El alcance de la
pobreza en España clama al cielo.
Y si no, que se lo pregunten a Cáritas
o la Cruz Roja, que “no ve la recuperación sino a más gente pidiendo ayuda”. Con
datos europeos, hay 12,6 millones de
personas en situación de pobreza, uno
de cada cuatro españoles. Y casi 3 millones son niños y adolescentes.
Un drama diario sobre el que ha llamado la atención la Comisión Europea.
En pleno año electoral, el Gobierno ha
aprobado un Fondo contra la pobreza de 32
millones de euros, la octava parte de
lo que ha recortado en servicios sociales desde 2012. Y mientras Rajoy “racanea”, la semana pasada devolvió
a Bruselas otros 1.500 millones del rescate bancario que nadie le ha pedido (y quería devolver
10.000 millones). Las ONGs exigen
que la lucha contra la pobreza centre
las próximas elecciones, con un 5% del gasto de las autonomías. Urge un
Plan de choque contra la pobreza, que exigiría 12.000 millones de
euros. Es una emergencia nacional.
enrique ortega |
Pobreza ha habido siempre,
pero esta crisis la
ha agravado a unos niveles que no se conocían desde los años cincuenta.
Es el fruto del paro, la bajada de salarios, la subida de impuestos, las elevadas deudas y los recortes en las ayudas públicas y el Estado del Bienestar, que
se han cebado en las familias vulnerables, más
en España que en otros países occidentales, según
la OCDE. La renta disponible de
las familias cayó un 17,8% entre 2007 y 2012, según un estudio
de la Fundación BBVA e Ivie. Eso significa que la renta de los españoles ha
caído por debajo de la de 2003. Que hemos
perdido una década.
La pobreza se mide en
toda Europa por un indicador,
AROPE (At-Risk-Of Poverty and
Exclusion), que contempla tres
criterios de pobreza y exclusión social: pobreza económica, carencia
material severa y baja intensidad de
empleo. Contando los tres criterios, en Europa hay 122,6 millones
de personas en riesgo de pobreza, un 24,5% de los europeos. Y en España,
12.630.000 personas, un 27,3% de los
españoles, 1,5 millones de españoles más que en 2008, según los últimos datos
de Eurostat (2013).
Europa tiene además un
indicador AROPE para medir la pobreza
de los niños y adolescentes, que es muy dramática en España: uno de cada
tres menores estaba en situación de pobreza en 2012 (último dato de
Eurostat), 2.828.292 niños y jóvenes, un 33,8% de los menores de 18
años, frente al 28,1% en la UE-28 (hay casi 27 millones de niños pobres en
Europa). Con ello, España es el séptimo país con más pobreza
infantil de Europa, tras Bulgaria (53,3%), Rumanía (52,2%), Hungría
(40,9%), Letonia (40%) e Irlanda (34,1%).
Veamos con más
detalle estas tres
formas de medir la pobreza. La primera, el indicador de pobreza económica, que refleja las
personas que ingresan menos del 60% que
la media de ciudadanos. En España, el INE considera pobres a los
solteros que ingresan menos de 8.114 euros netos al año o las familias con dos
hijos que ingresan menos de 17.040 euros netos. Eran, en 2013, 9.541.353
personas, uno
de cada cinco españoles (20,3 %). Un porcentaje que en la UE-28 es del
16,7%, con lo que España se coloca como el
5º país con más pobres de Europa, sólo por detrás de Grecia
(23,1%), Rumanía (22,4%), Bulgaria (21%) y Lituania (20,6%). Dentro de este
grupo de pobres, destacan las personas que están en una situación de pobreza severa,
porque ingresan menos del 30% de la media del país (339 euros al mes en
España). Son 2,8 millones de personas,
el 6,1% de los españoles.
El segundo criterio
europeo de exclusión social es la carencia
material severa, las personas que no pueden afrontar 4 de estos 9
gastos: pago de hipoteca, alquiler o letras, calentar su vivienda, comer carne
o pescado cada dos días, no poder afrontar gastos imprevistos, no tener una
semana de vacaciones al año, tener teléfono, TV color, lavadora o coche. En la
UE-28 sufren estas carencias el 9,6 % de europeos y el
6,2% de los españoles, casi 3 millones de personas. Y el tercer
criterio de exclusión lo sufren los que viven en hogares
con baja intensidad de empleo, con poca gente trabajando o empleos
precarios. Este problema lo padecen ya el 10,7% de europeos y el
15,7% de españoles (5,7 millones de personas de 0 a 59 años), más del
doble que en 2009. Y somos el segundo
país de Europa con más problemas de debilidad de empleo, sólo por detrás de
Grecia (18,2% de la población).
Al final, una
persona puede ser pobre y a la vez tener carencias severas o un débil
empleo o tener uno o dos de estos
problemas y no ser pobre. Las estadísticas
AROPE los contabilizan sólo una vez y así salen los 12.630.000 españoles
en riesgo de pobreza o exclusión social, un 27,3% de la población, según Eurostat (2013). Un grave problema que
además, está mal repartido. Los
más castigados son los menores de 16 años (32,3% en riesgo de
pobreza), los parados (39%), las personas con poca formación (35% son
pobres), las madres solas con hijos (38% pobres) y las familias con
hijos (30,8% pobres), los inmigrantes (de fuera de la UE, el 47,8%son
pobres) y las autonomías del sur de España (47% de pobreza AROPE en
Ceuta, 38% en Andalucía y 36% en Extremadura y Castilla la Mancha).
La otra cara de la
pobreza es la
desigualdad: no sólo hay más pobres, sino que los ricos son más ricos. El 1% de la población tiene el 27% de la
riqueza, más que el 70% de la población (que tiene el 22,2%). Y según las declaraciones de Hacienda de 2013
(ejercicio 2012), hay 7,9 millones de españoles que declaran menos de 12.000
euros al año y 4.678 que declaran más
de 600.000 euros. La diferencia
de ingresos entre el 10% de la población más rica y el 10% más pobre es de
12,7 veces, mientras en la UE-28 es de 5 veces. Por eso, España ocupa el
2º lugar en la lista de países europeos con más desigualdad, sólo
por detrás de Letonia, según un informe
de Intermon Oxfam.
En 2010, la Unión
Europea se propuso un objetivo
para 2020: reducir los pobres de Europa en 20 millones, de ellos 1,45
millones en España. Ahora, con la crisis y los recortes, Europa no sólo no
ha recortado la pobreza sino que hay 7 millones de pobres más, de ellos
1,5 millones de pobres nuevos en España. Así que cumplir con la Estrategia
Europea 2020 obligaría a reducir ahora 27 millones de pobres en Europa
en 6 años, reducir casi 3 millones de pobres en España. No parece que
Bruselas ni Rajoy estén preocupados por cumplirlo.
El Gobierno Rajoy,
en pleno año electoral, ha aprobado
un nuevo Fondo
contra la pobreza, de 32 millones de euros, cuyo reparto acaba de pactar con las autonomías. Pero
este Fondo no compensa los
recortes que ha hecho este Gobierno desde 2012 en el Plan
concertado, el dinero que se destina a los Ayuntamientos para que
ofrezcan servicios sociales (comedores, alojamiento, albergues, ayuda a
domicilio, centros de recogida…) a 8 millones de familias pobres cada año: en
2011, el Plan contaba con 96 millones, que cayeron
a 47 millones en 2012, a 30 en 2013 y a 27,5 millones en 2014 y 2015. O
sea, que se han recortado unos 240 millones, ocho veces lo que se da ahora. Y mientras Rajoy “racanea” con la
ayuda a la pobreza, la semana pasada ha devuelto
anticipadamente a Bruselas 1.500 millones del rescate bancario, que
nadie le ha pedido (ya devolvió otros 1.300 millones en 2014). Incluso España ha propuesto a Bruselas devolver
10.000 millones, para “sacar pecho” y quedar como “un buen deudor”,
mientras cada día, 3 millones de
españoles comen de la caridad de los demás.
Pero a Bruselas
sí le preocupa la pobreza en España, de la que viene “advirtiendo” al Gobierno Rajoy desde
2012. La última vez, en febrero de
2015, en la lista de recomendaciones de la Comisión Europea a España, donde llama
la atención sobre “el drástico deterioro de los indicadores sociales” y
señala que “España ha avanzado poco
en la mejora de la situación de los
hogares de bajos ingresos con niños”. Y se queja de que la última
reforma fiscal “no permite hacer
frente a los elevados y persistentes niveles de pobreza”.
Es urgente hacer frente a la pobreza, porque ya son más de 8 millones los españoles
que acuden
a los servicios sociales y a las ONGs para comer, solicitar
ropa o medicinas, pedir ayuda para pagar el alquiler o la hipoteca y pagar el agua o la luz. “No hemos notado los efectos de la
recuperación, sino que crecen las personas que nos piden ayuda”, acaba
de decir el nuevo presidente de la Cruz Roja, que atiende a 3
millones de españoles. Y Cáritas
alerta de “preocupantes niveles
de pobreza y privaciones” en España y el sur de Europa.
A medio plazo, reducir la pobreza exige crear más
empleo y un empleo más estable (19 de cada 20 nuevos empleos son precarios)
y mejor pagado, con salarios dignos (no en vano hay 2.270.000 trabajadores
pobres, un 13,4% de los ocupados según el INE, un porcentaje sólo
superado por Rumanía y Grecia). Pero a
corto plazo, ya, hay que poner en marcha un Plan de choque contra la
pobreza, porque hay unos 5 millones
de familias que han
agotado todas las reservas (familia, amigos, ayudas, ONGs…) y no
aguantan más.
Ese Plan de choque debería actuar en cuatro frentes. Uno, ampliando los subsidios a los parados: hay 3 millones de parados EPA (55%)
que no
cobran nada. Además, habría que mejorar la formación de los parados y su
asesoramiento, para que los peor preparados puedan optar a un empleo. Todo
ello costaría unos 2.000 millones anuales.
El segundo frente sería ampliar la renta
básica, que hoy cobran sólo 258.400 familias. Pagar una renta de subsistencia
de 548 euros mensuales (85% salario mínimo) a las 700.000
familias que hoy están sin ningún ingreso costaría 3.600 millones más de lo que ya pagan las autonomías con
la renta básica (1.000 millones). En tercer lugar, habría que destinar una ayuda específica a las familias
pobres con niños (casi 3 millones), otros 4.000 millones de euros más.
Y quedaría un cuarto frente de actuación: nuevos recursos a los Ayuntamientos y
ONGs
para paliar las necesidades más urgentes (comida, alquileres, recibos luz y
agua), que exigirían otros 2.500 millones de euros extras. En total, unos 12.000 millones contra la pobreza.
Parece mucho, pero se puede y se debe gastar. Primero, porque el gasto
en protección social en España es
más bajo que en el resto de Europa (25,9% del PIB frente al 29,5% en
UE-28), a pesar de que tenemos más del doble de paro y mucha más pobreza. Y
segundo, porque España recauda
menos impuestos que el resto de Europa: si las multinacionales, grandes
empresas y los más ricos pagaran más y se recortara el fraude, podríamos ingresar
50.000 millones más sin subir los impuestos a la mayoría. Además, es una
exigencia de pura justicia: no se pueden gastar más
de 100.000 millones en rescatar a cajas y bancos o dar ayudas millonarias a las autopistas
a las eléctricas
o al cierre del almacén
de gas Castor y dejar que millones
de españoles malvivan en pleno siglo XXI.
Las ONGs y la Red europea
de Lucha contra la Pobreza han pedido
a todos los partidos que acuerden un
Pacto contra la pobreza, para reducirla un 15% en la próxima
Legislatura (sacar de la pobreza a 1,9
millones de españoles). Y como anticipo, piden que las nuevas autonomías, que salgan de las elecciones
de mayo, dediquen un
5% de sus Presupuestos a luchar contra la pobreza: serían 7.000
millones, un buen comienzo. De momento, nadie se compromete. Fíjense en eso a la hora de votar. Los pobres son nuestro mayor fracaso
como país y nuestro primer deber
como personas. No los olvidemos.
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