Lo venden como el
mayor ajuste de la democracia (y lo jalean). El cuarto recorte
en seis meses de Gobierno Rajoy.
Una vuelta de tuerca más a los impuestos
y a los gastos, incumpliendo las
últimas promesas electorales. Y todo para satisfacer las peticiones de los fundamentalistas de Bruselas, que sólo aceptan
rescatar nuestra banca a cambio de más recortes. Un ajuste injusto, porque recae más en los ciudadanos que menos tienen,
e ineficaz, porque ni
calma a los mercados ni ayuda a salir de la crisis, como han demostrado
ya dos años largos de recortes. Al contrario: el superajuste Rajoy retraerá
más el consumo y agravará la recesión, provocando más paro. Y con ello, se recaudará menos y bajará menos el déficit, lo que forzará a más recortes antes de fin de año. Es un bucle
suicida.
enrique ortega |
El aleteo de Bankia, pésimamente gestionado por
el Gobierno, provocó la conmoción del rescate
europeo de España por la puerta de atrás. Y ni
Bruselas ni Berlín iban a dar 100.000 millones de euros (aunque sean para la
banca) sin condiciones. Quien paga manda. Por eso, al día siguiente de que el Eurogrupo aprobara el rescate a la
banca española, Rajoy anunciaba en
el Congreso su cuarto ajuste, el más
duro: 65.000 millones en dos años y
medio (entre recortes y subida de impuestos), frente a 15.000 de Zapatero (mayo 2010) en año y medio. Y
ya no había medias tintas: “no tengo más
remedio que hacerlo, aunque no me guste”, dijo
Rajoy. Bruselas manda: estamos
intervenidos, se diga como se diga.
Pero no se trata sólo
de cumplir con las recetas de los fundamentalistas de Bruselas. El Gobierno
ha visto que no le salen las cuentas, sólo dos
meses y medio después de aprobar los Presupuestos 2012: la recaudación del IVA cayó
el 10% hasta mayo y la de sociedades
un 8%, por culpa de la recesión. Y con la prima de riesgo por las nubes, el pago de intereses ha crecido un 31,9%. Así no hay forma de rebajar el déficit, ni siquiera con el respiro que nos acaba de dar Bruselas
para dejarlo en el 6,3% este año. Y menos dejarlo en el 4,5 % en 2013. Hay que sacar dinero debajo de las piedras y cortar
gastos con la guadaña.
“No queda más remedio” que seguir olvidando las promesas electorales y subir el IVA, al 21 % (como Grecia,
Portugal e Irlanda, los tres países intervenidos “oficialmente”), para arañar
7.500 millones. Dejar sin la paga de Navidad a 2.700.000 funcionarios (otros 4.000 millones). Recortar el paro desde el sexto mes
a los nuevos parados y suprimir la prestación asistencial de 426 euros a los menores de 55 años. Subir el tabaco y poner tasas
medioambientales y a los carburantes. Recortar
las ayudas ya menguadas a los ancianos a los que cuidan sus familias o en
residencias. Y pegar otro tajo de 600
millones al Presupuesto 2012. Eso ya.
Y desde enero, se suprime la
desgravación por vivienda, un error que recuperaron al llegar al Gobierno (y que cuesta 2.523
millones). Y para 2012 y 2013, como guinda, se rebajan un punto las cotizaciones sociales, una escasa ayuda
para emplear en tiempos de recesión. Y se anuncia un tajo a los Ayuntamientos, reduciendo un 30% de
concejales para las elecciones de
2015.
Las medidas
son injustas, porque recaen más sobre los ciudadanos con menos
recursos. El
IVA lo pagan igual los ricos que
los mileuristas, en un país con los salarios
a la baja, alza de impuestos y subidas
de la luz, transportes y tasas. Y subirlo será la puntilla para el comercio y el turismo.Y se cargan el cine, el teatro y la música, al subir su IVA del 8 al 21%.
Reducir la prestación de desempleo (864
euros de media) es una racanería
ideológica (“para animarles a buscar
empleo”, Rajoy dixit, como si lo hubiera) que esconde que casi la mitad de los parados no cobra nada. Los funcionarios llevan dos años con el sueldo congelado e incluso
rebajado en Cataluña, Andalucía y Castilla la Mancha. El recorte a los ancianos, en la Ley de Dependencia,
ya clamaba al cielo y se va a agravar ahora quitándoles 200 millones más. Y sobre las pensiones futuras, Rajoy promete a
Europa acelerar el retraso de la jubilación a los 67 años (prevista para 2027),
pensando incluso en subir de 15 a 25 años el periodo de cómputo antes de lo
previsto (2023). A los autónomos y profesionales les suben las retenciones que les deducen de sus ingresos (del 15 al 21%). Y a los jóvenes, les quitan 63 € al mes de las ayudas al alquiler (quedan en 147 €), a los que las tenían antes, ya que el 31 de diciembre las quitaron.
El superajuste de
Rajoy es ineficaz, como los
ajustes que llevamos desde el primero de Zapatero en mayo de 2010: la economía ha ido a peor, hemos pasado
de crecer a decrecer, el paro aumenta sin cesar, hay más pobreza y desigualdad. Y España será el único país europeo que no
crezca tampoco en 2013 y que no cree empleo neto hasta 2015. Y la prima de riesgo está 200 puntos más
arriba de cuando llegó Rajoy. Ni eso. Más
desconfianza.
“¿Servirá de algo?”,
se preguntaba Rajoy sobre su ajuste. Sí,
para hundirnos más en la recesión, para traer más paro. No hay que ser economista para entender que
si se sube el IVA y los impuestos, si se recortan ingresos a funcionarios y
parados, si se hacen recortes por doquier, la gente consumirá menos, las empresas venderán menos y la economía caerá más, aumentando el
paro. Es lo que ha pasado en Grecia, en Portugal, en Irlanda. Y en España. La receta de los fundamentalistas, de
Bruselas y de España, hunde más la
economía. Y los mercados temen no cobrar su deuda si la economía no crece. Elemental.
¿Qué se puede hacer?
Ir por otro camino: hay que reanimar la economía, el consumo
(público y privado), buscando ahorrar en lo que se pueda pero incentivando la
inversión y el empleo entre los jóvenes y en sectores con futuro, desde el
turismo a las energías alternativas pasando por la exportación, las pymes y las
nuevas tecnologías. Olvidarnos de Merkel y seguir la senda de Obama, poniendo el paro y no el déficit como el primer problema del país. Pero
España no puede hacerlo sola: hace falta un cambio drástico de política en
Europa, que tiren Alemania y la
Europa del norte y un Plan Marshall de
verdad, no los ridículos 120.000 millones de la última Cumbre.
Mientras, a cortísimo
plazo (este lunes), Bruselas debe
pedir al BCE que salga en apoyo de España, comprando
deuda para rebajar la prima de riesgo y compensarnos de los sacrificios del superajuste. Y cuanto antes,
compartir la deuda europea (eurobonos),
para que no haya dos
Europas: los países que los mercados quieren financiar (Alemania,
Holanda, Austria Finlandia y Francia), incluso con tipos negativos (pagándoles) y el resto (la Europa del sur), asfixiados por tener que financiarse a precios imposibles.
Por el camino de Rajoy (y los fundamentalistas de
Bruselas), la economía se hundirá más
en el pozo: caerá el consumo,
caerá la actividad (más del 2% PIB), el paro llegará a los 6 millones y caerá la recaudación, con lo que tendrán que hacer otro recorte antes de fin
de año, usando ya las últimas balas:
pensiones, el paro y los sueldos de los funcionarios, más la sanidad y educación. Y eso llevará a más recesión y a más recortes. Un bucle suicida que temen los mercados. Es el problema de hacer muchas sangrías a un enfermo: se te acaba
muriendo.
Tenemos una triste
papeleta: un Gobierno que no hemos
votado (Bruselas) nos está imponiendo
una política suicida, que no da
frutos y que empeora la vida de la
mayoría de los españoles. Lo mismo pasa
en media Europa. Y en España, un Gobierno
apoyado sólo por la mitad de los españoles va
de traspiés en traspiés, improvisando día a día, sin rumbo y llevándonos al precipicio con la idea de que no hay otra elección que el sufrimiento o la ruina.
Para eso no necesitamos líderes ni economistas.
Ya nos hundimos solos. Es menos
frustrante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario