La última alerta sobre la obesidad no la han dado los médicos de
la OMS sino los economistas de la OCDE:
más de la mitad de los adultos del mundo
y 1 de cada 6 niños sufren sobrepeso.
Y 1 de cada 5 son obesos. Es una grave epidemia que crece imparable y que causa 2,8 millones de muertes al año. España es el segundo país con más sobrepeso y tenemos un grave
problema de obesidad infantil, que
afecta al 20% de los niños y al 16% de las niñas. Los médicos dicen que no hay una sensibilidad social frente al
sobrepeso y la obesidad, que son el origen de muchas enfermedades graves. Y piden que declaremos “la guerra a la obesidad”, con un Plan de medidas para mejorar la alimentación, hacer más ejercicio y
atajar la enfermedad con fármacos y operaciones. Urge una Campaña nacional para
bajar peso, porque la obesidad mata y encima
nos cuesta el 10% del gasto sanitario.
Comamos mejor.
enrique ortega
Comer mal y en exceso
es la
epidemia mundial del siglo XXI: ya hay 1.900 millones de personas con sobrepeso
y 600 millones de obesos, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
O sea, que hay el triple de humanos que
comen mal frente a los que pasan hambre
(793 millones, según la FAO). Cualquiera de nosotros podemos saber si estamos incluidos en estas fatídicas
estadísticas: basta con que calculemos nuestro índice de masa corporal (IMC). Una sencilla fórmula (ver calculadora) que consiste en dividir
el peso (en kilos) por el cuadrado de la altura (en metros). Por ejemplo 78 kilos/
(1,72m)2 = 26,4. Si este índice está por
encima de 25 tenemos sobrepeso y si
supera los 30, somos obesos.
La OCDE, el
organismo que agrupa a los 35 paises más desarrollados, ha dado en mayo la última
alerta sobre el sobrepeso y la obesidad,
con datos que incluso empeoran los de la OMS: más de la mitad de los adultos y
1 de cada 6 niños sufren sobrepeso en los paises desarrollados, según
su informe “Obesity Update 2017”. El ranking del sobrepeso en adultos lo
encabeza México (70,4% población 15-74 años tiene sobrepeso), seguido de EEUU
(67,4% población), Hungría y Reino Unido (58,7%). España, con un 46,7% de los adultos con sobrepeso, es el 2º país
de Europa en exceso de peso (tras Reino Unido), por delante de Francia (40,8%)
e Italia (40,7%), según la OCDE. Sin embargo, las estadísticas del Ministerio de Sanidad (2015) elevan estas cifras y hablan de un 53,7% de adultos (más de 18 años) con
sobrepeso y un 27,8% de niños y jóvenes
(2 a 17 años). Tremendo.
Y las cifras de obesos,
el siguiente estadio, son también muy impactantes, según el informe de la OCDE: un 19,5% de los
adultos del mundo son obesos, el doble que en 1980. Aquí el ranking mundial lo
encabeza EEUU, con un 38,2% de
adultos obesos, seguido de México (32,4%), Reino Unido (26,9%), Canadá (25,8%)
y Alemania (23,6%). España ocupa el
lugar 22 en este ranking de obesidad,
con un 16,7% de adultos obesos, por
delante de Francia (15,3%) y Portugal (16,6%) y por debajo de Italia (9,8% de
obesos), paises nórdicos (del 12 al 14,9%) y Japón (el país con menos obesos,
un 3,7% de los adultos). España está por debajo de la media de obesidad de la OCDE (19,5%), pero el problema es que la
obesidad se ha casi duplicado en nuestro país, pasando del 9,1% en 1993 al 16,7% actual.
Lo que más preocupa, a la OMS y a la OCDE, es el crecimiento
del sobrepeso y la obesidad en los niños,
que serán los obesos de mañana: 1 de
cada 6 niños tiene sobrepeso en el mundo (son 2 millones), un 15,5% en los paises de la OCDE.
Y más en España: un 16,5% de los
niños de 15 años tienen sobrepeso, con lo que somos el 8º país de la OCDE con
más niños gordos, por delante de Alemania (16%), Portugal e Italia (15,5%),
Reino Unido (14%) o Francia (12%). Y aún estamos peor en niños obesos: lo son
el 18,1% de los niños españoles
(20,4% los niños y 15,8% las niñas), según el
estudio Aladino 2015-2016 (niños 6-9 años), frente al 16,6% en la OCDE. Claro
que en EEUU, casi un 31% de los niños
sufren sobrepeso.
Pero lo preocupante no es solo el sobrepeso y la obesidad en
los paises desarrollados, sino que están
creciendo con mucha fuerza en los paises en desarrollo, en las
zonas pobres del mundo, según revelan la FAO y la OMS. Un ejemplo es Latinoamérica, la región del mundo que
más ha reducido el hambre en las últimas décadas (del 14,7 al 5,5% de su
población): ahora, 3 de cada 5
latinoamericanos (el 58%) tienen
sobrepeso (360 millones de personas), según un informe de la FAO. Y hay paises como Haití,
donde una parte de la población pasa
hambre y otra parte tiene sobrepeso, porque compran alimentos ultra
procesados, de baja calidad y con un exceso de grasas, pero más baratos que las
frutas, verduras, carnes y pescados que necesitarían para alimentarse de forma
más equilibrada.
Con todo, lo peor es que la OCDE estima que la epidemia de sobrepeso y obesidad irá a más en los próximos años, sobre todo en los
paises más desarrollados. Y así anticipa que en 2030, el 46,62% de los
estadounidenses serán obesos (hoy lo
son el 38,2%), el 39,15% de los mejicanos (hoy 32,4%), el 34,95% de los
británicos (hoy 26,9%) y el 29,10% de los canadienses (hoy 25,8%). Para España, la OCDE estima que
el porcentaje de obesos (16,7% en 2015) suba al 18,24% en 2020 y al 21,16% en 2030, todavía por delante de
Italia (13,26% obesos en 2030) y Francia (19,48%).
Dos son las causas
fundamentales de esta epidemia de sobrepeso y obesidad, según la OMS: la mala alimentación y la falta de
ejercicio. Por un lado, comemos mucho,
con un exceso de azúcares y grasas y una falta de frutas, verduras, legumbres y
cereales. Se abusa de la “comida rápida”
y la bollería, sobre todo los niños. Y hay una serie de factores psicológicos y emocionales (como el estrés o la ansiedad) que
nos llevan a “comer de más”. También hay factores
genéticos que explican entre un 20 y un 40% de la obesidad, según la OMS. El
otro gran responsable del sobrepeso es el
sedentarismo, la falta de ejercicio, el estar demasiadas horas en el sofá viendo
la televisión o con el móvil y los videojuegos.
Lo curioso del sobrepeso y la obesidad es que afecta más a las mujeres que a los hombres,
según la OMS,
aunque está creciendo más entre los hombres. Y los estudios demuestran que las mujeres de clase baja y con menos formación
tienen una posibilidad entre dos y tres mayor de ser obesas que el resto. En
España, donde hay un 16,7% de obesos, las personas
que sólo tienen educación primaria alcanzan un 26,7% de obesidad mientras
sólo son obesos el 9,8% de los universitarios, según el último Informe
anual de Sanidad (2015).
El sobrepeso y la
obesidad son la segunda causa de mortalidad en el mundo, tras el tabaco:
cada año mueren 2,8 millones de personas por enfermedades causadas por
el exceso de peso, según
la OMS. Entre las enfermedades
causadas por el sobrepeso están las cardiovasculares
(cardiopatías e ictus), la diabetes
(la padecen 415 millones de personas en el mundo), los trastornos del aparato locomotor (artritis y degeneración de las
articulaciones), el asma y algunos tipos de cáncer (endometrio,
mama, ovarios, próstata, hígado, vesícula, riñones y colon). En los niños, la obesidad provoca
dificultades respiratorias, mayor riesgo de fracturas e hipertensión,
marcadores tempranos de enfermedades cardiovasculares, resistencia a la
insulina y efectos psicológicos, según los estudios de la OMS.
El mayor coste
del sobrepeso y la obesidad son las
enfermedades y las muertes, pero no son los únicos: es un problema que afecta negativamente a la economía, a la
productividad de las empresas y aumenta los costes de la sanidad y de los
ciudadanos. Por todo ello, se estima que la obesidad en el mundo tiene un coste de 2 billones de dólares, el
2,8% del PIB mundial, según un estudio de la consultora McKinsey. El mayor
coste es el sanitario, que aumenta
un 50% con la obesidad (y un 20% con el tabaquismo). Además, el sobrepeso aumenta el absentismo laboral y reduce la
productividad de las empresas. Y a nivel de los ciudadanos, los obesos tienen más
problemas para ser contratados (este prejuicio se llama “lookism”) y cuando
encuentran un empleo suelen cobrar menos que los trabajadores sin sobrepeso.
Incluso algunas líneas aéreas (como Samoa
Air) han empezado a cobrar más a los clientes obesos, que también gastan más en carburantes. Y la sanidad británica ya les ha advertido que
no tendrán prioridad al operarse, mientras las compañías de seguros médicos cobran más caras las
primas a las personas obesas o con sobrepeso.
En España se
estima que una persona obesa consume un
20% más de recursos sanitarios y un 68% más de fármacos, por las
enfermedades que acarrean (diabetes, cardiopatías, hipertensión, artrosis),
según un estudio de The Economist y Ethicon. Por eso, el sobrepeso y la obesidad pueden ser culpables
de un 7% del gasto sanitario español, según un estudio realizado en 2012 por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y
Nutrición (hoy AECOSAN). Un coste que podría elevarse hoy al 10% del gasto sanitario, nada menos que 6.500 millones de euros anuales. En Reino Unido se estima que el
coste de la obesidad alcanza los 6.430 millones al año, un tercio más que los
costes del tabaquismo (4.150 millones) y cuatro veces más que el alcoholismo
(1.130 millones). Y todo apunta a que, si no se toman medidas, el sobrepeso y la obesidad pueden arruinar las cuentas de la sanidad en los próximos 20 años. Baste decir que el
gasto sanitario solo por la diabetes
(una pandemia mundial) crecerá un 50%
de aquí al año 2040.
Ante tantas muertes, tantas enfermedades y tantos
costes motivados por el sobrepeso y la obesidad, el mundo y España
deben reaccionar y tomar medidas eficaces cuanto antes. La primera y
fundamental, según los médicos de la Sociedad
española para el estudio de la obesidad,
“cambiar
la mentalidad” ante esta enfermedad,
considerarla una enfermedad grave y no menor (“vale, estoy un poco gordo y
debo adelgazar”). “Hay que “declarar la guerra a la obesidad”,
proclaman, pidiendo que lo hagan los médicos, los ciudadanos y los
políticos, para afrontar el problema con urgencia y un abanico de medidas eficaces.
Lo principal es lanzar
campañas masivas a favor de una dieta
equilibrada, que insista en el consumo de verduras, frutas, cereales
integrales y frutos secos, reduciendo las grasas y los azúcares y la comida
preparada. Es importante que el Gobierno fuerce a la industria alimentaria a informar sobre el contenido de los
alimentos, fomentando el uso de semáforos donde se indiquen los productos no aconsejables. Y en
paralelo, utilizar los impuestos
para penalizar las comidas y bebidas ricas en grasas y azúcares, como ha pedido
la OMS, al proponer recientemente que se suban los impuestos a las bebidas azucaradas (lo hacen muchos
paises, como Francia, paises nórdicos, Sudáfrica, México y varios estados USA,
pero Montoro no quiso incluirlo en los Presupuestos 2017).
Otra vía de actuación es controlar la publicidad de comidas y
bebidas, para prohibir y desalentar los anuncios de comidas y bebidas que
fomenten la obesidad, sobre todo entre los niños y jóvenes. Y multiplicar las campañas educativas sobre lo que hay
que comer en colegios y Universidades, limitando y controlando las máquinas
dispensadoras. Y se debería pedir la colaboración de las empresas, para que hagan campañas en los centros de trabajo y
ayuden a una mejor alimentación de sus trabajadores y a que hagan más
ejercicio, en beneficio de una mejor productividad y menores costes por bajas
laborales y absentismo.
Y queda elaborar un Plan global contra la obesidad en la sanidad pública, empezando por elaborar
protocolos de actuación en atención
primaria (para los pediatras y médicos de familia), fomentar unidades especializadas en los hospitales
(con nutricionistas, ausentes de la sanidad
pública) y mejorar la atención a los obesos, ampliando las operaciones y la atención farmacéutica. La cirugía
bariátrica es muy efectiva y su coste se recupera en 2,5 años, pero se
aplica poco en España: se hacen unas 5.000 operaciones a los obesos más graves,
pero deberían hacerse cuatro veces más, hasta 20.000 al año, para equipararnos
con lo que se hace en Europa, según The Economist. Y en cuanto a los medicamentos
contra la obesidad, sólo hay dos autorizados en España (Xenical y
Saxenda o Victoza), pero necesitan visado y el inspector no los autoriza a los
pacientes obesos (sólo a los que tienen diabetes u otra enfermedad), con lo que
no los cubre la Seguridad Social. Un
ahorro que se traduce a la larga en más costes después para la sanidad pública.
En resumen, estamos ante un grave problema sanitario y social, un sobrepeso que afecta a la
mitad de la población y causa muchas enfermedades y muertes. Y un problema que tiene un alto coste sanitario y económico,
que puede quebrar las cuentas futuras de la sanidad pública, máxime si 1 de cada 5 niños actuales
acaba siendo obeso en el futuro. Y que deteriora la productividad de las empresas y los costes de las familias. Hay que
lanzar una guerra total contra el sobrepeso, tomárselo más en serio de lo que nos lo
tomamos todos, desde los ciudadanos a los políticos. Y plantear una Campaña
nacional para bajar de peso, con recursos y medidas efectivas. Tenemos que conseguir comer mejor, de una forma más
equilibrada, para estar más sanos. Comamos con cabeza.
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