lunes, 7 de julio de 2014

España incumple el recorte de CO2


Estamos tan obsesionados con la crisis y el paro que no tenemos tiempo para pensar en el futuro, en que nos estamos cargando el Planeta que vamos a dejar a nuestros nietos. No es una manía de ecologistas, sino un hecho cierto que afecta seriamente a la economía, como acaba de reconocer Obama y los últimos informes de la ONU: cambia el clima, se multiplican las inundaciones, las sequías y las malas cosechas. Y todo, por el hombre, porque consume petróleo y carbón sin medida. España, que se verá muy afectada  por el cambio climático, es uno de los cinco países europeos que no ha cumplido los recortes de CO2 comprometidos en el protocolo de Kioto. Y lo peor: no cumplirá los recortes previstos para 2020, según afirma el informe de junio de la Comisión Europea (silenciado). Emitimos más CO2 que nadie y  Gobierno, empresas y consumidores miramos para otro lado. Es un problema muy serio.
 
enrique ortega

La última alerta sobre el cambio climático, el síntoma de que nuestro Planeta está enfermo, viene de Estados Unidos, el segundo productor mundial de CO2 (14%) tras China (27%): un informe encargado por Obama señaló en mayo que el cambio climático es una amenaza real (no futura) que ya está afectando al país, desde el huracán Sandy a las altas temperaturas, la sequía o las inundaciones. Y que es un riesgo sobre el transporte, la energía y la salud, por lo que proponen tomar medidas ahora, porque no actuar obligaría a gastar después entre 4 y 10 veces más en mitigar los efectos del cambio climático.

Antes, en marzo, varios centenares de científicos de todo el mundo, agrupados por la ONU, entregaban un informe sobre los impactos actuales del cambio climático: climas extremos (olas de calor, sequías, ciclones), peores cosechas, subida de nivel, calentamiento y acidificación de los océanos, inundaciones, cambio en los ecosistemas (deshielo en el Ártico y deterioro en los  arrecifes de coral). Y en Europa, menos glaciares, más sequías e inundaciones, más incendios, peores cosechas y menos peces. En el futuro, España será una de las zonas más afectadas por el cambio climático: subida de temperaturas (entre 3 y 4 grados a mediados de siglo), mayores sequías, inundaciones, malas cosechas y subida del mar, hasta 43 centímetros, lo que podría afectar a algunas poblaciones costeras y al turismo.

Otro informe de la ONU (septiembre de 2013) confirmaba que las concentraciones en la atmósfera de CO2, metano y óxido nítrico habían crecido a niveles sin precedentes en los últimos 800.000 años. Y añadía: el responsable es el hombre, al 95% de certeza. Porque el CO2 y los gases de efecto invernadero se emiten al producir electricidad, consumir carbón y petróleo, con los vehículos y calefacciones, con la industria, agricultura y los servicios.

Ahora, la buena noticia es que Obama se ha sumado a la lucha contra el cambio climático, que empieza a calar en EEUU: quiere reducir un 30% las emisiones de 1.600 plantas energéticas (emiten el 40% del CO2 USA), aunque sea a partir de 2030. Eso puede ser un espaldarazo para la Cumbre del Clima de París, a finales de 2015, donde 194 países tienen que decidir unos nuevos recortes de CO2 que sustituyan al acuerdo de Kioto (1997), que finaliza en 2020. Aquel acuerdo fue firmado sólo por 35 países (Europa y pocos más), quedando fuera los que más contaminan: EEUU, China, India y Japón más todos los países en desarrollo. Ahora, todos deben pactar nuevos  recortes de emisiones (hasta 2030) y acordar cómo se financia el Fondo Verde del Clima (2011) ,100.000 millones de dólares en ayudas a países pobres para que contaminen menos, que nadie sabe quién va a pagarles.

Al final, la lucha contra el cambio climático es una cuestión de dinero. Las empresas dicen que, con la crisis, no pueden hacer inversiones para contaminar menos. Y que si lo hacen, sus productos serían más caros que los de sus competidores “menos verdes” y habría más paro. Las eléctricas, que si queremos luz “más verde” será más cara. Y los países en desarrollo, que contaminan menos que los países ricos y no pueden frenar su crecimiento para emitir menos ni tienen dinero para hacer sus industrias “más verdes”. Y los Estados argumentan que sus Presupuestos no están como para luchar contra el CO2. El problema es que si no se hace ahora, dentro de 50 años habrá que gastar diez veces más para hacer frente a los impactos negativos del cambio climático. Sólo en Europa, se estima que habría que gastar 190.000 millones de euros anuales en el último cuatro de siglo, según el informe JRC. Los mayores costes se darían en el sur y centro-sur de Europa.

Europa (la tercera emisora de CO2, el 10% del total) ha sido siempre la abanderada en la lucha contra el cambio climático, pero ahora, con la crisis, ha hecho un viraje y ha aprobado objetivos medioambientales menos rigurosos, por la presión de grandes industrias y eléctricas más los países nucleares (Francia y Gran Bretaña) y carboníferos (Polonia). Así, la Comisión saliente propuso en marzo rebajar las emisiones de CO2 un 40% para 2030 (sobre 1990), cuando Europa ya las ha rebajado un 19,2%. Y sobre todo, rebajan al 27% el peso de las energías renovables para 2030 (antes se hablaba del 35%) pero a nivel de toda Europa (ahora es el 13,5%), no país a país. Con ello, los países más verdes compensarán al resto, ahora sin obligaciones concretas en renovables.

De hecho, es lo que ha pasado en los últimos 22 años: Europa es la única región del mundo que ha reducido sus emisiones, pero de manera desigual: de los 15 países europeos que firmaron en 1997 el protocolo de Kioto, 5 países no han cumplido los recortes previstos: Italia, Portugal, Dinamarca, Austria, Luxemburgo y España, el país europeo donde más han crecido las emisiones de CO2 desde 1990 (un +23,68% hasta 2012, frente al +15% objetivo).Y eso a pesar de la recesión (que ha reducido el consumo de energía) y de que España  se ha gastado 812 millones de euros (entre 2008 y 2012) en comprar derechos de emisión de CO2 para compensar una parte de su exceso de emisiones.

Lo más grave no es que España  (5º país europeo con más emisiones de CO2) no cumpla ahora Kioto sino que tampoco lo cumplirá al final del plazo, en 2020. Sólo rebajará las emisiones un -2,5% frente al -10% objetivo (sobre 2005), según el informe de la Comisión Europea (2 junio), que ha pasado desapercibido: “teniendo en cuenta las previsiones nacionales más recientes basadas en las medidas existentes, no se espera que España alcance este objetivo (página 39 informe expertos UE). Y eso que España, por su situación geográfica, será  uno de los países más afectados por el cambio climático, según los científicos: más calor, más sequía, más inundaciones, peores cosechas y mayor riesgo para las costas por la subida del mar, sobre todo en el Cantábrico, Huelva y el Mediterráneo.

En España, un 40% de las emisiones de CO2 proceden del transporte, por culpa del enorme peso de los camiones (83% transporte frente al 45% en la UE) y un parque de vehículos donde la mitad tienen más de 10 años (y dos tercios consumen gasóleo, más contaminante). Otro 25% del CO2 lo emiten la agricultura, los servicios y la vivienda (calefacciones y consumo eléctrico). Y el 35% restante lo emiten las empresas: la mitad (51%) las eléctricas (un 25% de la luz se produce con fuel y carbón), un 11% las refinerías y petroleras, 9% las cementeras, 8% la siderurgia y el resto las demás industrias.

El Gobierno Rajoy, con los recortes, desarboló la política de ahorro energético, la primera medida clave para reducir las emisiones de CO2. Luego, en marzo ha aprobado un Registro de Huella de Carbono, para que las empresas puedan compensar sus emisiones con proyectos de “sumideros forestales”. Y da ayudas para renovar el parque de vehículos particulares (Plan PIVE) y comerciales (Plan PRIMA). Pero es insuficiente. Hay que poner en marcha un ambicioso Plan de transportes, para descargar la carretera con más tren y más barcos. Y aplicar un Plan industrial, para reducir las emisiones sector por sector, con ayudas. Y al producir electricidad, penalizar el fuel y el carbón y fomentar más las renovables, ahora recortadas. No podemos ser “el farolillo rojo” de Europa en la lucha contra el cambio climático. Además, el último informe de la Comisión nos saca también los colores por otros problemas medio ambientales: deficiente gestión del agua (la más barata de la UE), falta de depuradoras (Bruselas ya nos ha abierto un expediente), mala gestión de residuos y excesiva contaminación atmosférica (estamos a la cola de Europa en calidad del aire).

Cuando España y Europa salgan de la crisis, se consumirá más energía y habrá aún más emisiones. No podemos bajar la guardia y esperar a tomar medidas, porque será demasiado tarde y costarán mucho más. “Como presidente y como padre, me niego a condenar a nuestros hijos a un Planeta que no tenga salvación”, ha dicho Obama. Hay estudios y realidades suficientes para ver que el cambio climático está ahí, imparable. Y que pone en peligro nuestro crecimiento y nuestro futuro, más que cualquier recesión. España está peor que el resto: no sólo tenemos el doble de paro, emitimos más CO2. Así que tenemos que salir de la crisis de la forma más limpia posible. Si no, hipotecaremos el futuro de nuestros nietos.

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