El primer trimestre siempre es malo para el empleo, porque se acaban los contratos de Navidad y rebajas. Pero este año, la Semana Santa ha caído en marzo, no en abril, lo que debía haber mejorado el empleo. No ha sido así: se han destruido 124.100 empleos en el primer trimestre, según la EPA conocida hoy, el doble de empleo perdido que en los dos últimos años (-69.800 empleos perdidos en 2017 y -64.600 en 2016). El empleo ha “pinchado” sobre todo en los servicios (-110-500 empleos), en el turismo, la hostelería y el comercio, y en la industria (-39.400 empleos), mejorando en la agricultura (+13.100 empleos) y en la construcción (+8.200 empleos). El empleo se ha perdido más entre las mujeres (-69.000 empleos) que entre los hombres (55.100) y en casi todas las edades: entre los trabajadores de 30 a 40 años (-93.400 empleos), los menores de 30 años (-35.300) y los que tienen de 50 a 54 años (-25.700 empleos). Y sólo se ha creado empleo en Madrid (+21.900) y Canarias (+7.600), perdiéndose en las 15 autonomías restantes, más en la Comunidad Valenciana (-38.200), Baleares (-31.600) y Castilla la Mancha (-21.900 empleos).
El poco empleo creado
este primer trimestre ha sido otra vez un
empleo muy precario, aunque menos que en 2017: de los 4.943.000 contratos
firmados entre enero y marzo (una barbaridad, porque se hacen muchos para cada
empleo), el 89,06% fueron temporales
y un 10,94% indefinidos, más que el
9,88% de contratos indefinidos firmados en todo 2017, según datos de Empleo. Y un 34,05% fueron a tiempo parcial, por horas, mientras
el 65,95% eran contratos a jornada completa. Con ello, sólo el 6% de todos los contratos firmados en 2018 han sido “normales”,
fijos y a jornada completa, una precariedad que se arrastra desde 2009. Y por
ello, el 26,11% de todos los trabajadores
asalariados tienen ahora un contrato
temporal (la cuarta parte de los nuevos, por menos de una semana), el porcentaje más alto en Europa. Y un 15% tienen un empleo
a tiempo parcial, el 60% porque no encuentran otro.
La pérdida de empleo ha aumentado el paro en el primer trimestre, aunque sólo en +29.400 personas,
porque se ha reducido el número de personas que buscan trabajo (los “activos”)
en 94.700 personas (“desanimados, que tiran la toalla y ya no buscan empleo).
Con ello, el número de parados sube a 3.796.100, según la EPA de hoy, con lo que la tasa de paro sube al 16,74%.
Y somos el 2º país con más paro
de Europa (tras el 20,8% de Grecia) y tenemos más del doble de paro que el
continente (7,1% en la UE-28 en
febrero) y cinco veces el paro de Alemania (3,5%), según los últimos datos de Eurostat. Y lo peor es el paro juvenil, de los menores de 25 años: en España afecta al 40,8%
de jóvenes, frente al 17,3% en Europa (UE-28), el 22,6% en Francia, 12,2% en
Reino Unido y 6,7% en Alemania.
El paro en España
se concentra en las mujeres (son más de la mitad de los
parados: 1.955.400, con una tasa del 18,54%,
frente al 15,18% los hombres), los jóvenes
(37% de paro entre los menores de 29 años), los inmigrantes (24,28% de paro) y los mayores de 50 años (el 15,25% de paro, el triple que en 2007),
donde ya hay 999.400 españoles mayores sin trabajo (y sin posibilidad de
tenerlo la mayoría). Además, el paro se concentra también en 6
autonomías, que mantienen una tasa de paro “insoportable” superior al 20%:
Ceuta (31,44%), Melilla (27,24%), Extremadura ( 25,94 %), Andalucía ( 27,74 %), Castilla la Mancha
(20,68%) y Canarias ( 20,62%), la media España pobre, que contrasta con el paro
“casi europeo” de la España rica, Navarra ( 10,54% de paro), País Vasco (10,76%
) y la Rioja (11,03%). Y un dato estremecedor: han aumentado (+ 31.300) los hogares donde no trabaja nadie: son ya 1.241.800 hogares con
todos sus miembros en paro.
Pero quizás el dato más preocupante es que el paro se enquista y la mitad de los parados llevan más
de 1 año sin trabajar, los llamados “parados
de larga duración”: en marzo de 2018 eran 1.888.700 personas, el 49,75% de todos los parados, según la EPA del primer trimestre (en la UE-28 son el 43% de los parados). Y de
ellos, 1.363.800 llevan ya parados más de 2 años y un millón largo más de 4
años sin trabajo, según un estudio de Fedea. Son una enorme bolsa de “parados crónicos”, que
tienen muy difícil volver a trabajar,
porque están “fuera del mercado”. Y no sólo por
su edad (un tercio superan los 50 años) sino porque tienen poca formación: un 63% de
estos parados de larga duración sólo tienen la ESO (o incluso menos) y eso les
aleja aún más de poder ser contratados.
Mientras ven difícil recolocarse, el mayor problema de
muchos de estos “parados viejos” es sobrevivir,
porque tras tantos meses en el paro, se les ha agotado el subsidio en
muchos casos. Y así nos encontramos con que más de la mitad de los parados EPA no cobran ya ningún subsidio de paro:
en febrero de 2018, según los últimos datos de Empleo, sólo cobraban alguna ayuda 1.913.555 parados, el 50,4% de los parados estimados (EPA).
Y encima, de los parados que cobran, sólo algo más de un tercio (773.381
parados) cobran el subsidio contributivo de 821 euros al mes y los dos tercios
restantes cobran un subsidio asistencial (de 6 a 11 meses) de sólo 426 euros
mensuales. Los 1.882.545 parados
restantes (el 49,6% del total) no cobraban nada, ningún subsidio: cuando Rajoy llegó a la Moncloa, a
finales de 2011, los que no cobraban
ningún subsidio eran el 44,5% de los parados).
Esta rebaja en el número de parados que cobran alguna ayuda es
algo buscado, tras los recortes aplicados en 2012 y después a las prestaciones por desempleo, con
objeto de recortar el gasto y el déficit público. Así, el gasto en desempleo ha pasado de un máximo de 32.366 millones en 2009 a 17.397
millones que se gastaron en 2017,
según la liquidación del Presupuesto. Y esa caída
del gasto (-46,26%) no se corresponde
con la caída del paro estimado en
esos años (-559.800), que ha sido menor (-12,93%),
con lo que ha caído el porcentaje de parados que no cobran y los que cobran reciben menos (821 euros
mensuales frente a 864 euros en 2011) y de forma muy desigual: en Baleares, los parados cobran 984,60 euros de subsidio
frente a 696,30 en Extremadura y 784,60 euros en Canarias.
El Gobierno Rajoy
busca seguir recortando el gasto en los parados,
para que le ayuden a rebajar el déficit público como ha prometido a Bruselas. Y
por eso, ha propuesto a las fuerzas sociales una reforma del seguro de paro que entra en vigor este 1 de mayo, aunque
los sindicatos están en contra. Elcambio afecta al subsidio asistencial,
el que cobran los que ya han agotado el seguro contributivo por el que
cotizaron. Ahora había tres modalidades (Renta activa de inserción, Plan
Prepara y Programa de Activación para el Empleo) que se van a unificar en una
sola (Renta complementaria de Desempleo, RED). Se cambian los plazos y
requisitos, de tal manera que un 75% de
los actuales beneficiarios van a salir perdiendo, según el
análisis de CCOO. Los parados con responsabilidades familiares perderán entre 1 y 3 meses de subsidio y
los que además tienen más de 45 años, perderán
9 meses, según UGT. Y los que parados con responsabilidades familiares que han cotizado
entre 6 y 12 meses, perderán entre 3 y 42
meses de subsidio. Además, la nueva ayuda será de 430 euros mensuales,
menos de lo que reciben los parados del Plan Prepara con familia (457 euros) y
no tendrán ayuda los parados cuyo cónyuge gane poco más del salario mínimo.
Así que si hoy reciben ayudas la mitad de los parados,
pronto van a ser aún menos. Y encima, tampoco les ayudan las oficinas de empleo
(SEPE) a formarse ni a encontrar trabajo. ). Los datos son demoledores. Uno, los
parados tardan 9 meses y medio (de
media) en recibir la primera atención
personalizada en la oficina del SEPE y un tercio de ellos la reciben cuando
llevan ya más de un año parados, según un detallado
estudio de Fedea. Dos, el 91,3% de
los parados registrados no recibe ninguna orientación personalizada
para encontrar trabajo. Y tres, sólo el 2% de los parados encuentran trabajo gracias a las oficinas
de empleo, frente al 10% de media en Europa y en Alemania. El resto lo
encuentra gracias a las ETTs privadas (el 17%) y sobre todo por su cuenta
(81%). Y además, Las oficinas de empleo
tampoco forman a los parados: en 2016, sólo 152.544 parados recibieron cursos de formación, un 4,12% de
los parados registrados, según las últimas estadísticas del SEPE.
Con este panorama
(empleos perdidos y mucho parado sin
salida), España debería plantearse crecer mucho más y crear más empleo,
para acercarse a niveles europeos. Porque no sólo tenemos más del doble de paro que Europa (16% frente al 7,1%) sino
que tenemos mucha menos gente trabajando,
razón por la que somos más pobres: la tasa de empleo en España es del 65,5% (trabajan dos tercios de los
españoles entre 20 y 64 años), mientras en la UE-28 trabajan el 72,2%, según Eurostat. Eso significa que para ser como Europa, deberían trabajar un 6,7%
más de españoles, casi 2 millones más.
O sea, que no se trata sólo de recuperar el empleo de antes de la crisis (20,7 millones en septiembre 2007, cuando ahora trabajan 18,87 millones), sino también crear 2 millones
más (22,7 millones). Habría que crear,
en total, 3,8 millones de empleos para
tener un nivel de ocupación europeo.
Este debería ser el
gran objetivo nacional, no regodearse en el triunfalismo del Gobierno Rajoy,
que se apunta el triunfo de haber creado
2 millones de empleos desde 2014 (aunque en realidad sólo han creado 721.200 empleos
desde que llegaron, a finales de 2011). Y no es un objetivo fácil, porque
aunque España crece casi al 3%, no crea mucho empleo (490.300 en 2017) y el 90% del empleo que se crea es precario,
temporal y a tiempo parcial. Y encima, el
empleo indefinido tampoco es seguro: un 40% de los contratos indefinidos no
sobreviven más de un año, según un
reciente estudio
publicado en el blog Nada es gratis.
Además, 2018 puede
ser un año difícil para crecer y crear empleo (el Gobierno espera que se creen 475.000 nuevos empleos), porque hay tres incertidumbres en el
horizonte: el posible pinchazo del turismo extranjero este verano (Turquía y Egipto han recuperado 1,4
millones de turistas solo en enero y febrero), el principal motor del empleo en
España, la subida récord del petróleo
(ha superado los 75 dólares barril, el máximo desde 2014), que encarecerá la factura energética
del país y quitará dinero a familias y empresas, y la subida del euro (ronda los 1,23 euros por dólar), que encarece el turismo y las exportaciones,
recortando también crecimiento y empleo. Y sin olvidar la esperada subida de tipos, empujada por EEUU, que subiría los intereses de la deuda del Estado, empresas y
familias, restando también empuje a la economía, que ha moderado su crecimiento en la eurozona, según acaba de advertir Draghi, presidente del BCE. Por todo ello, urge que el
Gobierno ponga el contrapunto a estas incertidumbres, reanimando la economía, no haciendo más recortes como plantean los Presupuestos 2018.
Y sobre todo, hay que poner
la prioridad en el empleo y el paro, que sigue siendo la primera preocupación de los españoles.
Eso pasa por pactar de una vez un Plan de empleo, asentado en 4 patas: más ayudas a los parados (intentar que cobren alguna ayuda 1 millón
de parados más, lo que costaría unos 5.000 millones anuales), mejorar la formación de los parados (es
un escándalo que haya 1.800 millones de
euros del presupuesto de formación sin gastar, según denuncia la patronal),
reformar las oficinas de empleo a
fondo (para que asesoren y recoloquen a los parados) y Planes específicos de empleo para jóvenes, mujeres y mayores de 50 años,
los que más sufren el paro. En paralelo, habría que aprobar un Plan de choque contra la precariedad, con medidas de “palo” (aumentar la inspección de Trabajo
para detectar el fraude de contratos temporales que debían ser fijos) y “zanahoria” (ayudas a las empresas que
hagan fijos a temporales y subida de cotizaciones a las que abusen de la
temporalidad), empezando por los sectores más precarios, como la hostelería, el turismo o el comercio,
para imponer sanciones y dar ejemplo al resto.
Con la EPA del primer trimestre, el Gobierno tiene difícil hacer su habitual “triunfalismo barato”,
mientras a la mayoría de españoles les sigue preocupando tener un empleo
precario y mal pagado, que en cualquier momento pueden perder. Y a 3.796.100 españoles (1 de
cada 6), seguir sin trabajo.
Hay que plantearse de una vez por todas tomar medidas de fondo y afrontar ya el gran problema que nos hace diferentes
de Europa: trabajamos mucha menos gente y tenemos más del doble de paro. Se
puede arreglar, en unas décadas, pero hay que tomar medidas ya. No dejar pasar
los meses y los años, agarrándose a que “se crea empleo”: ahora, ni eso. Muchos no lo tienen y otros están subempleados. No los olviden.
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