jueves, 6 de diciembre de 2018

Más muertes en el trabajo y en el camino



Cada 14 horas muere un trabajador en España, 12 muertos a la semana en el trabajo o al ir y volver. Tras haberse estabilizado los muertos por accidente laboral en 2015, 2016 y 2017, este año vuelven a subir y son ya 469 muertos hasta septiembre, 8 más que el año pasado. Y siguen creciendo los accidentes, como sucede desde 2014. Con ello, España es el tercer país europeo con más accidentes laborales y el cuarto con más muertes en el trabajo. Y además, hemos batido otro récord de enfermedades profesionales, ocupando el 2º lugar europeo detrás de Francia. Los sindicatos culpan del aumento de accidentes y muertes a la precariedad laboral, porque el 41% los sufren trabajadores temporales y con poca antigüedad. Y piden que las empresas (sobre todo las pymes) cumplan la normativa, porque si lo hicieran se evitarían 1 de cada 3 accidentes y muertes. No es de recibo que, en el siglo XXI, "el trabajo mate".


enrique ortega

Un trabajador de 47 años murió anteayer en Gandía (Valencia), al caer por el hueco del ascensor desde el quinto piso cuando intentaba repararlo. Es el penúltimo muerto por accidente laboral en España, donde este año van ya 469 muertos hasta septiembre, entre los fallecidos en el trabajo (368) y en el camino de ida o vuelta a trabajar (101 muertos “in Itinere”), 8 muertos más que en los nueve primeros meses de 2017, según las estadísticas del Ministerio de Trabajo. Con ello se rompe una racha de tres años (2015, 2016 y 2017) en que los muertos por accidente laboral se habían estabilizado, en 629 muertos anuales, tras aumentar desde el mínimo de 2013 (558 muertos), muy alejado de los máximos históricos: 1.580 muertos por accidente laboral en 2000, entre 1.500 y 1.306 después y 1.065 muertos en 2008, cayendo a 831 en 2009.

España superó a comienzos de este siglo el millón de accidentes laborales (1.005.289 en 2000, 989.353 en los trabajos y 72.357 “in Itinere”), pero luego bajaron ligeramente para batir un récord en plena “burbuja económica”: 1.022.067 accidentes laborales en 2007. Con la crisis, la menor actividad y 3,8 millones de trabajadores menos, los accidentes laborales cayeron en picado, hasta un mínimo en 2013 (468.030 accidentes, 404.284 en el trabajo y 63.746 “in Itinere”). Pero después han crecido a partir de 2014, por la recuperación económica y la precariedad del empleo creado, hasta los 596.606 accidentes laborales en 2017 (515.082 en el trabajo y 81.524 “in Itinere”), según las estadísticas de Trabajo. Y este año, hasta septiembre, ya se han producido 451.677 accidentes, un 3,7% más que en 2017.

España es el tercer país europeo con más accidentes de trabajo, sólo por detrás de Alemania (844.541 accidentes, con más del doble de trabajadores) y Francia (844.541 accidentes) y muy por delante de Italia (295.162 accidentes), Reino Unido (237.008 accidentes) y Portugal (134.378 accidentes), según los últimos datos de Eurostat para 2015. Y somos el 4º país europeo con más muertes laborales, tras Francia (595 muertos). Italia (543) y Alemania (450 muertos), por delante de Polonia (304 muertos), Reino Unido (260) y Portugal (161 muertos). Pero si relacionamos el número de muertes laborales con los trabajadores, España mejora y su siniestralidad  (2,3 muertes laborales por cada 100.000 empleados en 2015, que hoy son ya 3,1) y se coloca como el país nº 16 de los 28, por encima de la media europea (1,83 muertes laborales por cada 100.000 trabajadores en la UE-28) pero por detrás de Portugal (3,54 muertes/100.000), Francia (2,57) e Italia (2,42), aunque peor que Alemania (0,97 muertes/100.000) y Reino Unido (0,83), según la última estadística de Eurostat para 2015.

Analizando los accidentes laborales en España, la mayoría de los 451.677 acaecidos este año son accidentes en el trabajo (391.293) y el resto (60.384) son accidentes al ir o volver de trabajar, que crecen año tras año. Dentro de los accidentes en el trabajo, la casi totalidad (el 99,14%) son leves y menos de un 1% son graves (2.963) o mortales (368). El 70,8% los sufren los hombres, sobre todo por un sobreesfuerzo físico (36% de los accidentes) y golpes contra algo inmóvil (24,7%) o en movimiento. El mayor número de accidentes se da en la industria (19,1%), los comerciales y repartidores (13,95%) y en la construcción (12,8%), aunque la mayor siniestralidad se da (teniendo en cuenta el número de trabajadores) en las industrias extractivas, la construcción, los trabajos de agua, saneamiento y residuos y la industria. Y en los accidentes “in itinere”, dos tercios son accidentes de tráfico y más de la mitad los sufren  las mujeres (54,5%), quizás porque tienen más estrés al tener que compatibilizar el trabajo con el cuidado de los niños y las tareas domésticas.

Respecto a las muertes en el trabajo (368 este año), la gran mayoría son hombres (349), sobre todo de 40 a 59 años (72,8% de los muertos), siendo mayor la siniestralidad entre los operadores de maquinaria, la construcción, el campo, la industria y los servicios. Y hay más muertes en el trabajo, en relación con los ocupados, en Aragón (5,6 muertes/100.000 trabajadores frente a 3,1 de media en España), Castilla y León, Ceuta (5,4), Cantabria (5) y Murcia (4,7), siendo las regiones con menos muertes (en relación a los que trabajan) Cataluña (1,5 muertes/100.000 ocupados), Baleares (1,7), Madrid (1,8) y Canarias (2,3), según las estadísticas de Trabajo. Y las primeras causas de muerte en el trabajo son los infartos y derrames cerebrales (43,4%), los accidentes de tráfico trabajando (23,3%), los aplastamientos y atrapamientos (12,5%) y los golpes y caídas (10,6% de las muertes). En las muertes al ir o volver de trabajar (101 muertes “in Itinere), la mayoría son también hombres (84), la mitad entre menores de 44 años, en carreteras y medios de transporte.

¿Por qué aumentan los accidentes laborales y las muertes? La patronal y los empresarios argumentan que hay más actividad y más gente trabajando (+2,57 millones desde 2014) y que por eso hay más siniestralidad. Pero los sindicatos no están de acuerdo y lo achacan a la precariedad laboral, agravada con la reforma laboral aprobada por el Gobierno Rajoy en 2012. Y señalan dos datos que son oficiales, del Ministerio de Trabajo. Uno, que en 2017, el 41,16% de todos los accidentes laborales los sufrieron los trabajadores temporales, cuando son solo el 26,7% de los asalariados. Y estos trabajadores temporales, generalmente con menos formación y experiencia, sufrieron también el 41,12% de las muertes en el trabajo (204). El otro dato relevante es que los trabajadores con menos de 1 año de antigüedad sufrieron el 44% de todos los accidentes y el 41% de las muertes en el trabajo en 2017.

Los sindicatos añaden que la precariedad laboral y los cambios en la organización del trabajo fomentados por la reforma laboral (mayor libertad al empresario para organizar jornadas y turnos) han provocado más tensión y más estrés en el trabajo, lo que favorece los accidentes. Y además se quejan de que las estadísticas oficiales no incluyen todos los accidentes que se producen realmente, porque sólo incluyen los accidentes con baja y las Mutuas están endureciendo los criterios para darlas (sólo dan las graves, de más de 4 días), lo que está produciendo un “trasvase” de accidentes leves a accidentes sin baja. De hecho, los accidentes laborales sin baja son este año superiores (546.082) a los accidentes con baja (451.677). Y en muchos casos, es el propio trabajador accidentado el que no pide la baja, por miedo a que la empresa le despida si falta.

Otra causa de que crezcan los accidentes laborales y las muertes es que muchas pymes no tienen políticas adecuadas de prevención de riesgos laborales, bien porque no quieren gastar dinero y tiempo en ellas o bien porque las subcontratan fuera (lo hacen el 88,75% de las pymes, según Asepeyo) y se despreocupan del seguimiento. De hecho, el 54% de las pymes desconoce cómo funciona la prevención de riesgos, según un estudio del Colegio de Politólogos y Sociólogos. Y para completar el cuadro, 1 de cada 3 autónomos (hay 3 millones)  no sabe cómo actuar si sufre un accidente laboral.

El trabajo no sólo provoca accidentes y muertes sino también enfermedades profesionales, que en muchos casos acaban incapacitando o matando al trabajador a medio plazo (4 murieron en 2017 por enfermedad profesional). En 2017, las enfermedades profesionales batieron el récord del siglo: 27.770 casos (21.049 como tales y otras 4.704 como patologías no traumáticas causadas o agravadas por el trabajo), un 5,68% más que en 2016, según las estadísticas de Trabajo. Y en 2018, hasta octubre, ya van 20.463 expedientes de enfermedades profesionales, un 14,40% más que el año pasado. Estos datos nos colocan como el 2º país europeo con más enfermedades profesionales tras Francia, según el propio Ministerio de Trabajo. La mayoría de estas enfermedades (el 83%) son causadas por esfuerzos y malas posturas (trastornos musculo-esqueléticos), seguidas de las producidas por agentes biológicos, inhalación de sustancias y enfermedades de la piel, con una baja media de 100 días. La mayor incidencia de estas enfermedades profesionales se da entre los 45 y 49 años, en la industria manufacturera y la minería, sobre todo en Navarra, el País Vasco y la Rioja, siendo poco frecuentes en Andalucía, Ceuta y Melilla.

Los sindicatos se quejan de que un 20% de las enfermedades profesionales no se contabilizan como tales, porque no quieren reconocerlas las empresas o las Mutuas, para ahorrarse dinero pasando la factura de estas enfermedades a la Sanidad pública (el coste se valora en 2.000 millones de euros anuales). Así, estudios de UGT estiman que unas 9.500 muertes por cáncer podrían estar relacionadas cada año con enfermedades laborales. Y sin embargo, sólo se han contabilizado  este año 12 casos de cáncer laboral (la mayoría, por amianto). Y denuncian que tampoco afloran como enfermedades profesionales muchas depresiones y enfermedades psíquicas, motivadas por el estrés laboral. Asimismo, creen que existe una “desigualdad de género”, porque las enfermedades profesionales se están cebando más con las mujeres: desde 2013, señala UGT, se comunican más partes de baja por enfermedad profesional de mujeres que de hombres, a pesar de que hay menos mujeres trabajando. Y además, porque en el Real Decreto de enfermedades profesionales no están recogidas algunas de las enfermedades que sufren más las mujeres.

Al final, el trabajo ha matado 469 personas este año, más de la mitad que los accidentes de Tráfico (895 muertos hasta septiembre), aunque se habla de ello mucho menos. Y van ya 6.400 muertos por accidentes laborales en los últimos 10 años. UGT ha pedido un Plan de choque para reducir estas muertes, aumentando las inspecciones de Trabajo (faltan medios) y forzando a las empresas a que cumplan la legislación vigente sobre riesgos laborales (de 1995). Para vigilar que se cumplen las normas, los sindicatos piden que se creen Delegados territoriales de prevención y Juzgados especializados en siniestralidad laboral, porque ahora son muy pocos los accidentes que acaban en los Juzgados (sólo se incoaron 190 causas por homicidio en accidente laboral) y las sentencias se retrasan muchísimo (la media tarda 6 años y 6 meses) y son escasas (579 dictadas en 2017), porque la mayoría de los expedientes acaban en sobreseimiento por su complejidad y la falta de medios.

Curiosamente, la patronal CEOE ha pedido al Gobierno poder hacer controles de alcohol y drogas cuando un trabajador sufre un accidente laboral. Pero mientras, no se vuelcan en invertir más en prevención, aunque sea lo más barato, porque los accidentes laborales no sólo cuestan vidas sino también pérdidas de horas de trabajo y otros costes. De hecho, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que los accidentes laborales cuestan un 4% del PIB anual de los paises. Y otros estudios valoran en 476.000 millones al año el coste mundial de los accidentes laborales. Por eso, y por los altos costes que suponen los accidentes laborales y enfermedades profesionales para la sanidad pública, harían falta campañas de concienciación para mejorar la seguridad laboral: no tiene sentido gastar 13 millones en campañas de Tráfico y ni un euro en campañas contra los accidentes de Trabajo.

Con todo, la clave es que las empresas tengan planes de prevención de riesgos laborales y los cumplan. Porque un 31% de los accidentes laborales se producen en trabajos donde no se había realizado la evaluación de riesgos laborales obligatoria, según un estudio de UGT. Eso significa que 1 de cada 3 accidentes en los centros de trabajo (no “in itinere”) se podrían evitar si las empresas cumplieran la Ley. Sólo en 2017, se habrían evitado 160.000 accidentes laborales y habrían salvado su vida 153 trabajadores… Un objetivo para volcarse todos, Gobierno, empresas y empleados, con más firmeza y medios. Porque no es de recibo que, en pleno siglo XXI, “el trabajo mate”.

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