Cada 14 horas muere
un trabajador en España, 12 muertos a
la semana en el trabajo o al ir y volver. Tras haberse estabilizado los
muertos por accidente laboral en 2015, 2016 y 2017, este año vuelven a subir y son ya 469
muertos hasta septiembre, 8 más que el año pasado. Y siguen creciendo los
accidentes, como sucede desde 2014. Con ello, España es el tercer país europeo
con más accidentes laborales y el cuarto con más muertes en el trabajo.
Y además, hemos batido otro récord de
enfermedades profesionales, ocupando el
2º lugar europeo detrás de Francia. Los sindicatos culpan del aumento de
accidentes y muertes a la precariedad
laboral, porque el 41% los sufren
trabajadores temporales y con poca antigüedad. Y piden que las empresas (sobre todo las pymes) cumplan
la normativa, porque si lo hicieran se evitarían 1 de cada 3 accidentes
y muertes. No es de recibo que, en el siglo XXI, "el trabajo mate".
enrique ortega |
Un trabajador de 47 años murió anteayer en Gandía (Valencia), al caer por el hueco del ascensor desde el quinto piso cuando intentaba repararlo. Es el penúltimo muerto por accidente laboral en España, donde este año van ya 469 muertos hasta septiembre, entre los fallecidos en el trabajo (368) y en el camino de ida o vuelta a trabajar (101 muertos “in Itinere”), 8 muertos más que en los nueve primeros meses de 2017, según las estadísticas del Ministerio de Trabajo. Con ello se rompe una racha de tres años (2015, 2016 y 2017) en que los muertos por accidente laboral se habían estabilizado, en 629 muertos anuales, tras aumentar desde el mínimo de 2013 (558 muertos), muy alejado de los máximos históricos: 1.580 muertos por accidente laboral en 2000, entre 1.500 y 1.306 después y 1.065 muertos en 2008, cayendo a 831 en 2009.
España superó a
comienzos de este siglo el millón de
accidentes laborales (1.005.289 en 2000, 989.353 en los trabajos y 72.357 “in
Itinere”), pero luego bajaron ligeramente para batir un récord en plena “burbuja económica”: 1.022.067 accidentes laborales en 2007. Con la crisis, la menor
actividad y 3,8 millones de trabajadores menos, los accidentes laborales cayeron en picado, hasta un mínimo en 2013 (468.030 accidentes,
404.284 en el trabajo y 63.746 “in Itinere”). Pero después han crecido a partir de 2014, por la recuperación económica y la
precariedad del empleo creado, hasta los 596.606
accidentes laborales en 2017
(515.082 en el trabajo y 81.524 “in Itinere”), según las estadísticas de
Trabajo. Y este año, hasta septiembre, ya se han producido 451.677 accidentes,
un 3,7% más que en 2017.
España es el tercer
país europeo con más accidentes de trabajo, sólo por detrás de Alemania
(844.541 accidentes, con más del doble de trabajadores) y Francia (844.541
accidentes) y muy por delante de Italia (295.162 accidentes), Reino Unido
(237.008 accidentes) y Portugal (134.378 accidentes), según los últimos datos de Eurostat para 2015. Y somos el
4º país europeo con más muertes laborales, tras Francia (595 muertos).
Italia (543) y Alemania (450 muertos), por delante de Polonia (304 muertos),
Reino Unido (260) y Portugal (161 muertos). Pero si relacionamos el número de
muertes laborales con los trabajadores, España mejora y su siniestralidad (2,3 muertes laborales por cada 100.000
empleados en 2015, que hoy son ya 3,1) y se coloca como el país nº 16 de los 28, por
encima de la media europea (1,83 muertes laborales por cada 100.000
trabajadores en la UE-28) pero por detrás de Portugal (3,54 muertes/100.000),
Francia (2,57) e Italia (2,42), aunque peor que Alemania (0,97 muertes/100.000)
y Reino Unido (0,83), según la última estadística de Eurostat para 2015.
Analizando los accidentes
laborales en España, la mayoría de los 451.677 acaecidos este año son accidentes en el trabajo (391.293) y el
resto (60.384) son accidentes al ir o
volver de trabajar, que crecen año tras año. Dentro de los accidentes en el trabajo, la casi totalidad (el 99,14%) son leves y menos de un
1% son graves (2.963) o mortales (368). El 70,8% los sufren los hombres, sobre todo por un sobreesfuerzo físico (36% de los
accidentes) y golpes contra algo
inmóvil (24,7%) o en movimiento. El mayor número de accidentes se da en la
industria (19,1%), los comerciales y repartidores (13,95%) y en la construcción
(12,8%), aunque la mayor siniestralidad se da (teniendo en cuenta el número de
trabajadores) en las industrias
extractivas, la construcción, los trabajos de agua, saneamiento y residuos y la
industria. Y en los accidentes “in itinere”,
dos tercios son accidentes de tráfico y más de la mitad los sufren las mujeres (54,5%), quizás porque tienen más estrés al tener que compatibilizar
el trabajo con el cuidado de los niños y las tareas domésticas.
Respecto a las muertes en el trabajo (368 este año), la gran mayoría son hombres (349), sobre todo de 40 a 59 años (72,8% de los muertos),
siendo mayor la siniestralidad entre los operadores
de maquinaria, la construcción, el campo, la industria y los servicios. Y
hay más muertes en el trabajo, en relación con los ocupados, en Aragón (5,6 muertes/100.000 trabajadores
frente a 3,1 de media en España), Castilla
y León, Ceuta (5,4), Cantabria
(5) y Murcia (4,7), siendo las
regiones con menos muertes (en relación a los que trabajan) Cataluña (1,5 muertes/100.000 ocupados),
Baleares (1,7), Madrid (1,8) y Canarias
(2,3), según las estadísticas de Trabajo. Y las primeras causas de muerte en el trabajo son los infartos y derrames cerebrales (43,4%), los accidentes de tráfico
trabajando (23,3%), los aplastamientos y atrapamientos (12,5%) y los golpes y
caídas (10,6% de las muertes). En las muertes
al ir o volver de trabajar (101 muertes “in Itinere), la mayoría son
también hombres (84), la mitad entre menores de 44 años, en carreteras y medios
de transporte.
¿Por qué aumentan los
accidentes laborales y las muertes? La patronal y los empresarios
argumentan que hay más actividad y más gente trabajando (+2,57 millones desde
2014) y que por eso hay más siniestralidad. Pero los sindicatos no están de
acuerdo y lo achacan a la precariedad laboral, agravada con la
reforma laboral aprobada por el Gobierno Rajoy en 2012. Y señalan dos
datos que son oficiales, del Ministerio de Trabajo. Uno, que en 2017, el 41,16% de todos los accidentes
laborales los sufrieron los trabajadores temporales, cuando son
solo el 26,7% de los asalariados. Y estos trabajadores temporales, generalmente
con menos formación y experiencia, sufrieron también el 41,12% de las muertes
en el trabajo (204). El otro dato relevante es que los trabajadores con menos de 1 año de antigüedad sufrieron
el 44% de todos los accidentes y el 41% de las muertes en el trabajo en 2017.
Los sindicatos añaden que la precariedad laboral y los
cambios en la organización del trabajo fomentados por la reforma laboral (mayor
libertad al empresario para organizar jornadas y turnos) han provocado más
tensión y más estrés en el trabajo, lo que favorece los accidentes. Y además se
quejan de que las estadísticas oficiales no incluyen todos los accidentes que se producen
realmente, porque sólo incluyen los accidentes con baja y las Mutuas están
endureciendo los criterios para darlas (sólo dan las graves, de más de 4 días),
lo que está produciendo un “trasvase” de
accidentes leves a accidentes sin baja. De hecho, los accidentes laborales sin baja son este año superiores (546.082) a los accidentes con
baja (451.677). Y en muchos casos, es el
propio trabajador accidentado el que no pide la baja, por miedo a que la
empresa le despida si falta.
Otra causa de que crezcan los accidentes laborales y las
muertes es que muchas pymes no tienen
políticas adecuadas de prevención de riesgos laborales, bien porque no
quieren gastar dinero y tiempo en ellas o bien porque las subcontratan fuera (lo hacen el 88,75% de las pymes, según Asepeyo) y se despreocupan del seguimiento. De hecho, el 54% de las pymes desconoce cómo funciona la
prevención de riesgos, según un estudio del Colegio de Politólogos y Sociólogos. Y para completar el cuadro, 1 de cada 3 autónomos (hay 3 millones) no sabe cómo actuar si sufre un accidente
laboral.
El trabajo no
sólo provoca accidentes y muertes sino también enfermedades profesionales, que en muchos casos acaban incapacitando o matando al
trabajador a medio plazo (4 murieron en 2017 por enfermedad profesional). En 2017, las enfermedades profesionales
batieron el récord del siglo: 27.770
casos (21.049 como tales y otras 4.704 como patologías no traumáticas
causadas o agravadas por el trabajo), un 5,68% más que en 2016, según las estadísticas de Trabajo. Y en 2018, hasta
octubre, ya van 20.463 expedientes
de enfermedades profesionales, un 14,40%
más que el año pasado. Estos datos nos colocan como el 2º país europeo con más
enfermedades profesionales tras Francia, según el propio Ministerio de Trabajo. La mayoría de estas enfermedades (el 83%) son
causadas por esfuerzos y malas posturas
(trastornos musculo-esqueléticos), seguidas de las producidas por agentes biológicos, inhalación de sustancias
y enfermedades de la piel, con una baja media de 100 días. La mayor
incidencia de estas enfermedades profesionales se da entre los 45 y 49 años, en la industria manufacturera y la minería,
sobre todo en Navarra, el País Vasco y la
Rioja, siendo poco frecuentes en Andalucía, Ceuta y Melilla.
Los sindicatos se quejan de que un 20% de las enfermedades profesionales no se contabilizan como tales, porque no
quieren reconocerlas las empresas o las Mutuas, para ahorrarse dinero
pasando la factura de estas enfermedades a la Sanidad pública (el coste
se valora en 2.000 millones de euros anuales). Así, estudios de UGT estiman que unas 9.500
muertes por cáncer podrían estar relacionadas cada año con enfermedades
laborales. Y sin embargo, sólo se han contabilizado este año 12
casos de cáncer laboral (la mayoría, por amianto). Y denuncian que tampoco
afloran como enfermedades profesionales muchas depresiones y enfermedades
psíquicas, motivadas por el estrés laboral. Asimismo, creen que existe una “desigualdad de género”,
porque las enfermedades profesionales se
están cebando más con las mujeres: desde 2013, señala UGT,
se comunican más partes de baja por enfermedad profesional de mujeres que de
hombres, a pesar de que hay menos mujeres trabajando. Y además, porque en el Real
Decreto de enfermedades profesionales no están recogidas algunas de las
enfermedades que sufren más las mujeres.
Al final, el trabajo
ha matado 469 personas este año, más de la mitad que los accidentes de Tráfico (895 muertos hasta
septiembre), aunque se habla de ello mucho menos. Y van ya 6.400 muertos por accidentes laborales en los últimos 10 años.
UGT ha pedido un Plan de choque para reducir estas muertes, aumentando las inspecciones de Trabajo (faltan medios) y forzando a
las empresas a que cumplan la legislación
vigente sobre riesgos laborales (de 1995). Para
vigilar que se cumplen las normas, los sindicatos piden que se creen Delegados territoriales de prevención y
Juzgados especializados en siniestralidad laboral, porque ahora son muy pocos
los accidentes que acaban en los Juzgados (sólo se incoaron 190 causas por
homicidio en accidente laboral) y las sentencias se retrasan muchísimo (la
media tarda 6 años y 6 meses) y son escasas (579 dictadas en 2017), porque la mayoría de los expedientes acaban en
sobreseimiento por su complejidad y la falta de medios.
Curiosamente, la patronal CEOE ha pedido al Gobierno poder hacer
controles de alcohol y drogas cuando un trabajador sufre un accidente laboral.
Pero mientras, no se vuelcan en invertir más en prevención, aunque
sea lo más barato, porque los
accidentes laborales no sólo cuestan vidas sino también pérdidas de horas de
trabajo y otros costes. De hecho, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que los accidentes laborales cuestan
un 4% del PIB anual de los paises. Y otros estudios valoran en 476.000 millones
al año el coste mundial de los
accidentes laborales. Por eso, y por los altos costes que suponen los
accidentes laborales y enfermedades profesionales para la sanidad pública, harían falta campañas de concienciación
para mejorar la seguridad laboral: no
tiene sentido gastar 13 millones en campañas de Tráfico y ni un euro en campañas contra los accidentes de Trabajo.
Con todo, la clave
es que las empresas tengan planes de
prevención de riesgos laborales y los cumplan. Porque un 31% de los accidentes laborales se producen en trabajos donde no
se había realizado la evaluación de riesgos laborales obligatoria, según un estudio de UGT. Eso significa que 1
de cada 3 accidentes en los centros de trabajo (no “in itinere”) se podrían evitar si las empresas cumplieran la Ley. Sólo en 2017, se habrían evitado 160.000 accidentes
laborales y habrían salvado su
vida 153 trabajadores… Un objetivo para volcarse todos, Gobierno,
empresas y empleados, con más firmeza y medios. Porque no es de recibo que, en pleno siglo XXI, “el trabajo mate”.
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