lunes, 3 de mayo de 2021

Poco trabajo "decente" en media Europa

La pandemia y las elecciones en Madrid han eclipsado el 1º de mayo. Pero los sindicatos europeos (CES) nos lanzan una alerta preocupante: 13 de los 28 paises UE tienen una baja calidad en el empleo, en especial Rumanía, Bulgaria, Grecia, Italia y España, el 5º país por la cola . Y temen que la pandemia recorte aún más el trabajo “decente” en media Europa. Ante este panorama, España y Bélgica llevan a la Cumbre europea de Oporto (7 y 8 de mayo) una propuesta: que se apruebe un Pacto laboral y social europeo, para vigilar que los paises cumplen con objetivos sobre empleo, paro, salarios y bienestar económico, al estilo del Pacto de Estabilidad aprobado en 1997. Que Bruselas no sólo vigile si cumplimos con el déficit público y la deuda sino también si tenemos un paro excesivo y un empleo precario. Atajar los desequilibrios laborales y sociales como hacen con los desequilibrios económicos. Parece difícil, pero suena muy bien.

Enrique Ortega  

El trabajo “decente es uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que se ha marcado la ONU para 2030. Concretamente, es el objetivo 8º: “promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente”. Y la Unión Europea firmó este compromiso en 2015. Pero en la última década, Europa ha hecho pocos progresos para aumentar la calidad del empleo, a pesar de la recuperación, según el reciente estudio elaborado por la Alianza italiana para el desarrollo sostenible (ASVIS), por encargo de la Confederación Europea de Sindicatos (CES): el índice de trabajo decente ha pasado de 100 en 2010 a 101,8 en 2019. Incluso, el índice ha retrocedido en Grecia y es peor que en 2015 en Luxemburgo y Reino Unido.

Lo más preocupante es que hay 13 paises de los 28 UE que tienen un índice de trabajo decente por debajo de la media europea (101,8). Y en el furgón de cola del empleo decente están Grecia (índice 89), Rumanía (90,8), Bulgaria (94,7), Italia (94,8), España (97,1) y Portugal (97,6), seguidos por Letonia (98,9), Chipre (99,3), Croacia (99,3), Polonia (99,8), Lituania (100,5), Eslovaquia (101,5) e Irlanda (101,7). Paises que tienen en común formar parte de la Europa del Este y no avanzar socialmente o paises que sufrieron especialmente la crisis de la deuda de 2010 y los duros ajustes posteriores (Grecia, Portugal,  Irlanda, España o Italia). En el otro extremo, hay un listado de paises con una buena calidad del empleo, con un índice de empleo decente superior a la media UE (101,8): Paises Bajos (109,6), Dinamarca (109,5), Finlandia (109,4), Suecia (109,2), Austria y Bélgica (108,5) o Eslovenia (108,1), seguidos de Francia (106,1), Alemania (105,9) o Luxemburgo (103,2), según el estudio de la CES. Otra vez las dos Europas: la del sur con peor empleo y la del norte con empleos más dignos.

¿Qué es el empleo decente? El estudio encargado por los sindicatos europeos (CES) tiene en cuenta 3 indicadores: bienestar económico, calidad del empleo y vulnerabilidad laboral. El primero, bienestar económico, mide el crecimiento de los paises y su reparto más o menos desigual. En este indicador, España es el 4º país por la cola (índice 96,5), sólo mejor que Rumanía (85,9), Bulgaria (89,4) y Letonia (95,6), habiendo 10 paises que están por debajo de la media UE-28 (100,2) en bienestar económico, un indicador que encabezan Francia (112), Bélgica (111,5), Holanda (110,8), Austria (109,6) e Irlanda (105,5).

España queda tan mal en este índice europeo de bienestar económico porque somos uno de los paises menos productivos, estamos en el puesto nº 15 de la UE-28 en renta por habitante (PIB per cápita), sólo por delante de Chipre, Portugal, Grecia y 10 paises del Este. Tenemos el 91% de la riqueza media de la UE-28, frente al 121% de Alemania, el 106% de Francia, el 105% de Reino Unido y el 95% de Italia, según Eurostat. Y encima de crear menos riqueza, la tenemos peor repartida: España es el 5º país con más desigualdad de ingresos en la UE, sólo mejor que Bulgaria, Letonia, Lituania y Rumanía, con un índice de Gini (indicador desigualdad) de 33 frente a 30,7% de media UE, un 29,7 en Alemania o 27,5 en Dinamarca, según Eurostat.

El 2º indicador para evaluar el trabajo decente es la calidad del empleo: el estudio mide el empleo, el paro, los salarios y la negociación colectiva en los paises. Aquí España mejora algo, pero ocupa el puesto 11º por la cola en la UE-28, con un índice 100,5, inferior a la media europea  (102,1), junto a otros 12 paises (los peores, Grecia, Irlanda e Italia), mientras destacan por su calidad en el empleo Paises Bajos (índice 110,2), Suecia, Austria, Dinamarca y Finlandia, otra vez la Europa del norte.

En este apartado, los datos de España revelan que tenemos serios problemas. Primero, que tenemos un bajo nivel de empleo: trabajan o buscan trabajo un 65,7% de los adultos, frente al 73,9% de media en la UE-28, el 88,1% en Alemania, el 79,3% en Reino Unido, el 71,4% en Francia o el 62,6% en Italia. Esto significa que si fuéramos como los demás europeos, tendrían que trabajar en España 1,5 millones de personas más (y si fuéramos como los alemanes, 4 millones más). Segundo, que tenemos más del doble de paro que Europa (16,1% frente a 7,5%) y casi cuatro veces más que Alemania (4,5%), sin olvidar el 40% de paro juvenil (frente al 17,2% en la UE-28 y el 6,1% en Alemania). Y con este alto paro, los salarios en España son de los más bajos de Europa: 21,8 euros la hora frente a 27,7 de media en la UE-28, 36,6 euros en Francia, 35,6 euros en Alemania o 44,7 euros en Dinamarca, según Eurostat. Y al final, tenemos un 12,7% de trabajadores pobres (ganan menos del 60% de la media del país), frente al 9,4% de media en Europa, según la CES.

Y vamos al tercer indicador que mide si el trabajo es “decente”, la vulnerabilidad laboral. Aquí España vuelve a salir mal parada, ocupando el 5º puesto por la cola en la UE-28, con un índice 94,4, sólo por delante de Rumanía (90,2), Grecia (91,3), Italia (92,2) y Bulgaria (93,7), muy alejada de la media UE-28 (índice 108,1). Y los paises con menos vulnerabilidad laboral vuelven a ser Dinamarca (índice 110,5), Suecia (111), Luxemburgo (108,8) y Holanda (108), quedando relegada al puesto 12º Alemania (índice 105,7).

Aquí, España  destaca porque es el país líder en Europa de precariedad laboral, el talón de Aquiles de nuestro panorama laboral: un 21,9% de todos los empleos son temporales, frente al 11,9% de media en Europa. Y si nos fijamos sólo en los asalariados, un 25% tienen un trabajo temporal (la cuarta parte, por días y horas), frente al 13,2% en la UE-28. Y un 65,5% de los jóvenes españoles tienen un contrato temporal, según la EPA. Una alta temporalidad que explica por qué, cuando hay una crisis, España destruye más empleo que el resto.

Ante este panorama, 13 paises europeos (el sur y el este) con poco trabajo “decente”, la Confederación Europea de Sindicatos (CES) pide a los gobiernos europeos que se replanteen las políticas económicas, porque la recuperación de 2014 a 2019 aumentó el crecimiento pero apenas mejoró el empleo decente. Y se temen que ahora, con una mayor recesión provocada por la pandemia, el trabajo sea todavía menos “decente”. Por ello, piden a la Comisión y a los gobiernos europeos que aprovechen los Planes de recuperación y los Fondos europeos para conseguir un empleo más “decente” en Europa, sobre todo en la Europa del sur y del Este, muy alejada de la calidad de empleo del resto.

Frente a esta preocupante realidad laboral  (avalada por decenas de estadísticas), dos paises han tomado nota de la alerta de la CES: España (con un gobierno de izquierdas) y Bélgica (con un gobierno liberal ), que van a presentar una propuesta a la Cumbre Europea de Oporto de esta semana (7 y 8 de mayo) para que Europa apruebe un Pacto de indicadores laborales y sociales, similar al Pacto de Estabilidad aprobado en 1997 para vigilar los desequilibrios económicos y fiscales (déficit y deuda sobre todo). El objetivo es claro: si Europa se preocupó de vigilar que los paises tuvieran un crecimiento económico y fiscal saneado, es hora de preocuparse de que el empleo de los europeos sea “decente”.

La propuesta que llevaran a la Cumbre europea España y Bélgica pretende que los 27 aprueben un marco de indicadores cuantitativos sobre cuestiones laborales y sociales: nivel de empleo y paro, calidad de los puestos de trabajo, brecha salarial entre hombres y mujeres, higiene y seguridad en el trabajo… Incluso quieren incluir objetivos de política social o educativa, como el número de personas sin techo, la tasa de abandono escolar o servicios a la infancia y a los ancianos. Lo que proponen es vigilar esos objetivos anualmente, como se hace con los objetivos del Pacto de estabilidad, y que la Comisión alerte a los paises que no cumplan con su situación socio-laboral, como hace cuando se dispara el déficit.

En realidad, esta propuesta es de gran calado, porque pretende que Europa se fije en  la dimensión laboral y social de su crecimiento, no sólo en la económica y fiscal. Y sobre todo ahora, cuando la pandemia ha agravado el empleo y las condiciones de vida de millones de europeos. Lo que pretenden España y Bélgica es que los Planes de recuperación ayuden a los paises a crecer con más empleo y de mejor calidad. Y para ello proponen mecanismos para mejorar la situación laboral de los europeos, como crear un seguro de paro europeo, una propuesta que beneficiaría a España y la Europa del Sur y Este.

La propuesta va a chocar seguro con los paises del centro y norte de Europa, con empleos de más calidad, que no van a querer gastar dinero (su dinero) en apoyar a la Europa del sur y del Este a que mejoren su mercado laboral y tengan más trabajo “decente”. Pero Europa debía aprovechar la pandemia y los Fondos de reconstrucción para sentar las bases de una Europa “más social”, con mejores empleos y protección social. No sólo por justicia, sino también por razones económicas y políticas. Económicas porque no se puede avanzar en un mercado interior más eficaz y competitivo si las condiciones de trabajo son tan dispares como las que existen hoy entre Grecia o Dinamarca, por ejemplo. O entre España y Alemania, con casi cuatro veces más de paro, el triple de precariedad y la mitad de salarios. Y políticas, porque si la pandemia reduce más el trabajo “decente”, aumentarán los europeos que no tengan ningún interés por la política y las instituciones y acaben en las redes de los extremistas.

Es hora de construir “otra Europa”, que se preocupe más por el paro, las condiciones de trabajo y los sueldos que por el déficit público, la deuda y la ortodoxia económica “neoliberal” de las últimas décadas. En esta 2ª crisis desatada por la pandemia, la receta de Europa (y España) no han sido los recortes y ajustes de 2010 a 2016, sino un mayor gasto y una mayor preocupación por el empleo y las necesidades de los europeos. 

Habría que aprovechar este cambio para consolidar otra política en Europa, que se obsesione más por el empleo, la igualdad y la pobreza que por la deuda y el déficit público. Y que utilice los Fondos europeos para recortar distancias entre la Europa rica del norte y la pobre del sur y del Este. La Cumbre europea de Oporto será sólo el primer asalto de una batalla que será difícil, porque la Europa rica del norte manda. Pero la pandemia ha abierto nuevas peleas y los ciudadanos están hartos de políticas europeas que no garantizan su trabajo ni el de sus hijos. Es hora de configurar otra Europa.

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