El 1 de Mayo ya
no es una fiesta reivindicativa sino un gran
“puente” festivo. Y eso pasa aunque el trabajo,
tras más de 6 años de crisis, esté hoy peor
que nunca en la democracia: poco
empleo y precario, horarios crecientes, salarios por los suelos y mucha
inseguridad laboral. Habrá más
empleos en la próxima década, pero sólo para los jóvenes más formados. Y crecerán
los contratos temporales y a media
jornada, con aumento de los “freelancers”
y del trabajo online. Y con bajos
sueldos, al menos los tres próximos años. El gran reto de España es que
trabaje más gente, porque la
economía ofrece menos empleos que en Europa (antes de la crisis y ahora).
Eso exige un cambio de modelo económico,
con más industrias, empresas más grandes, más tecnología y mejor formación de
los trabajadores. Son las claves del trabajo futuro,
aunque no se hable de ello, ni el 1 de Mayo ni nunca. Así nos va.
enrique ortega |
Hoy, tras más de 6 años de dura crisis, el mayor problema del trabajo en España es que hay poco
empleo y demasiados parados. A pesar de los 319.600 empleos netos creados en los últimos 15 meses,
sólo trabajan 17,45 millones de españoles,
tres millones menos que antes de la crisis. Y hay todavía 5,44 millones de parados, más
de uno por cada cinco españoles en edad de trabajar. Con lo que por cada oferta de empleo se presentan entre 800 y 1.300 candidatos, según
datos
de Randstad. Y así, claro, los empresarios seleccionan sólo a los mejores,
ofreciendo unos sueldos y contratos deplorables. Son lentejas.
Y así estaremos
todavía varios años, con poco empleo y muchísimos parados.
Rajoy promete crear 500.000 empleos este
año (de momento, "ha perdido" 114.300 empleos en el primer trimestre), pero el
FMI los rebaja a 350.000 y Bruselas
a 310.000, para apuntar una menor creación de empleo en 2016 (260.000 el FMI).
Y el Gobierno dice que para 2019 se habrá recuperado el empleo de
antes de la crisis, los 20,7 millones de 2007. Sin embargo, eso no quiere decir
que no haya bastante paro, porque hará falta empleo para los parados actuales y
los jóvenes que busquen empleo en el futuro. Por eso, el FMI no cree que la tasa
de paro de España baje del 20% hasta 2017 (19,9%): eso son 4,5 millones de parados todavía... Y las previsiones más optimistas (Price
Waterhouse) no prevén una tasa de
paro del 8% (la de 2007) hasta 2033. O sea, que aún tenemos por delante dos
décadas de mucho paro.
Con todo, en la
próxima década, los jóvenes más a
tener más empleos que ahora, gracias a que va a haber más jubilaciones y menos jóvenes (por la caída de la natalidad).
Así, habrá entre 7,2 y 9,7 millones de
nuevos empleos para 2025, según un estudio
de la Fundación BBVA e Ivie. Pero el 98% de esos empleos van a ser solamente para los que estén más formados: más de la mitad
(58,4%) para los que tengan educación superior (estudios universitarios o FP
Superior), un 39,3% para los que tengan estudios medios (bachillerato o FP) y
sólo el 2,3% para los que tengan la formación básica obligatoria (ESO),
que es la formación que tienen, por desgracia,
el 42% de los jóvenes españoles hoy. Y además, salir al
extranjero a trabajar seguirá siendo una
válvula de escape: a partir de 2017, en Alemania y varios países europeos faltará mano de obra,
según un estudio
de Boston Consulting.
Estos empleos futuros tendrán poco que ver con los
actuales. Se centrarán en informática,
comercial y ventas (marketing online, CRM), técnicos y profesionales, empleados de servicios y muy
especialmente los trabajos ligados a
Internet y las tecnologías de la información, según las previsiones de Infojobs
y CEDEFOP. Muchas de las futuras
profesiones que van a necesitar las empresas se están creando ahora, como los profesionales de big data
(análisis de datos), Internet y motores de búsqueda, social media, publicidad
digital, expertos en e-commerce, desarrolladores de aplicaciones para móviles,
expertos en Internet de las cosas y toda la relación online con los clientes del
futuro. Claro que las nuevas tecnologías
tienen un problema: no son intensivas en trabajo, crean pocos empleos. Ahí está
el ejemplo del primer
hotel sin trabajadores (sólo máquinas), inaugurado en Yaiza (Lanzarote) en
febrero de 2015.
Los expertos creen que estos nuevos empleos del futuro serán también bastante
precarios, al menos mientras el paro supere el 15% (16,8% en 2020
nos augura el FMI). Todo apunta a que seguirá
creciendo el empleo
temporal (hoy es el 24,2%, frente al 14,1% en Europa) y a tiempo parcial (16,1%, aún inferior
al 19,3% de Europa, pero dos tercios es “obligado”), ya que la patronal CEOE
insiste en aumentar
la contratación temporal mientras la Comisión Europea, el BCE y el FMI piden “más
flexibilidad laboral”, lo que traducido significa “más facilidades para contratar y para despedir” (más inseguridad
laboral). Además, Internet permitirá que en los próximos años muchos trabajen
desde casa, online, como autónomos y “freelancers”,
perdiendo peso las oficinas tradicionales y las plantillas estables y
localizadas.
Eso desdibujará los horarios laborales, más
flexibles pero quizás más extensos, más por la obra a realizar que por jornadas
regladas. Ya hoy, la crisis y la reforma laboral del Gobierno Rajoy han aumentado la jornada real de trabajo,
con un abuso de las horas extras gratis: se hacen 5.860.500 horas extras
legales, pero sólo un 42% se pagan, según el INE. Y se
hacen otras 10 millones de horas extras ilegales a la semana, según
el PSOE. Con ello, los españoles
trabajan unas 1.665
horas anuales, 280 más que los alemanes y 176 más que los franceses, según
la OCDE. Y con unos horarios
irracionales, que impiden la vida familiar, algo que podría mejorar en
el futuro, saliendo antes aunque trabajando más en casa.
Con poco empleo y un paro elevado las próximas dos décadas, los
empresarios seguirán ofreciendo sueldos
bajos en el futuro. Ya hoy, la devaluación
salarial provocada por la crisis ha alejado
aún más los sueldos españoles de los europeos: ganamos
15,7 euros por hora, un 27,3% menos que
la media de los países euro (21,6 euros
la hora) y aún menos que en Francia (22,5 euros/hora), Alemania (25 €) o Dinamarca (35€ la
hora). La previsión es que el salario
medio, que ha caído un 15% durante la crisis, siga cayendo
al menos hasta 2017, según un informe del Instituto Flores de Lemus,
debido sobre todo a que los contratos nuevos se hacen con sueldos menores y al
aumento de los trabajos a tiempo parcial. Y eso en un país donde el salario más frecuente es
de 15.500 euros brutos al año y donde los
jóvenes que encuentran un empleo cobran
entre 600 (a tiempo parcial) y 1.100
euros al mes.
Así que el trabajo
del futuro será también escaso, precario y mal pagado, al menos hasta que el
paro baje del 10% (2024). El gran reto de España, ahora y antes
de la crisis, es crear más empleo, porque siempre ha crecido menos que la economía:
entre 1976 y 2013, el PIB creció un 2,5% de media y los ocupados la mitad, un
1,3%, según
PwC. Lo que quiere decir que la economía española no crea empleo suficiente.
Por eso, nuestro verdadero problema (siempre) es que aquí
trabaja mucha menos gente que en Europa: antes de la crisis (2007), sólo
trabajaba el 58,6% de los españoles (20-64 años), frente al 62,1% en la UE-28.
Y ahora (2014), trabaja el 54,8% frente
al 63,5% de la UE-28 o el 65,7% en EEUU (y el 77,6% en Suecia, el 73,1% en Alemania, el 70,6% en Gran Bretaña o el 66,2% en
Francia).Y el objetivo
de Europa para 2020 es que trabajen al
menos el 75% de los europeos.
En definitiva, el
problema de España es que sólo da trabajo a poco más de la mitad de sus
ciudadanos, con o sin crisis. Por eso, el
verdadero reto es cambiar
el modelo productivo, para conseguir crear más empleos, dar trabajo a
más gente. ¿Cómo? No es una tarea fácil, pero sabemos qué debe hacerse:
salir de un modelo económico asentado en el ladrillo y el turismo y construir una economía asentada en la
industria, las grandes
empresas y las actividades con más
tecnología y valor añadido, producir bienes y servicios más competitivos,
con los que exportar más y sacar más ingresos. Y en paralelo, apostar
por la educación y la formación,
por el capital humano, la clave de los empleos futuros. Y cambiar la organización del trabajo y las empresas, con más flexibilidad,
para adaptarse a los cambios, integrando a los trabajadores en el reto de ser
más competitivos, la única garantía para crear más empleo.
Tenemos un problema de fondo: esta economía que tenemos, por mucho que presuma Rajoy, no puede dar trabajo a todos. Nos pasaba en 2007 y ahora pasa más.
Habría que hacer un gran pacto político
y social por crear un
nuevo modelo económico, por apostar
de verdad por el empleo, mejorando la formación y apoyando a tope los sectores
y empresas con futuro, buscando el hueco
de España en el mundo. Un cambio que
lleva décadas, pero que hay que iniciar ya, desde arriba y empresa a
empresa, sumando esfuerzos y fomentando iniciativas, no abusando de la precariedad
para obtener beneficios a corto plazo. Hay
que poner los cimientos de una nueva economía, que sea capaz de dar empleo al 75% de los españoles, como quiere Europa. Que
trabaje más gente y que trabaje mejor, la única receta para salir de la
crisis y vivir mejor. Esta debería ser la
reflexión de todos los 1 de Mayo.
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