La banca se rehace de la crisis, con fuertes beneficios en 2014 y 2015,
gracias a 108.000 millones de ayudas
públicas. Pero sigue con problemas: caída de márgenes (nos van a subir las comisiones), poco negocio (crédito), demasiado ladrillo y una creciente competencia de fondos y
aseguradoras, la “banca en la sombra”. Pero el peor de sus problemas está por
llegar: la competencia de los grandes de
Internet, Google, Facebook, Apple,
Amazon, eBay o Alibaba, que ya ofrecen servicios bancarios, desde
pagos online a transferencias y créditos. Tienen millones de usuarios, que conocen muy bien, y una excelente imagen,
frente a la mala reputación de la banca.
Algunos bancos, como BBVA y la Caixa,
intentan reaccionar y cambiar a digitales, pero no es
fácil: exige fuertes inversiones y otra cultura (aparte de "quitarse la corbata"). Pero la banca de 2020 será digital o no será. Y Google Bank, Facebook Bank o Apple Bank tienen todas las de ganar. Serán
la tumba de nueve siglos de banca tradicional.
enrique ortega |
La banca se rehace con fuerza de la
crisis, desatada por la mayoría
de Cajas de Ahorros y algunos bancos, que nos ha costado a los españoles 107.914 millones en ayudas
públicas, según el Tribunal
de Cuentas, sin contar las ayudas
fiscales ( 40.800 millones en créditos
fiscales) que han recibido los compradores de Cajas intervenidas y que
ahora investiga
Bruselas. Con ello, ya en 2014
la banca tuvo un beneficio
de 9.834 millones, un 35% más que
en 2013, y superaba el bache de 2012 (-2.781
millones de pérdidas). Y en el primer trimestre de 2015, la gran banca (6
grandes) ha
ganado ya 4.138 millones de euros (incluidos 244 millones de Bankia), un 67% más que en 2014. Están
más saneados y además se han quitado a competidores : los tres
grandes (La Caixa, Santander y BBVA) controlan el 44% del mercado y si les
sumamos Bankia, Sabadell y Popular, los
seis controlan
el 69% del negocio bancario en España.
Pero la banca
española sigue con
problemas. El principal, los
bajos tipos de interés, que perjudican seriamente sus márgenes,
al estrechar lo que pagan por el dinero (casi nada) y lo que cobran por él
(poco), máxime cuando hay poco
negocio, porque no hay demanda de crédito solvente: sólo pueden
arriesgarse a prestar a algunas empresas y dar créditos personales e hipotecas a
pocas familias, las que tienen un trabajo estable y ganan más de 2.000
euros al mes. Con ello, tienen que conseguir
ingresos con la venta de fondos, seguros, tarjetas y planes, intentando subir
las comisiones a los clientes (ya las subieron un 14,5% en 2014), algo que repetirán este año, según augura
el Banco de España. Y como bajan márgenes y negocio, a la banca le sobran oficinas y plantilla, que
seguirán reduciendo, según les
“sugiere” el Banco de España, tras haberse quitado un 25% de personal y un
30% de las sucursales desde 2008. Y todo ello, mientras el ladrillo sigue lastrando
los balances de la banca, con 83.409
millones de euros en viviendas y suelo de clientes y promotores
morosos.
Mientras la banca intenta poner orden en todos estos problemas, afronta un aumento de la competencia, de nuevas
entidades que intentan desbancarles del negocio. Se trata de aseguradoras, fondos de inversión,
financieras, sociedades de inversión inmobiliaria y filiales de bancos
extranjeros que han entrado a saco en el negocio de prestar a empresas e
instituciones y de ofrecerles alternativas de inversión. Es lo que se llama “banca
en la sombra”,
que está tomando gran fuerza en todo el mundo y que ya supone un
25% del negocio financiero en Europa, aunque sólo un 10% en España.
Esta “banca
paralela”, a la que sumar
las plataformas de recogida de dinero (“crowdfunding”) preocupa muy seriamente a la banca española, como ha
reconocido el
presidente de la patronal AEB, quien pide al BCE y al Banco de España que
les regule con más rigor, para evitar “nuevos sustos” en el futuro.
Pero la mayor preocupación de la banca no debía ser la
“banca en la sombra” sino los
gigantes de Internet, que pueden
ser su tumba en unos años. Tanto Google
como Facebook, Apple, Amazon, EBay (Pay
Pal), Alibaba y cientos de pequeñas empresas innovadoras están aprovechando Internet para ofrecer
servicios financieros. De momento, es un fenómeno circunscrito
sobre todo a Estados Unidos, pero su avance será ultrarrápido e
imparable. Baste decir que hay 3.000
millones de usuarios de Internet en el mundo y cada día se suman
otros 500.000. Un colectivo inmenso de clientes a los que se puede acceder
desde cualquier lugar, con ofertas y productos que pueden triunfar “viralmente”.
Los gigantes de
Internet, desde Google a Facebook o Apple, tienen varias ventajas sobre la banca. La primera, que sus clientes
se cuentan por millones, en todos los continentes. Segunda, que conocen
perfectamente a sus usuarios: gustos, costumbres, consumos, hasta dónde
están y que tiendas (o bancos) visitan (geolocalización).
Y tercera, quizás la principal, que tienen
una excelente imagen
entre los internautas: muchos les consideran empresas que “defienden
importantes valores”, no un negocio más. Y en eso, tienen una gran ventaja con
la banca, que tiene una pésima
reputación en todo el mundo, más tras esta crisis.
De hecho, la gran asignatura pendiente de la banca
es mejorar
su
imagen. “Antes se veía a la
banca como el cerebro del sistema. Hoy se percibe a los bancos como algo
perjudicial para la economía. Y esta mala imagen de la banca afecta a la
estabilidad financiera”, ha llegado a decir este año el presidente
de la Autoridad Bancaria Europea. En España, el presidente de la patronal
bancaria AEB, ha ido más allá, al declarar
que “la
banca corre el riesgo de perecer si no recupera la confianza del cliente”. Y
el consejero delegado de la mayor entidad, Caixa Bank, ha
añadido: “la reputación de la banca
está bajo mínimos. Es un problema muy serio”.
Más serio aún si tus
clientes, sobre todo los más jóvenes,
están “enganchados”
a Internet y a unos grandes
proveedores de servicios que les gustan y que ahora encima les ofrecen servicios bancarios. Es el
caso de Facebook, la red social con
1.440 millones de usuarios (más que la población de China), que ha lanzado en
marzo de 2015, en EEUU, un
servicio para hacer transferencias a través de la plataforma de mensajería
de la red social (Messenger). Y está por ver si integra este servicio en su
exitosa WhatsApp.
Apple, con más de 200 millones de tarjetas de crédito almacenadas en iTunes,
lanzó también en octubre de 2014 su servicio
Apple Pay, un sistema de pago interactivo para los iPhone. Y Google, la primera en crear un monedero
virtual en 2009 (Google
Wallet), ya lanzó en noviembre de 2013 una tarjeta
de débito prepago que permite a los consumidores realizar compras y
retirar efectivo en cajeros (sin costes), de momento sólo en EEUU.
Todos los grandes de
Internet empezaron por ofrecer medios
de pago y transferencias online, un mercado que mueve más de un billón de dólares al año y
donde las grandes empresas tecnológicas (Google, Apple, Facebook, Amazon, eBay)
compiten con los bancos, las empresas de tarjetas (Visa y Master Card), las
empresas de telecomunicaciones y cientos de pequeñas
empresas innovadoras cuyos desarrollos acaban comprando. Pay Pal
(eBay) fue la primera en llegar y tiene ya 128
millones de cuentas activas en todo el mundo, con las tarifas más baratas
para compras
y envío de
dinero persona a persona (aunque exige tener los fondos en una cuenta
secundaria, no como la plataforma de Facebook, que tiene el dinero allí mismo).
En el negocio de los
medios de pago, Amazon
lanzó, en agosto de 2014, un lector de tarjetas de crédito que
conectado a un móvil o a una tablet permite a pequeños negocios aceptar pagos.
Un reto para Square, pionera en convertir los
dispositivos móviles en un terminal de punto de venta, extendiendo el pago con
tarjeta a los pequeños comercios. Y las empresas chinas Alibaba
y Tencent o la japonesa Rakuta ofrecen plataformas de pago a
través de móviles. Un negocio donde han entrado también las empresas de
telecomunicaciones, con Samsung
comprando LoopPay para permitir
pagos online a través de sus smartphones. En España, Orange ha lanzado Orange
Cash para pagar con el móvil.
Este es el primer
paso de los grandes de Internet, facilitar pagos y transferencias online
con medios propios. Pero van
a ir más allá, van a dar créditos
e hipotecas, algo muy peligroso para
la banca dado que conocen a los internautas mejor que nadie. Facebook
ya ha pedido permiso a Irlanda para incluir una aplicación bancaria en su red
social, de acuerdo con el australiano Commonwealth Bank. Google
lleva años concediendo créditos a clientes de EEUU y Gran Bretaña para que les
compren publicidad (Google AdWords). Y Amazon,
el gigante del comercio electrónico, también ofrece préstamos a sus clientes. A
partir de ahí, ofrecer depósitos, fondos
o planes de pensiones e invertir en Bolsa es sólo cuestión de tiempo.
Y no demasiado. Si la
banca no toma medidas, en cinco años perderá
un 30% de su negocio, acaba de advertir un estudio
de Accenture, que vaticina que 3
de cada 4 transacciones de dinero serán online o a través del móvil para 2020.
Por todo ello, el
BBVA acaba de cambiar todo su esquema
directivo, nombrando como consejero-delegado al responsable de la banca
digital. Y han hecho el gesto de "quitarse la corbata". Pero los bancos europeos y
españoles se están moviendo
con mucha lentitud frente a la amenaza de los grandes de Internet: sí, ofrecen
banca online, pago a través de móvil y buscan acuerdos con telecos para no perder el tren. Pero no se lo
toman como es: a vida o muerte.
Quizás porque ven que los clientes no
dan el salto digital: un
55 % acude sólo a las oficinas, un 30% opera en oficina y online y sólo un 15% son clientes únicamente
digitales, no pisan nunca una sucursal.
Pero esto cambia a velocidad de vértigo y más entre los jóvenes, que son clientes 100% digitales.
Por eso, la banca está obligada a cambiar
drásticamente, por tres vías: buscar otro
modelo de gestión (sacando más partido a los datos y al conocimiento y
necesidades del cliente), hacer fuertes
inversiones (en nuevas plataformas tecnológicas, no parcheando las actuales) y un
lavado total de imagen, para recuperar la confianza del cliente. Y necesitará buscar alianzas, con
telecos y empresas de Internet, antes de
que se los coman.
La banca del futuro
inmediato, ya en 2020, será
digital o no será. Veremos una
profunda revolución financiera,
que será la tumba de la banca tradicional,
la que conocemos desde hace casi nueve
siglos (Banco
de Venecia, año 1.157). Y como clientes, tendremos que acostumbrarnos a la
operativa de Google
Bank, Facebook Bank, Apple Bank o Amazon Bank. No creo que salgamos ganando, porque son demasiado
poderosos y buscan su negocio, aunque tengan una imagen “moderna”, de "colegas". Pero es lo que habrá.
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