Los últimos datos señalan que 580 millones de personas
en el mundo eran usuarios de criptomonedas en 2023, un +34% que en 2022,
según
crypto.com. Más de la mitad (296 millones) han operado con Bitcoin, la
cripto líder del mercado, y una cuarta parte (124 millones de usuarios) con Ethereum,
a las que se suman, muy lejos, otras criptomonedas como Thether USDT, BNB,
Solana, XRP, USDC o Cardano, las ocho con
más capitalización. En conjunto, las criptomonedas alcanzan una capitalización
(valor de mercado al precio actual) que ronda los 2,5 billones de dólares
(más que el PIB español), de los que 1,35
billones corresponden al Bitcoin. En España, un 12% de los adultos
poseen criptomonedas, unas 4.700.000 personas, según
estima el Banco de España. Eso nos coloca como el 5º país europeo con
más inversores en criptomonedas, tras Reino Unido, Francia, Alemania y
Paises Bajos.
Los criptoactivos
son monedas y activos digitales que emplean un cifrado para identificar a su
dueño y poder realizar transacciones. Un 20% están respaldadas por activos como
el oro, el dólar y otras monedas, pero la mayoría (el 80% del mercado) son criptoactivos
sin respaldo detrás de un activo concreto, sobre todo criptomonedas, monedas digitales que no tienen
detrás el respaldo de un país y un Banco Central sino que las fabrican y
emiten miles de empresas privadas, que controlan también su
distribución y mercado. Las criptomonedas se basan en una red mundial de
ordenadores descentralizada, unos “mineros” (que generan
informáticamente nuevas monedas) y las plataformas de compraventa, que
permiten cambiar divisas por criptomonedas, almacenarlas en “billeteros
digitales” y comprarlas y venderlas después, con altísimas comisiones.
Se trata de un mercado muy reciente, ya que la
primera criptomoneda, el bitcoin, empezó a funcionar en enero de 2009
(ver
historia criptomonedas) y a la que han seguido hasta 20.000 criptomonedas,
9.000 de ellas registradas actualmente. Al principio, su valor fue muy escaso,
con pocos compradores, lo que hizo que el bitcoin cotizara en 2015 a 327
dólares. A finales de 2016 superó ya los 900 dólares y en 2017 dio el
primer gran salto, cotizando a 19.345 dólares en diciembre. Hubo una
corrección en 2018 y 2019, seguido de una caída por la pandemia (5.165 dólares
en marzo 2020), para iniciar un fuerte repunte en octubre de 2020, que llevó al
bitcoin a un primer
máximo histórico: cotizó a 64.400 dólares el 12 de noviembre de 2021. A
partir de ahí, empezaron las ventas masivas y se
desinfló la burbuja, hasta alcanzar un mínimo de 15.409 dólares en
diciembre de 2022.
Más de año y medio de caída de cotizaciones (”el
invierno de las cripto”), entre mediados de 2022 y principios de
2024, que se llevaron por delante a millones de pequeños inversores, que perdieron
más de 2 billones de dólares, y provocaron quiebras y cierres de empresas y
plataformas de venta muy conocidas, como FTX, Terra (Luna), Three Arrons
Capital, Celsius o Voyager, con historias de emprendedores digitales famosos
ante el juez o en la cárcel.
Muchos pensaron que era el final de las criptomonedas,
el fin de otra burbuja especulativa más, pero no ha sido así: la
fiebre por el bitcoin y las demás cripto ha vuelto en el último mes y
con fuerza: el 6 de febrero empezó este último “rally”, pasando el bitcoin
de cotizar a 40.064 dólares a un máximo histórico de 68.562 dólares el 4 de
marzo, para superarlo y cerrar en otro máximo histórico este viernes: 68.720 dólares (ver gráfico cotización). Y a su vera, se ha disparado también la cotización
de otras criptomonedas, incluso las
llamadas “memes”, unas criptomonedas con caras de perro o de
la rana Pepe (¡ en serio¡) , como Dogecoin (apoyada por Elon Musk: ¡ya
vale tanto como Telefónica!), Shiba Inu, Pepe Coín, Dogelon Mars,
Samoyed Coín o Mona Coin, que se
han revalorizado hasta un 1.000% en el último mes. La fiebre de
compra ha vuelto, olvidando la debacle de 2022 y hay millones de
inversores que meten dinero cada día en todo lo que huela a “criptomonedas”, por
si acaso. Las llaman inversiones FOMO (“Fear of missing out”) : “miedo
a quedarse fuera”…
Los expertos explican esta nueva “burbuja cripto” por
tres causas. La primera, porque los inversores esperan una bajada de
tipos de interés (en primavera o verano) y eso les hace buscar otras
alternativas de inversión. La segunda causa, clave en la subida de cotización
de las cripto estas últimas semanas, es que Estados
Unidos aprobó, el 10 de enero, la comercialización de los primeros
Fondos (ETF) en bitcoin, lo que permite ahora que muchos inversores “más
serios” (Fondos, instituciones, bancos, grandes inversores) se lancen a
poner su dinero en Fondos (ETF) que replican a bitcoin, pero que pueden
comprar en instituciones “serias” (Fondos, gestoras y bancos de inversión) y
operar con ellos sin problemas, sin tener que recurrir a billeteras virtuales y
plataformas de bitcoin. Y pagando comisiones mucho más bajas que en las
plataformas de criptos.
La autorización de 11 Fondos (ETF) en bitcoin la dio la
Comisión del Mercado de Valores USA, la SEC (el equivalente a la CNMV
española), que lleva años vigilando y criticando el bitcoin. Y lo
hizo por imposición judicial,
en cumplimiento de una sentencia del Tribunal de Apelación de Columbia
contraria a los expedientes de rechazo a la aprobación, tras múltiples litigios
legales de poderosos Fondos y bancos de inversión, que querían unirse al
negocio cripto. Pero la autorización de la SEC es forzada, como
señaló su presidente al aprobar los nuevos Fondos (ETF) de bitcoin: “Hoy hemos
aprobado determinados Fondos cotizados sobre el bitcoin al contado, no hemos
aprobado ni respaldado al bitcoin. Los inversores deben mantener la cautela
ante los innumerables riesgos asociados al bitcoin y a los productos cuyo valor
está vinculado a las criptomonedas”…
A pesar de esta “advertencia”, los grandes inversores han
aprovechado la aprobación de Fondos (ETF) de bitcoin, que suponen un
salto cualitativo para las criptomonedas, para entrar
a saco en este nuevo mercado, disparando un 35% las cotizaciones del
bitcoin ( y las demás cripto, hasta las “memes”…). La ETF en bitcoin más popular, IBIT,
comercializada por Black Rock (la mayor gestora de fondos del mundo)
recibió hasta 10.000 millones de inversiones en las primeras 7 semanas, un
récord histórico. Y hasta la fecha, los 4 mayores Fondos (ETF) en bitcoin han
captado ya cerca de 20.000 millones de dólares.... Una carrera a la que se
han apuntado los principales Fondos y bancos de inversión, salvo Vanguard, la 2ª
mayor gestora USA, argumentando que “es más especulación que inversión”.
La 3ª causa que ha disparado las cotizaciones de las criptomonedas
es el inminente recorte
de los bitcoins disponibles, un proceso que se repite cada 4 años para
controlar la oferta y mantener los precios. Lo llaman el
“halving” (“reducir a la mitad”) que consiste en reducir a la
mitad la recompensa que los “mineros” (los que generan bitcoin) reciben por
validar bloques en el blockclain de bitcoin. Su objetivo es recortar la
oferta de bitcoin, que tiene un máximo (hay otras criptomonedas que no, lo
que infla su oferta), para estabilizar los precios. Y los inversores
saben que las tres ocasiones anteriores en que se ha recortado la oferta
(noviembre de 2012, julio de 2016 y mayo de 2020), la cotización se disparó,
porque suelen bajar los precios y es un buen momento para comprar y
posicionarse a medio plazo. En el último recorte, la cotización saltó
de 9.558 (mayo 2020) a 61.283 (marzo 2021). Y ahora, con el recorte que se
espera para abril (no hay fecha: entre el 8 y el 22), creen que
volverá a subir.
En medio de esta nueva euforia de muchos inversores
(pequeños y grandes) por las criptomonedas, que olvida la reciente crisis, los
expertos del sector apuestan porque la cotización
del bitcoin supere este año los 100.000 dólares y alcance entre120.000
y 150.000 dólares en 2025, al margen de esperadas correcciones. Todo apunta
a una nueva “burbuja cripto”, donde los grandes Fondos y bancos
de inversión aprovecharán los picos y serán los primeros que abandonen el
barco, en perjuicio de los pequeños inversores (muchos jóvenes), que sostienen
el tinglado, pagando altas comisiones y perdiendo al final casi todo lo
invertido Es lo que pasó en la anterior burbuja cripto y lo que volverá a
pasar, porque se trata de un activo especulativo, no
apoyado en ningún activo con valor real.
Lo ha dicho bien claro (22 de febrero) el Banco Central
Europeo (BCE), al hilo de la fuerte subida del bitcoin: “reiteramos que
el valor real del bitcoin es cero”, escribieron
en el blog del BCE dos de sus economistas, Ulrich Bindseil y Jürgen Schaaf.
Y añadieron: “tras 15 años, el bitcoin ha fracasado en su promesa de ser una
moneda global y descentralizada y sus transacciones siguen siendo lentas y
costosas, además de haber sido incapaces de combatir su uso por los
ciberdelincuentes”. Estiman que el bitcoin se utilizó para blanquear 23.800
millones de dólares en 2023 y para que empresas y particulares pagaran 1.100
millones de dólares en chantajes de ciberdelincuentes (por “ransomware”,
secuestro de datos). Los economistas
del BCE reiteran que el bitcoin no tiene ningún activo real detrás,
contamina el medio ambiente (su “minería” consume mucha electricidad) y su
cotización es “un espejismo” que se desplomará a medio plazo, porque su
valor real es cero. “Se trata sólo de especulación y habría
que tomar medidas drásticas contra su uso”, concluyen.
La Comisión Europea presentó en septiembre de 2020 una
primera propuesta para regular este mercado “salvaje” (según otro miembro
del BCE), tan peligroso como lo fueron en su día las hipotecas de alto
riesgo (las “subprime) que provocaron la crisis financiera de 2008. El Reglamento
MiCA, la primera normativa europea para regular la operativa en
criptomonedas, lo aprobó el Parlamento
Europeo en abril de 2023 y el Consejo
Europeo en mayo, publicándose
el 9 de junio en el Diario Oficial de la UE. Pero se concede un periodo de
adaptación a entidades y paises, con lo que la nueva normativa no
entrará en vigor hasta el 30 de diciembre de 2024 (algunos temas, el 30
de junio de 2024).
Mientras, el Banco de España y la Comisión Nacional del
Mercado de Valores (CNMV) han lanzado ya dos
alertas a los inversores sobre
las criptomonedas. En su 2ª alerta conjunta, publicada
el 9 de febrero de 2022, ya advirtieron del “elevado riesgo de estas
inversiones”, por la extremada volatilidad, complejidad y falta de
transparencia. Además, recordaban a los inversores (sin éxito, por lo que se
ve) que los criptoactivos “no están regulados, no tienen consideración de
medios de pago ni tienen el respaldo de los Bancos Centrales ni están cubiertos
por el Fondo de Garantía de Depósitos e Inversiones”. Y, tras insistir que
son “instrumentos complejos, no adecuados para pequeños inversores”, alertaban
que “son muy especulativos y se puede perder todo lo
invertido”. Por si fuera poco, ambos organismos reiteraban que es un
mercado con poca transparencia en la formación de precios, con poca
liquidez (hay dificultades para venderlos) con muchos problemas para
reclamar a plataformas que están en el extranjero, sin control.
En paralelo a estas “advertencias”, la CNMV ha regulado la publicidad de las criptomonedas, supervisando
miles de webs, plataformas e influencers, lo que llevó a dar un “toque
de atención” (en 2021) al futbolista Andrés Iniesta, por anunciar en sus
redes sociales (38 millones de seguidores en Instagram) la plataforma de criptomonedas
Binance. Y el Banco de España creó, en octubre de 2021, el
primer registro obligatorio para las empresas que ofrezcan criptoactivos
en España: hay
registradas 89 empresas (36 en 2023), aunque el propio Banco de España
reconoce que eso no significa que supervise su actividad: sólo podrá
hacerlo a partir de 2025, cuando entre en vigor el Reglamento MiCA europeo.
A pesar de tantas advertencias, los inversores
españoles siguen lanzados a operar con bitcoins y otras criptomonedas,
sobre todo los más jóvenes. Un ejemplo reciente refleja
esta “fiebre cripto” : unos
400.000 españoles (ojo: casi el 1% de la población), la
mayoría jóvenes, han hecho cola en las últimas semanas en los stands de la
empresa de Inteligencia Artificial de ChatGPT (Open AI) para que les escanearan
el iris y les
pagaran la información con 13 criptomonedas de
WordCoin (80 euros), la nueva cripto creada por Sam Altman, el
padre de Chat GPT. Con ello, la empresa mata dos pájaros de un tiro:
consigue datos biométricos claves y a cambio relanzan una nueva moneda,
cuya cotización se ha disparado un 35% tras esta operación que han realizado también
en otros 36 paises, desde EE. UU. a Japón y desde Noruega o Turquía a
Sudáfrica.
Parece increíble, pero estamos ante una nueva burbuja
cripto, con muchos inversores pequeños y jóvenes lanzados a este mercado
como si fuera un casino, a pesar de las reiteradas advertencias del
BCE, Banco de España, CNMV y múltiples expertos: ”es una estafa piramidal
posmoderna” (Nobel
P. Krugman), “es una herramienta de lavado de dinero y evasión fiscal“
(Nobel
J. Stiglitz), “es como ir al casino” (Warren
Buffet, uno de los mayores inversores del mundo). Y frente a un “lobby”
poderoso de la industria cripto, que consigue enormes fortunas a
base de comisiones y compraventas especulativas y opacas, a costa de sus
clientes más vulnerables, que son los que se arruinan. Urge parar esta especulación, con normas, supervisión, multas y cárcel. Y quien
piense entrar en este mundo cripto, recuerde: nadie da duros
a peseta, por muy digital que sea.
Al final, el pasado 6 de marzo, la Agencia Española de Protección de
Datos (AEPD)
prohibió a Worlcoin seguir recogiendo datos del iris durante 3
meses ni utilizarlos, mientras va a investigar su operativa la Agencia de Datos
europea. Pero el caso revela que el mundo cripto moviliza a los jóvenes,
sea para lo que sea y aunque hayan tenido que hacer luego nuevas
colas para cambiar estos criptos en cajeros, que les han cobrado hasta el 25% de comisión…
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