Queda este mes de junio
para presentar la Renta y aunque nos
salga a devolver, este año volvemos a
pagar más, como los dos anteriores, por la subida de impuestos que hizo Rajoy en 2011. Y la bajada (electoralista) que aprobó el año pasado
no se notará hasta la próxima primavera,
cuando presentemos la declaración de 2015. Y además, Hacienda nos mira con
lupa: el 80% de los inspectores vigilan
a los que viven de un sueldo, aunque el fraude venga de grandes empresas,
multinacionales y grandes fortunas. El problema está en que España es el quinto país del euro que menos
recauda, porque hay mucho fraude. Y eso obliga a que los que pagamos, paguemos más de lo que deberíamos. Y sepamos que en esta Legislatura de Rajoy, entre tres años de subidas y uno de bajadas, pagaremos 19.500 millones más de impuestos
(además de los recortes). No lo olvidemos
al hacer la declaración y al votar en noviembre.
enrique ortega |
La Renta, el
IRPF, es el principal impuesto
que hay en España. Recaudará este año 72.957
millones de euros, un 39,2% de todos los ingresos fiscales.
Pero ha
perdido peso, ya que en 2010 suponía el 45% de todos los impuestos. Eso
quiere decir que ahora tienen más peso los impuestos
indirectos (IVA, gasolinas, luz, tasas), más injustos, porque los pagan igual los que no tienen ingresos que
los ricos, frente a la Renta, que se paga según lo que uno gana. Además, la
mayor parte del impuesto sobre la Renta lo pagamos durante el año, con las
retenciones en la nómina o pensión, y ahora, con
la declaración del IRPF sólo pagamos
1 de cada 10 euros: los otros 9 los pagamos el año pasado con las retenciones, sin darnos
tanta cuenta.
Por eso, ahora, al ajustar
cuentas con Hacienda, a la mayoría
le sale negativa: no es ningún
regalo, es porque pagamos de más el año pasado, con las retenciones y sale
a devolver al aplicar las deducciones. De hecho, de las 19.270.000
declaraciones del IRPF que Hacienda espera esta primavera, 14.250.000 declaraciones
(casi
tres de cada cuatro) saldrán a devolver y el resto a pagar. Pero son 100.000 declaraciones más a pagar que el
año pasado, que abonarán 7.350 millones de euros (511 millones más que en 2014). Y también Hacienda devolverá menos, 10.550 millones frente a 10.651 el año
pasado.
Más contribuyentes a pagar más, porque estamos ajustando el
impuesto de la Renta de 2014, el tercer año en que estuvo en vigor la
subida de impuestos que Rajoy aprobó en 2011: los
tipos subieron entre el 0,75% y el 7%, según los ingresos. Eso supone
pagar entre 82 euros más (para ingresos de 20.000 euros) y 600 euros extras
(para ingresos de 45.000 euros). También se pagan más
impuestos por los ahorros, inversiones y dividendos (pasan de pagar el
19% al 21%). Pero la mayor subida se debe a que Hacienda no descuenta
(desde 2008) el
efecto de la inflación. Al no revisar los tramos de renta ni
actualizar el mínimo personal y familiar ni la deducción por rendimientos del
trabajo. Una penalización de 33,24 euros más por contribuyente, según
GESTHA (entre 18 y 1.321 euros, según ingresos).
En esta declaración que presentamos en 2015 seguimos pagando más y no será hasta la
declaración de la primavera de 2016
cuando notemos la
pequeña bajada (más electoralista que significativa) que aprobó Rajoy
el año pasado, en su “mini
reforma fiscal”. Eso sí, en la declaración del año que viene, los
contribuyentes se
podrán deducir menos por alquiler (tanto el inquilino como el
propietario) y por contratar planes de
pensiones privados (el máximo a invertir baja este año 2015 de 12.500 a
8.000 euros).
Una cuestión clave es dónde
paga cada uno la Renta, porque hay enormes
diferencias entre las autonomías.
Por un lado, en la declaración de este año, hay autonomías que establecen un recargo
en el tipo máximo del IRPF, que queda así en el 49% en Cataluña,
Andalucía o Asturias, en el 48,5% en Extremadura, el 47,5% en Canarias o el 47%
en la Comunidad Valenciana, La Rioja y Murcia, frente al 45% en Castilla y León,
Galicia, Baleares y Aragón o el 44,5% de Madrid, la autonomía con el tipo más
bajo del IRPF. Eso puede suponer, para un contribuyente soltero con 30.000
euros de ingresos, una diferencia en el pago de la Renta
de 273 euros entre Madrid (4.932 €) y Cataluña o Andalucía (5.205 €), según
el análisis del Panorama
de la Fiscalidad Autonómica y Foral.
Pero además, hay grandes
diferencias entre las
deducciones que ofrecen las autonomías, un “galimatías” con 164 diferentes: por libros de texto y material escolar (Aragón, Baleares, Castilla la
Mancha, Extremadura y Comunidad Valenciana), por gastos de guardería (Extremadura, Murcia y Comunidad Valenciana),
por pago seguros privados de salud
(Aragón y Baleares), por gastos de adopción
internacional (Madrid y Castilla y León), por ayuda doméstica y gastos en abogados laboralistas (Andalucía), por gastos de enfermedad (Cantabria), por
uso nuevas tecnologías (Galicia), por intereses préstamos master y doctorados
(Cataluña), por gastos estudios hijos fuera islas (Canarias) y ayudas al
alquiler, sobre todo a jóvenes (en la mayoría de autonomías).
El otro impuesto que toca pagar ahora es el de Patrimonio,
que declara una minoría (unos 190.000
contribuyentes este año),
los que tengan más de 700.000 euros en propiedades (casa, cuentas, valores…),
salvo en Cataluña (el umbral allí son 500.000 euros). Se paga en todas las autonomías, salvo en Madrid (exento), una cantidad de 949 millones de euros de recaudación
(929 en 2014), con tipos
también diferentes: un contribuyente con 800.000 euros de
patrimonio, por ejemplo, paga 769,51 euros en Cataluña, 300 euros en Extremadura,
240 euros en Galicia, Murcia, Andalucía o Asturias, 100 euros en La Rioja y 200
euros en las 7 autonomías restantes no forales. Eso sí, los que declaren
impuesto de Patrimonio sólo pueden presentarlo
por
Internet (y con él, también el IRPF ha de presentarse telemáticamente).
En definitiva, que aunque nos salga negativa, sepamos que la mayoría paga más impuestos por los
ingresos de 2014, como pasó en las tres declaraciones anteriores. De hecho, en 2014, los españoles pagamos
más impuestos que nunca, según los datos de la Agencia Tributaria:
el tipo medio que pagamos por todos los impuestos (IRPF, sociedades, IVA,
impuestos especiales) fue del 15,2%
sobre las bases imponibles (los ingresos sometidos a tributos), frente al
13,30% en 2011. Y la presión
fiscal (cociente entre impuestos e ingresos) para un matrimonio con
dos hijos fue del 33,8% en 2014, muy por encima de la media de la OCDE
(26,8%). Y somos el 9º país con más presión fiscal entre los 34 países de
la OCDE.
Y si hacemos balance
de la Legislatura, el coste para los contribuyentes de
las subidas de impuestos y recorte de deducciones (vivienda y otras) que aprobó
Rajoy para los años 2012, 2013 y 2014 es
de 23.259 millones, a los que hay que restar
los 3.803 millones que supone la rebaja de impuestos que aprobó para 2015. Con ello, el balance de esta
Legislatura de Rajoy será que vamos a pagar
19.500 millones más de impuestos estatales, a los que habría que sumar
la subida
de los impuestos autonómicos (además,
han creado 50 impuestos nuevos) y municipales
(IBI, transmisiones patrimoniales y tasas). Un
pico.
Y todo ello porque España
es incapaz de recaudar más, de ingresar
por impuestos como otros países: los
28 de la Unión Europea recaudan de media un 46,7% de su riqueza (PIB), mientras España sólo recauda el 38,3% del PIB
(2014). De hecho, somos el 5º país de los 19 de la zona euro que
menos recauda, sólo por detrás de Irlanda (35%), Estonia (34,3%),
Lituania (34,6%) y Eslovaquia (38%), según
Eurostat. Eso significa que si fuéramos como la media de países europeos, España
tendría que recaudar 84.000 millones más cada año. Y eso permitiría menos recortes y que la mayoría pagáramos
menos impuestos.
¿Por qué España recauda menos impuestos? Porque hay más fraude.
Primero en el IVA: la
Comisión Europea estima que España
deja de ingresar 12.400 millones al año por IVA. Y luego, hay fraude en las grandes empresas, multinacionales y
entre los más ricos, unos 60.000 millones según cálculos de
GESTHA. Mucho de este fraude es “legal”:
pagan menos impuestos de los que deberían porque se acogen a deducciones y
normas que se lo permiten, además de “camuflar”
ingresos con operaciones internacionales, paraísos
fiscales, empresas pantalla y SICAV.
De hecho, las grandes empresas
pagaron en 2013 un tipo
impositivo del 5,3%, frente al 16% de las pymes y el 15,2%
de las familias, según datos de la propia Agencia Tributaria. Y hay muchas multinacionales, como Google, Apple,
Amazon o Facebook que apenas
pagan impuestos en España, por su “ingeniería fiscal”.
El problema es doble:
no se endurece
la legislación (española e internacional)
para luchar contra el fraude fiscal y España apenas cuenta con medios, menos
tras el recorte de personal en la Agencia Tributaria (-2.353 personas): Hacienda
cuenta con un funcionario por cada
1.598 habitantes frente a 1 por 942 en Francia o 1 por cada 740 habitantes en
Alemania. Y además, sólo se dedica el 20% de la inspección a vigilar a los
más ricos, multinacionales y grandes empresas: el
80% de la inspección se dedica a vigilar
a los asalariados, según acaba
de reconocer el propio presidente de la Organización de Inspectores de
Hacienda. Tremendo.
Así resulta que los
que viven de su trabajo son los que están más controlados y los que
pagan la mayor parte del IRPF (el 79%) y de los demás impuestos: si se suman todos, el 90% de los ingresos
fiscales salen de las familias y sólo un 10% de las empresas, bancos y grandes
fortunas, según
Intermon Oxfam. Este es el problema que no acaba de resolverse en España,
con una verdadera reforma fiscal, que nos permita recaudar
impuestos como el resto de europeos, gracias a que unos paguen más y la mayoría paguemos menos. Esta es la reflexión
que debería acompañarnos al hacer esta nueva declaración de la Renta, porque seguimos pagando más aunque nos
salga negativa. Y es lo que deberíamos tener presente al votar en las elecciones de diciembre: o pagan más otros o nos toca pagar de más a la mayoría. Así de claro.
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