Uno de cada cinco empleos
nuevos creados este año es un
autónomo que se ha puesto a trabajar
por su cuenta, la mayoría jóvenes
que han cobrado el desempleo de una vez
y han montado un negocio. Por primera
vez en cinco años, crecen los autónomos
(+118.000), más que en el resto de Europa.
Unos son jóvenes que se buscan la vida, pero otros son falsos autónomos, trabajadores que dejan su puesto y trabajan
de lo mismo para una empresa, que se ahorra cotizaciones, vacaciones e
indemnizaciones. Podría haber 300.000,
en construcción, comercio, hostelería y profesionales,
desde arquitectos a periodistas. El Gobierno pretende reducir la lista del paro como sea y va a facilitar que los
parados de más de 30 años también puedan cobrar el desempleo de una vez y
hacerse autónomos, pagando la tarifa
plana de SS. El problema es que ser autónomo es duro y la mayoría de estos negocios acaban cerrando.
enrique ortega |
España lleva cinco meses creando
empleo y en buena parte se debe a que han crecido los autónomos:
de los 327.355 nuevos afiliados a la
Seguridad Social entre febrero y junio, un 20% son
autónomos (+65.405), el triple
que en el primer semestre de 2013. De hecho, el número de autónomos lleva 9 meses consecutivos creciendo en tasa anual, hasta alcanzar hoy los 3.115.747 autónomos, 117.941
más que en febrero de 2013. Un aumento que todavía no compensa los 571.000
autónomos perdidos con la crisis, desde 2007. Actualmente, España es el tercer país europeo donde más
están creciendo los autónomos, tras Holanda y Bélgica) sobre
todo en el comercio (25%), la hostelería (18%), la educación (10%) y los
servicios profesionales (sanitarios, sectores inmobiliarios y científicos).
Crecen sobre todo en Baleares
(+12,2%), Murcia (+3,3%) y Andalucía (+3,1%).Y uno de cada cinco es extranjero.
¿Por qué crecen los autónomos? Una buena parte son parados que se han lanzado al autoempleo,
cansados de no encontrar trabajo. Sobre todo, jóvenes, menores de 30 años, que pueden cobrar el desempleo de una vez:
en 2013, 151.465
jóvenes parados cobraron el desempleo de una vez (4.955 euros de media) y el 95% se hicieron autónomos (143.482).
Pero otros
nuevos autónomos eran trabajadores,
empleados en una empresa, que han sido despedidos como asalariados y ahora
trabajan como autónomos para la misma empresa o para otra, que se ahorra
cotizar por él, pagarle vacaciones y la indemnización en caso de despido. Son los falsos
autónomos, un fraude que ni se denuncia ni se persigue.
La EPA estima que hay 250.000
autónomos que trabajan en exclusiva para una empresa (160.000) o casi
en exclusiva (90.000). Tendrían que estar registrados como trabajadores
autónomos dependientes (TRADE) y firmar un contrato específico, que
les reconoce 18 días de vacaciones anuales y una indemnización en caso de
ruptura de contrato. Pero sólo hay 13.000
Trades inscritos como tales, con lo que 237.000
serían falsos autónomos. Y eso es una estimación de hace unos años, que
ahora podría superar los 300.000.
Otra vía para detectar su alcance son los autónomos
sin empleados: había 2.024.800 a
finales de 2013, según
Eurostat, dos de cada tres autónomos.
España es el 10º país europeo con más autónomos sin empleados y el
país donde más han crecido en el último año, lo que es un claro indicador del aumento de los falsos autónomos, autónomos
que son trabajadores encubiertos.
La mitad de los falsos
autónomos están en
la
construcción (unos 150.000), donde crecen los autónomos búlgaros y marroquíes sobre todo. El resto se reparten
entre el comercio, la enseñanza, investigadores y profesionales (el 24%
de los arquitectos son falsos autónomos) y últimamente, en la
hostelería: en Baleares, por ejemplo, muchos hoteles están subcontratando
camareros y camareras de plantas como autónomos. De hecho, dos tercios de las empresas españolas contratan
ya entre 3 y 10 autónomos al año, según un reciente estudio
de Tower Lane e Infojobs. Y más de la mitad de las
empresas encuestadas se plantean contratar
autónomos en los próximos doce meses.
El Gobierno Rajoy está encantado con el aumento del número de autónomos, aunque sean asalariados encubiertos, porque les
baja la lista del paro. Y lo
venden como un aumento de los emprendedores en España, gracias
a su política de ayudas, básicamente la tarifa
plana a la Seguridad Social de 53 euros (los primeros 6 meses, luego
son 131,36€ otros 6 meses y 183€ otros 18 meses más), aprobada en febrero de 2013 para los menores de
30 años (y mujeres menores de 35) y desde
septiembre de 2013 para emprendedores de cualquier edad. Según
sus estimaciones, esta tarifa plana
ha permitido que 249.536 españoles se hayan hecho autónomos, 100.000 de
ellos jóvenes. Lo que no dicen es que
esta tarifa plana ha hecho un agujero a
la Seguridad Social, unos 500
millones menos de ingresos anuales, que han obligado a tirar varias veces de la
hucha de las pensiones.
Ahora, el Gobierno quiere seguir
por esta vía, promover que
los parados monten un negocio y se hagan autónomos, para lo que ya ha
anunciado que permitirá
a los parados mayores de 30 años
(y mujeres mayores de 35) que cobren de
una vez el 100% del desempleo (ahora solo pueden el 60%). Con ello, otros
200.000 parados podrían capitalizar
el desempleo y hacerse
autónomos, con el reclamo adicional
de la tarifa plana a la SS (son 53 euros sólo los primeros 6 meses: a los
18 meses pagan ya la cuota mínima de 261,83 euros).
Que haya más emprendedores en España está bien, pero hacerse autónomo no puede venderse (ni verse) como un atajo para salir del paro. Porque muchos nuevos
negocios se están montando sin
dinero (5.000 euros es lo habitual), sin un Plan de negocio, sin experiencia
(el 26,8% de los emprendedores carece
de formación) y creando poco empleo
(57% sólo el del emprendedor y otro 36% con 1 a 5 empleados), en negocios poco innovadores (tiendas, bares, Webs, el
90% con poca tecnología). Y al final, la
mayoría acaban cerrando: sólo el 9% cumplen
los tres años y medio, según un estudio
GEM. Y el joven emprendedor, que a veces dejó
sus estudios, vuelve al paro. Y
cobrará si ha cotizado al desempleo como autónomo (ahora es obligatorio) y no se lo niegan, como les
pasa al 80% de autónomos que cierran su negocio.
Además de ser difícil montar un negocio, ser
autónomo no es ningún chollo. En
el día a día, están agobiados por dos
problemas: la morosidad (que afecta a 6 de cada 10 autónomos, según
el último Barómetro
de ATA) y la falta
de crédito (sólo un tercio piden dinero, a la mitad se les niega y a otra
cuarta parte se les da menos de lo que piden y muy caro). Y también les han subido los impuestos, aunque ahora les bajan
las retenciones (que hasta 2016 no bajarán al 19% de 2011). Además, trabajan
más horas que los asalariados (45,1 horas semanales frente a 37,9,
según UPTA) y cobran
menos: declaran a Hacienda ganar una media de 9.686 euros anuales
(2011), frente a 19.262 los asalariados. Y aunque una parte de esta brecha
salarial se debe al fraude (no
declaran todo lo que venden e inflan gastos), hay muchos autónomos que malviven
(el 23% declaran ganar menos de 1.000
euros). Y un 40% de los autónomos
españoles están en el umbral de la pobreza, según
la OIT.
Los autónomos han sufrido más los
recortes a la formación y sólo
16.000 acceden a cursos, por lo que piden cotizar un 0,1% (10 euros año)
para que más autónomos (hasta 75.000) puedan formarse. Otro problema es el
envejecimiento: 7 de cada 10 autónomos tienen más de 40 años. Y como la gran mayoría (81,5%) cotizan a la SS por
el mínimo, sus pensiones
son mucho más bajas: en junio, su jubilación media era de
678,37 euros, un 40,6% inferior a la
de los asalariados (1.142,80 euros). Así que muchos retrasan
su jubilación después de los 65 años: se jubilan de media a los 65,4
años (frente a 63 los asalariados) y más
de la mitad de los que trabajan con más de 65 años son autónomos.
Está bien ser emprendedor, intentar montar un negocio, ser
autónomo, pero no
como un espejismo para salir del paro. Hay que promover negocios con futuro, con asesoramiento y financiación, no
promover “chiringuitos” con tarifas planas para bajar las listas del desempleo.
La clave del empleo está en
las empresas, sobre todo en las
grandes, que pueden tirar de un entramado de pymes y autónomos
competitivos. Y sobre todo, en recuperar el consumo y la inversión, en que
vuelvan las ventas, en que la economía crezca más. Sólo así sobrevivirán una parte de los nuevos emprendedores.
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