Lo anticipé en este blog el 5 de marzo: “las telecos nos subirán tarifas”, tras 7 años de bajadas. Y así lo han hecho, por partida triple: subieron el establecimiento de llamada, los paquetes
combinados y ahora nos cobran también por
el exceso de megas que gastemos en vez de ralentizarnos Internet. Todo con
un objetivo: ingresar más por cliente
y recomponer sus cuentas, muy afectadas
por la guerra de tarifas de estos años. Además, nos imponen las nuevas
tarifas, con la excusa de ofrecernos más velocidad o más servicio (lo
queramos o no), sin darnos más opción que
borrarnos. Pero hay pocas alternativas, porque las tres grandes telecos tienen ahora más poder, tras las fusiones: el "triopolio”
(Movistar, Vodafone y Orange) controla
el 90% del mercado. Y encima, cada vez estamos más “enganchados” al móvil y
a Internet. Así que pagaremos más sí
o sí. Y todavía habrá más subidas este año, con la excusa de más megas,
fibra y TV de pago. Nos tienen bien pillados.
enrique ortega |
Las telecos han
estado 7 años peleándose
por captar clientes, a costa de ofertas
(incluido el regalo de móviles) y de bajar
tarifas, sobre todo en el móvil (-70% de caída de tarifas desde 2011) y en
los paquetes combinados (fijo+móvil+Internet). Y con ello, les ha bajado
la facturación un 32% (2008-2014), mientras han tenido que invertir 28.000
millones de euros en nuevas redes (fibra óptica y 4G). Las
cuentas ya no les daban más de sí
y han aprovechado que son más fuertes
(en 2014 se
han quitado a dos competidores, Ono y Jazztel, absorbidos por Vodafone y
Orange) y que estamos “enganchados”
al móvil y a Internet para subir tarifas,
como anticipé
en este blog el 5 de marzo. Un camino que seguirán los
próximos meses.Se
acabó el chollo del móvil e Internet baratos.
Y además, han hecho una
subida de tarifas por triplicado.
La subida más llamativa es la de los paquetes combinados más populares, que incluyen fijo, móvil e Internet. El
líder, Movistar, anticipó el 27 de
marzo que sube
5 euros sus paquetes Movistar Fusión (3,7 millones de usuarios), desde mañana 5 de mayo, ofreciendo
a cambio que triplicará la velocidad de navegación a sus clientes antes del
verano y que más adelante migrará a fibra óptica a los que la tengan en su
zona. Dos semanas después, Vodafone
anunció una
subida similar, entre 1 y 9 euros, que ya
entró en vigor el 20 de abril. Y también se ha sumado el cuarto operador, Yoigo, que el 16 de mayo subirá
3 euros mensuales sus tarifas de Fusión a lo Yoigo, aunque extiende "indefinidamente" su oferta estrella (tarifa Sinfín). Queda pendiente la
subida del tercero, Orange, que
está a la espera de que Bruselas autorice (quizás en julio) su fusión con Jazztel. Y ver lo
que hacen los pequeños operadores
sin red (virtuales).
La segunda subida
la habían hecho las telecos antes y pasó desapercibida: fue el aumento de la
tarifa por establecimiento de llamada,
que ha subido de 18,5 a 20 céntimos de euro (ambas, IVA incluido). La inició,
como siempre, Movistar,
en febrero y le siguieron dos meses después Vodafone,
Orange y Ono, mientras se espera que lo haga Yoigo. Esta tarifa llevaba
8 años congelada y la mayoría de usuarios
no
sabemos que la pagamos en algunas tarifas. Normalmente, nos la
cobran cuando hemos agotado las llamadas incluidas en un paquete por minutos o
siempre en las tarifas por tiempo de llamada. Es una tarifa que se inventaron
las telecos cuando les obligaron a tarificar por segundos y que no existe en muchos países europeos (y donde existe, es más baja
que en España).
Y la tercera subida,
de la que nos hemos enterado por sorpresa, ha sido el 28 de abril: ese día, Movistar
comunicaba que iba a empezar a
cobrar a sus nuevos clientes de Fusión y Vive (y a los que cambien de tarifa) por el exceso de consumo de datos,
1,5 céntimos por cada mega de más consumido hasta 500 MB (o sea, 1,5 euros por
100 MB extras). Hasta ahora, cuando un cliente supera los megas contratados en
su paquete, Movistar ralentizaba su acceso a Internet
hasta el mes siguiente. Ahora, le mantiene la velocidad, pero le cobra el
exceso. En esto, sigue
la estela de Vodafone, que ya en
febrero empezó a cobrar a sus nuevos clientes por el exceso de consumo de
datos: 2 euros por cada 200 MB adicionales, aunque deja al usuario la opción de
desactivarlo, no pagar y reducir la velocidad de navegación, como también hacen
Orange, Yoigo y Jazztel, donde puede
elegirse entre ralentización o
pagar el exceso.
Lo peor de todas estas subidas es que se imponen al usuario, sin darle muchas opciones, salvo
borrarse
del servicio: se puede hacer sin penalización, aunque no se haya
terminado el tiempo de permanencia, porque las compañías han cambiado las
condiciones. Pero si uno se borra, lo probable es que se encuentre también con
cambios y subidas en la competencia. El problema es que las nuevas tarifas son un “trágala”: se imponen nuevas condiciones, con la
excusa de aumentar la velocidad o los servicios, se quieran o no. Y es “legal”.
En paralelo a estas subidas, se ha producido un hecho que va a trastocar el mundo de las
telecomunicaciones: WhatsApp, el popular servicio de
mensajería instantánea (instalado en el 98% de los smartphones) ha empezado a ofrecer
llamadas de voz gratis (a través de Internet, VoIP), desde el 30 de
marzo (Android y BlackBerry) y el 22 de abril (iPhone). Una auténtica revolución,
que permite a los usuarios ahorrar en su factura de móvil, aunque consume
bastantes datos (por eso recomiendan usarlo con Wifi). Las grandes telecos ya se han intentado
defender, bloqueando
este servicio de WhatsApp a los clientes con tarifas más baratas,
que no podrán llamar con WhatsApp (tarifa Vive de Movistar, tarifas mini o
Smart de Vodafone o tarifa del cero 1,2 GB de Yoigo), algo que puede ser
considerado “competencia
desleal” y denunciado como una “práctica
abusiva” ante la Unión Europea.
Parece claro que las
llamadas VoIP, que no sólo ofrece WhatsApp (también Viber, Line, Facetime y
Skype) pueden acabar con el negocio de voz de las telecos, como antes
ya sucedió con los SMS. Esto va a obligar a las grandes telecos a centrarse en
otros negocios (datos, Internet, TV), pero sobre todo va a trastocar
el negocio de los operadores virtuales, las empresas sin red que
ofrecen llamadas a precios supercompetitivos. El auge de las llamadas
por WhatsApp (y VoIP) les va a dañar
más que a los operadores con red, porque su negocio está en cobrar a los
clientes por un consumo que realmente no hacen y pagar a las telecos por lo que
realmente consumen. Si ahora, con
las llamadas por Internet, sus clientes
consumen más datos, sus márgenes se estrecharán y sólo tendrán dos
opciones: subir también tarifas (perdiendo su ventaja actual) o perder y acabar
cerrando.
Todo apunta, pues, a que seguirá habiendo mucha competencia en las telecomunicaciones y que las grandes telecos buscarán reorientar
su negocio, de la voz a los
datos, la fibra óptica y la televisión de pago. Pero ya no van a tratar de
competir por número de clientes, sino por ingresos, por conseguir clientes más fieles,
que gasten más. Y para ello, ya han
cambiado
su política comercial: están
empeorando las tarifas más baratas y tratan de migrar a los clientes a las
tarifas más caras. Para ello, Movistar acaba de hacer dos movimientos estratégicos que seguirán el resto: ofrecer más velocidad de navegación y migrar
a más clientes a la fibra óptica. Ambos pretenden lo mismo: que
nos “enganchemos” a una red más
rápida, que permita descargar música, vídeos, películas y datos con más
peso y más rápidamente, que consumamos más datos y TV
de pago. Y así, paguemos por el exceso o nos cambiemos a otra
tarifa que ofrezca más velocidad y más servicios, pagando más.
Así que se acabó la era
del móvil y la conexión a Internet baratos. Y habrá nuevas subidas,
incluso este año y en el futuro, dentro de tarifas
y ofertas cada vez más complejas, donde será difícil saber lo que pagamos de verdad. Pero pagaremos lo que nos digan, por
dos razones. La principal, porque estamos
enganchados al móvil y a
Internet: hay 51 millones de contratos
de móvil y el
85% son móviles inteligentes, smartphones, la principal vía de acceso a
Internet de los españoles (el 81,7%). Y estamos tan enganchados al móvil para
casi todo (además de para hablar, para informarnos a las redes sociales,
comprar o hacer descargas), que uno de cada cuatro lo consultan más
de 50 veces al día (y los jóvenes de 18 a 24 años, más de 75 veces diarias)…
Así que nos cobren lo que nos cobren, nos
conectaremos.
La otra razón que justifica las subidas, actuales y futuras,
es que las grandes telecos tienen ahora
más poder para imponerlas, tras las dos
fusiones hechas en 2014: Vodafone-
Ono y Orange-Jazztel. Con ello, el “triopolio”
controla ahora casi el
90% del mercado, tanto de los móviles
(31,7% Movistar, 29,2% Vodafone+Ono y 28,5% Orange+Jazztel) como el acceso fijo a Internet (44,3%
Movistar, 23,2% Orange+Jazztel y 21,4%
Vodafone+Ono). Un exceso que no parece evitar la esperada aprobación
por Bruselas y la Comisión
de la Competencia (CNMC) española, aunque con algunas condiciones cara a la
galería (como ceder la red de ADSL de Jazztel). Y un grado de concentración,
con acuerdos
de precios y subidas (aunque no se puedan “demostrar”), que
dificulta la competencia real y lleva a los usuarios a no tener apenas
alternativas.
Así que ya lo saben, se
acabó la era del móvil e Internet baratos,
de hablar por teléfono y conectarse sin mirar al bolsillo, de cambiar de
operador como de ropa. Ahora habrá que
empezar a mirar mucho más cómo llamamos y qué nos bajamos de la
Red. Y sobre todo, no engancharnos a altas velocidades, a descargas sin
tope o a nuevos canales de TV, porque las
nuevas ofertas son un reclamo:
antes o después pagaremos más por ello. Aunque poco podemos hacer, porque ya no sabemos vivir sin el móvil y sin
estar varias horas en Internet. Nos tienen bien
cogidos.
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