Es probable que el Gobierno Sánchez no consiga aprobar un Presupuesto para 2019. Su pretensión es gastar más, tras años de recortes. Lo permite la Comisión Europea, que nos da 6.000 millones de margen. Y hace
falta: ZP y Rajoy recortaron 30.000 millones y todavía gastamos menos en
sanidad, educación, gasto social y desempleo que en 2009. Falta de todo, desde un Plan de empleo
a obras para evitar riadas. Y España tiene menos
gasto público que Europa, 60.000 millones menos cada año. Urge un Plan
de choque para lo más urgente, desde empleo o pensiones a sanidad,
educación, tecnología o depuración de aguas. Y para pagarlo, hay
que recaudar más: se puede, porque recaudamos
88.000 millones menos que Europa cada
año. Gobierne quien gobierne, tendrá que gastar más y subir impuestos a los
que pagan poco (grandes empresas, bancos, multinacionales, ricos e inversores).
Si no los suben o los bajan, como pretenden PP y Ciudadanos, seguiremos con unos servicios públicos de 2ª división. Que lo sepan los votantes.
España siempre ha tenido menos gasto público que la mayoría de Europa: primero en el franquismo, luego con la democracia (aunque aumentó, por la presión social), después con la crisis (por los recortes) y ahora, a pesar de la recuperación. No gastamos menos que Europa porque seamos más pobres (somos el país nº 14 en renta por habitante), sino que también gastamos “comparativamente” menos, en relación a nuestra riqueza (PIB), que es como se mide: España gasta el 41% del PIB, frente al 45,8% de media que gasta la UE-28 y el 47,1% los países euro, según los datos de Eurostat. Y lo malo, insisto, es que este menor gasto público no es de ahora, tras la crisis, sino que viene de siempre: gastábamos menos en 1997-2001 (40% del PIB frente a 47% en Europa), en los años de “vacas gordas”, 2002-2006 (38,4% frente a 45,7%), al principio de la crisis, entre 2007 y 2011 (43,5% frente a 47,9%, más que nunca, por el gasto inútil de ZP contra la crisis), mucho menos con los recortes de Rajoy (37% frente a 49% en 2012) y ahora con la recuperación.
enrique ortega |
España siempre ha tenido menos gasto público que la mayoría de Europa: primero en el franquismo, luego con la democracia (aunque aumentó, por la presión social), después con la crisis (por los recortes) y ahora, a pesar de la recuperación. No gastamos menos que Europa porque seamos más pobres (somos el país nº 14 en renta por habitante), sino que también gastamos “comparativamente” menos, en relación a nuestra riqueza (PIB), que es como se mide: España gasta el 41% del PIB, frente al 45,8% de media que gasta la UE-28 y el 47,1% los países euro, según los datos de Eurostat. Y lo malo, insisto, es que este menor gasto público no es de ahora, tras la crisis, sino que viene de siempre: gastábamos menos en 1997-2001 (40% del PIB frente a 47% en Europa), en los años de “vacas gordas”, 2002-2006 (38,4% frente a 45,7%), al principio de la crisis, entre 2007 y 2011 (43,5% frente a 47,9%, más que nunca, por el gasto inútil de ZP contra la crisis), mucho menos con los recortes de Rajoy (37% frente a 49% en 2012) y ahora con la recuperación.
La razón de que España
tenga, históricamente, menos gasto público que Europa habría
que buscarla en que España también
recauda menos que la mayoría de Europa, según Eurostat, con lo que las arcas públicas no dan para gastar más
y cuando lo hacen es a costa de tener más déficit
público, algo también connatural a España (salvo entre 2005 y 2007, que
hubo superávit), que todavía hoy tiene el mayor déficit público de toda Europa (3,1% del PIB este 2018). Así que tenemos menos gasto público porque en
España se pagan menos impuestos en global (la mayoría pagamos bastante pero muchos no y
hay mucho fraude fiscal).
La consecuencia de que el
gasto público en España sea más bajo es que hay menos dinero para gastar cada año. Traducido en
euros, la diferencia entre el gasto público en la UE-28 (45,8% del PIB)
y en España (41%) fue de 56.000 millones
en 2017. Y con los otros 18 paises euro (gastan el 47,1% del PIB), gastamos 71.145 millones menos sólo en
2017, según Eurostat. Y luego, esa diferencia es mayor o menor con los países europeos
con los que nos debíamos comparar: Francia
(gasta el 56,5% del PIB: 258.279 millones
más al año), Alemania (gasta el
43,9% del PIB: 33.823 millones más que España), Reino Unido (gasta el 41,1%, 11.663 millones más que España) e
Italia (gasta el 48,9% del PIB, 92.139 millones más). Incluso Portugal (45,9% del PIB) gasta 57.149
millones más al año que España.
Gastamos menos que
Europa, está claro. ¿En qué? En casi todo, sobre todo en
gasto social: España gastó un 16,8%
del PIB en 2016 (último dato publicado este año por Eurostat), frente al 19% del PIB en la UE-28
y el 20% en la zona euro. Son 26.800 millones menos de gasto al año, sobre todo en pensiones (gastamos el 9,2% del PIB frente al 10,2% en la UE o el 13,5% en Francia o
Italia), en las familias y la infancia (un 0,7% del PIB frente
al 1,7% europeo, el 2,4% de Francia o el
1,7% de Alemania, a pesar de que somos el país más envejecido y el que tiene la
menor tasa de natalidad) y en el paro:
gastamos el 1,8% del PIB frente al 1,3% en la UE-28 y el 1,6% en la zona euro,
pero tenemos más del doble de paro que Europa. Y gastamos menos que Alemania en el
paro (gastan el 1,9 de su PIB), a pesar de que tienen el 3,4% de
desempleo y nosotros el 15,1%, según Eurostat.
También gastamos menos en el Estado del Bienestar.
Sobre todo en educación: España gasta en
enseñanza el 4% del PIB (2016),
frente al 4,7% en la UE-28, el 5,4% en Francia, el 4,7% en Reino Unido o el
4,2% en Alemania: somos el 6º país
europeo con menos gasto público en educación, a pesar de que nuestro paro
juvenil duplica el europeo(34,4% frente al 17,2%). También en sanidad: España gasta el 6% del
PIB, frente al 7,1% de Europa y la zona euro, el 8,1% de Francia, el 7,6% de
Reino Unido o el 7,2% de Alemania. Y también tenemos menos gasto público que Europa en alojamientos y equipamientos colectivos (0,5% frente al 0,6% en la
UE-28), asuntos económicos (3,9% frente al 4%) y defensa (1% frente a 1,2%).
Solo gastamos más que la media europea en orden
y seguridad (1,9% del PIB frente a 1,7%), entretenimiento y cultura (1,1%
frente al 1%), protección del entorno (0,8% frente a 0,7%) y servicios
generales (“burocracia: 6,1% frente al 6%), según Eurostat.
El problema de España no es sólo que gastemos menos en bienes y servicios públicos sino que 5 años de recuperación no han servido
todavía para recuperarse de los recortes sufridos en el gasto público: se redujo en 30.284 millones entre 2009 y 2014, según los datos de
la Intervención General del Estado (IGAE), 8.000 millones responsabilidad de Zapatero
(2010 y 2011) y 22.000 millones recortados por Rajoy. Pues bien, en 2018, todavía no se han recuperado 12.000
millones de esos recortes, de ellos 8.255 millones en las autonomías, según
un reciente trabajo de los Directores de Servicios Sociales. Sobre todo, el gasto social no recuperado todavía
sobre 2009 es en sanidad (6.500
millones), en educación (4.000
millones) y en Dependencia (1.500 millones). Y eso sin contar el gasto en desempleo, que ha sufrido otro recorte drástico: de 32.366 millones gastados en
desempleo en 2009 a 17.397 en 2017, aunque el paro sólo cayó en 559.800
personas.
Otro problema del gasto público en España, además de que sea bajo y no se haya recuperado de los
recortes, es que está mal repartido.
Y en consecuencia, la sanidad, la educación, la Dependencia, las ayudas
sociales y hasta el desempleo dependen de donde uno viva, con grandes diferencias entre autonomías.
Porque unas gastan más que otras. Y
así, hay 6 autonomías que han recuperado
en 2017 su gasto social (sanidad, educación y gastos sociales) de 2009 (Baleares, Navarra, País Vasco,
Cantabria, Asturias y Comunidad Valenciana) mientras las 11 autonomías restantes (donde viven la mayoría de españoles) gastan hoy en sanidad, educación y gastos
sociales menos que en 2009. Y lo peor, que
en unas autonomías tiene más peso el gasto social (en Asturias, Castilla y
León, Murcia, Extremadura y Madrid se lleva más del 65% del Presupuesto) y en
otras tiene menos (en Navarra, Baleares, Cataluña y la Rioja, estos gastos
apenas superan la mitad del Presupuesto). Así que hay “varias Españas” en gasto social.
A la vista de estos
datos, parece claro que España debería aprovechar la recuperación (“mientras dure”)
para aumentar el gasto social, para gastar más en lo que hace falta, sobre
todo en empleo, pensiones, educación,
sanidad, Dependencia, gastos sociales y ayuda a la familia y a la infancia,
sin olvidar otras necesidades perentorias como atender a la pobreza (un 27,9% de la población:
somos el 7º país europeo con más pobreza), mejorar el medio ambiente, apoyar a la
Ciencia, la digitalización y la reindustrialización o recuperar las inversiones públicas (en mínimos), desde cauces y obras hidráulicas (para evitar inundaciones recurrentes) a infraestructuras básicas (es una vergüenza que Bruselas nos multe
por no depurar las aguas residuales en muchos municipios o por no invertir en
la calidad del aire).
Aumentar el gasto
público es una necesidad
evidente no una “postura política” o ideológica de la izquierda, como
acusa la derecha: España gasta mucho
menos que Europa y hay que recuperar el gasto social y el Estado del Bienestar,
en beneficio de la mayoría de españoles, que exigen unos servicios públicos
decentes, hoy sin recursos ni medios. Por eso, los políticos deberían ser
capaces de pactar un Plan de choque para
recomponer el gasto público tras los recortes. Un Plan que apunté en otro blog y que debería centrarse en el empleo (2.000 millones
para financiar un Plan de empleo, mejorar las ayudas a los parados y reducir la
precariedad laboral), las pensiones
(conseguir 3.000 millones de
recursos extras), la pobreza (1.000 millones), la sanidad, educación y Dependencia (2.500
millones), la familia y la infancia (500 millones), la promoción del alquiler (1.000 millones) y
financiación extra de la Ciencia
(1.000 millones). Todo por lo bajo. Y
salen 11.000 millones.
A ver quién se atreve
a decir que estos gastos urgentes (y otros más en energía, medio ambiente,
infraestructuras, digitalización o modernización de la economía) “no están justificados” o son “una ocurrencia de la izquierda” que “sólo sabe gastar más”. Son gastos no sólo necesarios sino justos,
para compensar a una mayoría de la población que “no notan la recuperación”. Y además,
servirían para reanimar el consumo y la inversión, el crecimiento y el empleo,
que ahora peligran por el enfriamiento
europeo y los nubarrones económicos en el horizonte,
desde la subida del petróleo a los tipos pasando por el proteccionismo
comercial. Y además, si se reanima la economía y aumenta el consumo y el
crecimiento, una parte de este gasto extra se podría recuperar con más recaudación.
Pero claro, este
mayor gasto exige mayores ingresos. Y aquí volvemos a chocar con la
ideología, con la crítica a la izquierda
porque “sólo sabe subir impuestos”.
Pero no
es una cuestión de ideología sino de números: España recauda menos que el resto de Europa, ahora y antes, ya desde el franquismo
y con la democracia: en 1997-2001 (España ingresaba el 38,1% del PIB frente al 45,5%
en Europa), antes de la crisis (en 2007 recaudamos el 38,8% frente al 45,8% en
la UE-28), durante el ajuste, en 2012-2013 (37,5% frente al 45,4% europeo) y
con la recuperación, en 2017 : España recauda el 37,9% del PIB (menos que antes), frente al 44,9% de la UE-28 y el 46,2%
de los paises euro, según Eurostat. A lo claro: recaudamos
81.642 millones menos que Europa y 96.804 millones menos que los paises
euro, sólo en 2017. Y 186.611
millones menos que Francia (recauda el 53,9% del PIB), 85.141 millones menos
que Alemania (45,2% del PIB), 13.995 menos que Reino Unido (39,1% PIB) y
101.469 millones menos que Italia (46,6% PIB). Incluso 58.315 millones menos que Portugal (42,9%).
España recauda e
ingresa menos que Europa porque tenemos más fraude fiscal y porque hay
colectivos que pagan menos impuestos
de lo que deben, no la mayoría de españoles (las familias aportan el 83% de los
ingresos, según Hacienda). Son las grandes empresas y la banca, que pagan realmente un 6,14% en el impuesto de sociedades, porque tienen muchas
exenciones y desgravaciones “legales”. Las multinacionales,
que hacen “trampas legales” en paraísos fiscales. Los impuestos al alcohol, tabaco y carburantes, más
bajos que en Europa. El IVA, que con
tantas excepciones, tiene también un tipo real más bajo. Y un IRPF donde se paga menos que en Europa,
sobre todo los que ganan más y los que tienen ingresos por intereses y
dividendos. Y los más ricos, que
evaden con las SICAV o con sociedades interpuestas.
Habría que pactar de
una vez una reforma fiscal que ajustara estos impuestos, para recaudar “como europeos”, unos 40.000
millones al año, que nos permitirían gastar más y recortar el déficit público.
Y a corto plazo, para 2019, hacer un Plan de choque fiscal que suba al 15% el tipo efectivo de sociedades (+2.000 millones), quite el IVA reducido y superreducido a
algunos productos (+1.500 millones) aumente el
IRPF a los que más ganan (+600 millones), suba los impuestos al gasoil y la gasolina (+1.500 millones), implante
la tasa Tobin sobre transacciones
financieras (+1.000 millones) y cree un impuesto
a las tecnológicas (+500 millones), junto a un Plan de lucha contra el fraude
(+1.500 millones). En total, 8.600 millones extras que, junto al mayor déficit que nos permite Bruselas (+6.000 millones) permitiría atender en
2019 hasta 14.600 millones de gastos extras necesarios. Sin tocar los impuestos al
95% de españoles.
Todo este esquema,
más gastos y para ello más ingresos, no es
ideológico, aunque a la derecha tradicional le levante “sarpullidos”. Es
simplemente una estrategia para ingresar y gastar “como europeos”, para mejorar los servicios públicos y
atender a las necesidades de la mayoría. Pero PP y Ciudadanos se enrocan
en no gastar más, aunque ahora nos deje Bruselas, porque no quieren subir impuestos sino bajarlos. Lo que no dicen es que bajar
impuestos (que beneficia siempre más a
los que más tienen) supone no mejorar
el empleo, la sanidad, la educación, la Dependencia, la pobreza, la tecnología,
las infraestructuras básicas y la modernización de la economía. Alejarnos
aún más del Estado del Bienestar europeo.
Lo más probable es que este esquema, más gasto y más recaudación,
no consiga la mayoría en el Parlamento y el Gobierno Sánchez no logre aprobar los Presupuestos 2019 y tenga que anticipar
elecciones. Pero después, el próximo Gobierno tendrá que
volver a plantearse qué hace: o gastar más y subir algunos impuestos o no
subirlos e incluso bajarlos, con lo que los españoles de a pie no veremos
mejorar el empleo, las pensiones, la sanidad, la educación, la Dependencia, la
pobreza, la tecnología o la modernización de la economía. Porque no se
puede tener servicios alemanes con impuestos marroquíes o fraude fiscal
italiano. Este es el gran debate ahora y lo será después de las
elecciones. Piénselo al votar.
Como siempre Javier un estudio muy bien planteado, y a ver si se entera la derecha de este país de que llevar una buena política impositiva y recaudatoria no tiene que ser ni de izquierdas ni de derechas. Lo que hay que hacer es no malgastar los fondos públicos y utilizar el gasto de forma coherente, y no bajar impuestos para favorecer a sus "amigotes" a costa de los recortes a las ayudas sociales tan necesarias ahora después que nos han achicharrado "ellos" con su maldita "crisis".¡Ánimo Javier, sigue así!
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