Mientras Rajoy presume de que crea empleo (precario) y
crece más que nadie (no es verdad), Bruselas y la OCDE han publicado dos datos que revelan dos problemas de fondo en España: crece la desigualdad entre ricos y
pobres (mayor que en Europa) y estamos más
lejos del nivel de vida de los europeos (hemos retrocedido a la distancia
que nos separaba en 1998). Y para remate, el INE acaba de aportar un tercer
dato: la pobreza creció en España en
2013 más que en toda la crisis: ya hay más
de 13 millones de españoles bajo el umbral de la pobreza. Y un
tercio de los niños. Como para
presumir. Todo responde a lo mismo, a la crisis y a la política de
austeridad de Rajoy: más paro, empleos
precarios, sueldos más bajos, recortes sociales y más impuestos. Ahora, se
impone afrontar estos problemas,
con un crecimiento más equilibrado y más
justo, menos desigual. Pero de eso no hablan.
enrique ortega |
La desigualdad
entre ricos y pobres ha crecido con la
crisis en todo Occidente, alcanzando el máximo de las últimas tres décadas, según un reciente informe de la OCDE: el 10% más rico gana 9,6 veces más que el 10% más pobre, cuando
en los años ochenta la proporción era de 7 a 1 (y en 2.000, de 9 a 1). Las causas
de esta mayor desigualdad son el fuerte
aumento del paro con la crisis y el
trabajo precario, que supone la mitad de los empleos creados desde 1995 en
los 34 países de la OCDE. Y la mayor desigualdad se da entre las mujeres y los
jóvenes. La OCDE señala que esta creciente
desigualdad afecta negativamente al crecimiento futuro,
ya que daña la formación y el potencial laboral de los más pobres.
España tiene una desigualdad mayor que la OCDE: un 0,335
(índice de Gini), frente a 0,315 de media OCDE y entre el 0,503 de Chile (el peor)
y el 0,249 de Dinamarca (el país menos desigual). De hecho, somos el país número 11 en el ranking de desigualdad de los 34 países OCDE, sólo por detrás
de Chile, México, Turquía, EEUU, Israel, Reino Unido, Grecia, Estonia, Portugal
y Japón. Y somos uno de los países donde
más ha crecido la desigualdad en esta crisis: si en 2007, el 10%
más rico tenía 9,9 veces más ingresos que el 10% más pobre, en 2013 la
desproporción era de 11,7 veces (en
la OCDE, pasó de 9,2 a 9,6 veces).
Varias son las
causas de este aumento de la
desigualdad en España. La principal, la
pérdida de empleo: se han perdido un
16% de los puestos de trabajo, la segunda mayor caída de empleo de la OCDE,
tras Grecia. Y los que trabajan, lo hacen en empleos precarios y mal pagados: los contratos temporales, a tiempo parcial o
de autónomos suponen ya un 40% de todos los contratos (y el 60% en los
jóvenes). Y en paralelo, han bajado
los salarios, entre un 10 y un 15%. Además, han aumentado los impuestos y se han recortado subvenciones y ayudas, con lo que los ingresos de las familias han caído drásticamente: -3.891 euros al
año (-12,95%) entre 2008 (30.045 euros) y 2013 (26.154 euros), según el INE. Y ese recorte de ingresos ha sido mayor entre los más pobres (-13% sólo entre
2007 y 2011) que entre los más ricos (-1,4%), según el último informe de la OCDE sobre España.
En España hay más
desigualdad y también más pobreza que en
Europa y la OCDE. El último dato, de la semana pasada, revela que un 29,2% de los españoles están en riesgo de pobreza o exclusión
social, según los criterios europeos (indicador AROPE), que miden el
riesgo de pobreza económica, la carencia material severa y el escaso empleo.
Son 13,6 millones de españoles. Y si
se toman sólo los menores de 16 años, la pobreza alcanza al 35%. Un drama. Si se considera sólo la pobreza económica (los
solteros que ingresan menos de 7.961 euros y las familias con dos hijos que
ganan menos de 16.719 euros al año), eran ya el 22,2 % de los españoles en
2013, según el INE (y habrán
vuelto a crecer en 2014). Son más de 10 millones de españoles que viven con penurias. Y sobre todo, las
mujeres solas con hijos, las familias con varios hijos, los jóvenes sin trabajo
y los inmigrantes.
En España hay dos bolsas de pobreza especialmente
preocupantes, porque tienen difícil salida. Una son los parados que no cobran nada
(3.071.985 parados, más de la mitad de los parados EPA) o los que reciben sólo un subsidio asistencial, de 426 euros al mes
(1.453.473 parados más). En total, 4,5
millones de personas, el 83% de los parados estimados (EPA). Y la otra, los trabajadores pobres, 2,1 millones de
personas con empleo (11,7% de los ocupados) que tienen sueldos tan bajos (no
alcanzan los 8.114 euros) que pueden ser considerados pobres, según un estudio de CCOO. Un tercio son autónomos (665.000), casi otro tercio asalariados
con contratos temporales (600.000) y el resto contratados por horas, mujeres y
jóvenes.
Con este panorama (más desigualdad, más pobreza, doble de
paro y menos ingresos), no es extraño que España
se haya quedado más rezagada de Europa con la crisis. Así, España está en el
94% de la renta europea, con 25.000 euros de renta por habitante frente
a 26.600 de media en la UE-28 (2013), según los últimos datos de Eurostat. Un nivel de vida por debajo del de
Italia (99% de la renta UE-28), Francia (107%), Reino Unido (109%), Alemania
(122%), Irlanda (130%), Holanda (131%) y Luxemburgo (el más rico, con el 257%
de la renta UE-28), aunque por encima de Portugal (78% renta UE-28), Grecia
(73%), Polonia (67%) y todos los países de Europa del Este. Y lo peor es que hay 13 autonomías españolas que viven por debajo de la renta media europea, de
ellas 6 regiones en el pelotón de las
regiones más pobres de Europa: Extremadura (65% de la renta UE-28), Andalucía
y Melilla (70%), Castilla la Mancha (76%), Murcia y Ceuta (77%).
Lo malo no es sólo que estemos por debajo del nivel de vida
europeo, sino que nos hemos distanciado más con la crisis. España entró en la Unión Europea en 1986, con un 72% de la renta media comunitaria y en 2002 alcanzó el 100%, que
mantuvo hasta 2004 e incluso superó en 2007,
el mejor año, cuando superamos el nivel de renta de la UE-28 (103%). A partir de ahí, empezamos a
caer y en 2008 perdimos la media (98%), para llegar al 94% en 2012 y 2013 : supone retroceder 15 años, a la distancia que
estábamos de Europa en 1998. Y los españoles se sienten menos satisfechos que la media de los europeos en 7 de los 8 factores que miden el bienestar, según un reciente estudio de Eurostat.
Las causas de
este mayor retraso con Europa vuelven a ser las mismas. Una, más paro (24,4% en 2014 frente al 10,1% en la UE), con 5 regiones españolas a la cabeza de las regiones europeas con más paro, por
delante incluso de las regiones griegas (34,8% Andalucía, 32,4% Canarias, 31,9%
Ceuta, 29,8% Extremadura y 29% Castilla la Mancha). Dos, la mayor devaluación de los salarios en España con la crisis: los trabajadores
españoles cobraban un 24,3% menos que los de la zona euro en 2008 (14,3 €
frente a 18,9) y en 2014 cobraban ya un 27,5% menos (15,7 € frente a 21,6).
Y tres, los mayores recortes en España en prestaciones sociales (-30.000/-35.000
millones de 2011 a 2014) y el mayor aumento
de impuestos (+28.301
millones entre 2012 y 2014).
Este retraso de
España con Europa también se ha
agravado entre las regiones españolas con
la crisis. Las cuatro regiones más
ricas, Madrid (31.004 euros por habitante), País Vasco (29.683 euros), Navarra
(28.124 euros) y Cataluña (26.998 euros) tienen ahora más diferencia de renta que en
2007 con las cuatro más pobres,
Extremadura (15.752 euros, la mitad que Madrid), Andalucía (16.884 euros),
Melilla (16.941 euros) y Castilla la Mancha (18.307 euros), según los datos de Contabilidad Nacional 2014
(INE). Pero lo malo es que no ha habido cambios y que las 7 regiones más ricas (Madrid, País Vasco, Navarra, Cataluña, La
Rioja, Aragón y Baleares) son las mismas que en 2008 (salvo Cantabria) y las 7 regiones más pobres
(Extremadura, Andalucía, Melilla, Castilla la Mancha, Murcia, Ceuta y Canarias)
son casi las mismas que antes de la crisis
(sólo han salido Galicia y Comunidad Valenciana). Y lo peor es que esta lista de regiones pobres y ricas es la misma que hace 30 años.
¿Por qué se mantiene e incluso se agrava el problema de las dos Españas? Por un lado, hay diferencias en el sistema de financiación (que hay que reformar), además de que el cupo vasco beneficia claramente al País
Vasco y Navarra. Pero la clave es el distinto modelo económico entre las autonomías: salen mejor paradas las
regiones con menos peso del ladrillo y del turismo y más peso
de la industria (29% Navarra, 28% la Rioja, 25% País Vasco y 22% Aragón
frente al 6,8% de Canarias y Baleares, el 9,9% de Madrid, 11% de Andalucía y el
13% de Extremadura), más inversión en tecnología
y educación (País Vasco y Navarra), menos peso del sector público y más del
privado, más ahorro y menos endeudamiento. Y también han jugado un papel negativo los impuestos: al subir Rajoy más el IVA y los indirectos, afectan más a
los ingresos más bajos, concentrados en las autonomías más pobres.
Como se ve, un
panorama complicado, con desigualdad,
pobreza y atraso, frente a Europa y entre las propias regiones españolas. ¿Qué
se puede hacer? Para reducir la desigualdad, la OCDE acaba de dar una serie de recetas al Gobierno: mejorar la educación
y reducir el fracaso escolar, fomentar el empleo de calidad, reducir el
desempleo de larga duración con políticas activas de empleo y más coordinación
Estado central- autonomías, ayudar a las familias con menores y favorecer la
redistribución social, con los impuestos y las prestaciones sociales. Vamos, lo contrario de lo que ha hecho Rajoy.
Para luchar contra la
pobreza, además de crear más empleo
estable, habría que poner en marcha un Plan de choque, actuando en cuatro
frentes: aumentar el porcentaje de parados
que cobran subsidios, (mejorando además su formación), ampliar la renta básica
a las familias sin ingresos (pasando
de las 258.400 familias que la cobran hoy a 700.000), crear una ayuda
específica a las familias pobres con
niños (casi 3 millones) y dotar con más
recursos a los Ayuntamientos y ONGs
para paliar las necesidades más urgentes de otros 5 millones de familias. En
total, haría falta gastar unos 12.000 millones extras contra la pobreza. Es la mitad de lo que costará sanear Bankia.
Y luego, para reducir
el retraso con Europa y entre las regiones españolas, hace falta afrontar otra
política, en Bruselas y aquí. Fomentar
el consumo y la inversión pública en Europa, con proyectos que tiren más
del empleo y la actividad en la Europa del sur, junto a Fondos de compensación para
reducir las grandes bolsas de paro, desigualdad y pobreza. Y lo mismo en España, para lo que urge un cambio de política fiscal, que recaude más de las grandes empresas,
multinacionales y grandes fortunas, para destinar
esos mayores recursos a la inversión pública productiva, a la tecnología y la
formación, a la reindustrialización, buscando reequilibrar el crecimiento, mientras se corrigen los desequilibrios regionales
con Fondos de compensación eficaces (ahora hay 4),
con la inversión pública y con los impuestos.
Son problemas muy de fondo, de los que casi nadie
habla, pero que lastran nuestro futuro
y que hay que empezar a resolver, porque tardarán más de una década en
mejorarse. Pero es clave crecer de otra manera, más igualitaria y más justa. Se puede y
se debe. Porque no puede haber dos
clases de europeos y dos clases de españoles, cada vez más distantes.
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