Tener un trabajo
hoy en España no garantiza una vida digna: uno de cada ocho trabajadores ganan el salario mínimo o menos (645 euros al mes), según el INE. Y así,
un 13,4% de los trabajadores son pobres
(2,27 millones), un porcentaje sólo
superado por Rumanía y Grecia. Es el fruto de la enorme precariedad laboral (muchos
contratos temporales y a tiempo parcial) y la bajada de salarios, más de un 10% con la reforma laboral. Y el
resto de trabajadores no tienen sueldos
boyantes: el 72% ganan menos de 2.000
euros brutos al mes. Así pasa, que la mitad de españoles viven con menos de
1.000 euros al mes. Y todavía, la patronal pide dos años más de moderación salarial y más contratos temporales. Es un suicidio: si los trabajadores tienen sueldos de miseria, no consumen y no se
crece ni se crea empleo. Y tienen pocos incentivos para trabajar mejor. Necesitamos sueldos europeos.
enrique ortega |
La última estadística de salarios del INE,
con datos de 2012, es terrorífica (y la
de 2013 puede ser peor): el 12,25% de
los trabajadores ganan el salario mínimo (SMI) o menos (645 euros por 14 pagas, 8.979 euros brutos al año,
de los que se descuentan retenciones a Hacienda y las cuotas de la seguridad
Social). Es un porcentaje que duplica a los que cobraban el SMI en 2004 (6%
trabajadores) y muy superior al de antes de la crisis (7,8% en 2007). Con ello,
un 13,4% de los trabajadores españoles
son pobres, según el INE,
nada menos que 2.271.130 empleados.
Y tenemos el mayor porcentaje de
trabajadores pobres de Europa, sólo por detrás de Rumania (19%) y Grecia (15%), según
Eurostat.
El perfil de
estos trabajadores pobres son mujeres
(hay un 17,3 % de trabajadoras pobres frente a un 7,5% entre los hombres), jóvenes, mayores de 55 años, autónomos e
inmigrantes, con poca formación y que
trabajan básicamente en los servicios, con contratos temporales y a tiempo
parcial. Precisamente, la primera causa del aumento de trabajadores pobres es
la precariedad
laboral, por partida doble. Por un lado, hay un 16,4% de contratos
a tiempo parcial (en 2014, un tercio de los nuevos contratos), que ganan de media menos de la mitad que a
tiempo completo (un 39,5%, según
el INE). Y por otro, tenemos el mayor porcentaje de Europa de contratos
temporales (24%, frente al 14,1% en la UE), los únicos casi que se
firman ahora (91,3% de los contratos en 2014), contratos que ganan un 65,5% de los fijos, según el INE. Y además, la otra
causa de pobreza es que todos los
trabajadores, cualquiera que sea su contrato, han visto reducir su sueldo un
10% desde 2012, por la reforma laboral. Y hasta un -17% los más bajos, según
FEDEA.
Este creciente grupo de trabajadores
pobres es el dato más preocupante, pero hay otro más: el 72% de todos los trabajadores
(12.202.000) ganan menos de 27.000
euros brutos al año, menos de 2.000 euros brutos al mes (en
14 pagas). Y según el INE, el sueldo más corriente en España (2012) eran 15.500 euros brutos al año,
curiosamente el mismo que en 2008 (lo que
supone, con la inflación acumulada, ganar
ahora un 9,1% menos). Son 1.107
euros brutos al mes (en 14 pagas), que descontando retenciones y SS se
quedan por debajo de los 1.000 euros.
No en vano, la última estadística
de Eurostat daba un dato escalofriante: la mitad de los españoles viven con menos de 1.000 euros al mes.
Y la mitad de ellos, incluso, son minieuristas
(ganan entre 400 y 800 euros). En contrapartida, los que ganan 8 veces o más el salario mínimo (71.832 euros brutos anuales,
5.128 euros al mes en 14 pagas) han
aumentado con la crisis y son ya el 1,74% de los trabajadores, 302.000 en
2012.
Junto a estos salarios
bajo mínimos, los datos del
INE revelan varias desigualdades flagrantes. La primera, la
diferencia salarial entre hombres y mujeres: ellas ganan un 24% menos
(19.537 € de media frente a 25,682€ los hombres), una brecha que se ha agravado con la crisis (en 2008
ganaban un 21,9% menos). Eso se
debe, básicamente, a que las mujeres
tienen más contratos temporales (26,1% frente a 23,9% los hombres) y más contratos a tiempo parcial (73,1%
contratos de las mujeres y 26,9% de los hombres), los peor pagados, además de otros
factores como que ocupan peores puestos y se les deja promocionar menos. Otra desigualdad es por sector: los que trabajan en las
eléctricas, por ejemplo, ganan 3,7 veces más que los trabajadores de los
servicios. La tercera, la desigualdad por
puesto: un directivo gana 4,14 veces más que un trabajador no cualificado. La
cuarta, por edad: los menores de 30
años (sobre todo chicas) ganan un 44% menos que los que tienen entre 35 y 50
años. Y los inmigrantes no europeos
ganan un tercio menos que los españoles. Por último, el sueldo depende mucho de
dónde se trabaje: los que más ganan viven en País Vasco (ganan
+16,7% que la media nacional), Madrid (+14,6%),
Cataluña (+7,5%) y Navarra (+4,7%) y los que menos en Canarias (-15,1% que la media), Galicia (-14,6%) y Extremadura (-13,2%).
En 2013 y 2014, los salarios
han seguido bajando, como sucede desde
2010, con una rebaja que supera el
10% de media. La bajada real podría
ser mayor, según
el Banco de España, porque con la
crisis se han perdido puestos de trabajo con menores salarios y ahora los más
altos (que han perdido menos) pesan más en la media estadística. Además, la devaluación
salarial no se ha producido sólo en el sueldo: han crecido mucho las
horas extras gratis, de 2,7 millones a la semana (2009) a 3,38 millones
(2013), sobre todo en los contratos precarios. Así, el trabajador pierde ingresos por partida doble (sueldo y horas extras no cobradas). Y España deja de crear, con todas la horas extras, unos 150.000 empleos.
Cara al futuro,
la patronal quiere aprovechar la
crisis para seguir con la moderación salarial dos
años más: los salarios “no podrán
subir hasta
2016 como pronto”, dicen,
mientras los sindicatos
defienden subidas en los sectores y empresas con beneficios. Recordemos que España tiene los costes
laborales más bajos que Europa: se pagan 20,90 euros por hora
trabajada (2013), un 12% menos que la
media europea (23,70 euros) y bastante menos que en Francia (35€ por hora),
Alemania (31€), Italia (28€) o Reino Unido (21,1€). Y tenemos un salario mínimo (645 euros por 14 pagas)
congelado desde que llegó Rajoy
(diciembre 2011) y uno
de los más bajos de Europa, la
mitad que en los grandes países (en Alemania llegará a 1.360€ en 2017, en
Francia es de 1.430€ y en Reino Unido de 1.189€).
La Comisión
Europea pidió en enero medidas
urgentes para frenar el
crecimiento de los trabajadores pobres en Europa. Es hora de poner coto a esta lacra social,
mejorando el salario mínimo y cumpliendo con el compromiso adquirido por España con el Consejo de Europa: que el SMI
sea el 60% del salario europeo, lo que supondría subirlo a 800 euros. Además, hay que reducir la precariedad
laboral, recortando los contratos peor
pagados, temporales y a tiempo parcial (la patronal CEOE
quiere que haya más, multiplicar los minijobs
a 400 euros para jóvenes, como en Alemania). Y sobre todo, hay que dejar atrás la moderación salarial,
porque es un
suicidio económico y social: si los trabajadores tienen sueldos de
miseria, no consumen, las empresas no venden
y el país no crece ni crea empleo. Además, para competir no sólo hay que
tener en cuenta los costes laborales: si las empresas españolas pagan más
cara la luz (+20%) o los
créditos (a un interés triple que en Alemania) y encima sube el
euro, todo eso se come los
sacrificios salariales de los trabajadores.
Hay que actuar en dos
frentes. Por un lado, con medidas
para reducir el número de trabajadores pobres: subirles el salario mínimo,
rebajarles cotizaciones e impuestos, aumentarles las ayudas sociales
(alquileres, becas y mayores ayudas por hijos y dependencia), y mejorar su
formación y su empleabilidad. Por otro, negociar
convenio a convenio subidas
de salarios en empresas con beneficios, a cambio de mejorar la
productividad. Y reducir las horas
extras (gratis o pagando), para permitir que entre más gente a trabajar.
En definitiva, España
no puede pretender tener salarios de China o Marruecos y competir a costa de que sus trabajadores estén
entre
los peor pagados de Europa. Hay que optar por negocios viables, que
permitan salarios decentes a la europea. Y si la patronal persiste en
tener empleados
precarios y mal pagados, estarán desmotivados y trabajarán peor. Además, no
consumirán y las empresas no aumentarán sus ventas. Por todo ello, tener sueldos decentes es una clara apuesta
para
salir de la crisis. Y para tener
un país más justo.
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