Mañana 20 de enero toma
posesión Donald Trump como nuevo presidente de EEUU. El mundo entero espera
a ver
qué hace, porque sus propuestas
populistas y ultraconservadoras pueden llevarnos a otra recesión. Antes de
llegar a la Casa Blanca, ya ha acelerado 2 cambios que nos afectan
mucho: han subido los tipos de interés y
el dólar. Y España paga más por su
deuda y por el petróleo (al alza). Ahora, si Trump baja impuestos, gasta más y pone aranceles a los productos
extranjeros, el precio del dinero y el dólar subirán más y habrá guerras
comerciales que dificultarán las exportaciones españolas y nuestras inversiones
en USA y Latinoamérica. Y este coctel de tipos altos, dólar fuerte y
proteccionismo comercial podría provocar una crisis en China y paises
emergentes, agravando el estancamiento de Europa. Desde aquí,
poco podemos hacer para frenar a Trump. Pero Europa y España sí pueden contrarrestar sus errores con otra política,
que reanime la economía europea y española. Es hora de “blindarse” frente a Trump.
enrique ortega |
Estados Unidos ha
sido la economía que mejor ha salido de la crisis económica de 2008, que superó ya en mayo de 2014. El país creció un 2,4% en 2016, el doble que Europa. Y con Obama, EEUU ha creado casi 12 millones de empleos y el
paro ha bajado a la mitad, al 4,7%, (9,9% en 2009), la mitad del paro
europeo (9,8% zona euro). Pero por debajo de este brillante balance, hay otros datos preocupantes que afectan al norteamericano medio. Como el
enorme subempleo:
9,3% de trabajadores a tiempo parcial, sin seguro médico ni vacaciones, porque
no encuentran trabajo a tiempo completo. Y 6 millones de estadounidenses han
tirado la toalla y ya ni buscan trabajo, están “desanimados”: sólo el 62,7% de las personas adultas son activos
(trabajan o buscan trabajo), el
porcentaje más bajo en 40 años. Y los que trabajan, tienen sueldos muy bajos, que apenas suben, con lo que el poder adquisitivo de los trabajadores
lleva tres décadas
estancado. Al final, todo desemboca en un
aumento de la desigualdad tras la crisis: el 1% de hogares más ricos ingresan 27 millones de dólares al año y el 90% de las familias sólo unos 30.000
dólares. Y el 10% más rico se
lleva el 75% de la riqueza USA mientras el 10% más pobre no llega al 1%.
Este descontento es el que lleva a Trump a la Casa Blanca, con los votos
de millones de norteamericanos que piensan que su vida puede mejorar con soluciones “mágicas”. Y el resto
del mundo “cruza los dedos”, esperando que Trump no pueda cumplir ni la mitad de
lo prometido. Cumpla o no su programa, el
triunfo de Trump ya ha supuesto importantes cambios para la economía
mundial. Básicamente dos. Uno, ha acelerado la subida de los tipos de interés que se avecinaba: el 16 de
diciembre, la Reserva Federal subió el precio oficial del dinero un 0,25% (al 0,50-0,75%), rompiendo 8 años de tipos
bajos para ayudar a salir de la crisis. Y ahora, la Reserva federal anticipa tres nuevas subidas de tipos en
2017, lo que colocaría el precio del dinero en el 1,50% a finales de 2017.
Esta subida de tipos y el triunfo de Trump han reforzado al dólar, que lleva un par de meses subiendo frente al euro (cotiza a 1,05
dólares) y otras divisas, camino de
cotizar a la par (1 euro por 1 dólar).
Estos dos importantes cambios, antes incluso que Trump tome posesión,
ya han afectado al resto del mundo y
muy especialmente a España. Porque somos un país muy endeudado, que emite cada día 600 millones de euros de deuda pública. Y si el 20 de octubre
de 2016, España pagó un 1,043% por
sus bonos a 10 años, el 17 de noviembre, después del triunfo de Trump, tuvo que
pagar ya el 1,498%. Y el 1 de diciembre, el 1,540%, medio punto más. Esto
es lo que le ha pasado a todos los paises endeudados, de Europa y emergentes:
la llegada de Trump crea incertidumbres y los
inversores exigen más interés por prestar su dinero. Y así seguirá pasando
a lo largo de 2017: los tipos subirán y financiar la deuda será más caro. En cuanto a la subida del dólar, un 4% desde
finales de octubre, supone para España tener que pagar un 4% extra por el
petróleo, que ya se paga más caro (+10%) y en
dólares más caros, lo que encarece doblemente la factura energética del
Estado, las empresas y las familias.
Y todo esto, sin que Trump haya pisado todavía
la Casa Blanca. Ahora va a
tener todo el poder para aplicar su programa, más conservador que el
de Reagan y Bush juntos, con la ventaja adicional de contar con mayoría
republicana en el Congreso y el Senado. Y se apoyará en un Gobierno de supermillonarios (vean aquí la fortuna de sus altos cargos). Recordemos las 4 propuestas básicas de su programa populista y ultraconservador. La primera, bajar los impuestos a las
personas, pero sobre todo a los más ricos y a las empresas, que podrán traer
sus beneficios del extranjero pagando sólo el 10%. La segunda, lanzar un Plan de inversiones públicas en
infraestructuras de 1 billón de dólares en cuatro años, más un aumento del
gasto militar, que podrían servir a corto plazo para reanimar la economía y el
empleo. La tercera, adoptar medidas
contra la importación de productos extranjeros (poniendo aranceles,
impuestos, del 35 al 45% a los productos chinos y mejicanos) y frenar los acuerdos comerciales con
Asia y Europa, renegociando el Tratado
comercial con México y Canadá (NAFTA). Y la cuarta, liberalizar el sistema financiero, quitar a la banca y a la Bolsa
muchas trabas y regulaciones que puso Obama tras la crisis financiera de 2008. Sin olvidar su propuesta más peligrosa: no hacer frente al cambio climático. ("es un cuento", ha dicho). Si consigue que EEUU no recorte sus emisiones de CO2 un 27% para 2025, como se comprometió Obama en la Cumbre de París, ni financie parte del Fondo verde del Clima (100.000 millones de dólares), será un grave problema para el resto del mundo y la salvación del Planeta.
Bajar impuestos y
gastar más son dos medidas que van a tener unas consecuencias claras: subirá
la inflación (está en el 2,1%), el déficit público (es el 4% del PIB) y la deuda
pública (muy elevada: es el 250% del PIB), lo que provocará que la Reserva
Federal suba aún más los tipos de interés (incluso hasta el 2%), para contrarrestar
la inflación, y que haya más inversores que pongan su dinero en bonos y valores
USA, lo que hará subir más al dólar. Y el proteccionismo comercial podría provocar “guerras”comerciales de EEUU con China y Europa, perjudicando las exportaciones
y el comercio mundial (ya débil). Y si a
la banca y a los inversores se les regula y vigila menos, como hicieron
Reagan y Bush, ya sabemos qué puede
pasar: que aumente la especulación (lo que pasó con las hipotecas basura y los bancos de inversión) y nos llevan
antes o después a otra crisis financiera
internacional.
El coctel de tipos altos, dólar fuerte y proteccionismo
comercial es muy peligroso para los paises emergentes, desde Latinoamérica a Asia: son paises muy endeudados,
que van a tener que pagar más intereses
por su deuda y cuyas monedas se van a desplomar, como ya ha pasado con el peso mejicano, un país donde el 80% de
sus exportaciones van a EEUU. Y preocupa especialmente que este coctel sea letal para China, uno de los paises más endeudados
del mundo: debe 26 billones de dólares y el 42% de esa deuda está nominada en
dólares, con lo que tendrá que pagar más
intereses por partida doble. En el caso de Europa, la subida de tipos, el fortalecimiento del dólar y los
posibles aranceles son especialmente preocupantes porque el continente apenas crece, está estancada. Y, sobre todo porque el Banco Central Europeo (BCE), que está tirando del carro con su
política de dinero barato (al 0%) y compra de deuda, tendrá que cambiar de política: o sube los tipos o los
inversores se fugarán a EEUU, buscando más rentabilidad. Y eso debilitará aún
más al euro, encareciendo las importaciones y el petróleo, reanimando la
inflación (que ya está en el 1,1%).
En este contexto, España
es uno de los paises más vulnerables al coctel
fatídico de Trump.
Básicamente, porque somos uno de los
paises más endeudados del mundo: debíamos 2.738.441 millones de euros a finales de septiembre de 2016 (2,7 billones), entre las administraciones
públicas (1,1 billones), las empresas (914.883 millones) y las familias
(715.865 millones, la mayoría en hipotecas). Y eso significa que por cada 1% que suban los tipos de interés,
España tendrá que pagar en intereses 27.000 millones más. Eso si nos financian, porque si los mercados se ponen
nerviosos, pedirán más por prestar y sobre todo a los paises más débiles (está
subiendo nuestra prima de riesgo: de 111 en octubre
a 120 en enero). Y España necesita que
le presten 220.000 millones más este
año 2017, sólo en emisiones de deuda
pública (600 millones diarios), con lo que tendremos que pagar más, unos 3.000 millones extras,
que habrá que quitar de otros gastos. Y también será más cara la financiación
de las empresas, retrayendo su inversión y empleo.
La subida del dólar
encarecerá doblemente el petróleo, que lleva subiendo desde noviembre, por el acuerdo de recorte de producción de los paises OPEP y no OPEP. Y esta doble
subida (la del petróleo y la del
dólar en que hay que pagar el barril) es especialmente importante para
España, un país que importa casi toda la energía y cuya factura energética podría subir más de 10.000 millones en 2017, aumentando los
costes del Estado, las empresas y familias (carburantes, luz y calefacción más
caros), en perjuicio de su inversión y su consumo. Y subirá la inflación, que ya está en el 1,6%, hasta un 2% de media en todo 2017. Un IPC que se comerá lo poco que suban este año los salarios (1,5%) y las pensiones (0,25%), retrayendo el consumo y el crecimiento.
El tercer componente del “cocktail Trump”, el proteccionismo comercial también
afecta mucho a España, por varias vías. De entrada, EEUU es el 6º país del mundo al que más vendemos (tras Francia, Alemania, Italia,
Portugal y Reino Unido), 11.410 millones de euros en 2015 (9.290 millones de enero a octubre de 2016). Si Trump poner aranceles a nuestras exportaciones a
USA, se
encarecerán nuestros productos y
lo tendrán más difícil las empresas españolas que venden allí combustibles,
máquinas, coches, alimentos y fármacos. Pero además, EEUU es el país extranjero con más inversiones españolas, donde hay colocados
65.000 millones de euros de empresas españolas, que ahora pueden tener más
complicado operar allí. Y eso afecta mucho a nuestras grandes empresas, las del
IBEX, porque el 15% de sus ingresos (y por tanto de su empleo) dependen del
negocio en EEUU. Colateralmente, si Trump pone obstáculos a las
importaciones de México
y el resto de Latinoamérica, eso
afectará mucho a empresas y bancos españoles muy asentados allí, como BBVA,
Santander, telefónica, Iberdrola, Mapfre y muchas constructoras.
Al final, como se ve, lo que haga Trump en Estados Unidos
será clave para el resto del mundo y especialmente para Europa y España. Si apelamos a la historia, veremos que el
giro nacionalista de EEUU con Trump no es nuevo: ya en 1921,
tras la resaca de la I Guerra Mundial,
llegó al poder en Norteamérica el conservador Warren G. Harding (1921-1923), que replegó
a EEUU sobre sí mismo (tras el internacionalismo activo de Woodrow Wilson),
con la máxima “Estados Unidos primero” (valdría para Trump). Le sucedieron John Calvin Coolidge
(1923-1929), también aislacionista, y el republicano Herbert Clark Hoover (1.929-1933), un
defensor del proteccionismo como Trump, que aplicó
fuertes aranceles, agravando así la Gran Depresión de 1929
durante los años treinta. Ahora, el temor de los expertos (incluido Moody’s) es que Trump lleve al mundo a una nueva
recesión, a finales de 2017 o en 2018.
Y eso, porque la
política de Trump, aunque aplique sólo la mitad de sus propuestas, va a ser
nefasta también para EEUU, además de para el resto del mundo. Porque el déficit provocado por la bajada
de impuestos y el mayor gasto va a aumentar
el endeudamiento de EEUU y con ello los
tipos de interés y la inflación, frenando la recuperación y aumentando las desigualdades. Y el proteccionismo y las guerras comerciales, junto a
un dólar fuerte, frenarán las exportaciones, deteriorando el empleo. Un gigante
que se cierra es un gigante que vende menos. Y si encima los demás van peor, se
contagiará de una nueva recesión mundial, si llega, como en los años treinta
Al final, no podemos impedir que Trump cumpla su programa,
pero Europa y España pueden hacer políticas para contrarrestar los efectos negativos de su coctel fatídico (tipos
altos, dólar fuerte, proteccionismo comercial). Primero, Bruselas debía aprobar un Plan extra de inversiones, para reanimar
la economía europea, como pide ahora el BCE y propuso la
Comisión Europea (aunque sólo eran 50.000 millones extras) y rechazó el Eurogrupo. Y ya en España, Gobierno
y oposición deberían pactar otro Plan de choque interno, reanimando
gastos e inversiones necesarias y suavizando el ajuste previsto en los Presupuestos 2017. Porque si de fuera vienen
“malos vientos de cara” y encima aquí recortamos y subimos impuestos,
creceremos aún menos. Algo que no podemos permitirnos con el doble de paro
que Europa. Así que tomen nota: Trump ya está ahí y sus políticas
van a afectarnos negativamente, aumentando costes al Estado, empresas y
familias (por los tipos y el dólar) y recortando exportaciones e inversiones.
Hay que reaccionar ya, tomar medidas para contrarrestar lo que viene. “Blindarse” frente
a Trump.
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