Los medios informan mucho de la prima de riesgo o las Bolsas,
pero poco de la cotización del euro,
que nos afecta mucho más. La moneda europea lleva meses subiendo y supera
los 1,12 dólares, la cotización
más alta del último medio año. Y eso cuando los expertos esperaban que este año cayera, hasta
quedar en 1x1 frente al euro, por la
victoria de Trump. Pero la gestión
del nuevo presidente USA es un caos, mientras Europa conjura sus problemas (Holanda, Francia) y mejora su
economía, lo que fortalece el euro frente al dólar. Y eso es más malo
que bueno, sobre todo para España: perjudica al turismo y las exportaciones, dos motores básicos de nuestro
crecimiento. Y los empresarios tratan de compensar el mayor precio exterior de
sus productos no subiendo los salarios
aquí. O sea, que si ven que el euro sigue fuerte, por encima de 1,10 dólares, sepan
que es malo para exportar, traer turistas y subir sueldos. Ojo al euro.
enrique ortega
Tras el triunfo de Donald Trump en EEUU, el 8 de noviembre, todos los expertos apostaban por una subida del dólar y una caída del euro. La razón era sencilla: el programa de Trump pretendía un Plan de inversiones de un billón de dólares, que haría subir la inflación y los tipos de interés, atrayendo muchos capitales a EEUU. Y con esta mayor demanda, el dólar subiría frente a las demás monedas, incluido el euro. Y así pasó al principio: si antes de las elecciones, el 4 de noviembre, el euro cotizaba a 1,1133 dólares, tras el inesperado triunfo de Trump empezó a caer y el 24 de diciembre cotizaba a 1,0396 dólares. O sea, hacían falta menos dólares para comprar un euro. Y todos los expertos apostaron porque en 2017, el euro seguiría bajando y pronto cotizaría a 1x1 frente al dólar.
Pero no ha sido así.
El euro cerró el año cotizando a 1,05 dólares y empezó a subir poco a poco, primero
a 1,06 dólares (16 febrero), luego a 1,07 dólares (15 marzo), a 1,08 dólares
(24 marzo), a 1,09 dólares (15 mayo), a 1,10 (16 mayo), a 1,11 (17 mayo) y
hasta 1,1226 dólares por euro (23 mayo), lo que supone una revalorización del 8% desde noviembre (ver gráfico con la evolución del euro desde la victoria de Trump en noviembre). Y hoy 1
de junio cotiza a 1,1225 dólares por euro. En paralelo, la libra esterlina
también ha ido subiendo frente al dólar, superando los 1,30 dólares por libra el 18 de mayo, algo que no se veía desde septiembre de
2016 (hoy la libra está algo más débil pero firme, a 1,2875 dólares por libra).
El dólar ha caído
en este medio año, en vez de subir como se esperaba, por dos razones básicas. La primera y fundamental, porque la gestión del nuevo presidente Trump ha sido un desastre: no se le han
visto iniciativas serias, no ha conseguido aprobar sus primeras reformas
(extranjeros y reforma sanitaria) y no avanza en su reforma fiscal y su Plan de
inversiones, mientras se multiplican los errores políticos (relación con Rusia)
y las dudas de que aguante toda la Legislatura (se empieza a hablar de “echarle”,
del “impeachment” como a Nixon). Y en
paralelo, la segunda razón: Europa
mejora. Por un lado, se conjuran las
incertidumbres políticas, tras la victoria de Macron en Francia y las
encuestas favorables al nuevo triunfo de Merkel en septiembre, lo que propiciaría
un fuerte eje París-Berlín para relanzar el proyecto europeo. De hecho, la propia Comisión Europea presentó ayer, 31 de mayo, un Libro Blanco donde plantea reformas de fondo para apuntalar al euro a medio plazo (Presupuesto europeo, Tesoro UE y un tipo de "eurobonos") . Y en el terreno
económico, la zona euro ha crecido algo más
en el primer trimestre de 2017 (+0,5%) y está subiendo la inflación en Europa (1,4% en
mayo frente al 0,6% de noviembre), lo que indica que hay más actividad, más
demanda, algo más de “alegría” en la
economía europea.
La consecuencia es que el
euro sigue fuerte, rondando los 1,12 dólares. Y que ahora los expertos
apuestan porque seguirá así, porque el euro va a seguir subiendo, con altibajos, y puede cerrar el año entre 1,15 y 1,20 dólares por euro, sobre todo si Merkel
gana las elecciones alemanas en septiembre y Macron consigue reanimar la
economía francesa, mientras Grecia parece salir del bache (muy despacio y con un altísimo coste social) y Portugal mejora. En paralelo, el euro se fortalece también frente a la libra: hoy cotiza a 0,8732 libras por euro, lo que significa que el euro se ha revalorizado un 14,75%
frente a la moneda británica desde el Brexit de junio.
Podría parecer que si
el euro sube y se fortalece es una buena noticia para los europeos. Pero no
es así. Tener una moneda demasiado fuerte es un mal negocio para Europa, porque es un continente muy abierto, que
exporta fuera el 13% de lo que produce (PIB). Y ahora, con la subida del euro,
todos los productos europeos se han
encarecido automáticamente un 8%, así que son más difíciles de vender
en Asia, América y el resto del mundo. Esta revalorización del euro afectará
negativamente al crecimiento de todos los paises, pero muy especialmente de Alemania, la “locomotora” del
continente, que exporta el 60% de sus productos fuera de Europa y que va a exportar
y crecer este año menos si el euro sigue fuerte.
Pero un euro fuerte
hace aún más daño a España que al resto de
Europa, según un estudio
de Goldman Sachs. Y eso porque España
exporta muchos “productos intermedios” a Alemania y Francia, por ejemplo, y
si estos paises exportan menos fuera de la zona euro, también nos comprarán
menos. Un recorte indirecto que se
suma al recorte directo que
pueden sufrir las exportaciones
españolas al resto del mundo por el efecto de la subida del euro, que
encarece nuestros productos un 8%. Y eso es preocupante porque un 48% de todas las exportaciones españolas se dirigen a paises no euro,
que suelen pagar en dólares ahora devaluados, con lo que comprarnos les sale
ahora más caro. Y recordemos que las exportaciones son uno de los motores claves del crecimiento: aportaron en 2016 la
octava parte del crecimiento español (0,5% del 3,2% que creció el PIB).
Pero el daño del euro fuerte no acaba ahí, en encarecer y
dificultar nuestras exportaciones. Es un
torpedo para el turismo, otro de los motores del crecimiento español: si el euro
sube un 8% significa que los turistas de fuera de la zona euro han de pagar un
8% más por venir a España, que los viajes y hoteles les cuestan más. Y eso afecta a un tercio de los turistas que vienen, a 26,63 millones de turistas que vienen de la
Europa no euro (sobre todo Reino Unido), de América, Asia, Oriente Medio y
resto del mundo. Especialmente preocupante es la caída de la libra frente al euro (casi un 15% desde el Brexit), que
se puede notar este verano con los turistas británicos (17,8 millones, el 23,6%
de todos los turistas que llegaron a España en 2016).
Eso sí, un euro fuerte también tiene algunas consecuencias positivas, ya que abarata las importaciones,
con lo que todos los productos que compramos fuera son un 8% más baratos. Eso
debería afectar sobre todo al petróleo, que está subiendo en
dólares pero que nos cuesta menos en euros. Con lo que deberían bajar los
carburantes (gasolina y gasóleo), aunque menos de lo que sube el euro, porque
las petroleras no suelen trasladar toda la bajada al precio final. También es bueno un euro
fuerte para que los españoles viajemos al extranjero (fuera de la Europa del
euro), porque nos costará menos.
Y hay un tercer efecto negativo del euro fuerte del que no se habla.
Los empresarios del turismo y los que exportan intentan contrarrestar esta
subida del euro, que encarece sus productos y servicios, recortando otros
costes, para subir lo menos posible sus precios. Y donde lo tienen más fácil es
en los salarios: tratarán de que no suban o incluso que bajen. Y si estaban
pensando en aumentar la plantilla (del hotel o la empresa exportadora), no lo
harán para contrarrestar la subida del euro. Así que si cae el dólar y sube el euro,
será más difícil que suban los sueldos de los trabajadores españoles. Así de
claro. Y con ello, las familias tendrán menos para gastar, sobre todo ahora que
encima sube la inflación. Y eso hará que España crezca algo menos en 2017 (se espera un +2,8%) y se creen menos empleos (se esperan +420.000).
Así que, como se ve, lo que haga el euro nos afecta a todos, de una u otra manera, desde el turismo,
las exportaciones, los salarios y el empleo. Y poco se puede hacer, porque el futuro de la cotización del euro va
a depender de lo que haga Trump y de la marcha de Europa, de cómo se resuelvan múltiples incertidumbres interrelacionadas. Pero dicho esto, algo sí se puede hacer, tanto a nivel de Europa como de España. En
el continente, la Comisión Europea debería poner en marcha un Plan de reactivación de la economía europea, para compensar con inversiones
públicas y más gasto el esperado recorte de las exportaciones por el euro
fuerte. Y lo mismo en España: el Gobierno y la oposición deberían acordar un Plan de choque, para compensar los daños a la exportación y al turismo
de un euro fuerte. Con medidas
específicas a ambos sectores y reanimando las inversiones públicas y el
gasto, no con los recortes previstos en el Presupuesto 2017. Y se puede hacer si mejora la recaudación, si el Estado ingresa más (podrían conseguirse hasta 45.000 millones extras al año) reduciendo el fraude y haciendo que paguen
más las grandes empresas, multinacionales
y los más ricos.
En resumen, que cuando oigan hablar de la cotización del euro, sepan que es algo que les toca de cerca,
que afecta directamente al crecimiento y
al empleo, a su sueldo, por la vía de
sus efectos sobre las exportaciones, el turismo y los costes de las empresas.
Y que todo lo que sea un euro por encima de 1,05 ó 1,10 euros por dólar es
preocupante y una mala noticia, aunque pueda servir para bajarnos algo los
carburantes. Así que, ojo al euro.
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