Este domingo se ha clausurado FITUR y el sector estaba eufórico por el récord de turistas: 75,3 millones en 2016. Un dato conocido porque el nuevo ministro de Turismo
se saltó las normas y anticipó dos semanas una estadística
que el INE dará oficialmente el 31 de enero. Lo que no dice el Gobierno, y sí el sector turístico, es
que 11 de los 22 millones de turistas
que España ha ganado desde el año 2010 son “prestados” de Turquía, Egipto y Túnez, por el terrorismo. Y que los turistas gastan cada año menos en España
desde 2011. El ministro dice que el turismo “no ha tocado techo”, pero las
empresas reconocen que la situación es
“excepcional” y piden aprovecharla para reconvertir el sector. Y
preocupa que los récords hayan
alimentado una “burbuja turística” que puede
estallar: se han casi duplicado los apartamentos turísticos y la
compraventa de hoteles. Si los turistas vuelven al Mediterráneo, tendríamos un exceso
de oferta. Hay que repensar el turismo a 20 años vista.
enrique ortega |
Si alguien entra en la web del INE (Estadística) y pincha en “Calendario”, comprobará que
está previsto publicar el próximo 31 de enero las estadísticas oficiales de turismo de 2016 (Frontur). Pero el nuevo ministro de Turismo, Álvaro
Nadal, no ha podido esperar: sabía que iba a haber un récord histórico
de turistas y quería “apuntárselo” para FITUR (18-22 enero). Así que, “saltándose a
la torera” al INE (algo nunca visto hasta ahora), convocó el pasado 12 de
enero una rueda de prensa para anticipar
los datos: 75,3 millones de turistas llegaron a España en 2016 (7 millones más que en
2015) y se gastaron 77.000 millones de
euros. Ello confirma a España como la tercera potencia turística del mundo,
tanto en turistas (por detrás de Francia y EEUU) como en ingresos por turistas
(tras EEUU y China).
Ciertamente, el turismo
ha vuelto a ser el motor de la economía en 2016, como pasa desde 2010: el sector creció un 4,9% (PIB turístico), por encima del conjunto de la
economía (el PIB creció un 3,3%), según la patronal turística Exceltur. La locomotora de ese crecimiento ha
sido el turismo extranjero, que
creció un 10% (los empresarios estiman 75.411.000
turistas en 2016), la mayor afluencia
en los últimos 15 años. Pero sin embargo, la otra mitad del negocio
turístico, los viajes de los españoles,
no fue tan bien: las pernoctaciones crecieron un 4,6%, menos que en 2015 (+6%),
debido a la subida de precios (los hoteles subieron un 4,5% y en algunos ligares hasta un
14%) y a que la demanda de los tour operadores extranjeros limitó mucho las
plazas hoteleras disponibles para españoles (overbooking).
Pero el impresionante récord de turistas extranjeros salvó
el año y las cuentas del sector, aumentando sus beneficios, sobre todo a los hoteles de la costa y las islas Baleares y Canarias, pero
también a los hoteles de Barcelona y Madrid, la España verde (Galicia, Cantabria y Asturias),
Aragón, Extremadura y algunas ciudades de Castilla y León (por el buen
tiempo), destacando también el alza del
turismo de negocio, de los españoles (+14,6%) pero más de empresas y `profesionales extranjeros (+21%).
¿Por qué España
ha conseguido superar el techo de los 75 millones de turistas extranjeros? Para
la patronal turística Exceltur, el principal factor es la crisis turística en otros paises del Mediterráneo, por la
inseguridad y el terrorismo, sobre todo en Turquía, Egipto y Túnez. Estiman que
si España ha ganado 22,5 millones de turistas desde 2010 (de 52,93 a 75,41
millones), la mitad (un 49%) vienen “desviados” de estos paises, buscando un destino más
seguro. Son 11 millones de turistas “prestados”. Incluso esto podría pasar en Europa: en 2016, España ha captado 6 de cada 10 nuevos turistas llegados al continente y en
esta ganancia podrían haber pesado también los atentados sufridos en Francia, Bélgica y
Alemania.
La patronal turística Exceltur reconoce que en 2016 ha habido un marco internacional “excepcionalmente propicio” para la llegada de turistas: petróleo barato (vuelos y viajes más baratos), bajos tipos de interés (préstamos para viajar más baratos y menos
endeudamiento) y un euro en mínimos
frente al dólar (viajar a España es más barato), mientras no se ha notado apenas el Brexit de junio porque agencias y británicos compraron antes sus vacaciones. Eso sí,
los empresarios turísticos están preocupados porque los turistas extranjeros siguen gastando menos en España. La patronal Exceltur recuerda que lo
importante no es el gasto turístico total, que ha sido récord (los 77.000
millones de que habla el Gobierno), sino la parte de ese gasto que se queda en
España, descontando el precio de los viajes y lo que cobran los tour operadores
extranjeros. Con ello, el dato de ingresos
por turismo en España (el que
utiliza también el Banco de España) baja a 54.355 millones de euros en 2016. Eso supone un gasto medio de 721 euros por turista, un 3% menos que en 2015.Un gasto que lleva 5
años cayendo, desde 2011 (792 euros) y
15 años si descontamos la inflación.
Los turistas extranjeros gastan menos cada año en España porque reducen su estancia (ahora la media son 7,9 días) pero sobre todo
porque apuestan por un turismo “low cost”. La mayoría (72%) viaja por su cuenta, sin paquete turístico, en vuelos low cost, y un
número creciente viajan en coche o se alojan en casa de amigos y familiares o
en apartamentos no regulados, gastando menos. Y los turistas que más nos
visitan (británicos, franceses y alemanes) son los que gastan menos, mientras
que los que gastan más (norteamericanos, nórdicos o chinos) vienen menos. Estamos a tope de turistas extranjeros que
gastan poco.
Otro punto negro del turismo es el empleo. A pesar del récord, en 2016 se crearon sólo 80.688 empleos, según Exceltur, 1 de cada 6 nuevos empleos. Son 2.575.938 personas trabajando en el turismo (13,9% de los ocupados), pero el empleo sólo ha crecido en 455.535
personas desde 2010, un 21,5%, la mitad de
lo que han aumentado los turistas en estos seis años (22,5 millones, un 42,5%). Se crea poco empleo pero
además es un empleo precario y muy mal pagado. El 97% de los nuevos
empleos turísticos son temporales, según los sindicatos, y la mitad a tiempo
parcial, aunque en muchos casos los contratos por horas encubren trabajos a
jornada completa donde no se pagan las horas extras. Y crece de forma imparable
el empleo “externalizado” (ya supera el 30%), trabajadores a los que se obliga a darse de alta como autónomos
para seguir trabajando. Es el caso de las camareras de pisos, “las kellys”, a
las que paga 2 euros por habitación. Y además, la hostelería resulta ser el
sector peor pagado, según los datos del INE: el
coste medio de un empleo era de 1.574,65
euros brutos al mes en 2016, frente a 2.444 euros de media, 2.504 euros en
la construcción o 4.538 euros en la banca. Y si descontamos cotizaciones y
costes no salariales, el sueldo neto en hostelería se queda en 980 euros al mes de media (muchos cobran menos).
Cara a 2017, el ministro Nadal lo tiene claro: “El turismo no
ha tocado techo”. Pero el sector no es tan triunfalista: “2016 ha sido un año insólito, excepcional y
difícilmente repetible”, ha dicho José Luis Zoreda, vicepresidente de Exceltur. Creen que el turismo volverá a ser este año el
motor de la economía española, pero que crecerá menos: un 3,2% (frente al 2,3% el PIB global). Prevén que el turismo de los españoles crecerá
menos (por la subida del petróleo y de la inflación) y también el turismo extranjero, porque piensan
que este año se notará el Brexit (el presidente de Meliá reconoce que ya se ha "ralentizado" el turismo británico, tras haber caído la libra un 18% desde el verano pasado) y el efecto negativo de la subida del petróleo
y de los tipos de interés, más la
incertidumbre política en EEUU y en Europa. Y el Mediterráneo perderá ya menos
turistas. Aun así, creen que mejorarán
los resultados de las empresas y un
67% dicen que crearán empleo este año.
Con todo, los
empresarios coinciden en que hay que
aprovechar el momento para perfilar el
modelo turístico del futuro. Es cierto que España es una gran potencia turística, que encabeza el ranking mundial de competitividad turística elaborado por el Foro Económico
Mundial, gracias a nuestras infraestructuras, nuestro clima, nuestra cultura,
nuestra seguridad y la profesionalidad de nuestras empresas turísticas. Pero
también lo es que el turismo español tiene “debilidades”, puntos negros
que pueden hacernos vulnerables si cambia
la coyuntura. Básicamente, el bajo gasto de los turistas, la precariedad del empleo (que deteriora la calidad del turismo), la excesiva
concentración de la demanda (89% de los turistas son europeos que vienen sólo
en verano) y la enorme concentración de la oferta (sol y playa), más un retraso
en la digitalización y modernización de la gestión del sector.
Otro problema del
turismo: su concentración. Es la
primera industria del país (aporta el 11,2% de la riqueza), pero sólo para una parte de España, la
que vive del turismo. Vienen 75,4 millones de turistas, sí, pero el 90,7% llegan sólo a 6 autonomías: Cataluña (23,8% del total), Baleares (18%), Canarias
(16,8%), Andalucía (14,2%), Comunidad Valenciana (10,5%) y Madrid (7,4%). Y si
nos fijamos a dónde va el gasto de los turistas extranjeros, el 92,7% de todo el gasto se queda en esas 6 autonomías y las 11 autonomías restantes sólo
reciben un 7,3% de todos los ingresos turísticos. Estos datos revelan la
necesidad de cambiar el modelo de
“turismo de sol y playa” por un turismo “más global”, como el de Francia,
Italia o EEUU, donde se intente atraer al turismo también con la cultura y el arte, los
negocios, la gastronomía, el deporte y hasta la sanidad.
Hay otro problema
que preocupa en los dos últimos años: que
los récords de turismo estén creando
una “burbuja turística”, que podría estallar en unos años si la “normalidad” vuelve
al Mediterráneo. Basten dos indicadores.
Uno, el “boom” de los apartamentos turísticos no regulados,
la enorme oferta de pisos en alquiler a través de plataformas online: en 2014
había 1 millón de plazas y en 2016 había ya 1,76 millones, la mitad de todas
las plazas turísticas reguladas (hoteles, apartamentos, campings y casas
rurales).El otro, que en 2015 y 2016 se han batido todos los récords de compraventas de hoteles
(2.614 y 2.184 millones, según la consultora Irea), la mitad de inversores extranjeros que ven un gran
negocio comprar hoteles en España, a un precio desorbitado, en ciudades (Edificio España y Hotel Villamagna en
Madrid, Silkel Diagonal y Torre Agbar en Barcelona) y en la costa. Al final, al
calor de un turismo extra circunstancial, se
puede estar creando un exceso de oferta, una “burbuja”
que nos estalle cuando el sector se normalice. Ojo, ya lo hemos vivido
antes con el ladrillo.
El turismo nos ha ayudado a salir de la crisis y somos una
potencia turística. Pero hay que repensar el modelo y definir una estrategia a 20 años vista, al margen de los récords. Las empresas turísticas
lo tienen claro: piden“ reconvertir” el sector, ajustando y renovando la oferta turística,
sobre todo en zonas de costa y destinos “maduros”. Las empresas tienen que
renovar sus infraestructuras, sus ofertas, ganar tamaño (fusiones) y ser más
internacionales, digitalizando y modernizando su gestión. Y hay que poner orden en la oferta por Internet, en los apartamentos sin control y que
no pagan impuestos, una “competencia desleal” que fomenta el turismo “low cost”
y la “burbuja turística”. Los
empresarios piden también que Estado y autonomías se coordinen mejor y gasten más en turismo,
tras los recortes, sobre todo en infraestructuras,
en conexión de transportes (aeropuertos, trenes y ciudades) y en promoción exterior, porque España
tiene que captar nuevos turistas fuera de Europa.
Un elemento que podría ayudar es generalizar el impuesto turístico, que hoy cobran
Cataluña y Baleares, aunque lo
estudian también la Comunidad Valenciana y Sevilla. Cobrar 1 euro por turista
al día no gusta al Gobierno ni al sector pero no disuade a nadie de viajar y permitiría
unos
ingresos clave para compensar los
efectos negativos del turismo en ciudades y pueblos (consumo de agua, servicios
e infraestructuras puestas al límite) y para financiar parte de la reconversión y la promoción que necesita el
turismo a medio plazo. Aprovechar los récords para asentar los cimientos de un sector estratégico para España, alimentar mejor la vaca que todo
el mundo ordeña.
En resumen, que debemos alegrarnos
de ser una potencia mundial en algo,
el turismo, pero la euforia no debería impedirnos ver también los “puntos negros” (bajo gasto, poco empleo precario y
mal pagado, excesiva concentración y riesgo de “burbuja” en la oferta).Y
deberíamos aprovechar los años de “vacas gordas” para repensar el negocio,
para asegurar su futuro modernizando y
diversificando la oferta, invirtiendo en su renovación. Hay que definir y construir
ahora el modelo de turismo que queremos para dentro de 20 años. Un turismo basado en “la calidad y no la cantidad”, como defiende
el propio sector (Exceltur). No
podemos dormirnos en los récords.
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