El Gobierno y sus medios afines pueden “decir misa”, pero los datos
de la EPA del primer trimestre, conocidos hoy, no son buenos. Por un
lado, se han perdido 64.600 empleos, a pesar de que la Semana Santa cayó en
marzo. Y han perdido muchos más empleos los
jóvenes y las mujeres. Por otro,
sube el paro en 11.900 personas y no
crece más porque hay 52.700 españoles que han dejado de buscar trabajo o se han
ido al extranjero. Y el paro juvenil ha
subido al 46,49%. Además, aumentan
los parados que no cobran nada: ya son el
55% de los parados EPA (y el 63,5%
en Madrid). Y encima, la economía crece menos y se espera crear este año sólo
450.000 empleos nuevos, 75.000 menos que en 2015. Pero son empleos muy precarios: el 30% son por una semana o menos. Urge un
Plan de choque contra el paro y
por el empleo, nuestro primer problema.
enrique ortega |
El primer trimestre
de cada año suele ser malo para el empleo,
porque se pierden los contratos hechos por Navidad. Pero este año jugaba a
favor que la Semana Santa ha sido en marzo y no en abril como en 2015.
Pero aun así, y a pesar de que la
economía sigue creciendo, el empleo ha caído, según la EPA: se
han perdido 64.600 puestos de trabajo entre enero y marzo. Eso sí, han sido casi la mitad que el primer
trimestre de 2015 (-114.300) y casi
un tercio menos que en 2014 (-184.600 empleos). Pero hay que “mirar
más” las cifras. Porque la caída del empleo habría sido mayor si no
hubiera crecido la ocupación entre los
mayores de 55 años (+39.800) y entre los
de 40 y 50 años (+30.700), un fenómeno que también se produjo en 2015 y
2014: casi todo el empleo que se crea es para mayores. Así, los jóvenes y menores de
40 años han perdido 133.000 empleos este trimestre… Y de todos los empleos
perdidos, 2 los han perdido las mujeres
y 1 los hombres.
Otra cuestión importante: el empleo no ha caído más gracias al sector público, a los 17.600 empleos que han creado las autonomías (con los nuevos
Gobiernos) y el Estado central. Pero en las
empresas privadas se perdieron 82.100 empleos, sobre todo en los servicios
(a pesar de la Semana Santa). Y los empleos que se han perdido son todos temporales, lo que da idea
del vaivén de las cifras: una EPA
crea empleos inestables que se pierden en otra. Sólo hay algo positivo: han aumentado
los empleos en la industria (+40.300), quizás por el automóvil y la
alimentación, aunque se pierden en la construcción, a pesar de la mejoría del
sector. Y sólo se ha creado empleo en
Cataluña (+25.700), mientras lo perdían Madrid (-28.700), Comunidad
Valenciana (-12.800) y Galicia (-11.400).
Al caer el empleo ha subido el paro,
en 11.900 personas (en 2015, el paro bajó en 13.100 personas el primer
trimestre), hasta llegar a los 4.791.400
parados, un 21% de los españoles
en edad de trabajar. Y el paro no ha subido más (lo que ha caído el empleo)
porque hay menos españoles buscando
trabajo, porque 52.700 españoles se han sumado a la bolsa de “desanimados” y en este primer trimestre
se han borrado de las listas del paro o han emigrado al extranjero. Además, el paro juvenil (menores de 25 años) ha
empeorado dos décimas y está en el 46,49%:
casi la mitad de los jóvenes en edad de trabajar están parados.
Las cifras del paro EPA
esconden una serie de datos muy
preocupantes. El primero, que hay ya 1.610.900
hogares donde no trabaja nadie (54.300 más que a finales de 2015). El
segundo, que hay 6 autonomías con una
tasa de paro “impresentable”,
entre el 25 y el 30%: Melilla (30,67%), Andalucía (29,70%), Extremadura
(29,13%), Ceuta (26,21%, Canarias (26%) y Castilla la Mancha (25,45%), que
contrastan mucho con el paro “casi europeo” del País Vasco (12,80%), Navarra
(14,25%) o la Rioja (14,38%). Y el tercero, que más de la mitad de los parados llevan más de un año en el desempleo,
aunque ha bajado el paro de larga duración (del 59,5 al 57,6%): son ahora 2.763.600 parados, de ellos 2 millones
que llevan más de 2 años sin trabajar y 1,5 millones que llevan más de tres
años parados.
Este dato, el elevado “paro antiguo”, explica que cada vez
haya más parados que no cobran nada,
porque se les ha acabado el desempleo. El dato es estremecedor: hay 2.643.867
parados EPA que no están cobrando nada, según los datos del Ministerio de Empleo. Son ya el
55% de los parados reales, no de los que se apuntan en las listas del paro.
Y ese dato es mayor en algunas
autonomías: Melilla (65,84% de
los parados EPA no cobran), Madrid (63,5%),
Murcia (61,06% parados no cobran), Castilla la Mancha (60,88%), Canarias y Ceuta (en ambas, el 58,3% parados
EPA no cobran nada). Además, de los
parados que sí cobran (2.147.533 en febrero 2016), sólo un tercio cobra un subsidio
contributivo (de 810,90 euros mensuales), por el que ha cotizado, y los
dos tercios restantes sólo cobran un subsidio asistencial, de 426 euros
mensuales.
Precisamente, sindicatos y patronal pactaron con
el Gobierno Rajoy, en enero de 2015, que este subsidio asistencial llegara a
más parados (a cambio de que hicieran
cursos). Pero el Plan ha sido un fracaso: de los 400.000 parados de larga duración que se
pensaba iban a beneficiarse de la ayuda, sólo
la han recibido 100.000, debido a que los requisitos para cobrarla eran muy
exigentes y que muchos parados no la conocían. Ahora, el Gobierno en funciones ha
prorrogado el Plan hasta abril de 2017, pero sin facilitar el acceso a
esta ayuda. En el fondo, lo que quieren es “ahorrar con el paro” para bajar el déficit.
No en vano, el Gobierno Rajoy ha presupuestado 19.820 millones para pagar a los
parados en 2016, frente a los 30.140
millones que se gastaron en el desempleo en 2011. Un recorte que no se
justifica con que haya menos parados (que los hay) sino por los cambios que
hizo Rajoy en 2012 y 2013, y que redujeron o quitaron el subsidio a muchos
parados. De hecho, en 2011 cobraban el desempleo el 55,4% de los parados EPA y ahora lo cobran el
45%.
Lo preocupante no es sólo que el empleo haya pinchado en el
primer trimestre y haya crecido el paro.
Lo malo es que este año se va a crear
menos empleo que en 2015, cuando se crearon 525.100 empleos nuevos. Y eso, sobre todo, porque la economía
internacional va a crecer
menos y también la economía española: frente al 3,2% de crecimiento en
2015, en 2016 se augura un crecimiento del 2,6%(FMI) o del 2,7%(Gobierno). Y
eso se traduce en que se crearán entre 75.000 y 100.000 empleos menos este año (y otros tantos el que viene).
Y la tasa de paro seguirá por encima del 20%, más del doble que la europea
(9,1% en la UE-28).
Además, el problema de
fondo es la precariedad del empleo
que se está creando. En el primer trimestre de 2016, de los 4.283.300
contratos firmados, sólo un 9,7% fueron contratos fijos y un 90,3% fueron temporales, según datos del Ministerio de Empleo. Y cada vez por menos tiempo: un 30% de estos contratos
temporales hechos en 2016 fueron por una semana o menos, sobre todo a jóvenes y mujeres en la
hostelería, el turismo, el ocio, la sanidad, los servicios sociales, trabajos
administrativos y de comunicación. Por otro lado, sólo el 65,7% de los nuevos
contratos fueron a jornada completa y más de un tercio (34,3%) fueron ya contratos a tiempo parcial, por horas.
Esta precariedad se traduce en despidos posteriores y en bajos salarios (un
tercio de todos los asalariados son ya mileuristas) y bajas cotizaciones, lo
que provoca un déficit de las pensiones y la Seguridad Social (-12.800 millones
en 2015). Una precariedad que frena el consumo y el crecimiento y es un cáncer para la economía.
El tema de fondo, al margen de que una EPA sea mejor o peor, es
que España no consigue que trabaje tanta
gente como en otros países. Así, la OCDE, que incluye a los 34 países más desarrollados del mundo, han
conseguido ya recuperar el empleo que tenían en 2008, antes de la crisis, pero
España aún no. Y aquí sigue trabajando mucha menos gente que en los demás países
desarrollados: en 2015 trabajaban poco más de la mitad de españoles en edad de hacerlo (16-65
años), un 57,8%, mientras en la
Europa del euro (19 países) trabajaban el 64,5%,
en la OCDE (34 países) un 66,2% y en los 7 grandes (G-7) el 69,1 %. Eso
significa que si en España trabajara el mismo porcentaje de personas que en la
Europa del euro, tendrían que trabajar
2,5 millones de españoles más. Y el
paro estaría en el 9%, no en el 21%.
¿Se puede conseguir
trabajar como los europeos del euro? Por supuesto, aunque no es fácil y requiere tiempo y políticas adecuadas, sobre todo un cambio de modelo económico
y empresarial (más industria, empresas más grandes, más innovación y
tecnología). Pero antes, hay cosas que se pueden hacer. Por un lado, crecer más, para intentar así crear más
empleo. Para ello, el futuro Gobierno debe presionar a Europa en dos
sentidos. Uno, que pongan en marcha un Plan de inversiones europeo (acelerar
el Plan Juncker) y que los países del norte (sobre todo Alemania) reanimen
sus economías con más gasto y más inversiones, para tirar del lento crecimiento europeo. Por otro, hay que renegociar el déficit público, para que no haya más recortes y el futuro Gobierno
español pueda reanimar la economía, con inversiones y gastos necesarios, gracias a una mayor recaudación (de los
que pagan pocos impuestos: grandes empresas, multinacionales y ricos, no de la
mayoría de contribuyentes).
Pero no basta con
intentar crecer y crear más empleo, algo que al final depende de las
empresas. El Gobierno puede y debe incentivar ese empleo, no sólo con
inversiones públicas sino con políticas activas de empleo, tomando medidas en dos frentes: mejorar la formación de los parados
(la mitad no tiene la ESO terminada) y reformar las oficinas de empleo (SEPE), que ahora no funcionan (sólo colocan al 2% de los parados). Hay que volcarse en buscar una salida a los 4.791.400
parados reales, sobre todo a ese casi 60% que lleva más de un año sin
trabajar, para que no pierdan el tren del
empleo para siempre. Y eso pasa por reciclarles y ayudarles, con orientadores de empleo y la colaboración
activa de las empresas. Pero eso exige más medios, hoy muy escasos: España cuenta con 1 funcionario del SEPE por cada 269 parados, frente a 1 por 47 en Alemania (con el 6,1% de
paro), 1 por 36 en Dinamarca o 1 funcionario por cada 22 parados en Reino
Unido.
Crear más empleo es cuestión de voluntad política, de dinero y de
medios. Hace falta un Plan de
choque contra el paro, que podría empezar con 4.000 millones de euros,
el doble de los 2.000 que ha aprobado Francia, tras decretar un “Estado de excepción contra el paro” (con la mitad de paro, el 10,2%). Que no
se diga que no hay dinero: el Gobierno Rajoy en funciones se va a gastar 500
millones en devolver
media paga extra para los funcionarios. Y perderemos otros 2.641 millones este año sólo por su bajada de impuestos a las
empresas. El próximo Gobierno tiene
que ponerse a la tarea, pactar un Plan
de choque y buscar el dinero debajo de las piedras. Dejar de hacer
triunfalismo (“somos el país que crea más empleo de Europa”) y pensar que uno de cada cinco españoles está en paro y
trabaja mucha menos gente que en Europa. Ese es nuestro mayor problema, lo
que nos preocupa a la mayoría. No lo olviden.
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