En verano se ha
vuelto a crear empleo, por segundo
trimestre consecutivo, según la EPA
conocida hoy. Pero sigue siendo muy escaso, sólo para los hombres, temporal,
precario y mal pagado. Y los 5,42 millones de parados tienen el futuro
muy negro. Casi 2 de cada 3 llevan más de un año sin trabajar, lo que
reduce al 6,7% sus posibilidades. Y además, sólo hay una oferta de trabajo por cada
102 parados: apenas tienen posibilidades de colocarse los mayores de 45
años y los menores de 24.En definitiva, que 2 millones de parados no van a volver a trabajar nunca. Y la mayoría (dos de cada tres
parados), ya no cobra el desempleo. Un drama que hay que atajar
con urgencia, con ayudas a los parados sin recursos, con formación y
con planes agresivos para recolocar a los parados mayores y jóvenes. Porque si
no, habrá empleo (con cuentagotas) sólo para los parados de 25 a 45 años mejor formados.
enrique ortega |
La EPA del tercer trimestre ha vuelto a crear empleo, como la del segundo, pero
bastante menos: en verano se crearon 151.000 puestos de trabajo, menos que en primavera
(+402.400 empleos). Uno de cada tres nuevos empleos son autónomos (+58.500) y los otros dos asalariados con contrato temporal (+122.400) mientras caen los empleos fijos (-26.700) y los de a tiempo parcial. Lo peor es que sólo hubo empleo para los hombres (+164.900), mientras seguían perdiéndolo las mujeres (-13.900). Los nuevos empleos siguen concentrados en los servicios (+ 108.800), debido al
tirón del turismo y el comercio (rebajas), y crecieron poco en la industria (+ 71.800)
y la construcción (+ 43.500), mientras caían en la agricultura (-73.100). Pero se trata de una buena noticia, ya
que descontando la pérdida de empleo del primer trimestre, en 2014 se han creado ya 368.800
empleos netos, lo que no pasaba en España desde 2008.
El paro ha bajado más de lo que ha crecido el empleo, porque este trimestre
han vuelto a caer las personas que buscaban trabajo (los “activos”), por la
marcha al extranjero de inmigrantes y jóvenes españoles (44.200 personas menos
buscando trabajo). Así, el paro se reduce en 195.200 personas y queda todavía en 5.427.700 parados, una tasa del 23,67 % (más del doble que en Europa:
10,1%). El paro ha bajado más en Madrid, Cataluña y Comunidad
Valenciana, aunque lo preocupante es que hay todavía cinco autonomías que superan o rondan el 30% de paro: Andalucía (35,21%), Canarias (33,36 %), Ceuta (31,95%),
Melilla (30,49%)y Castilla la Mancha
( 28,49%). Y que todavía hay 1.789.400
hogares donde todos sus miembros están
en paro.
A corto plazo, el problema más grave para la mayoría de los parados es que ya no
cobran ningún subsidio, muchos porque llevan más de 2 años en el
desempleo y otros porque no han cotizado suficiente. El caso es que en agosto sólo cobraban alguna ayuda 2.528.055 parados
registrados, un 46,5% de los
españoles que se consideran parados según la EPA de hoy (5.427.700). Eso
significa que 2.899.645 parados no cobran
nada, un 53,5% de los parados EPA. Y de los que cobran, menos de la mitad
(1.103.520 parados) cobra un subsidio contributivo,
que sigue bajando (792 euros al mes de media, 53 euros menos que hace dos años) y el
resto una ayuda “asistencial” de 426
euros al mes.
La situación es especialmente grave para 740.000 familias donde no entra ningún
ingreso, según cálculos
sindicales. Por eso, en marzo pidieron
al Gobierno un subsidio especial,
al menos para las 500.000
familias con hijos donde el
padre (o madre) están en paro y no ingresan nada. Rajoy se comprometió en julio con
sindicatos y patronal que esta nueva
ayuda a los parados más desfavorecidos se
empezaría a cobrar en octubre, pero acaba el mes y la promesa no se ha cumplido. Su coste sería de unos 2.500 millones anuales, menos de lo que costará rescatar el almacén de gas Castor o nueve autopistas privadas en quiebra. Pero lo que ha hecho el Gobierno Rajoy ha sido recortar las ayudas al desempleo, endureciendo las condiciones en 2012 y 2013.
Y así, en 2015 hay presupuestados 25.000 millones para el desempleo, 6.000
menos que en 2010, a pasar de que hay
725.500 parados más. Y así
pasa que si en 2010 cobraban subsidio el
75% de los parados, hoy no llegan a
la mitad (46,5 %). Y cada mes que
pasa, son 1.200 parados que pierden el subsidio.
La creación de empleo,
aunque sea escaso, precario
y mal
pagado, es un dato alentador. Pero hay un grave problema de fondo: la
mayor parte de ese nuevo empleo no llega a la mitad de los parados.
Por dos razones. Primera, porque casi dos de cada tres parados llevan más de
un año sin trabajar: 3.359.900 parados, un 61,90 % del total, son
parados de larga duración, siete
veces más que al comienzo de la crisis (en 2007 eran 500.000 parados). Y sus posibilidades de encontrar trabajo se
rebajan al 6,7% (frente al 26,5% del resto), según un estudio de Asempleo.
En su mayoría, estos parados de larga
duración (2.343.600
llevan más de dos años buscando empleo) son padres de familia entre 30 y
44 años (40% del total ), mayores de 45 años (35%) y jóvenes (25%). Y su
situación se agrava porque casi la mitad de estos “parados con antigüedad” tienen poca formación: 1,7 millones no
tienen acabada siquiera la educación secundaria, según el INE.
La otra razón es que hay
pocas ofertas de empleo y sólo llegan a algunos parados (pocos). En julio de 2014, había 102 parados por cada vacante de empleo
(frente a 17,5 ofertas por parado en 2007). Con ello, España es, junto a Portugal, el
tercer país europeo con menos ofertas de empleo por parado (tras Letonia y
Polonia), un 0,6% frente al 1,6% de media
en la UE, el 2,8% en Alemania o el 2,3% en Reino Unido. Y como hay pocas
ofertas, las empresas se permiten elegir al máximo a los pocos que contratan.
Y ahí, la mayoría de los parados quedan fuera de entrada: los parados mayores
de 55 años sólo reciben el 0,5% de las ofertas, los parados de 45 a 55 años el 6,1% y los jóvenes de 16 a 24 años el 7,71%,
frente al 53,1 % que reciben los de 25 a 34 años y el 32,52% de ofertas para
los de 35-44 años, según el informe
Infoempleo Adecco. O sea, que los parados mayores de 45 años y los menores de 24 (suman el 45% de los parados) tienen muy pocas posibilidades de encontrar trabajo. Y menos aun los que
tienen baja formación y ninguna
experiencia.
Por ambas razones, llevar mucho tiempo en el paro y tener
más de 45 años (o menos de 24), estos
parados tienen muy difícil trabajar y
más en Andalucía, Canarias, Castilla la Mancha y Comunidad Valenciana, las
regiones con menos ofertas de empleo, según el informe. Y peor si buscan en la
construcción (sólo recibe un 1,89% de ofertas), la agricultura (1,89% ofertas)
o incluso los servicios (que reciben menos ofertas que la ocupación). Al final,
todo esto ha llevado al catedrático
José Ramón Cuadrado a afirmar que dos
millones de parados no volverán a trabajar nunca. Son más de uno de cada tres parados. Un drama.
Con este panorama, uno
de cada cuatro españoles sin trabajo y la tercera parte de ellos con riesgo de
no volver a trabajar, es una temeridad echar
las campanas al vuelo por haber creado 368.800 empleos este año. El Gobierno
asegura que seguirá
creándose empleo, pero hay expertos que temen que el crecimiento se haya desinflado (por el estancamiento en Europa y Latinoamérica, mientras China echa el freno). Y los propios directivos de empresas no
piensan en contratar este otoño, según una encuesta
de Manpower. La horquilla del empleo
estará entre los 240.000 empleos netos
que prevé el Gobierno y los 109.000
empleos que vaticina
el FMI para este año en España.
A este ritmo, harían falta 20 años para
recuperar el nivel de empleo de antes de la crisis. Demasiado tiempo.
Se impone actuar con urgencia en dos frentes.
Por un lado, un Plan urgente para dar salidas a los parados actuales,
asentado en cuatro patas: ayudas inmediatas a los parados sin
ingresos que están en la pobreza, un plan
de formación y recualificación de
todos los parados (3 millones no tienen
acabada la secundaria), unas políticas activas de empleo
(incentivos, bajada cotizaciones, fiscalidad) para ayudar a colocar a los
parados con más problemas (mayores 45 años, jóvenes y mujeres) y, sobre todo,
una reforma de verdad del Servicio Público de Empleo (SEPE),
que no funciona: ni tiene presupuesto (recortes) ni medios (un funcionario por
cada 190 parados, frente a 1 por 59 en Europa) ni estrategia (sólo colocan al
3% de parados, frente al 15% las
ETTs privadas). Y además, habría que plantearse bajar cotizaciones sociales a las empresas que contraten, como han pedido reiteradamente a Rajoy la Comisión Europea y el BCE, la OCDE y el FMI.
Por otro lado, es
urgente crecer más, para crear más
empleo, para que haya más ofertas de
trabajo. Y eso pasa por hacer
otra política, en España y en Europa. Aquí, reanimar
el consumo (subiendo salarios
y bajando
impuestos de verdad a las rentas bajas y medias) y fomentar el crédito y la
inversión, sobre todo promoviendo las inversiones públicas y privadas en educación,
innovación y tecnología, reindustrialización,
más apoyos al turismo
y a las exportaciones
y a infraestructuras necesarias (no más AVEs). Y en Europa, con un plan de inversiones públicas a
escala europea y un mayor consumo y
gasto en la Europa del norte (sobre todo Alemania), como piden el
FMI y la
OCDE, para que “tiren” del resto de Europa.
Gestionar mejor la
enorme bolsa de parados y crear más empleo, dos retos cada vez
más urgentes para un país que tiene más del doble de paro que Europa y un desempleo además enquistado
y sin salida. Esta debería ser la
prioridad del Gobierno, no regodearse
(“vamos mejor que Europa”) en un
crecimiento y empleo mínimos. Bajen a tierra, por favor.
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