jueves, 28 de mayo de 2015

Internet, la tumba de la banca


La banca se rehace de la crisis, con fuertes beneficios en 2014 y 2015, gracias a 108.000 millones de ayudas públicas. Pero sigue con problemas: caída de márgenes (nos van a subir las comisiones), poco negocio (crédito), demasiado ladrillo y una creciente competencia de fondos y aseguradoras, la “banca en la sombra”. Pero el peor de sus problemas está por llegar: la competencia de los grandes de Internet, Google, Facebook, Apple, Amazon, eBay o Alibaba, que ya ofrecen servicios bancarios, desde pagos online a transferencias y créditos. Tienen millones de usuarios, que conocen muy bien, y una excelente imagen, frente a la mala reputación de la banca. Algunos bancos, como BBVA y la Caixa, intentan reaccionar y cambiar a digitales, pero no es fácil: exige fuertes inversiones y otra cultura (aparte de "quitarse la corbata"). Pero la banca de 2020 será digital o no será. Y Google Bank, Facebook Bank o Apple Bank tienen todas las de ganar. Serán la tumba de nueve siglos de banca tradicional.
 
enrique ortega

La banca se rehace con fuerza de la crisis, desatada por la mayoría de Cajas de Ahorros y algunos bancos, que nos ha costado a los españoles 107.914 millones en ayudas públicas, según el Tribunal de Cuentas, sin contar las ayudas fiscales ( 40.800 millones en créditos fiscales) que han recibido los compradores de Cajas intervenidas y que ahora investiga Bruselas. Con ello, ya en 2014 la banca tuvo un beneficio de 9.834 millones, un 35% más que en 2013, y superaba el bache de 2012 (-2.781 millones de pérdidas). Y en el primer trimestre de 2015, la gran banca (6 grandes) ha ganado ya  4.138 millones de euros (incluidos 244 millones de Bankia), un 67% más que en 2014. Están más saneados y además se han quitado a competidores : los tres grandes (La Caixa, Santander y BBVA) controlan el 44% del mercado y si les sumamos Bankia, Sabadell y Popular, los seis controlan el 69% del negocio bancario en España.

Pero la banca española sigue con problemas. El principal, los bajos tipos de interés, que perjudican seriamente sus márgenes, al estrechar lo que pagan por el dinero (casi nada) y lo que cobran por él (poco), máxime cuando hay poco negocio, porque no hay demanda de crédito solvente: sólo pueden arriesgarse a prestar a algunas empresas y dar créditos personales e hipotecas a pocas familias, las que tienen un trabajo estable y ganan más de 2.000 euros al mes. Con ello, tienen que conseguir ingresos con la venta de fondos, seguros, tarjetas y planes, intentando subir las comisiones a los clientes (ya las subieron un 14,5% en 2014), algo que repetirán este año, según augura el Banco de España. Y como bajan márgenes y negocio, a la banca le sobran oficinas y plantilla, que seguirán reduciendo, según les “sugiere” el Banco de España, tras haberse quitado un 25% de personal y un 30% de las sucursales desde 2008. Y todo ello, mientras el ladrillo sigue lastrando los balances de la banca, con 83.409 millones de euros en viviendas y suelo de clientes y promotores morosos.

Mientras la banca intenta poner orden en todos estos problemas, afronta un aumento de la competencia, de nuevas entidades que intentan desbancarles del negocio. Se trata de aseguradoras, fondos de inversión, financieras, sociedades de inversión inmobiliaria y filiales de bancos extranjeros que han entrado a saco en el negocio de prestar a empresas e instituciones y de ofrecerles alternativas de inversión. Es lo que se llama “banca en la sombra, que está tomando gran fuerza en todo el mundo y que ya supone un 25% del negocio financiero en Europa, aunque sólo un 10% en España. Esta “banca paralela”, a la que sumar  las plataformas de recogida de dinero (“crowdfunding”) preocupa muy seriamente a la banca española, como ha reconocido el presidente de la patronal AEB, quien pide al BCE y al Banco de España que les regule con más rigor, para evitar “nuevos sustos” en el futuro.

Pero la mayor preocupación de la banca no debía ser la “banca en la sombra” sino los gigantes de Internet, que pueden ser su tumba en unos años. Tanto Google como Facebook, Apple, Amazon, EBay (Pay Pal), Alibaba y cientos de pequeñas empresas innovadoras están aprovechando Internet para ofrecer servicios financieros. De momento, es un fenómeno circunscrito sobre todo a Estados Unidos, pero su avance será ultrarrápido e imparable. Baste decir que hay 3.000 millones de usuarios de Internet en el mundo y cada día se suman otros 500.000. Un colectivo inmenso de clientes a los que se puede acceder desde cualquier lugar, con ofertas y productos que pueden triunfar “viralmente”.

Los gigantes de Internet, desde Google a Facebook o Apple, tienen varias ventajas sobre la banca. La primera, que sus clientes se cuentan por millones, en todos los continentes. Segunda, que conocen perfectamente a sus usuarios: gustos, costumbres, consumos, hasta dónde están y que tiendas (o bancos) visitan (geolocalización). Y tercera, quizás la principal, que tienen una excelente imagen entre los internautas: muchos les consideran empresas que “defienden importantes valores”, no un negocio más. Y en eso, tienen una gran ventaja con la banca, que tiene una pésima reputación en todo el mundo, más tras esta crisis.

De hecho, la gran asignatura pendiente de la banca es mejorar su imagen. “Antes se veía a la banca como el cerebro del sistema. Hoy se percibe a los bancos como algo perjudicial para la economía. Y esta mala imagen de la banca afecta a la estabilidad financiera”, ha llegado a decir este año el presidente de la Autoridad Bancaria Europea. En España, el presidente de la patronal bancaria AEB, ha ido más allá, al declarar que “la banca corre el riesgo de perecer si no recupera la confianza del cliente”. Y el consejero delegado de la mayor entidad, Caixa Bank, ha añadido: “la reputación de la banca está bajo mínimos. Es un problema muy serio”.

Más serio aún si tus clientes, sobre todo los más jóvenes, están “enganchados” a Internet y a unos grandes proveedores de servicios que les gustan y que ahora encima les ofrecen servicios bancarios. Es el caso de Facebook, la red social con 1.440 millones de usuarios (más que la población de China), que ha lanzado en marzo de 2015, en EEUU, un servicio para hacer transferencias a través de la plataforma de mensajería de la red social (Messenger). Y está por ver si integra este servicio en su exitosa WhatsApp. Apple, con más de 200 millones de tarjetas de crédito almacenadas en iTunes, lanzó también en octubre de 2014 su servicio Apple Pay, un sistema de pago interactivo para los iPhone. Y Google, la primera en crear un monedero virtual en 2009 (Google Wallet), ya lanzó en noviembre de 2013 una tarjeta de débito prepago que permite a los consumidores realizar compras y retirar efectivo en cajeros (sin costes), de momento sólo en EEUU.

Todos los grandes de Internet empezaron por ofrecer medios de pago y transferencias online, un mercado que mueve más de un billón de dólares al año y donde las grandes empresas tecnológicas (Google, Apple, Facebook, Amazon, eBay) compiten con los bancos, las empresas de tarjetas (Visa y Master Card), las empresas de telecomunicaciones y cientos de pequeñas empresas innovadoras cuyos desarrollos acaban comprando. Pay Pal (eBay) fue la primera en llegar y tiene ya 128 millones de cuentas activas en todo el mundo, con las tarifas más baratas para compras y envío de dinero persona a persona (aunque exige tener los fondos en una cuenta secundaria, no como la plataforma de Facebook, que tiene el dinero allí mismo).

En el negocio de los medios de pago, Amazon lanzó, en agosto de 2014,  un lector de tarjetas de crédito que conectado a un móvil o a una tablet permite a pequeños negocios aceptar pagos. Un reto para Square, pionera en convertir los dispositivos móviles en un terminal de punto de venta, extendiendo el pago con tarjeta a los pequeños comercios. Y las empresas chinas Alibaba y Tencent o la japonesa Rakuta ofrecen plataformas de pago a través de móviles. Un negocio donde han entrado también las empresas de telecomunicaciones, con Samsung comprando LoopPay para permitir pagos online a través de sus smartphones. En España, Orange ha lanzado Orange Cash para pagar con el móvil.

Este es el primer paso de los grandes de Internet, facilitar pagos y transferencias online con medios propios. Pero van a ir más allá, van a dar créditos e hipotecas, algo muy peligroso para la banca dado que conocen a los internautas mejor que nadie. Facebook ya ha pedido permiso a Irlanda para incluir una aplicación bancaria en su red social, de acuerdo con el australiano Commonwealth Bank. Google lleva años concediendo créditos a clientes de EEUU y Gran Bretaña para que les compren publicidad (Google AdWords).  Y Amazon, el gigante del comercio electrónico, también ofrece préstamos a sus clientes. A partir de ahí, ofrecer depósitos, fondos o planes de pensiones e invertir en Bolsa es sólo cuestión de tiempo.

Y no demasiado. Si la banca no toma medidas, en cinco años perderá un 30% de su negocio, acaba de advertir un estudio de Accenture, que vaticina que 3 de cada 4 transacciones de dinero serán online o a través del móvil para 2020. Por todo ello, el BBVA acaba de cambiar todo su esquema directivo, nombrando como consejero-delegado al responsable de la banca digital. Y han hecho el gesto de "quitarse la corbata". Pero los bancos europeos y españoles se están moviendo con mucha lentitud frente a la amenaza de los grandes de Internet: sí, ofrecen banca online, pago a través de móvil y buscan acuerdos con telecos para no perder el tren. Pero no se lo toman como es: a vida o muerte. Quizás porque ven que los clientes no dan el salto digital: un 55 % acude sólo a las oficinas, un 30% opera en oficina y online y sólo un 15% son clientes únicamente digitales, no pisan nunca una sucursal.

Pero esto cambia a velocidad de vértigo y más entre los jóvenes, que son clientes 100% digitales. Por eso, la banca está obligada a cambiar drásticamente, por tres vías: buscar otro modelo de gestión (sacando más partido a los datos y al conocimiento y necesidades del cliente), hacer fuertes inversiones (en nuevas plataformas tecnológicas, no parcheando las actuales) y un lavado total de imagen, para recuperar la confianza del cliente. Y necesitará buscar alianzas, con telecos y empresas de Internet, antes de que se los coman.

La banca del futuro inmediato, ya en 2020, será digital o no será. Veremos una profunda revolución financiera, que será la tumba de la banca tradicional, la que conocemos desde hace casi nueve siglos (Banco de Venecia, año 1.157). Y como clientes, tendremos que acostumbrarnos a la operativa de Google Bank, Facebook Bank, Apple Bank o Amazon Bank. No creo que salgamos ganando, porque son demasiado poderosos y buscan su negocio, aunque tengan una imagen “moderna”, de "colegas". Pero es lo que habrá.

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