jueves, 18 de enero de 2018

Turismo súper récord: ojo a "morir de éxito"


Esta semana se celebra FITUR y el sector está eufórico porque 2017 se ha cerrado con 82 millones de turistas, el quinto año de récord consecutivo. Y España es ya el 2º país del mundo en turistas (tras Francia) y en ingresos por turismo (tras EEUU). Además, hemos sido reelegidos en 2017 como el país más competitivo en el turismo mundial. Pero entre tanto récord, tenemos algunos problemas serios: la saturación del turismo en algunas zonas (que ha desatado protestas ciudadanas, la “turismofobia”), los todavía bajos ingresos por turista (crece el turismo “low cost”) y la escasez y baja calidad del empleo turístico (45% de los contratos son por menos de 1 semana), así como la excesiva concentración del turismo en Europa (87%) y en 6 autonomías (se llevan el 91% de los turistas). Por todo ello, no hay que dormirse en los récords y urge elaborar un Plan para perfilar el turismo a 20 años vista, reconvirtiendo la oferta y buscando un turismo de más calidad. Ojo a “morir de éxito”.


enrique ortega

El Gobierno Rajoy lo ha vuelto a hacer, por segundo año consecutivo: “filtrar” antes las estadísticas de visitantes (las publica el INE el 1 de febrero), para anticipar otro récord de turistas. Lo hizo el año pasado el ministro de Turismo y lo acaba de hacer Rajoy, aunque con poco sentido de la oportunidad: en Roma, en una Cumbre de la Europa del sur donde se abordaba el grave problema de los inmigrantes ilegales, aprovechó para “presumir” de los millones de “visitantes legales” (turistas), escondiendo que España sólo ha acogido a 2.000 de los 17.000 refugiados a los que se comprometió. Algo que los medios no destacaron, mientras titulaban que España ha recibido 82 millones de turistas en 2017, un tercio más que antes de la crisis, cuando recibimos 59,2 millones de turistas (2007). Son 22,8 millones de turistas más en 10 años, aunque 14 millones son turistas “prestados” de Turquía, Túnez y Egipto, afectados por el terrorismo y la crisis política, según la patronal Exceltur.

El turismo, la primera industria española (aporta el 11,5% del PIB y mantiene 2,6 millones de empleos), ha vuelto a ser en 2017 el motor de la recuperación, porque ha vuelto a crecer más que el resto de la economía, por 8º año consecutivo (desde 2010): el PIB turístico creció un 4,4% en 2017, por encima del 3,1% que creció la economía, según la estimación de la patronal Exceltur. Y eso ha sido posible gracias al tirón del turismo extranjero, que saltó de 75,5 millones de visitantes en 2016 a más de 82 millones en 2017 (pueden llegar a 82,5 cuando lo publique el INE). Eso convierte a España en el segundo país del mundo que recibe más turistas, sólo por detrás de Francia (ha tenido 89 millones), superando por primera vez a Estados Unidos (que habrá cerrado el año con unos 80 millones de visitantes). Les siguen en turistas recibidos, a mucha distancia, China (63 millones de visitantes) e Italia (57 millones).

Otro dato positivo de 2017 es que han crecido sobre todo los turistas de los países no europeos que más gastan: Rusia (+18,7%), EEUU (+15,6%), países nórdicos (+11,3%), países del Este (+8,3%), Suiza (+7,9%) y Japón (+7,8%), aunque la mayoría del turismo viene de Gran Bretaña (23,09% del total), Alemania (que ha superado as Francia, con un 14,66% de los turistas) y Francia (13,74% del turismo extranjero). La mayor parte de estos visitantes extranjeros van a 6 autonomías: Cataluña (23,42% del turismo extranjero, aunque la crisis política ha frenado la llegada en el último trimestre), Baleares (que ha superado a Canarias como 2º destino, acogiendo al 17,6% del turismo extranjero), Canarias (16,6%), Comunidad Valenciana (10,9%) y Madrid (8%), la autonomía donde más creció el turismo extranjero en 2017 (un 16,2%, frente al 9.1% de media en España hasta finales de noviembre).

En 2017, ha crecido la llegada de turistas por avión (el 81,48%), gracias a los bajos precios del petróleo y la guerra de tarifas, ganando peso también el turismo de cruceros (2,33%), mientras perdían peso los turistas que llegaban por carretera (15,71%) y tren (0,45%). Pero el mayor cambio se ha dado en el tipo de alojamiento, con un gran salto de los turistas que vienen a apartamientos turísticos (+21,3%), debido al auge de las plataformas de alquiler online (tipo Airbnb, Homeway,Wimdu o Homelidays), cuyo éxito se ha disparado a costa de los hoteles (su uso creció un 6,7%). También han crecido mucho los turistas que se alojan en viviendas de familiares y amigos (+13,4%), otro síntoma del auge del turismo barato (low cost).  Y otra muestra más es que lo que más crecen (el 11,2%) son los turistas que vienen sin paquete turístico (7 de cada 10 turistas), mientras pierden peso (crecen sólo un 4,4%) los que vienen con hotel y viaje organizado (el 29,5%).

La patronal turística Exceltur considera que los dos motores del récord turístico de 2017 han sido el auge de los apartamentos turísticos por Internet y la guerra de tarifas aéreas, junto a la mejora de la economía europea. Y destacan que España ha conseguido 6,5 millones más de turistas a pesar de que en 2017 se recuperaron tres países competidores (Turquía, Túnez y Egipto ganaron 8,5 millones de visitantes), que hasta ahora nos”prestaban turistas” (unos 14 millones desde 2010). También valoran muy positivamente que los turistas hayan gastado algo más en 2017: el gasto medio por turista creció un 1,5%, hasta los 733 euros, rompiendo una tendencia de cinco años de caída del gasto turístico, según los datos de Exceltur. Eso sí, si tenemos en cuenta la subida de precios, el gasto real de los turistas extranjeros (descontando la inflación) cayó un 0,9% en 2017, una caída que se produce desde 2005.

Rajoy presumió también en la Cumbre europea de Roma que España es el segundo país del mundo que más ingresa por turismo, 87.000 millones de euros, sólo por detrás de EEUU (200.000 millones de euros) y muy por delante de Tailandia (49.000 millones), China (44.000 millones) y Francia (42.000 millones de euros). Pero ese dato no es el que utilizan el Banco de España y la patronal turística Exceltur, que rebajan los ingresos por turismo a 60.000 millones de euros en 2017, contando la parte del gasto turístico que se queda en España (descontando el precio de los viajes y lo que ingresan los tour operadores extranjeros). En 2017 ha aumentado el gasto medio por turista (1.054 euros, +2,7%), pero se redujo la duración media del viaje a 7,6 días (de 9,1 días en 2016). Lo que pasa es que crece el turismo “low cost”, que viene a apartamentos turísticos y gasta poco (más en menos días).

Cara a 2018, la patronal Exceltur cree que el turismo volverá a ser este año el motor de la economía, aunque crecerá menos que en 2017: un 3,3% (frente al 4,4%), por encima del 2,4% que se prevé crezca toda la economía. Y eso por la situación política en Cataluña (restará un 0,5% al PIB turístico), el Brexit, la recuperación de los países competidores y la saturación turística en algunas zonas, además de un menor dinamismo del turismo de los españoles. Dos factores que pueden hacer mucho daño al turismo en 2018 son la subida del petróleo (ronda los 70 dólares barril) y la subida del euro (por encima de 1,20 euros/dólar), que encarece ya más de un 14% los precios a los turistas de fuera de la zona euro. Con todo, las empresas turísticas esperan aumentar ventas y beneficios, sobre todo en zonas urbanas.

España afronta el futuro del turismo con un dato incontestable: es el destino más competitivo del mundo, según el ranking bianual del World Economic Forum, que nos coloca en primer lugar en 2017 (y en 2015), con 5,4 puntos sobre 7, por delante de Francia, Alemania y Japón (5,3 puntos), Reino Unido (5,2 puntos) y EEUU (5,1 puntos), por infraestructuras, seguridad, sanidad, clima  y patrimonio cultural, aunque no somos la oferta más barata. Y la inversión apuesta por los hoteles, con un récord de compras en 2017: 3.907 millones (+79% que en 2016). Pero también hay temas preocupantes cara al futuro, sobre todo tres: la saturación turística en algunas zonas (con el surgimiento de la “turismofobia”), la precariedad del empleo turístico y la excesiva concentración de la oferta (origen y destino).

La patronal turística Exceltur alerta del auge de las protestas contra el turismo (“turismofobia”) en algunas zonas, por culpa del crecimiento desordenado y excesivo de los apartamentos turísticos, que disparan los precios de los alquileres y molestan o expulsan a los vecinos de ciertos barrios en Barcelona, Palma, San Sebastián y Madrid, con riesgo de que se extiendan a Málaga, Granada, Alicante o Santiago, ciudades que tienen también una gran presión turística. Por eso piden control y freno a los apartamentos turísticos, que en muchos casos no pagan impuestos. Esta misma semana, los Ayuntamientos de Barcelona, Madrid y San Sebastián  han dicho que preparan medidas para frenar el crecimiento descontrolado de los apartamentos turísticos.

Otro problema que no señala la patronal pero sí los sindicatos es que el boom turístico se ha hecho a costa de los trabajadores del sector, que tienen unos contratos precarios y mal pagados mientras crecen  los beneficios empresariales (un 6,3% en 2017). Primero hay que decir que aunque el turismo es el motor de la recuperación, crea poco empleo: la ocupación aumentó en 85.813 personas el último año, 1 de cada 6 empleos creados, hasta dar trabajo a 2.660.915 españoles. Y en los 5 años de récord turístico (2012-2017), el empleo en el turismo ha crecido en 466.766 personas. Pero lo peor es que son empleos muy precarios: un 39,5% tienen contratos temporales (más que la media de España, que es del 27,5%) y casi la mitad (el 45,2% duran menos de una semana, según los sindicatos. Y un tercio son contratos a tiempo parcial, por horas, que “esconden” trabajos a jornada completa. Y además, hay un exceso de trabajadores “externalizados”, en contratas de empresas ajenas al hotel, como camareras de piso, limpiadoras, personal de mantenimiento o recepcionistas.

Y con tanta precariedad, los salarios del turismo, a pesar de todos los récords, son de los más bajos de España. Concretamente, el coste salarial bruto en la hostelería es de 1.177 euros, un 60% del sueldo medio bruto en España (1.941 euros), según el INE (2017). Y sólo ha subido 58 euros brutos al mes en los últimos cinco años. Y eso son sueldos medios, ya que hay trabajadores, como las camareras de piso (las famosas “Kellys) que están cobrando 800 euros al mes por hacer 400 habitaciones. Los bajos salarios y la precariedad se acompañan de plantillas ajustadas y poca formación, lo que repercute en una pérdida de calidad del turismo.

El tercer problema, junto a la turismofobia y la precariedad laboral, es la excesiva concentración de la oferta turística, por origen y destino de los turistas. En 2017, el 87% de todos los turistas que llegaron a España vinieron de Europa y sólo un 13,03 % procedían de América, Asia (sólo vinieron unos 400.000 turistas chinos) y del resto del mundo, las zonas donde más crece el gasto turístico. Urge conseguir más turistas de fuera de Europa, sobre todo en EEUU, Latinoamérica, China y Oriente Medio. Y, en paralelo, hay que diversificar también donde van, porque el 90,78% de los turistas extranjeros se dirigen a 6 autonomías españolas (Cataluña, Canarias, Andalucía, Comunidad Valenciana y Madrid), mientras las 11 restantes sólo captan un 9,12% del récord turístico. Y eso provoca que las zonas de sol y playa, sobre todo en Baleares, Canarias y Levante estén supersaturadas, con problemas incluso de servicios (agua, accesos, aparcamientos e infraestructuras). Urge diversificar la oferta, promoviendo nuevos destinos y otro turismo, como el cultural, sanitario, de negocios, deportivo y gastronómico, que atraiga visitantes fuera del verano.

Además de afrontar estos problemas estructurales, el turismo español tiene por delante una serie de retos a medio plazo, entre ellos la digitalización del sector, para aprovechar al máximo la potencialidad de Internet y sus plataformas en la captación de turismo de calidad. Otra es la renovación de la oferta hotelera, con inversiones en hoteles e infraestructuras que hay que renovar, con ayudas públicas y de la mano de fusiones, para conseguir grupos turísticos más potentes, que puedan negociar con los poderosos tour operadores extranjeros que controlan el turismo español (alemanes y británicos).  Otro reto es mejorar la calidad de la oferta, con un empleo más estable y mejor pagado. Y por supuesto, gastar más en promoción exterior, con una política turística más coordinada entre el Gobierno central y las autonomías, muchas de las cuales van a su aire.

Ahora que estamos en años de bonanza turística es cuando hay que aprovechar para consolidar los récords y repensar el futuro de la primera industria española a 20 años vista, con un gran “Pacto por el turismo”. Dejarse del triunfalismo de las cifras anuales y buscar un crecimiento sostenible a medio plazo, asentado en un turismo de calidad más que en millones de “turistas low cost”. Gastar dinero e inteligencia en reforzar el turismo, en desarrollar su potencial y resolver sus puntos negros, en competir con una oferta imbatible, no sólo con bajos precios (cada vez más altos). Aprobar un Plan para configurar el futuro del turismo, no dormirse en los récords. Ojo a “morir de éxito”.

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