En unos días, media España saldrá de estampida para aprovechar las vacaciones de verano. Lo primero sería recordar que 1 de cada 3 españoles no puede tomar ni una semana de vacaciones, según el INE. Y el resto, van a desquitarse este año de dos veranos con pandemia, aunque viajarán menos días y gastando menos, por la inflación. Y se encontrarán con que la mayoría de destinos, sobre todo las islas y costas, están a rebosar, llenos de turistas extranjeros: se esperan casi 20 millones entre julio y agosto, sobre todo europeos. Y todos, nacionales y extranjeros, pagarán todo mucho más caro, desde los hoteles (han subido un +45%) y apartamentos hasta bares y restaurantes, ocio, coches de alquiler y los carburantes (62 y 71 céntimos más caros que el verano pasado). Eso sí, este “boom” turístico, que recuperará las cifras de 2019, salvará a la economía y al empleo este verano, aunque en otoño vendrá la resaca. Mientras, aproveche ahora y descanse si puede.
Enrique Ortega |
El turismo lleva ya 12 meses continuados de recuperación, desde junio de 2021, tanto de visitantes extranjeros como de españoles que ahora viajan más. La Semana Santa fue récord y lo mismo mayo, con lo que estos 5 primeros meses de 2022 han llegado ya 22,74 millones de turistas extranjeros, 6 veces más que el año pasado (sobre todo, crecen los británicos, norteamericanos, irlandeses y nórdicos), aunque todavía son 6,6 millones menos que antes de la pandemia, en el año récord de 2019. Y además de venir ya muchos más turistas, se gastan más que antes: 26.726 millones de euros en estos primeros 5 meses, casi 7 veces más que el año pasado (177 euros diarios, frente a 163 euros en 2019), con una mayor estancia media, de 6,5 días (era de 6,3 días antes de la pandemia).
Ahora se espera que este repunte del turismo en Semana Santa, mayo y junio continúe este verano, que “será como los de antes”, según el Gobierno. Todos los datos lo vaticinan. Por un lado, las reservas turísticas para julio y agosto se han disparado y son incluso un 34% por encima de las que había en 2019 (y han duplicado con creces las de 2021). Las búsquedas de vuelos también se han duplicado y las compañías no dan abasto para cubrir la demanda. Y en la costa española, resulta difícil encontrar apartamentos y casas para alquilar (al doble de precio que el verano pasado). Y lo mismo pasa con la reserva de coches de alquiler, sobre todo en las islas. España ha puesto el cartel de “Completo” para este verano, sobre todo en Baleares, Canarias y la costa mediterránea y andaluza.
La previsión oficial es que este verano se alcance un 98% del turismo de antes de la pandemia, cuando llegaron a España 28,9 millones de turistas extranjeros (20 millones entre julio y agosto). La patronal turística Exceltur cree incluso que la facturación turística este verano será un 2% superior a la de 2019, sobre todo gracias al turismo extranjero (+3,4%), ya que se estancarán los ingresos por el turismo nacional (+0%). Y esperan que el verano sea especialmente rentable en Baleares (+3,6% de facturación sobre 2019) y Canarias (+3,5%), así como en el litoral mediterráneo (+2,5%) y la costa andaluza (+2,4%), siendo muy similar la facturación en la España verde y en el interior.
Hasta aquí las previsiones optimistas. Pero también hay “puntos negros” que preocupan para este verano al sector turístico. El principal, los problemas en los vuelos que traen a los turistas extranjeros, afectados por un rosario de huelgas y una reducción de vuelos (se han cancelado 16.000 vuelos a España para agosto), por el atasco en la mayoría de aeropuertos europeos derivados de la falta de personal, la congestión de instalaciones y los escasos medios en los controles policiales y sanitarios. Además, siguen subiendo las tarifas aéreas, por la subida de los carburantes, desalentando los viajes. Y hay una subida récord en los paquetes turísticos y, sobre todo, en los hoteles españoles: los precios han subido un +45% anual (la mayoría, el 33,6%, de enero a junio), según el INE. Y también están caros los restaurantes, bares, el ocio y los coches de alquiler. Y encima, a los que utilicen el coche, el precio de los carburantes se ha disparado sobre lo que costaban el verano pasado: +62 céntimos la gasolina y 71 céntimos en gasóleo. Y sigue el riesgo de que repunte el COVID: estamos en una 7ª ola silenciosa, con 839 muertos la última quincena (60 diarios).
Pero ninguno de estos problemas parece desalentar a los turistas, ni a los extranjeros ni a los españoles, que quieren olvidarse de la pandemia y la inflación durante estas vacaciones, al precio que sea. Eso sí, los que pueden, porque 1 de cada 3 españoles (el 32,7%) no puede coger una semana de vacaciones, según indica el INE en su Encuesta de Condiciones de Vida 2021. Y son sobre todo las familias con menos ingresos, más afectadas ahora por la inflación, sobre todo de Andalucía (el 45,7% de la población no puede coger una semana de vacaciones), Murcia (44,4% no), Extremadura (41,6%) y Canarias (41,8%), mientras son muy pocos los que no veranean en el País Vasco (16,4%), Madrid (21,4%), La Rioja (22,4%) y Navarra (22,6%), según el INE.
De los 2 tercios restantes, la mayoría que sí veranea, este año aumentan un 20% los que viajan y se toman vacaciones, según el Observatorio TUR, cuya Encuesta revela que la mayoría de españoles optará por destinos de sol y playa, con estancias medias de una semana y un gasto medio de 610 euros por persona (menos que los 714 euros de 2019), aunque un 40% de las familias gastarán más de 1.000 euros por persona. En general, aumentan los viajes por carretera, las vacaciones de personas solas y unas estancias más cortas, buscando este año más los apartamentos y los hoteles de 3 y 4 estrellas. Los destinos favoritos de los españoles y extranjeros este verano son Baleares y Canarias (sobre todo los extranjeros) y los pueblos y ciudades de la costa mediterránea y andaluza.
Incluso la patronal turística Exceltur advierte que en estos destinos favoritos (islas y costas) se puede producir este verano una saturación, desde las carreteras de acceso a los pueblos y ciudades a los aeropuertos, pasando por los restaurantes, bares y locales de ocio, agravando los tradicionales enfrentamientos entre la población local y los turistas (caso de algunas zonas de Mallorca e Ibiza, la Costa Brava o la Costa del Sol). Y todo ello sin olvidar la falta de infraestructuras en zonas que multiplican por 10 su población en verano, desde agua y saneamientos a vigilancia o atención sanitaria (y más con los rebrotes de COVID).
Con todo, se espera un verano turístico récord, con la llegada de 28 millones de turistas extranjeros (9,5 millones en julio, 10,2 en agosto y 8,3 millones en septiembre), más otros 25 millones de españoles desplazados por vacaciones. Un movimiento que reportará al sector turístico una facturación de 50.000 millones de euros sólo en julio y agosto, según Exceltur. Eso supone un tercio de todos los ingresos previstos por el sector para 2022 (151.798 millones de euros, el 98% del PIB turístico de 2019). Así que el turismo será clave para sostener la economía en el tercer trimestre, después de que haya crecido muy poco en el primer trimestre (+0,3%) y en el 2º (pendiente de saberlo). Y será clave también para el empleo, porque el 40% del empleo que se está creando es en el turismo y la hostelería, aunque todavía hay menos empleo turístico (2.428.281 trabajadores en el primer trimestre) que antes de la pandemia (2.488.488 empleados en marzo 2019), según el INE.
El temor del sector turístico está en lo que pase después del verano, cuando pueden caer los viajes de extranjeros y españoles por culpa de la inflación, la subida de tipos y el riesgo de recesión en Europa por el corte de gas ruso. Así que la incertidumbre está ahí, en el otoño e invierno, si vuelve a caer la demanda turística y complica el cierre de un año 2022 en que se espera recuperar casi todos los turistas e ingresos de 2019: 79 millones de turistas (frente a 83,7 en 2019) y 70.000 millones de ingresos (frente a los 92.278 millones de 2019).Y si el turismo no ayuda en el 4º trimestre, será más fácil entrar en recesión. No olvidemos que el 40% del crecimiento del PIB de este año (+4%) depende del turismo.
Así que nos jugamos mucho con que el turismo se recupere con fuerza, este verano y después, tanto por el crecimiento como por el empleo. Pero no basta con aprovechar la necesidad de viajar de españoles y extranjeros. Hay que aprovechar, de una vez por todas, esta nueva recuperación del sector para reconvertir a fondo el turismo español de cara al futuro, para apuntalar la primera industria española. No se trata de crecer a base de batir récord de turistas cada año sino de conseguir un turismo de más calidad, menos masivo y que gaste más, que no destroce nuestras costas y sea más sostenible. Aprovechar los mayores ingresos de ahora y los Fondos europeos para reconvertir la oferta, sobre todo en el turismo de sol y playa, que es la base del “milagro turístico español”: nuevas instalaciones, nueva oferta de ocio, más digitalización de los paquetes y más calidad, apostando por la formación y el empleo de calidad (hoy es el peor pagado). Y buscando un turismo más globalizado (menos dependiente de Europa) y que venga durante todo el año, a toda España (no sólo a las costas e islas).
Pero cuando la gallina de los huevos de oro vuelve a funcionar, todo el mundo se olvida de reflexionar sobre los cambios y apostar por reforzar el negocio a medio plazo. Sólo se mira las reservas hechas y cómo ganar más, aunque sea a costa de unos precios peligrosos, que pueden desviar los turistas a los paises competidores el próximo verano. Y que desalientan al turista español, harto de que le “atraquen” cuando va de vacaciones. Urge un Plan de reconversión del turismo, pactado entre el Gobierno, autonomías y el sector, que contemple su futuro a 20 años vista, no para salir del paso de la coyuntura. Y que consiga un turismo sostenible, a precios razonables y con calidad. Mientras, que afronten este verano lo mejor posible, frente a la saturación, los precios y el calor.
Que descansen y disfruten.
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