jueves, 13 de julio de 2017

Accidentes laborales: 12 muertos a la semana


Cada 15 horas muere un trabajador en España, 12 muertos a la semana en el trabajo o de camino. Tras haber bajado los accidentes y muertes con la crisis, llevan tres años creciendo, con 629 muertos en 2015 y los mismos en 2016. Y este año, hasta mayo, van 17 muertos más en los trabajos que el año pasado. España es el tercer país de Europa con más accidentes laborales, mientras crecen también las enfermedades profesionales, que han alcanzado cifras récord en este siglo. Patronal y Gobierno lo achacan a la recuperación económica, a que hay más actividad y más gente trabajando. Pero los sindicatos creen que se debe a la precariedad laboral y a que las empresas gastan ahora menos en seguridad. Y recuerdan que si se cumplieran las normas, se evitarían un tercio de accidentes y muertes en el trabajo. Urge un Plan nacional para mejorar la seguridad laboral, con más medios, más inspecciones y más inversiones. Porque no puede ser que, en pleno siglo XXI, el trabajo mate.



                                                                                               enrique ortega

Un joven de 34 años murió ayer mismo en la localidad navarra de Aritzu al caerse del tejado de la granja que construía. Es el penúltimo muerto por accidente laboral en España, donde han muerto 246 trabajadores entre enero y mayo de este año, 17 más en los centros de trabajo (203) y 17 menos "in itinere" (43) que en esos meses de 2016, según datos de Empleo. Sigue así una tendencia al alza de la siniestralidad laboral, iniciada en 2014, tras haber caído a la mitad con la crisis. El record se alcanzó en 2007, con 1.022.067 accidentes laborales y 1.136 muertes. Posteriormente, la siniestralidad cayó año tras año (tras perder su empleo 3,8 millones de personas), hasta un tocar un mínimo en 2013 (469.284 accidentes y 559 muertes). Pero a partir de 2014, los accidentes y las muertes han ido aumentando año tras año, hasta alcanzar los 566.235 accidentes y 629 muertes en 2016 (las mismas que en 2015). Y a la vista de los datos hasta mayo (246 muertos), todo apunta a que en 2017 se superarán esas cifras.

España es el tercer país de Europa con más accidentes laborales, tanto en número como en porcentaje sobre los que trabajan: 2.894 accidentes por cada 100.000 trabajadores, sólo por detrás de Francia (3.334) y Portugal (2.898), lejos del número de accidentes de Alemania (1.847 por cada 100.000 trabajadores), Italia (1.404), Reino Unido (880) o Suecia (800), según Eurostat (datos 2014). En número de muertos por accidentes laborales salimos mejor parados: somos el país 12º del ranking de 28 paises UE, con 3,11 muertos por 100.000 trabajadores (2014), por encima de los 2,32 muertos de media en la  UE-28. Tienen más fallecidos en el trabajo Portugal (4,72 muertos por 100.000 ocupados), Austria (3,96), Francia (3,74), Luxemburgo (3,71), Irlanda (3,12), Italia (3,01) y 5 paises del Este. Y menos Grecia (1,18 muertos por 100.000 trabajadores), Alemania (1,42), Suecia (1,49), Reino Unido (1,62), Bélgica (1,72) y Dinamarca (1,94 muertos), según datos de Eurostat.

Volviendo a España, el 86% de los accidentes laborales se producen en el trabajo (489.065 y 496 muertes en 2016) y el 14% restante de camino (“in itinere”), el 88% de estas víctimas por accidente de tráfico al ir o volver de trabajar, unos accidentes que han crecido en los últimos años (77.170 accidentes y 133 muertos en 2016) y que sufren cada vez más mujeres. Los sindicatos lo achacan a que ellas están más “agobiadas” con la casa, los hijos y el trabajo y multiplican los viajes diarios, lo que favorece que tengan más accidentes.

Centrándonos en los accidentes en el trabajo (el 86%), dos tercios del total los sufren los hombres y un tercio las mujeres, concentrándose sobre todo entre los trabajadores de 35 a 49 años (46% del total de accidentes), empleados de la construcción (7.212 accidentes por 100.000 habitantes en 2016, el doble que la media, 3.364 accidentes), la industria (5.290 accidentes por 100.000 trabajadores) y el campo (5.143 accidentes). El mayor número de accidentes laborales se da en Cataluña, Andalucía y Madrid, pero si los ponemos en relación con el número de trabajadores, las autonomías más “peligrosas” son Baleares (4.884 accidentes por 100.000 habitantes en 2016) y Castilla la Mancha (4.149 accidentes). Y las más “seguras”, Madrid (2.778 accidentes por 100.000 empleados) y Comunidad Valenciana (2.994). Las principales causas de accidentes son los sobreesfuerzos, las caídas y aplastamientos y los choques. Y curiosamente, el día con más accidentes es el lunes (los que menos, domingos y sábados). Y los meses peores son  mayo y septiembre (y el mejor, con menos accidentes, diciembre), según las estadísticas del Ministerio de Empleo (2016).

Si miramos las estadísticas de muertos en el trabajo (496 en 2016), sin analizar los fallecidos “in itinere” (otros 133 muertos), la mayoría son hombres (6,06 por cada 100.000 trabajadores) y muy pocas son mujeres (0,5 muertas por cada 100.000 trabajadores), siendo los sectores con más muertes la construcción (3,5 veces la media), los conductores de maquinaria y la agricultura, seguidos de lejos por la industria. La primera causa de muerte son los infartos en el trabajo (48% del total), los accidentes de tráfico mientras se trabaja (15%), las caídas (13,6%) y quedarse atrapado 812,5%). Un dato llamativo es que más de la mitad de los muertos por accidente laboral (el 51,5% en 2017) son mayores de 50 años. Y las regiones con más fallecidos en el trabajo (en relación a su empleo) son La Rioja (8,07 muertos por 100.000 trabajadores, frente a 3,41 muertos de media en España), Galicia (7,66 muertos) y Castilla la Mancha (5,31), mientras que las de menos muertos en el trabajo son Baleares(1,32 fallecidos por 100.000 trabajadores) y Canarias (2,05 muertos). Los días con más muertos en el trabajo son los lunes de octubre, según los datos del Ministerio de Empleo (2016).

¿Por qué están aumentando los accidentes y muertes en el trabajo? Los empresarios y el Gobierno lo achacan a la recuperación económica, a que hay más españoles trabajando (1,3 millones más desde 2014) y a que hay más actividad, más trabajo en las empresas. Es cierto. Pero los sindicatos añaden otras dos razones de peso. Una, que ha aumentado la precariedad, con la reforma laboral hecha por el Gobierno Rajoy en 2012. Y que los trabajadores temporales y por horas son más vulnerables a un accidente, porque están menos preparados: de hecho, el 38,8% de los accidentes en 2016 los tuvieron contratados temporales (que son sólo el 26,1% de los trabajadores). Y los sindicatos recuerdan que el 38% de los accidentes con baja los tienen trabajadores con menos de 1 año de antigüedad, sin experiencia. La otra razón que argumentan es que las empresas, con la crisis, han recortado sus medidas e inversiones en prevención.

El mayor déficit de prevención se da en las pymes, la casi totalidad de las empresas. La mayoría de las grandes empresas tienen un servicio de prevención de riesgos laborales propio, pero el 88,75% de las pymes lo subcontrata fuera, a una empresa especializada, según datos de Asepeyo. Y a partir de ahí, muchas se desentienden y tratan de ahorrar costes en prevención. Además, con la precariedad y el paro, los trabajadores denuncian menos sus condiciones de trabajo, por temor a perder su empleo. Y tanto el Estado central como la mayoría de autonomías han recortado sus presupuestos y campañas en prevención.

El trabajo no sólo provoca accidentes y muertes sino también enfermedades profesionales que acaban incapacitando o matando al trabajador a medio plazo. En 2016, batieron el récord de este siglo: 26.277 enfermedades profesionales (20.600 como tales y otras 5.677 patologías no traumáticas causadas o agravadas por el trabajo). Y este año 2017, hay 10.021 hasta mayo (203 más que en 2016), según datos de Empleo, quien reconoce que somos el segundo país europeo con más enfermedades profesionales, tras Francia. Y lo peor, según los sindicatos, es que casi la mitad, 10.755 enfermedades profesionales,  fueron sin baja (el triple que hace una década), porque el trabajador no la pide y sigue trabajando para no perder el empleo. La principal son los trastornos musculo-esqueléticos (el 82%), las enfermedades de la piel (6,4%) y los agentes biológicos (5,9%). Estas enfermedades profesionales se dan sobre todo en la industria y la minería, sobre todo en Navarra, País Vasco, la Rioja y Aragón.

Además, los sindicatos denuncian que un 20% de las enfermedades profesionales no se contabilizan como tales, porque no las reconocen así las empresas o las Mutuas, para  ahorrarse dinero pasando la factura de estas enfermedades a la Sanidad pública (el coste se estima en 2.000 millones de euros anuales). Así, estudios realizados por UGT estiman que unas 9.500 muertes por cáncer podrían estar relacionadas cada año con enfermedades laborales. Y sin embargo, sólo se contabilizaron 36 casos de cáncer laboral en 2016 (la mayoría, por el amianto). Y denuncian que tampoco afloran como enfermedades profesionales muchas enfermedades psíquicas y depresiones causadas por el trabajo.

Ante tanta siniestralidad laboral (accidentes, enfermedades o muertes), urge tomar medidas, para que trabajar sea más seguro. Por un lado, el Gobierno debe aprobar un nuevo Plan nacional de prevención laboral, con más inversiones y más medios, como pidieron en el Congreso, en febrero de 2017, el PSOE, Podemos y PDCat. Eso permitiría hacer nuevas Campañas públicas de concienciación (¿por qué se gasta 12 millones anuales en campañas de Tráfico y ni un euro en campañas para trabajar seguro?) y ayudar a las empresas (sobre todo pymes) a poner en marcha Planes de seguridad en el trabajo más efectivos y con más recursos (la no prevención sale mucho más cara). Además, hay que dotar de más medios a la Inspección de trabajo (tienen la mitad de funcionarios que en Europa), para que controle y multe los trabajos inseguros. Y en paralelo, dar más protagonismo en el tratamiento de accidentes y enfermedades profesionales a la sanidad pública, trasvasando recursos que ahora tienen las Mutuas, para crear Unidades de salud laboral con medios, desde los ambulatorios a los hospitales públicos.

Si se cumpliera correctamente la Ley de prevención de riesgos laborales de 1995, habría muchos menos accidentes, según los sindicatos. Y lo argumentan en que un 31% de los accidentes laborales se producen en empleos donde no se había realizado la evaluación de riesgos laborales obligatoria, según un estudio de UGT. Eso significa, señalan, que 1 de cada 3 accidentes laborales en los centros de trabajo (no “in itinere”) se podrían evitar: habrían sido 151.000 accidentes menos y 154 trabajadores “salvados de la muerte” en 2016.

En definitiva, muchos de los accidentes, muertes y enfermedades en el trabajo son evitables, con inversión y medios para formar y prevenir riesgos. Una vez más, salvar vidas es cuestión de dinero. Hay que volcarse en ello, para lograr empleos más seguros. No puede ser que en pleno siglo XXI, el trabajo mate.

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