jueves, 28 de marzo de 2024

Otra Semana Santa a tope (y más cara)

Los españoles se han lanzado a viajar esta Semana Santa, por España y por Europa, mientras hay un aluvión de extranjeros en costas y ciudades. A pesar del mal tiempo, será otra Semana Santa récord, tras la de 2023, con una ocupación hotelera que supera el 85% en muchos destinos, en el litoral, islas y ciudades con procesiones. Una “fiebre por salir” que no se detiene ante las fuertes subidas de precios, superiores al 15%, en transportes, hoteles, restaurantes, cultura y ocio. El Gobierno espera 14,2 millones de turistas extranjeros entre marzo y abril, 2 millones más que el año pasado, que gastarán 19.000 millones (+3.700). Y seguirá el aluvión hasta el verano, cuando se esperan más turismo (nacional y extranjero) que en 2023. Ya se habla de 93 millones de turistas en 2024 y 100 millones en 2025. Pero ojo: la saturación turística, como en esta Semana Santa, puede volverse en contra y matar nuestra primera industria, el turismo. Hay que reconvertir los viajes y el ocio.

                   Enrique Ortega

El año 2024 ha empezado muy bien para el turismo. En enero y febrero se produjo un récord de pernoctaciones (estancias en hoteles y alojamientos turísticos), según el INE: 34.995.422 pernoctaciones, 2,7 millones más que al inicio de 2023 (+8,38%), sobre todo por la mayor llegada de extranjeros (22,5 millones de pernoctaciones, +12,6%). Y enero de 2024 fue el mejor mes de enero de nuestra historia para el turismo: llegaron 4,8 millones de extranjeros, un +15,3%, sobre todo europeos y de EE. UU. (+23,6%), casi la tercera parte a Canarias (1,32 millones, +9,25%), pero también a Cataluña (958.726, +20,37%), Andalucía (666.363, +17,4%), Comunidad Valenciana (619.718 turistas, +29,06%) y Madrid (609.325, +17,45%). Y estos turistas extranjeros que llegaron en enero se gastaron 6.550 millones de euros, un 25,5% más que en enero de 2023, con una estancia media de 8,71 días y un gasto medio de 158 euros diarios,  según Frontur.

En marzo, a falta de datos oficiales, el sector confirma que han seguido aumentando las pernoctaciones y la llegada de turistas extranjeros, atraídos por el excepcional buen tiempo. Y así, se ha llegado a una Semana Santa que se espera récord, con una ocupación media del 85%, que superará el 90% en las islas, zonas de costa y algunas ciudades de interior con atractiva oferta de procesiones (en Andalucía y Castilla y León). Los hoteleros insisten en que las reservas de Semana Santa se anticiparon este año, superando en un 35% la ocupación de 2023 (cuando tuvimos una Semana Santa récord) e incluso la de 2019 (+25% de reservas). La novedad este año es que lo que más crecen son las reservas de españoles, sobre todo a Canarias, Navarra, Murcia y Aragón, según CEHAT. Y todo ello ayudado por un aumento de los vuelos (Iberia y sus filiales han ofertado 1 millón de plazas más) y de trenes (2,5 millones de plazas en Renfe), además de un récord en los desplazamientos por carretera.

Se espera pues un récord histórico de ocupación esta Semana Santa, a pesar del mal tiempo y, sobre todo, de que los viajeros se encuentran con unos precios disparados, desde los carburantes (el diesel está más caro que hace un año y la gasolina está en máximos de cuatro meses, aunque más barata que en la Semana Santa de 2023) y los billetes de avión y tren a las estancias en hoteles, las comidas y bebidas en restaurantes y bares o el coste de la cultura y el ocio. En febrero, los hoteles ya habían subido un +9% anual (y los restaurantes un 5,1%), según el INE, pero para Semana Santa, las habitaciones de hotel han subido una media del +15%. Y más en algunas ciudades como Palma (+28%), Madrid (+19%), Sevilla o Málaga. A pesar de este fuerte aumento de precios, generalizado, españoles y extranjeros no han renunciado a viajar, aunque algunos han recortado su estancia (4 días en lugar de toda la semana) y otros han buscado más casas rurales y apartamentos que hoteles. Y los supermercados están multiplicando ventas en zonas turísticas.

Este aluvión de viajes esta Semana Santa está sirviendo para mantener el consumo y la actividad económica, que habrá vuelto a crecer este primer trimestre gracias al turismo (que ya aportó en 2023 el 70% de todo el crecimiento español, 1,75% del 2,5% que crecimos). Y se notará también en el empleo, porque se han realizado 116.200 contrataciones extras en marzo por la Semana Santa (+18,6% que en 2023), según Randstad, sobre todo en Andalucía, Cataluña y Madrid. Eso sí, la subida de precios provocada por la Semana Santa (“todo el mundo se aprovecha”) provocará una subida de la inflación en marzo, que subió al 3,2% anual (+0,4%), según el dato adelantado del INE, una mala noticia que puede retrasar la bajada de tipos del Banco Central Europeo (BCE), esperada para junio.

Con todo, esta Semana Santa récord no es un hecho aislado, sino que se espera un aumento del turismo y los viajes (de españoles y extranjeros) el resto de la primavera, a la vista de las reservas ya hechas y del aumento de billetes de avión y tren ofertados y reservados. Las previsiones de Turespaña, tras sondear los mercados internacionales, son que visiten España, entre marzo y abril de 2024, unos 14,5 millones de turistas extranjeros, 2 millones más que en esos meses de 2023. Y además, que esos turistas hagan también un gasto récord, de 19.000 millones de euros (+3.700 millones que en marzo y abril de 2023). En paralelo, el sector hotelero espera aumentar sus ingresos un +14% esta primavera respecto a la de 2023 (y +25% sobre la primavera de 2019), gracias a un aumento de la ocupación (+4%) y sobre todo a la subida de precios (+10%), según el Smart Observatory, elaborado por la Confederación hotelera CEHAT y la consultora PwC.

Los expertos reiteran que crece el interés por viajar a España, esta primavera y el próximo verano, como lo atestiguan las búsquedas por Internet, las reservas y el aumento de plazas en los vuelos internacionales. Así que el sector espera una primavera récord (de abril a junio) y que el verano vuelva a ser récord, superando la llegada de turistas de 2023 y el turismo de los españoles. Y además, creen que la buena temporada turística podría extenderse hasta septiembre y parte de octubre, si el “buen tiempo” acompaña. Se observa un gran interés de los europeos (no sólo británicos, franceses y alemanes) por viajar a España y un fuerte aumento de turistas de América y Asia, que nos ven como un país “seguro” (ante el conflicto en Palestina, que desalienta viajar a Turquía o Egipto) y con una oferta muy completa, que suma al sol y playa la gastronomía, el ocio y la cultura.

Además, los expertos creen que “la tendencia a viajar se ha consolidado como una prioridad para los consumidores occidentales, tras el gasto en comida y vivienda. Así que todos los europeos (y los españoles) ya no sólo viajan en vacaciones, sino que aprovechan cualquier hueco o fin de semana para “escaparse”, para buscar nuevas experiencias fuera de su ciudad, “cueste lo que cueste”. Es esta “fiebre”, desatada en Occidente tras el fin de la pandemia, la que explica el aluvión de viajes y turistas, aunque suban los precios. Y por eso, las previsiones sobre el año turístico en España son “estratosféricas”: ya se habla de recibir este año 93 millones de turistas, 8 millones más que en 2023 (85,1 millones). Y llegar a los 100 millones de turistas extranjeros en 2025…

Una locura, si recordamos que en 2003 llegaron la mitad de turistas extranjeros (50 millones) y en 1995 la tercera parte (33 millones). Está claro que el turismo es nuestra primera industria y la locomotora de la economía, el sector que este año 2024 volverá a aportar casi la mitad del crecimiento (el 41,4% del 1,6% que esperamos crecer) y crea 1 de cada 4 nuevos empleos. Pero ojo, podemos “morir de éxito”, llegar a una situación en que el exceso de turistas (sobre todo en algunos destinos) retraiga a los visitantes y cree problemas serios con la población local, que la fiebre por viajar acabe convirtiéndose en un hartazgo ante los destinos masificados y caros, que fuercen a buscar destinos alternativos fuera de España. Es un temor que ya han reiterado expertos y hoteleros españoles, que llevan meses pidiendo “repensar el turismo”, alcanzar un Pacto de Estado entre instituciones y empresas para conseguir un crecimiento sostenible del turismo.

Para ello, el sector propone una hoja de ruta hasta 2030 que tenga en cuenta las exigencias medioambientales y sociales, que reduzca los pisos turísticos (principales responsables del turismo masivo “low cost”), que mejore y diversifique la oferta turística (fuera de las zonas masificadas y de los meses tradicionales de viajes), afrontando una  mayor digitalización y una profunda reconversión del sector para renovar la obsoleta oferta turística en muchos destinos de sol y plaza, para lo que piden aprovechar los Fondos europeos.

En definitiva, planificar el crecimiento del sector turístico en las próximas décadas, para no matar a la gallina de los huevos de oro. Por eso, el sector, los sindicatos,  el Gobierno, las autonomías y los Ayuntamientos tienen que sentarse y lograr un Pacto por el turismo a medio plazo, para que sea sostenible y de calidad, que no nos agobie viajar. No es fácil, pero hay que conseguirlo.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario