Las tarifas de móviles e Internet es de lo poco que apenas sube en España: los paquetes de telefonía han subido sólo un +0,5%, frente al +10,2% la inflación global. Y este verano, las telecos no suben tarifas, como llevan haciendo dos veces al año desde 2015. Hay mucha competencia y nadie se atreve a tocarlas y perder clientes. La batalla de este verano son más ofertas “low cost”, para ofrecer más datos (más gigas) para afrontar un mayor uso del Internet móvil en vacaciones. Pero en otoño, las telecos harán nuevas subidas de tarifas, porque les han subido los costes y sus cuentas no dan más de sí, por la guerra de precios con las nuevas compañías. Y necesitan más ingresos para pagar el fútbol y seguir invirtiendo en redes y 5G. En 2023 volverán a subirlas, porque serán ya 3 grandes (con la fusión de Orange y MásMóvil), con menos competencia. Y porque estamos “enganchados” al móvil e Internet, valgan lo que valgan.
Enrique Ortega |
Entre los culpables de que la inflación esté disparada (el INE ha confirmado una subida anual del +10,2% en junio) no están las tarifas de telecomunicaciones, uno de los pocos negocios que apenas ha subido sus precios: los paquetes de telefonía (móvil, fijo, Internet y TV) han subido sólo un +0,5% en el último año, frente al +45% que han subido los hoteles, el 42,7% de subida del gasóleo y el 34,4% de la gasolina, el 33,4% de subida de la luz o el 12,9% que han subido en el último año los alimentos, según el INE. Y los servicios de telefonía fija no han subido nada (+0%), mientras bajan las tarifas de los móviles (-1,3% anual).
Precisamente este año 2022, tan inflacionista, las telecos no han subido apenas sus tarifas, como vienen haciendo una o dos veces al año (en febrero y en verano) desde 2015, con la excusa de ofrecer “más” (datos, velocidad, servicios) por “más”: las tarifas de los paquetes de telefonía subieron una media del +29% en estos últimos 8 años. La última subida fue la de Movistar, el 7 de febrero, que aumentó 3 euros sus tarifas a los clientes antiguos, pero no subirá precios este verano. Tampoco Vodafone. Y Orange, que no subió tarifas en febrero, ha anunciado una subida el 31 de julio, de 3 euros, a sus tarifas Love, a cambio de más TV. Pero nada que ver con las subidas generalizadas de veranos anteriores.
Este verano, la guerra de las telecos está centrada en ofrecer más datos sin subir tarifas, para intentar no perder clientes que buscan más datos (más gigas) y más llamadas en unos meses en que se utiliza mucho el móvil e Internet para el ocio y comunicarse. Por eso, Movistar, Orange, Vodafone y MásMóvil están ofertando tarifas “low cost” donde por poco dinero (menos de 40 euros) ofrecen más gigas y llamadas ilimitadas, para competir con las compañías low cost (Digi, Avatel, Finetwork, regionales…), que ofrecen servicios muy básicos a precios cada vez más bajos (incluso por debajo de 30 euros mensuales).
En paralelo a esta nueva “guerra de tarifas” veraniega, las grandes telecos siguen modificando su estrategia de tarifas para defenderse de las ofertas “low cost”, que han hecho perder un millón y medio de clientes en 2021 a Movistar, Orange y Vodafone. La primera en mover ficha fue Movistar, que el 4 de mayo lanzó “Mi Movistar”: nuevas tarifas personalizadas que sustituyen a las tarifas “Fusión”. Se trata de “simplificar” y “flexibilizar” la oferta: en vez de imponer al cliente un paquete cerrado (al que se le van sumando servicios para subir el precio), se le ofrece un paquete básico, con móvil, fijo e Internet, al que puede ir sumando otros servicios cuando y como quiera: TV de pago, fútbol, compra smartphones, videojuegos, alarmas, seguros de salud…
El cambio de las nuevas tarifas de Movistar supone ofrecer tres paquetes básicos con móvil, fijo e Internet (de 54,90 a 84,90 euros, según datos y velocidad), que puedan competir con las compañías “low cost” que sólo ofrecen esos servicios. Y en un 2º escalón, ofrecer otros servicios, por separado, para ir completando una oferta personalizada más completa, que costará 107,9 euros si incluye fútbol y TV.
Un mes largo después, el 27 de junio, Vodafone se apuntó también a esta estrategia, de simplificar y flexibilizar sus tarifas, con una oferta más sencilla, alejándose de las constantes promociones que confunden (y enfadan) a los clientes. Su estrategia es centrarse en ofertas de móvil e Internet, sin entrar en “la guerra del fútbol” (que dejan para Movistar y Orange), con sólo 4 tarifas convergentes (fijo, móvil, Internet y TV básica), desde 49 euros a 90 euros mensuales según los servicios incluidos. Y frente a Movistar y Orange, mantienen una mayor agresividad comercial, con descuentos de hasta el 50% de la tarifa el primer año que no se veían en este sector desde hace 3 años.
Esta simplificación de tarifas de Movistar y Vodafone, que replicará Orange, con ofertas básicas más baratas (desde 49 euros), busca enfrentarse con más éxito a las ofertas “low cost” de las compañías sin red, que compiten ofreciendo móvil e Internet a bajo precio. Y eso porque el 63% de los nuevos clientes sólo buscan eso, lo básico, contratando aparte (en otras plataformas como DZAN o Netflix) el fútbol o la TV si lo necesitan. Esto cambia el negocio de las telecos en la última década: en lugar de colocar “paquetes” con más servicios (y más caros), centrarse en paquetes básicos para la mayoría (más baratos) y luego ofrecer servicios complementarios (más caros) a los clientes que los necesiten. Esta estrategia hará que baje la factura media, pero confían en tener así más abonados (o no perderlos) y más ingresos.
Con todo, a las grandes telecos no les salen las cuentas, sobre todo en los últimos meses, en que les han subido muchos costes (por la inflación generalizada) y no han podido reflejarlos en las subidas de otros años, por miedo a perder más clientes. Por eso, todos los expertos creen que las telecos subirán tarifas en otoño, tras la campaña veraniega. Hay paises, como el Reino Unido, donde las telecos pueden revisar sus tarifas con la inflación, algo que no pasa en España. Pero las cuentas son las cuentas y necesitan más ingresos, para compensar subidas de costes (energía, proveedores, alquileres, salarios...) y, sobre todo, para financiar inversiones necesarias, desde la compra del fútbol a la red de fibra y 5G.
Precisamente, la “excusa” de la subida de tarifas en otoño puede ser el fútbol, un alto coste para las grandes telecos (salvo Vodafone). En diciembre de 2021, Movistar y DAZN (una empresa británica que ofrece deportes en streaming) compraron los derechos audiovisuales de LaLiga por 5 años, pagando 4.950 millones de euros. Para poder emitir todos los partidos (10 por jornada), Movistar compró a DAZN el derecho a emitir sus partidos, pagándoles 1.400 millones por temporada. Y Orange ha comprado la posibilidad de emitir esos mismos 10 partidos por jornada en dos tandas, una a Movistar y otra a DAZN. Así que los aficionados tienen tres vías para ver el fútbol este otoño: contratar un paquete que lo incluya con Movistar o Orange (les costará más de 100 euros al mes) o contratar directamente con DZAN, al margen de la teleco que tengan, su servicio: menos partidos (5 por jornada), pero más barato (12,99 euros al mes y si se hace un pago único, 129,99 euros al año).
Mientras las grandes telecos preparan su estrategia para septiembre, cada vez tienen más claro que no pueden seguir en la “guerra de tarifas” que ha hundido sus cuentas en los últimos años y les ha privado de millones de clientes. Los datos son impactantes. El primero, la caída de tarifas de las telecomunicaciones: han bajado un -32% desde 2008, según la Comisión de la Competencia (CNMC), mientras el IPC subía estos años un +26%. El segundo, que esa caída de tarifas ha provocado una caída en los ingresos de las telecos del -25,8%: si facturaban 44.080 millones en 2008, pasaron a facturar 32.693 millones en 2021. Y aún cayeron más (-36,7%, más de un tercio) los ingresos minoristas de las telecos, lo que ingresan con los clientes particulares: de 36.872 millones en 2008 a 23.346 facturados en 2021.
A pesar de esta caída de tarifas e ingresos, algo no visto en otros sectores, las telecos han tenido que invertir estos años 5.000 millones de euros en desarrollar la fibra óptica (tenemos el mayor parque de Europa, más kilómetros que Reino Unido, Francia, Alemania e Italia juntos) y el 5G, además de comprar los derechos del fútbol y otros servicios (TV a la carta). Y lo han hecho a costa de ampliar capital, endeudarse, recortar costes y reducir plantillas (-38.252 empleos en los últimos 20 años, un -46% de las plantillas iniciales). Y de empeorar sus resultados, lo que les ha llevado a caer drásticamente en Bolsa. Telefónica, por ejemplo, cotizaba a 10 euros por acción en 2016 y ahora cotiza a 4,74 euros…Y encima, las telecos sufren la competencia desleal de los grandes de Internet (Google, Apple, Amazon…) que hacen negocio utilizando sus redes sin pagar peajes ni apenas impuestos.
En los últimos años, las telecos han tratado de mejorar sus cuentas entrando en “nuevos negocios”, para conseguir ingresos al margen del teléfono, Internet y la TV, además de conseguir “fidelizar” más al cliente. Primero fue la oferta de servicios financieros: Movistar ofreció servicios de CaixaBank, MásMóvil préstamos de Cetelem y Orange creó en 2019 un banco, Orange Bank, que ya tiene 155.000 clientes. Luego fueron los servicios de seguridad y alarmas: Vodafone se ha aliado con Securitas Direct, Movistar compró el 50% de Prosegur alarmas y MásMóvil ha entrado en este negocio con El Corte Inglés. También han entrado en el negocio de los videojuegos (alianza de Movistar con Microsoft), la telemedicina (Movistar Salud con la norteamericana Teladoc Health y MasMóvil con DoctorGO y el Grupo Quirón) y los seguros (Movistar con Santa Lucía, Allianz y Mapfre, Orange con Zúrich). Y más recientemente, las telecos ofrecen energía y electricidad.
Al margen de estos nuevos negocios, las grandes telecos llevan años quejándose de esta situación, sobre todo de que los Gobiernos utilicen a las pequeñas compañías (sin red ni inversiones) para “tirar precios” y descapitalizar el sector, impidiendo su renovación tecnológica y sus necesarias inversiones en fibra y 5G. Y piden competir en igualdad de condiciones y que Bruselas facilite las fusiones de telecos, porque en Europa hay 98 empresas demasiado pequeñas mientras en EEUU, Japón o China hay 3 grandes, con mayor capacidad de competir e innovar. Y de cara al usuario, es un negocio de locos: cada vez pagamos más caros los paquetes de telefonía, mientras que los que cambian de compañía pagan cada vez menos. Una esquizofrenia de tarifas, que perjudica a los clientes antiguos fieles en beneficio de los que cambian cada poco de teleco.
La esperanza de las grandes telecos está en la anunciada fusión de Orange y MásMóvil, que se formalizará en unas semanas y que ha de autorizar la Comisión Europea en 2023. Si va adelante y Bruselas no pone pegas ni condiciones imposibles (como hizo en 2016, bloqueando la venta de O2, la filial británica de Telefónica, al operador chino Hutchinson), el año que viene tendremos 3 grandes operadores de telecomunicaciones en España: Orange/MásMóvil (con el 43% del negocio), Movistar (35,7%) y Vodafone (18,7%), mientras las otras pequeñas compañías (Digi, Avatel, Finetwork, regionales…) se reparten el 2,6% restante. Y con este mapa, con MásMóvil en el redil de las grandes, podría reducirse mucho la guerra de tarifas de estos años. Y las grandes telecos tendrían menos temores a subirnos tarifas…
Así que la fusión Orange-MásMóvil puede revolucionar el mercado español de las telecomunicaciones, racionalizando más las ofertas de las compañías y permitiéndoles mejorar sus cuentas… a costa de nuestros bolsillos. Pero la locura actual, las tarifas low cost y la guerra de tarifas, tampoco nos beneficia, porque es difícil saber si pagamos de más y hacer un seguimiento de tanta oferta y contraoferta. La clave debería estar forzar una mayor transparencia en el sector, para que los usuarios sepamos lo que pagamos.
Esa mayor transparencia y reforzar los derechos de los usuarios son dos de los objetivos de la nueva Ley General de Telecomunicaciones, que se aprobó el 9 de junio en el Congreso con el apoyo de todos los grupos (salvo Vox). La Ley, que traspone con retraso la Directiva europea de Telecomunicaciones de diciembre de 2018, es una de las reformas prometidas por el Gobierno a Bruselas, dentro del Plan de Recuperación. Pretende mejorar la transparencia de los contratos, regulando por primera vez los “paquetes” de servicios (teléfono fijo y móvil, Internet y TV) y ampliando los derechos de los usuarios frente a las telecos. Y en paralelo, la Ley plantea un objetivo clave para la modernización del país: adelanta a junio de 2023, dentro de un año, la obligación de las telecos de ofrecer conexiones de 100 megas en todo el territorio español, incluida “la España vaciada”.
En resumen, que aunque ahora no nos suben las tarifas de internet y móvil, las telecos las subirán en otoño y sobre todo en 2023, cuando sólo queden tres grandes compañías, con mucha más fuerza para imponer subidas y tarifas. Y lo harán con la “excusa” de que necesitan invertir en redes y 5G, para conseguir una mayor velocidad y cobertura en todo el país. Vale, pero hace falta transparencia y simplificación en las tarifas, para que sepamos qué pagamos y por qué. Aunque al final, nos da igual: vamos a pagar lo que nos cobren, porque estamos enganchados al móvil y a Internet. Una adicción cada vez más cara.
Amigo Javier, tan genial como siempre. Hace menos de un mes que he dejado a Movistar en internet y fibra óptica y a Vodafone en el móvil y me he pasado a Digi. De momento bien, luego ya veremos, pero al menos tengo lo que necesito un 70% más barato. Que les den a esos abusones que no saben apreciar la fidelidad de los clientes. Con su pan se lo coman pues las pensiones no están para tirar cohetes. Un abrazo
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