lunes, 25 de abril de 2016

La banca acelera su penúltima reconversión


La banca, uno de los sectores con más beneficios, despedirá este año 3.500 empleados más, tras haber recortado casi un tercio sus plantillas, 77.253 empleados desde 2008. Dicen que les ha caído el negocio y que les sobran oficinas porque la gente ya no va al banco y opera por Internet. Pero hay algo extraño: la reconversión que ha hecho la banca española es mucho mayor que la de la banca europea y aunque les han bajado los márgenes, es la banca con menos costes y más rentable del continente. Entonces, ¿por qué más despidos ahora? Los bancos temen que el futuro Gobierno les ponga más difícil el ajuste (o más caro) y además quieren “limpiar plantillas” para prepararse a futuras fusiones, en España y en Europa, que obligarán a más despidos. Mientras, la patronal  anuncia que los bancos nos cobrarán más comisiones para aumentar sus ingresos.  Y cada vez tienen más poder para hacerlo: en 28 provincias, “los 5 grandes” controlan más del 80% del mercado bancario. Eso sí, si no crece más la economía y el crédito, puede tocarnos "rescatarles" otra vez.
enrique ortega

La banca española es un sector “en ajuste permanente”. En los años 90 hizo su primer ajuste de plantillas (de 161.621 empleados en 1985 a 148.946 en 1995), al principio de este siglo la segunda (bajando a 111.298 empleados en 2005) y con la crisis actual la tercera “limpia” (quedando en 96.782 empleados, un tercio menos de los 155.015 trabajadores que tenían en 1975). Y en este último ajuste les acompañaron las Cajas, que pasaron de tener 118.072 empleados en 2005 a 78.738 en 2015, tras la crisis y cierres de los últimos años. Con ello, el conjunto de bancos y Cajas españoles han reducido sus plantillas en 77.253 personas desde 2008, casi un 30% de su personal, sumando ahora 175.520 empleados.

Y ahora ya han anunciado una nueva tanda de 3.500 despidos más este año (Santander, CaixaBank, Banco Ceiss, BBVA, Popular…), que ellos llaman “ajuste de plantillas”, con jubilaciones anticipadas a partir de los 55 años (con el 70% del sueldo bruto) y “bajas incentivadas” de hasta 200.000 euros de indemnización por despido (la media de una indemnización “normal” en España, tras la reforma laboral, es de 8.360 euros). Una medida que además, no sabemos cuánto costará al país, en forma de mayor gasto en desempleo y pensiones. Y todo apunta a que los despidos de la banca no pararán ahí: Comisiones Obreras teme que se pierdan unos 5.000 empleos en banca este año 2016 mientras Funcas, la Fundación de las Cajas de Ahorro, estima que habrá 14.688 despidos en la banca (un 12% de las plantillas) entre 2016 y 2019, junto al cierre de 3.000 oficinas más.

Antes de este penúltimo ajuste, el de 2016, la banca española ya ha ejecutado una reconversión mucho mayor que la realizada por el resto de la banca europea, según Funcas. Por un lado, han desaparecido un 40% de las entidades financieras en España desde 2008, frente al 17% en la eurozona (y el 11% en Alemania, el 20% en Italia y el 36% en Francia). Por otro, el ajuste de plantillas ha sido del 27% en España entre 2008 y 2014, frente al 3% de plantillas que ha recortado la banca francesa, el 6% de la banca alemana, el 11% de la italiana o el 18% que ha recortado sus plantillas la banca británica. Y en cuanto a oficinas, en España se han recortado un 31% (de 46.000 en 2008 a 32.000 en 2014) mientras Francia cerraba sólo un 5%, Reino Unido un 7%, Italia un 10% y Alemania un 11%, con lo que España tiene ahora la mitad de empleados por oficina que la banca europea (6 empleados aquí frente a 10 en Italia, 11 en Francia, 18 en Alemania y 35 en Reino Unido).

Gracias a este mayor ajuste, de bancos, oficinas y personal, la banca española es más eficiente ahora que la mayoría de bancos europeos, según el último examen hecho por la Autoridad Bancaria Europea (EBA) a 105 grupos bancarios europeos, entre ellos 14 españoles, y publicado en noviembre de 2015. Por un lado, tiene menos costes: es la 6ª banca más eficiente del continente (sólo por detrás de la de Chipre, Noruega, letonia, Malta y Suecia), con un 47% de costes sobre ingresos, frente al 74% de costes de la banca alemana, 69% de la francesa o el 60% de la italiana. Y en consecuencia, aunque le ha bajado el margen (como a todos), la banca española es la quinta más rentable del continente (sólo por detrás de Letonia, Noruega, Malta y Suecia), con un nivel de beneficio sobre capital del 12,8%, muy por delante de la media europea (9,1%) y de la banca francesa (9,3% de beneficio/capital), alemana (6,2%) o italiana (60%). Eso sí, la banca española, en este examen, tiene menos capital (9%) que la media de banca europea (11,8%), pero las entidades argumentan que eso se debe a un diferente sistema de cálculo, no a que tengan menos activos. Y la prueba es que el supervisor europeo no les ha pedido que consigan más capital.

En definitiva, que el gran ajuste de la banca y las Cajas españolas desde 2008, ayudado por todos los españoles (las ayudas públicas a la banca, que en su mayoría no recuperaremos, han sido de 107.914 millones de euros, según el Tribunal de Cuentas) ha conseguido que tengamos una banca más eficiente y más rentable que el resto de Europa. Entonces, ¿por qué hacen ahora más despidos? La banca argumenta dos razones de peso: que les ha caído el negocio (prestan menos y a tipos muy bajos) y que tienen todavía demasiadas oficinas (ponerse a nivel europeo, 1 oficina por cada 2.000 habitantes frente a 1 por 1.452 hoy, obligaría a cerrar 9.000 oficinas de las 31.087 existentes en España) que los clientes "no pisan" y que tendrán menos sentido en el futuro, por el auge de la banca online. Sin embargo, tienen menos empleados por oficina, menos costes y más beneficios que los demás bancos europeos.

Entonces, ¿por qué tienen prisa ahora en hacer una nueva reconversión, en hacer más despidos? (3.500 antes del verano). Parece que hay dos poderosas razones que no dicen. Una, que temen un cambio en la legislación laboral con el futuro Gobierno, que dificulte los despidos o los encarezca. Y la otra, que quieren “limpiar cuanto antes las plantillas” y digerir el cierre de oficinas para estar preparados ante las futuras fusiones, en España (podrían desaparecer tres o cuatro bancos y Cajas medianos más)  y en Europa, que se esperan para 2017. Todos los expertos creen que será inevitable ir en Europa a una mayor “unión bancaria”, con una mayor competencia y supervisión a nivel europeo, que obligará a fusiones continentales, alentadas por el BCE, para ganar tamaño y reducir costes. Y estarán en mejor situación para buscar pareja y controlar las fusiones quienes tengan menos plantillas.

Estas futuras fusiones van a agravar un problema que ya tiene España con la banca: hay una excesiva concentración, por culpa de las compras y fusiones hechas durante la reciente reconversión de la banca: hemos pasado de 55 entidades (10 bancos y 45 Cajas) a 15 (8 bancos y 7 Cajas que ahora se llaman y operan como bancos). Y en 2017 serán aún dos entidades menos, porque el futuro Gobierno tendrá que privatizar (vender) dos Cajas nacionalizadas, Bankia y BMN (Caja Murcia, Caixa Penedés, Caja Granada y Sa Nostra). Eso y las esperadas fusiones  en España (posible absorción de tres o cuatro de los bancos medianos actuales) acrecentaría el poder que ya hoy tienen los 5 grandes bancos españoles, muy superior al del resto de la banca europea, según Funcas: controlan el 58,3% del mercado bancario (en 2008 controlaban el 42,4%), frente al 48% de media en la UE (y el 32% en Alemania, el 39% en Reino Unido, el 41% en Italia y el 48% en Francia).

Pero este dato de concentración bancaria global enmascara una concentración mucho mayor a nivel provincial, según desvela este interesante trabajo de Funcas. Así, hay 6 provincias donde los 5 grandes bancos (CaixaBank, BBVA, Santander, Bankia y Sabadell) controlan más del 90% (sí, el 90%) del mercado bancario: Ceuta y Melilla (100%), Teruel (95%), Zamora (92%), Huesca (91%) y Tenerife (90%). Y otras 22 provincias donde controlan más del 80% del mercado (entre ellas, Barcelona, con el 83%), quedando el resto por encima del 70% de Madrid (salvo Málaga, la única provincia donde los 5 grandes “solo” controlan el 68% del mercado). Tal es la situación que el propio Banco Central Europeo (BCE) ha “alertado” sobre un grado de concentración bancaria excesiva en 21 provincias españolas: Burgos, Cáceres, Cantabria, Gerona, Granada, Guadalajara, Huelva, Huesca, Navarra, Orense, Palencia, Santa Cruz de Tenerife, Segovia, Soria, Tarragona, Teruel, Toledo, Zamora, Zaragoza, Ceuta y Melilla.

¿Por qué es un problema tanta concentración bancaria, que se agravará con las futuras fusiones? Porque cuantos menos bancos controlen el mercado, más fácil es que se pongan de acuerdo en fijar e imponer precios y condiciones a los clientes, particulares y empresas. De hecho, la Comisión de la Competencia (CNMC) ya ha abierto expediente por “cartel” a los cuatro grandes bancos (Santander, BBVA, CaixaBank y Sabadell) por “posibles acuerdos” en la comercialización de “derivados” (un sofisticado instrumento financiero utilizado como cobertura de riesgo en los préstamos sindicados). Es una operativa menor, pero habría que ver qué pasaría si la CNMC se dedicara a investigar posibles “pactos” bancarios en los  precios y condiciones de comisiones, tarjetas, hipotecas, préstamos, seguros, Fondos, Bolsa…

Lo que está claro es que la banca española, y la europea, están en una encrucijada, porque  no despega la demanda de crédito solvente y el BCE ha bajado tanto los tipos que les resulta difícil ganar dinero con unos márgenes tan bajos. Ante esta situación, que no les impide ganar dinero (10.389 millones de beneficios de la banca española en 2015, un 5,6% más), las entidades reaccionan en una doble dirección. Por un lado, recortando  costes, cerrando oficinas, despidiendo empleados y pactando una mínima subida salarial (del 1,25% para 2016 y el 1,5% para 2017). Y por otro, tratando de aumentar sus ingresos, vía comisiones y captando clientes más rentables. Un doble camino que recorrerán mejor si son más fuertes.

En definitiva, el futuro de la banca española está en manos de sus trabajadores (cada vez menos y peor pagados: han pactado con los sindicatos contratos a 18.000 euros brutos el primer año, un sueldo mileurista) y de sus clientes, a los que tratarán de “seleccionar” y cobrar cada vez más por los servicios. De hecho, hay ya una callada  “guerra bancaria” por llevarse los clientes más rentables, los que no sólo tienen una pequeña cuenta sino que domicilian la nómina y los recibos, tienen hipoteca o préstamos, invierten en Fondos o Bolsa y además contratan algún seguro. Son los clientes que interesan, porque son una fuente de futuros ingresos a través de comisiones. De hecho, los ingresos por comisiones de la banca están en máximos históricos y aportaron 11.234 millones de ingresos en 2015. Y van a seguir subiendo, sobre todo en tarjetas, Fondos, Bolsa y seguros. Lo acaba de decir clarito el presidente de la patronal bancaria AEB, José María Roldán: "Las comisiones serán cada vez más frecuentes. El cliente tendrá que acostumbrarse a pagar de manera explícita por aquellos servicios que antes pagaba de manera menos transparente, algo que no será fácil ni pacífico". Así pagaremos los clientes nuestra parte de la reconversión de la banca.

Una reconversión que no pasa sólo por recortar costes y aumentar ingresos de clientes. Hay dos grandes retos más en los que la banca se juega su futuro. El primero, la competencia de las compañías tecnológicas y telecos por ofrecer servicios online a sus clientes, desde pagos y transferencias a depósitos, Fondos e inversiones. Y aquí, la banca española está muy retrasada, sin haber desarrollado suficiente su canal online, que de momento sólo usan el 15% de los clientes. Hablan mucho de fintech” y banca digital pero invierten y avanzan poco, hasta que se encuentren con que Google, Apple, Facebook o Amazon les ha quitado la mitad del negocio. Y eso tiene mucho que ver con su segundo reto: superar su mala imagen. “La reputación de la banca está bajo mínimos. Es un problema muy serio”, ha dicho sin ambages el consejero delegado de CaixaBank. Si no mejoran  su mala imagen, será más fácil que pierdan clientes que cambien a Google, Apple o Amazon, tecnológicas con excelente imagen. El problema es que lo que tiene que hacer la banca para salvar sus cuentas, despedir y cobrar más comisiones, no ayudará precisamente a mejorar su mala imagen.

En resumen, que la banca nos está vendiendo su penúltima reconversión como algo “inevitable”, forzada por la crisis,  cuando la están acelerando para acabarla antes de que haya nuevo Gobierno y antes de que lleguen nuevas fusiones. Y esconden que han hecho más ajustes que nadie en Europa, con ayudas públicas pagadas por todos. Y que son más fuertes, con más cuota de mercado, lo que les permite imponer mejor comisiones y servicios a empresas y particulares, para salvar sus beneficios. Pero además, si la recuperación no llega, lo acabarán sufriendo en sus cuentas y tendremos que salvarles de nuevo: el FMI acaba de urgir a "sanear" la banca europea, por exceso de riesgos y morosidad. Y su directora general, Christine Lagarde, cree que los más vulnerables a los tipos negativos (tienen que pagar un 0,4% por tener su dinero en el BCE y no prestarlo) son los bancos alemanes, españoles y portugueses. Así que con la banca nunca podemos estar tranquilos : estamos condenados a la reconversión permanente. A nuestra costa. Y cada vez será más cara, porque serán más grandes. Demasiado para "dejarles caer". Esa es la trampa.

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