Rajoy dice que su
prioridad es el empleo, pero su primera tarea será recortar el déficit
para cumplir las exigencias de Bruselas. Eso obligará a más recortes y/o subidas de impuestos,
que frenarán
la recuperación y el empleo. Sus prioridades
deberían ser las tres P: paro, pensiones y pobreza. Y reforzar la sanidad, educación y
Dependencia, exhaustas tras los recortes. Eso exige tener más recursos. Y se pueden conseguir: si
España recaudara como el resto de Europa, ingresaríamos
82.000 millones más al año. Se pueden
ingresar 40.000 millones más, si las grandes
empresas, multinacionales y ricos pagan lo que deben (más), junto a la tasa
Tobin (sobre operaciones financieras), impuestos medioambientales y sobre carburantes. Con
ello, gastaríamos más en lo que urge y
recortaríamos el déficit. Pero Rajoy (y C´s) no quiere subir impuestos a algunos. Así que volverán los ajustes.
Y si la oposición no acepta, elecciones
en junio próximo. Será el chantaje
permanente de Rajoy.
enrique ortega |
Rajoy insistió en
su discurso de investidura que “el empleo
es la meta de nuestra política económica”. Pero luego, la primera tarea de su nuevo Gobierno será recortar el recortar el
techo de gasto ("lo antes posible"), para rebajar el déficit en 2017, como
exige Bruselas. Y ha advertido a la oposición que “eso no es negociable”, aunque su Gobierno está en minoría. Por si
acaso, los “fundamentalistas” de la Comisión Europea le mandaron una carta, el 25 de
octubre, recordándole la urgencia de aprobar un nuevo Presupuesto, con un déficit del 3,1% del PIB en 2017,
porque no aceptaban el Presupuesto provisional enviado (con un déficit del
3,5%). Eso significaba que, aún sin Gobierno, Bruselas exigía a España un ajuste extra de 5.500 millones para
2017.
Será el segundo
ajuste que haga Rajoy en unos meses. Ya este verano, estando en funciones, el Gobierno Rajoy hizo un primer ajuste para
rebajar el déficit público este año 2016, sin
que la oposición dijera una palabra. Tomó tres medidas: frenar las inversiones públicas, sobre todo de Fomento (2.000 millones de euros),
cerrar el 8 de agosto el gasto nuevo de todos los Ministerios (1.000 millones
de “ahorro”) y adelantar el pago a cuenta del impuesto de Sociedades 2017 de
grandes empresas a octubre y diciembre de este año (8.300 millones de ingresos
extras). En total, un ajuste “extra” de
11.300 millones de euros (el 1,1% del PIB), que va a tener un coste para la recuperación y el empleo,
porque el Estado gastará menos (en arreglar carreteras, por ejemplo) y las
grandes empresas tendrán que adelantar pagos de Sociedades, con lo que tendrán
menos dinero para invertir y contratar.
Ahora, el estrenado Gobierno Rajoy busca preparar un Presupuesto 2017 que añada
ese ajuste extra de 5.500 millones a los ajustes hechos ya para este
año. Porque lo que no se dice es que los recortes hechos en 2016 (en la
inversión y el gasto público) se mantienen para 2017. O sea, que el
ajuste real de 2017 será de 8.500
millones de euros, una barbaridad, sobre todo si se suma a los 11.300
millones de 2016 y a otros 5.500 millones más que habrá que ajustar en 2018 (porque
Bruselas exige bajar el déficit al 2,6% ese año). Un verdadero suicidio
para un país como España, que necesita crecer más que nadie muchos años porque
tiene el doble de paro que Europa, menos renta y más pobres.
Pero los “fundamentalistas” de la Comisión Europea siguen emperrados en el recorte
del déficit (incluso por debajo del sacrosanto
3%) sin querer ver que la austeridad
que impusieron a Europa en 2010 nos llevó a una segunda recesión (2011-2012) y a un estancamiento del que apenas sale el continente. Ahora, la Comisión ha enviado otras 6 “cartas de atención” (junto a la de España) a Italia,
Portugal, Bélgica, Chipre, Lituania y Finlandia, para que cambien sus
Presupuestos 2017 y recorten más el déficit. De momento, Italia no va a hacer ni caso, porque el presidente Renzi no quiere perder el
referéndum constitucional de diciembre. Y Portugal ya ha hecho duros ajustes y
no quiere forzar más. España podría
intentar sumarse a los “díscolos” y
tratar de evitar el nuevo ajuste, más cuando en 2017 habrá elecciones en Francia y Alemania, con lo que el ambiente político europeo no está para
"durezas".
Pero Rajoy es “un
paladín” de la lucha contra el déficit y no peleará con Bruselas, más bien querrá demostrar que es un “fundamentalista aventajado”. Así que
echará
un pulso con la oposición (dividida y medio desmantelada), amenazando siempre con nuevas elecciones si no puede gobernar. Legalmente las
podría convocar a partir de mayo de 2017, así que ese será su chantaje permanente en
esta Legislatura: o me dejáis hacer “lo
que es imprescindible para España” o vamos a elecciones en junio de 2017. Y
os machaco en las urnas.
En realidad, lo que
debería hacer Rajoy esta Legislatura (y
lo que debería perseguir la oposición) es afrontar los grandes problemas de España, lo que les preocupa de verdad a
los españoles, las tres P: paro,
pensiones y pobreza. Y además, recomponer el Estado del Bienestar,
reconstruyendo la sanidad, la educación y la dependencia, asfixiadas sin
recursos tras los duros recortes. Y recomponer también la inversión pública, casi
desmantelada.
El paro no es
sólo la primera preocupación
de los españoles, sino que además tenemos el
doble de paro que Europa (19% frente al 10%) y el empleo que se está creando es muy
precario (sólo 1 de cada 20 nuevos
empleos es fijo y a tiempo completo), con lo que puede perderse en
cualquier momento. Y hay dos datos dramáticos: el 56% de los parados llevan más de un año sin
trabajar (y la cuarta parte de ellos, más de 4 años) y más de la mitad de los
parados estimados (EPA), nada menos que 2.283.919
parados, no cobran nada. Así que tenemos un ejército de parados de larga
duración abandonados. Esta situación exige un
Plan de choque contra el paro, destinando subsidios a estos parados a
cambio de formarles y ayudarles a encontrar trabajo y reformando las oficinas
de empleo. Eso exigiría gastar un mínimo de 4.000 millones de euros (Francia, con la mitad de paro, ha aprobado
un “estado de excepción contra el paro” al que ha destinado 2.000 millones de euros).
Vayamos a la segunda P, las
pensiones. El problema es que no salen las cuentas. La Seguridad Social tiene déficit desde 2010 y se ha multiplicado por 45, a pesar del crecimiento y el empleo: de -365
millones (2010) a -16.514 millones (2015), que será de -18.950 millones este año 2016 (según el Plan presupuestario 2017 enviado por el Gobierno a Bruselas), lo que ha obligado a tirar de la hucha de las pensiones para
pagar las extras, hucha que se acabará a finales de 2017. El problema es fácil de entender: hay 2 millones
menos de cotizantes a la SS que en 2008 y un millón de pensionistas más. Y
además, los ingresos por cotizaciones
crecen menos que los gastos, porque
los nuevos empleos (muy precarios) cotizan menos, porque el Gobierno Rajoy ha
disparado las bonificaciones a empresas (3.700 millones menos de ingresos) y
concede menos subsidios a parados (así se pierden 2.969 millones de
cotizaciones de parados). Poner orden en las cuentas de las pensiones exige o recortes (la mitad de las pensiones
están por debajo de 667 euros al mes) o aumentar los ingresos, vía cotizaciones y Presupuesto. Pero haría falta inyectar
al menos 10.000 millones de urgencia.
Y queda la tercera P, de la que casi nadie habla, la pobreza. En España hay 13.180.000
personas que son considerados
“pobres” por las estadísticas europeas (AROPE), porque ingresan menos del
60% de la media española (menos de 667 euros al mes los solteros y menos de
1.400 euros mensuales las familias con 2 hijos). Son un 28,6% de españoles, frente al 23,7% en Europa. Y España
es el tercer país europeo (tras Grecia y Chipre) donde más ha crecido la pobreza con
la crisis, con lo que ahora somos el
8º país con más pobres de Europa, según publicó Eurostat en octubre (datos 2015), sólo por detrás de Grecia, Chipre,
Italia y 4 paises del Este. Y eso a pesar de que Rajoy presume de que crecemos
y creamos más empleo que nadie. Es un drama que afecta a millones de familias y
que exige medidas urgentes, ayudas para sobrevivir. Los sindicatos
han pedido una Ley de rentas mínimas para los 2,1 millones de hogares que ingresan menos
del 75% del salario mínimo (menos de 491,40 euros), una medida que costaría
11.000 millones. Propongamos ayudar sólo a los casos más urgentes, a 1,2 millones
de familias. Costaría unos 6.000
millones.
Y junto a las tres P, urge recomponer el Estado del Bienestar, los servicios básicos para
nuestra vida diaria. La sanidad ha perdido 1 de cada 7
euros de presupuesto desde 2009 (-9.878 millones) y necesita invertir en
personal, medios, fármacos y hospitales, además de reducir las listas de
espera. Pongamos una partida urgente de 2.000
millones. La educación ha perdido 1 de cada 6 euros de presupuesto (-7.613 millones desde
2009), lo que se traduce en falta de medios, profesores, becas y en un
deterioro de calidad, cuando España es líder europeo en abandono escolar. No sería mucho pedir un gasto extra de 2.000 millones, máxime sabiendo que
España gasta en educación 10.000 millones menos que Europa. En Dependencia
(viejos y discapacitados), la falta de recursos hace que 368.583 dependientes con derecho a ayudas no las reciben (1 de cada 3 reconocidos) y que muchos se mueran sin recibirlas (la mitad tienen más de 80
años). Harían falta entre 8.000 y 10.000 millones para equilibrar el sistema,
pero conformémonos con 1.000 millones
más por ahora.
En total, hablo
de un gasto extra necesario de 4.000 millones para el paro, 10.000 millones
para las pensiones, 6.000 para la pobreza, 2.000 millones para la sanidad y
otros tantos para la educación y 1.000 millones para la dependencia, más 2.000
millones para las inversiones públicas
más urgentes (han caído a la mitad desde 2008), desde investigación y tecnología a
infraestructuras básicas (no AVE: en eso no ha ahorrado Rajoy) y carreteras, abandonadas desde 2009. Suman 27.000 millones.
¿Cómo alguien se puede plantear gastar más cuando Bruselas
nos exige más recortes? Porque se debe y se puede. Porque España es
un país que recauda poco, menos que Europa: Hacienda recauda el 38,2% del PIB (2015) frente al 45% que recauda Europa y el 46,6% que recaudan los países euro, según Eurostat. Esto pasa ahora y pasaba antes de la crisis. Significa que si España recaudara impuestos como los
demás países euro, habría ingresado 85.000 millones de euros más en 2015. Y ese dinero extra
daría para los gastos extras que necesitamos (27.000 millones) y para bajar el déficit.
¿Por qué España recauda menos? Porque hay más fraude, ilegal (personas que evaden impuestos e IVA que no se cobra) y
“legal”: las grandes empresas, multinacionales
y los más ricos pagan “legalmente” menos impuestos de los que deberían, gracias a
múltiples exenciones y bonificaciones (las grandes empresas pagan realmente el
7,3% de sus beneficios y a muchas, como Banco Santander o El Corte Inglés, Hacienda les devuelve en
Sociedades…), a una ingeniería fiscal (las multinacionales evaden a través de
Irlanda, Holanda y Luxemburgo: Bruselas denuncia que Apple sólo paga el 0,1% de sus beneficios en Europa) y a artilugios como empresas pantalla,
SICAV o paraísos fiscales. Los técnicos
de Hacienda (GESTHA) estiman que España
podría recaudar 42.000 millones de euros más cada año luchando contra el fraude y
controlando mejor a grandes empresas, multinacionales y ricos.
Así que el nuevo
Gobierno podría intentar recaudar 40.000 millones más haciendo pagar más a los que pagan menos de lo que deben, sin tocarnos los impuestos a la
mayoría. Y conseguir algunos
ingresos extras aplicando desde enero la tasa Tobin (un recargo por
operaciones financieras), que ya aplica Francia, y que podría recaudar aquí 1.500 millones extras en 2017. También
podrían subirse los impuestos a los
carburantes (pagamos los 4º impuestos más bajos de Europa en gasóleos y los 6º más bajos en gasolinas) y algunos impuestos
ambientales (España emite más CO2), además de revisar el IVA, bajando algunos
tipos (cultura) y subiendo otros (el IVA en hoteles es el 10%).
Se trata de buscar la
otra vía para reducir el déficit, ingresar
más, abandonando los recortes, que ya son muy difíciles. ¿Dónde recortar?: Sólo se puede en lo
que más se gasta: en pensiones, sanidad, educación, paro, dependencia, ayudas
sociales e inversiones. Y eso hundiría más la economía y el empleo, además de
tener un mayor coste para los que menos
tienen, los 14 millones de personas que reciben dinero de los Presupuestos.
Pero esta vía, la de ingresar más, exige que paguen más tres
colectivos muy poderosos: las
grandes empresas, las multinacionales y los más ricos. Y Rajoy no está por la labor de “tocarlos”
(apoyado por Ciudadanos). Incluso les
bajó el IRPF y el impuesto de Sociedades
en 2015 y 2016. Ahora les ha subido las retenciones, pero son los “pagos a cuenta”, no los impuestos que pagan realmente. Quiere decir que
el Santander o el Corte Inglés tendrán que adelantar un mayor pago a cuenta
antes de fin de año, pero si no se reforma el Impuesto de Sociedades, en 2017
habrá que devolverles dinero. Será un
simple “truco fiscal” para
cumplir el déficit. Y lo mismo el año que viene. Su objetivo político (y el de C´s) es bajar impuestos,
como prometió para 2018, no subirlos.
Pero no hay otra vía. El problema de España es que tenemos el
doble de paro y una población más envejecida que Europa, muchos más pobres y
gastamos mucho menos en fomento del empleo, sanidad, educación, gastos
sociales, tecnología e inversiones públicas. Así que imponernos la misma austeridad que a Alemania y los ricos de Europa es
un suicidio económico y una inmoralidad social. Y además, la austeridad hunde el crecimiento (Nobel Stiglitz) y con él la recaudación, se ingresa menos y no se
consigue reducir el déficit, lo que ha pasado en España desde 2010. Es “el círculo vicioso de la austeridad”.
Hay que romper con esta política, que ya sabemos dónde nos lleva. Y aprovechar que
el Gobierno Rajoy está en minoría para forzar a un cambio, estableciendo
como prioridad las
tres P y recomponer el Estado del
Bienestar, con más gasto a costa de
más ingresos, que han de pagar los que pagan menos de lo que deben. Si no, Rajoy seguirá con su política de “más de lo mismo”, tratará de imponerla
al resto de partidos a golpe de chantaje: o aceptáis o
convoco elecciones y consigo la mayoría absoluta en 2017. Pase lo que pase, no cedan por favor. Y defiendan las tres P.
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