Cada 15 horas muere
un trabajador en España, 12 muertos a
la semana en el trabajo o de camino. Tras haber bajado los accidentes y
muertes con la crisis, llevan tres años creciendo, con 629 muertos en 2015 y los
mismos en 2016. Y este año, hasta mayo, van 17 muertos más en los trabajos que el año pasado. España es el tercer país de Europa con más
accidentes laborales, mientras crecen también las enfermedades profesionales, que han alcanzado cifras récord en este siglo. Patronal
y Gobierno lo achacan a la
recuperación económica, a que hay más actividad y más gente trabajando. Pero
los sindicatos creen que se debe a la precariedad laboral y a que las empresas gastan ahora menos en seguridad.
Y recuerdan que si se cumplieran las
normas, se evitarían un tercio de accidentes y muertes en el trabajo. Urge
un Plan nacional para mejorar la
seguridad laboral, con más medios, más inspecciones y más inversiones.
Porque no puede ser que, en pleno siglo XXI, el trabajo mate.
enrique ortega
Un joven de 34 años murió ayer mismo en la localidad navarra de Aritzu al caerse del tejado de la granja que construía. Es el
penúltimo muerto por accidente laboral en España, donde han muerto 246 trabajadores entre
enero y mayo de este año, 17
más en los centros de trabajo (203) y 17 menos "in itinere" (43) que en esos meses de 2016, según datos de Empleo. Sigue así una tendencia al alza de la
siniestralidad laboral, iniciada en 2014, tras haber caído a la mitad con la
crisis. El record se alcanzó en 2007,
con 1.022.067 accidentes laborales y 1.136
muertes. Posteriormente, la siniestralidad cayó año tras año (tras perder
su empleo 3,8 millones de personas), hasta un tocar un mínimo en 2013 (469.284
accidentes y 559 muertes). Pero a partir de 2014, los accidentes y las muertes
han ido aumentando año tras año, hasta alcanzar los 566.235 accidentes y 629 muertes en 2016 (las mismas que en 2015). Y a la vista de los datos hasta
mayo (246 muertos), todo apunta a que en 2017 se
superarán esas cifras.
España es el tercer país de Europa con más accidentes laborales, tanto en número como en porcentaje sobre los que
trabajan: 2.894 accidentes por cada 100.000 trabajadores, sólo por detrás de Francia (3.334) y Portugal (2.898), lejos del número de
accidentes de Alemania (1.847 por cada 100.000 trabajadores), Italia (1.404),
Reino Unido (880) o Suecia (800), según Eurostat (datos 2014). En número de muertos
por accidentes laborales salimos mejor parados: somos el país 12º del ranking
de 28 paises UE, con 3,11 muertos por 100.000 trabajadores
(2014), por encima de los 2,32
muertos de media en la UE-28. Tienen más
fallecidos en el trabajo Portugal (4,72 muertos por 100.000 ocupados), Austria
(3,96), Francia (3,74), Luxemburgo (3,71), Irlanda (3,12), Italia (3,01) y 5
paises del Este. Y menos Grecia (1,18 muertos por 100.000 trabajadores), Alemania
(1,42), Suecia (1,49), Reino Unido (1,62), Bélgica (1,72) y Dinamarca (1,94
muertos), según datos de Eurostat.
Volviendo a España,
el 86% de los accidentes laborales se producen en el trabajo
(489.065 y 496 muertes en 2016) y el
14% restante de camino (“in itinere”), el 88% de estas víctimas por accidente de
tráfico al ir o volver de trabajar, unos accidentes que han crecido en los
últimos años (77.170 accidentes y 133
muertos en 2016) y que sufren cada vez más mujeres. Los sindicatos lo achacan a que ellas están más “agobiadas”
con la casa, los hijos y el trabajo y multiplican los viajes diarios, lo que
favorece que tengan más accidentes.
Centrándonos en los accidentes en el trabajo (el 86%), dos tercios del total los sufren los hombres y un tercio las mujeres,
concentrándose sobre todo entre los trabajadores
de 35 a 49 años (46% del total de accidentes), empleados de la construcción (7.212 accidentes por 100.000
habitantes en 2016, el doble que la media, 3.364 accidentes), la industria (5.290
accidentes por 100.000 trabajadores) y el campo (5.143 accidentes). El mayor
número de accidentes laborales se da en Cataluña,
Andalucía y Madrid, pero si los ponemos en relación con el número de
trabajadores, las autonomías más “peligrosas”
son Baleares (4.884 accidentes por
100.000 habitantes en 2016) y Castilla
la Mancha (4.149 accidentes). Y las más “seguras”, Madrid (2.778 accidentes
por 100.000 empleados) y Comunidad Valenciana (2.994). Las principales causas de accidentes son los
sobreesfuerzos, las caídas y aplastamientos y los choques. Y curiosamente, el
día con más accidentes es el lunes
(los que menos, domingos y sábados). Y los meses peores son mayo y
septiembre (y el mejor, con menos accidentes, diciembre), según las estadísticas del Ministerio de Empleo (2016).
Si miramos las estadísticas de muertos en el trabajo (496 en 2016),
sin analizar los fallecidos “in itinere” (otros 133 muertos), la mayoría son hombres (6,06 por cada 100.000
trabajadores) y muy pocas son mujeres (0,5 muertas por cada 100.000
trabajadores), siendo los sectores con más muertes la construcción (3,5
veces la media), los conductores de maquinaria y la agricultura, seguidos de lejos por la industria. La primera causa
de muerte son los infartos en el
trabajo (48% del total), los accidentes de tráfico mientras se trabaja (15%),
las caídas (13,6%) y quedarse atrapado 812,5%). Un dato llamativo es que más de la mitad de los muertos por
accidente laboral (el 51,5% en 2017) son mayores de 50 años. Y las regiones
con más fallecidos en el trabajo (en relación a su empleo) son La Rioja (8,07 muertos por 100.000
trabajadores, frente a 3,41 muertos de media en España), Galicia (7,66 muertos) y Castilla la Mancha (5,31), mientras que
las de menos muertos en el trabajo son Baleares(1,32
fallecidos por 100.000 trabajadores) y Canarias (2,05 muertos). Los días con
más muertos en el trabajo son los lunes
de octubre, según los datos del Ministerio de Empleo (2016).
¿Por qué están
aumentando los accidentes y muertes en el trabajo? Los empresarios y el
Gobierno lo achacan a la recuperación
económica, a que hay más españoles
trabajando (1,3 millones más desde 2014) y a que hay más actividad, más trabajo en las empresas. Es cierto. Pero los sindicatos añaden otras dos razones de peso. Una, que ha aumentado la precariedad, con la reforma laboral
hecha por el Gobierno Rajoy en 2012. Y que los trabajadores temporales y por horas son más vulnerables a un accidente,
porque están menos preparados: de hecho, el 38,8% de los accidentes en 2016 los tuvieron contratados temporales (que son sólo
el 26,1% de los trabajadores). Y los sindicatos recuerdan que el 38% de los
accidentes con baja los tienen trabajadores con menos de 1 año de antigüedad, sin experiencia. La otra razón que
argumentan es que las empresas, con
la crisis, han recortado sus medidas e inversiones
en prevención.
El mayor déficit de prevención se da en las pymes, la casi totalidad de las empresas. La mayoría de las grandes empresas tienen un servicio de
prevención de riesgos laborales propio, pero el
88,75% de las pymes lo subcontrata
fuera, a una empresa especializada, según datos de Asepeyo. Y a partir de ahí,
muchas se desentienden y tratan de ahorrar costes en prevención. Además, con la
precariedad y el paro, los trabajadores denuncian menos sus condiciones de trabajo, por temor a
perder su empleo. Y tanto el Estado
central como la mayoría de autonomías
han recortado sus presupuestos y
campañas en prevención.
El trabajo no sólo provoca accidentes y muertes sino también
enfermedades profesionales que
acaban incapacitando o matando al trabajador a medio plazo. En 2016, batieron el récord de este
siglo: 26.277 enfermedades
profesionales (20.600 como tales y otras 5.677 patologías no traumáticas
causadas o agravadas por el trabajo). Y este año 2017, hay 10.021 hasta mayo (203 más que en 2016), según datos de
Empleo, quien reconoce que somos el segundo país europeo con más
enfermedades profesionales, tras Francia. Y lo peor, según los sindicatos, es que casi la mitad,
10.755 enfermedades profesionales, fueron sin baja (el triple que hace una década), porque el trabajador no la pide y
sigue trabajando para no perder el empleo. La principal son los trastornos musculo-esqueléticos (el
82%), las enfermedades de la piel (6,4%) y los agentes biológicos (5,9%). Estas
enfermedades profesionales se dan sobre todo en
la industria y la minería, sobre todo en Navarra, País Vasco, la Rioja y
Aragón.
Además, los sindicatos denuncian que un 20% de las enfermedades profesionales no se contabilizan como tales, porque no las reconocen así las empresas o las
Mutuas, para ahorrarse dinero pasando la factura de estas enfermedades a
la Sanidad pública (el coste se estima en 2.000 millones de euros anuales).
Así, estudios realizados por UGT estiman que unas 9.500 muertes por cáncer podrían estar relacionadas cada año con enfermedades
laborales. Y sin embargo, sólo se contabilizaron 36 casos de cáncer laboral en 2016 (la mayoría, por el amianto). Y
denuncian que tampoco afloran como enfermedades profesionales muchas enfermedades psíquicas y depresiones
causadas por el trabajo.
Ante tanta
siniestralidad laboral (accidentes, enfermedades o muertes), urge tomar medidas,
para que trabajar sea más seguro. Por
un lado, el Gobierno debe aprobar un nuevo
Plan nacional de prevención laboral, con más inversiones y más medios, como pidieron en el Congreso, en febrero de 2017, el PSOE, Podemos y PDCat. Eso permitiría hacer nuevas Campañas públicas de concienciación
(¿por qué se gasta 12 millones anuales en campañas de Tráfico y ni un euro en
campañas para trabajar seguro?) y ayudar
a las empresas (sobre todo pymes) a poner en marcha Planes de seguridad en el trabajo más efectivos y con más recursos
(la no prevención sale mucho más cara). Además, hay que dotar de más medios a la Inspección de trabajo
(tienen la mitad de funcionarios que en Europa), para que controle y multe los
trabajos inseguros. Y en paralelo, dar más
protagonismo en el tratamiento de
accidentes y enfermedades profesionales a la sanidad pública, trasvasando recursos que ahora tienen las Mutuas, para crear Unidades de salud laboral con medios, desde los ambulatorios a los hospitales públicos.
Si se cumpliera correctamente
la Ley de prevención de riesgos laborales de 1995,
habría muchos menos accidentes, según los sindicatos. Y lo argumentan en que un 31% de los accidentes laborales se
producen en empleos donde no se había realizado la evaluación de riesgos
laborales obligatoria, según un estudio de UGT. Eso significa, señalan, que 1
de cada 3 accidentes laborales en los centros de trabajo (no “in itinere”) se podrían evitar: habrían sido 151.000 accidentes menos y 154 trabajadores “salvados de la muerte”
en 2016.
En definitiva, muchos de los accidentes, muertes y
enfermedades en el trabajo son evitables, con inversión y medios
para formar y prevenir riesgos. Una vez más, salvar vidas es cuestión de dinero. Hay que volcarse en ello, para lograr empleos
más seguros. No puede ser que en
pleno siglo XXI, el trabajo mate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario