Quedan dos semanas para confesarnos
con Hacienda. Y mientras pagamos más, por segundo año
consecutivo (también en la declaración del año que viene), el Gobierno promete que nos bajaran los
impuestos en 2015 (año electoral), ya para la declaración que haremos en
2016. La rebaja será pequeña en el
IRPF, que supone sólo el 40% de los impuestos que pagamos, los que más se
notan. Pero como han prometido bajar el déficit, tendrán que subir los impuestos que no se notan, los indirectos, desde el IVA a algunos
productos a los carburantes, el IBI, tasas e impuestos medioambientales,
quitando deducciones. Algo injusto,
porque son impuestos que pagan igual los
pobres que los ricos. Mientras el fraude
fiscal supera los 70.000 millones, los que viven de una nómina están
supercontrolados por Hacienda y pagan el 79% del IRPF. Si empresas, bancos, multinacionales y grandes fortunas pagaran lo que
deben, el IRPF podría bajar de verdad. Es la reforma que hace falta.
enrique ortega |
La Renta, el IRPF,
sigue siendo el primer impuesto en
España, con el que el Estado ingresará 73.196 millones este año. Pero ha perdido importancia, porque sólo representa ya el 40% de la recaudación total, cuando
en 2010 era el 45%. Han ganado
importancia los impuestos
indirectos (desde el IVA a los impuestos sobre carburantes, tabaco o
alcohol, el IBI o las tasas), que ya suponen el 60% de los ingresos, algo profundamente injusto
porque son impuestos que pagan igual los pobres que los ricos. Pero sirven
para que los Gobiernos de turno recauden sin que se note tanto, al consumir en
el día a día.
El IRPF es un impuesto que se nota, aunque tampoco
mucho porque la mayoría (93%) lo pagamos
cada mes, en las retenciones
que nos hacen en la nómina o pensión. Y ahora, al presentar la declaración,
sólo ajustamos cuentas y a la mayoría le sale negativa: de 19,3 millones de
declaraciones esperadas, 14,6 millones
saldrán a devolver, lo que significa que
nos
han retenido de más, que hemos
financiado a Hacienda durante el año (10.275 millones). Así que si nos sale
negativa, es sólo un espejismo: ya hemos pagado antes y de más. De media, pagamos un
14% de los ingresos, un máximo
histórico.
Este
año, la declaración de la renta
viene otra vez con
subida, la aprobada por Rajoy para 2012,
2013 y 2014 (que pagaremos en la declaración del año que viene): los tipos del IRPF suben
entre el 0,75 y el 7%, según los ingresos. Eso supone pagar entre 82 euros más
(para ingresos de 20.000 euros) y 600 euros extras (para ingresos de 45.000
euros). También pagarán más los ingresos
por ahorros e inversiones (pasan de pagar del 19% al 21%). Pero la mayor subida se debe a que Hacienda no descuenta (desde 2008) el
efecto de la inflación, al no revisar los tramos de renta ni actualizar
el mínimo personal y familiar ni la deducción por rendimientos del trabajo. Una
penalización
que supone pagar 33,24 euros más de
media por contribuyente, según
GESTHA (entre 18 y 1.321 euros más, según ingresos).
Algo muy importante es que el IRPF se paga distinto según donde se viva. Primero, porque varias
autonomías
han cambiado los tramos de ingresos y los tipos máximos, siendo Cataluña,
Andalucía y Asturias donde los más ricos pagan más (56%) y Madrid, Galicia y la
Rioja donde pagan menos (52%). Curiosamente,
en Aragón, Castilla la Mancha, Castilla y León y Baleares, los
que ganan menos de 80.000 euros pagan más que la media de España y los que
ganan más, menos. Y en Asturias y Andalucía, todos pagan más.
La otra diferencia
entre autonomías es por las
deducciones del IRPF: hay
164 diferentes. La mayoría tienen deducciones por compra o alquiler de vivienda (y para jóvenes), la mitad tienen deducciones por nacimientos o adopciones, algunas por gastos de guardería (Comunidad
Valenciana, Murcia y Canarias), otras deducen uniformes (Madrid) y libros
de texto (Comunidad Valenciana, Baleares y Aragón), la enseñanza de idiomas (Castilla la Mancha), los gastos de salud y seguro médico privado (Baleares, Aragón y
Cantabria), los abogados laboralistas
(Andalucía) y gastos tan estrambóticos como tener
asistenta (Andalucía), hombres que
ayudan en casa (Comunidad Valenciana)
o quedarse viudo/a (Cataluña).Un galimatías de deducciones que llevan a
que una familia pague hasta 3.448
euros más o menos, según donde viva.
Al final, ¿quién
paga el IRPF? Básicamente, las
clases medias y medias altas: el 68,3%
lo pagan quienes ganan más de 30.000 euros, según la Memoria
Tributaria (2011). Por debajo, los mileuristas, los que ganan menos de
15.000€ brutos (12.000€ de base imponible), un 38,8% de contribuyentes, sólo
pagan el 1,4% de la recaudación, unos 132 euros de media anual. Entre 12.000 y 21.000 euros de base
imponible hay otro 26,8% de contribuyentes, que pagan un 12,6% de la
recaudación, unos 1.760 euros anuales de impuestos. Y entre 21.000 y 30.000 euros, hay otro 15,5% de declaraciones, que
pagan un 17,7% de la recaudación, 3.894 euros de media. Entre estos tres grupos, que ganan menos de
30.000 euros, son el 81,2% de los contribuyentes y pagan el 31,7% de la recaudación. Otro tercio (35% recaudación) lo
pagan los que ganan entre 30.000 y 60.000 euros (15% contribuyentes) y el tercio restante (33,3%) lo pagan los que ganan más de 60.000 euros, sólo
el 3,8% de los contribuyentes.
Estos contribuyentes
(19,3 millones) son los que viven
de un salario (79%
de la recaudación del IRPF) o de
un ahorro o inversión, y están perfectamente
controlados por Hacienda, mientras quedan
fuera personas
con grandes fortunas, que tributan
como empresas (con muchas deducciones y vías “legales” de fraude) o a
través de SICAV
(hay 3.050, que gestionan 29.012 millones de casi medio millón de grandes
patrimonios), que sólo tributan al 1%.
Y si sumamos todos los impuestos, resulta que el
90% de los ingresos fiscales se
recaudan con las familias y sólo un 10% con empresas, bancos y grandes
fortunas, según
Intermon Oxfam. De hecho, las grandes empresas pagan en España el
4% de sus beneficios (por las cuantiosas deducciones del impuesto de
Sociedades), los bancos sólo han pagado
el
5% de sus beneficios en 2013 y las multinacionales
apenas
pagan.
Precisamente, un
grave problema de España, reiterado por la Comisión
Europea y el FMI
es el elevado fraude fiscal, que supera
los 70.000
millones de euros. Una parte es fraude” ilegal”, de economía sumergida que no tribuya
(hay 253.000 millones de dinero negro), pero el 72% del fraude, según
Gestha, procede de empresas,
multinacionales y grandes fortunas, que defraudan “legalmente”, aprovechando deducciones,
desgravaciones y agujeros legales.
De hecho, España es el segundo país de
la zona euro que
menos recauda, tras Irlanda (un paraíso fiscal): un 37,8% del PIB, frente al 46,8% de la zona euro. O sea, que recaudamos 90.000
millones menos de lo que nos toca, porque algunos defraudan y pagan menos. Y no son precisamente los que declaran
el IRPF, donde el
fraude es relativamente bajo.
Ahora, el Gobierno
promete bajar
impuestos, pero en realidad apenas va a tocar el IRPF: subirá el
mínimo exento de declarar a 12.000 euros
(ahora está en 11.121, con lo que beneficiará sólo a 400.000
contribuyentes), mejorará algunas deducciones
familiares y bajará el tipo máximo
(del 52% al 50% o al 45%), lo que beneficiará
a los más ricos. Pero para cumplir con el recorte del déficit que le exige Bruselas, tendrá que ingresar
más por otro lado, con los
impuestos que no se notan: subirá
el IVA de algunos productos (del 10 al 21%), los impuestos a los carburantes, el tabaco y el alcohol, el IBI, las tasas y los impuestos
medioambientales. Y bajará sociedades (del 30 al 25%, aunque las empresas
pagan el 4% por las deducciones).
Y la mayor parte de la rebaja anunciada será para 2016 y 2017, no a corto plazo.
La única manera de
bajar los impuestos a la mayoría de españoles que pagan es cobrando más a los que apenas pagan: grandes fortunas, empresas, bancos y
multinacionales. Pero estos son colectivos
“intocables” para el Gobierno Rajoy. Por eso, harán propaganda con que
bajan impuestos, los que se notan, pero acabaremos
pagando más impuestos de los que menos se notan, los de cada día. Y seguiremos pagando los de siempre, los asalariados
y familias,
la mayoría, que dedicamos 130 días al año (hasta el 10 de mayo) a trabajar
para pagar impuestos y cotizaciones, según
Civismo (ofrecen esta
calculadora para que calcule los días que trabaja para pagar
impuestos). Que no le engañen con bajadas que tienen trampa.
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