10.000 millones nuevos
(55.000 son remanentes de Fondos estructurales y 60.000 es deuda que emitirá el
BEI). Una iniciativa de Hollande que Merkel ha peleado en esta Cumbre porque
era la contrapartida a los socialdemócratas alemanes por apoyar el Pacto fiscal
europeo en el Bundestag. A España
le podrían tocar entre 9.000 y 10.000 millones de inversión, a cofinanciar, una cifra ridícula.
Fuera de estas tres decisiones,
lo demás son buenas palabras: un principio de acuerdo para que en la Cumbre
de octubre se apruebe la hoja de ruta y el calendario para la unión
bancaria, fiscal y económica, tres patas claves para avanzar en más
Europa, a costa de menos
autonomía de los países, algo que se
lleva pidiendo desde que en 1999 nació el euro. En banca, se pretende crear un
supervisor único para los 17 (el BCE), un Fondo de garantía único (para los depósitos) y un Fondo de intervención de crisis. Y en la unión fiscal, crear un
superministro de Economía del euro que fije techos de gasto y de deuda,
pudiendo vetar los Presupuestos nacionales. Y sólo cuando haya una disciplina fiscal asegurada, “se hablaría de
un Tesoro europeo que podría emitir eurobonos”. Para 2013 o 2014 (no
lo verá Merkel, como ella
anticipó, ya que tiene elecciones el año que viene).
Largo me fiais la
construcción europea, quizás piensen los mercados, que aprovechan los desajustes entre países para atacar a
los más débiles y ganar dinero. Pero el
mayor problema sigue siendo que la economía europea está débil: los países
euro no crecerán nada este año y 12
países están en recesión, entre ellos España e Italia, con crecimiento negativo de Francia
el segundo trimestre. Y así, los
inversores temen que los países más débiles tengan problemas para pagar su
deuda, para pagarles. La recesión (y el paro) son el primer
problema de Europa, sobre todo en el sur, pero no se ha hablado apenas de ello en la Cumbre.
Y así nos va.
En España, el mayor problema no es la prima de riesgo,
sino la recesión, que se agrava
por los recortes
(Estado, autonomías y Ayuntamientos) y la
caída del consumo, derivada del altísimo paro
(en unos días rozaremos los 6 millones) y la caída de los salarios,
la mayoría sobre los 1.000 euros al mes, según el INE. Con este panorama, el Banco
de España ya ha anticipado una mayor
caída en el segundo trimestre (podría ser del -0,6%) y muchos expertos apuestan
por una caída del 2 al 3% este año y por
encima del 1% en 2013 (España será el único país europeo que decrezca en 2013).
Así, caerá la recaudación y será difícil
recortar el déficit público: hasta mayo, el déficit
del Estado es del 3,4 %, muy cerca del 3,5% prometido para todo el año. Y si cae la recaudación, los mercados temerán
por cobrar su deuda y volverá
el baile, a pesar del bombero. Y eso
obligará al Gobierno a nuevos recortes y subidas de impuestos en
otoño.
Al final, la Cumbre
ha buscado evitar el precipicio de tener
que rescatar a España y a Italia (la cuarta parte de Europa), pero los dirigentes
europeos siguen sin dar pasos firmes en más Europa y profundizando en los recortes, en las recetas que han llevado a la recesión.
Son fundamentalistas del ajuste: no
quieren ver que mientras Europa no
crezca, los mercados no confiarán en que su dinero está seguro en el
continente. Y seguirá creciendo el paro,
la incertidumbre, la desconfianza.
No necesitamos sólo bomberos: nos hacen
falta ingenieros para construir el futuro. Crecer. Salir del hoyo.
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