El Gobierno, tras
perder 2,5 millones de votos en las
europeas, quiere dar un mensaje positivo con un Plan de reactivación que es un
bluff : poco dinero y sólo 175 millones
nuevos, para comprar coches. Pura
propaganda. Y mientras, nos esconden
dos hechos. Uno, que han exigido un Plan
de ajuste para este año a 6
autonomías que incumplieron el déficit en 2013: Cataluña, Comunidad Valenciana, Castilla la Mancha, Murcia, Aragón y
Navarra. Y otro ajuste a 361 grandes
Ayuntamientos donde viven 1,5 millones de españoles. Y por si fuera poco, Bruselas acaba de recordarnos que sin
más ajustes no cumpliremos el déficit de 2015, con lo que exige a Rajoy que suba el IVA y otros impuestos y recorte más gastos. O
sea, que en vez de reanimar la economía, nos
esperan más recortes, este año y el próximo. Más de lo mismo, mientras el BCE
aprueba medidas largamente esperadas para reanimar
el crédito. Y cuando el 86,5% de
españoles ven la situación económica “mala” o “muy mala”.
enrique ortega |
Frente a la propaganda de la reactivación,
empecemos por los ajustes que vienen.
Primer hecho: Hacienda envió el 13 de mayo una carta a 6 autonomías que habían
incumplido el déficit en 2013 para que en el plazo de un mes (esta semana) enviaran al Gobierno un Plan de ajuste de sus cuentas para este año 2014 y para 2015,
detallando los gastos que iban a recortar y los ingresos extras que iban a
conseguir. Los mayores ajustes los tendrá que hacer
Murcia (1,58% de su PIB, 421
millones), seguida de Castilla la Mancha
(0,83% PIB, 300 millones), Aragón (0,76%
PIB, 247,3 millones), Comunidad
Valenciana (0,73% PIB, 712,6 millones), Cataluña (0,38% PIB, 731,6 millones) y Navarra (0,35% PIB, 62,1 millones). En total, un ajuste
extra de 2.474,7 millones de euros para hacer este año y que afecta
a 18 millones de españoles y casi al 40%
de nuestra economía.
Pero además de este ajuste extra para 6 autonomías, las 17 tendrán que hacer otro ajuste este año, para reducir su déficit del 1,53% del PIB en 2013 al 1% que tienen de
tope en 2014. Son otros 5.300 millones
de ajuste, que ya están
en marcha en sus Presupuestos 2014.
En total, casi 8.800 millones de ajuste autonómico en 2014, que sólo
pueden salir por dos vías: recortando
gastos y subiendo impuestos. De
hecho,
todas las autonomías se han visto obligadas a recortar sus gastos corrientes, a seguir reduciendo plantillas de
interinos, a no invertir en instalaciones y a recortar más en
educación, sanidad y gastos sociales, que son el 60% de sus Presupuestos. Y han subido los impuestos de sucesiones
(herencias) y donaciones, el patrimonio, los del juego, tasas y vendido
edificios.
El ajuste no se queda en las autonomías. Segundo hecho: Hacienda ha ofrecido a 361 grandes Ayuntamientos que están
asfixiados y no pueden devolver los 4.574 millones que les prestaron, un
balón de oxígeno: 2 años más para empezar a pagar y 10 años más para devolverlos (ahora, en 20
años). A cambio, tendrán que enviar un Plan de ajuste, donde detallen
los recortes y la subida de tasas
para sostener los servicios municipales. Y la mayoría tendrá que pasar por el
aro. Son grandes
Ayuntamientos, como Alicante, Jaén,
Marbella, Fuenlabrada, Torrevieja, Sanlúcar, Vélez-Málaga, Tortosa,
Almendralejo, Villarreal Crevillent, Loja, Porriño o Xixona, más algunas
Diputaciones, como Granada, Cáceres o La Gomera. En total, casi 1,5 millones de habitantes a sumar
a los de otros 373 Ayuntamientos que ya se
han acogido a Planes de ayuda a cambio de
ajustes duros que pagan sus vecinos.
Y queda el tercer
hecho, que de momento es una
exigencia: la Comisión Europea acaba
de reiterar, por enésima vez, que España no va a poder cumplir el objetivo de
déficit en 2015: será del 6,1% del PIB, en vez del 4,2% que dice el
Gobierno. Y por ello, exige al Gobierno que tome medidas para corregirlo. O
sea, otro ajuste más, de 20.000 millones
extras para el Presupuesto 2015, que se presenta en septiembre. Bruselas le dice a Rajoy que no
puede bajar impuestos, como promete, sino subirlos: recomienda subir el IVA (cobrando el 21% a
productos que hoy pagan el 10%, como alimentos
y el turismo), subir los impuestos a los carburantes (son
de los más bajos de Europa), al alcohol y al tabaco, crear impuestos
medioambientales, subir los impuestos a la vivienda (el IBI) y reducir las
deducciones a empresas (sociedades) y ciudadanos (quitar la deducción por vivienda en el IRPF,
con efecto retroactivo). Además, proponen
seguir con los recortes en sanidad
(gasto farmacéutico en hospitales), pensiones y desempleo, exigiendo a Rajoy “realizar antes de febrero de 2015 una
reducción sistemática del gasto en todos los niveles de la Administración”.
Los deseos de Bruselas
son órdenes, aunque Rajoy dice que no subirá el IVA. Pero algo
tendrá que hacer, porque ya le han dicho varias veces que no puede bajar impuestos y que
tiene que seguir con los recortes y la subida de impuestos, no sólo en 2015
(año electoral) sino en 2016:
Bruselas exige otro ajuste de 14.000 millones más, para bajar el déficit al 2,8%.
Así que hay tres
ajustes en el horizonte inmediato, a nivel autonómico, municipal y estatal,
para lo que queda de 2014 y en 2015 y
2016. Más recortes de gastos, que
pondrán al límite el Estado del Bienestar, y
más subidas de impuestos, aunque se quieran camuflar con algunas bajadas. Y
estos nuevos ajustes van a frenar de nuevo la
recuperación, reduciendo el consumo, las ventas y la inversión,
debilitando el crecimiento y el empleo, como ha pasado desde 2010. Un suicidio económico que no se puede
enmascarar con un Plan de reactivación
para la galería que es un bluff: el
Gobierno sólo aporta 3.630 millones para reindustrialización e inversiones (más 4.400 millones en créditos), pero no es dinero nuevo, sino fondos
europeos y Planes que estaban ahí y se presentan juntos de otra manera, para que haga bonito. Sólo
hay 175 millones nuevos, del Plan
PIVE 6, para subvencionar la compra de coches. Demasiado poco para reanimar una economía estancada (crecemos el 0,4%) y amenazada por próximos recortes.
Bruselas y los
políticos europeos, que también perdieron votos el 25-M, han presionado
al BCE para que les saque las castañas del fuego y apruebe medidas para reactivar la
economía europea, que apenas
crece. Y Draghi ha sacado toda
su artillería, con tres
medidas que llevaba
8 meses retrasando: rebaja del
precio oficial del dinero al 0,15%
(más testimonial que efectiva), penalizar el dinero que los bancos depositan en el BCE y no mueven (cobrándoles el 0,1%) y,
sobre todo, prestar
400.000 millones a los bancos europeos
para que den créditos a empresas y particulares (no para hipotecas), a partir
de septiembre. Esta futura liquidez debería bajarle los humos al euro
(todavía por encima de 1,36 euros/dólar), lo que ayudaría mucho a las exportaciones y al
turismo español. Y debería aumentar
los precios en Europa, alejando el problema de la baja
inflación, más grave para España y la Europa del sur, porque desalienta
el consumo, la inversión y el empleo, además de encarecer el pago de la deuda.
Las medidas del BCE
deben ayudar a un mayor
crecimiento de Europa y España, pero aún son insuficientes. Porque para
que el sur de Europa se reanime y sus empresas pidan créditos y creen empleo hace
falta reanimar el consumo y la
economía, además de ayudar a los países y empresas a pagar sus deudas (con eurobonos y quitas). Pero ni Bruselas
ni Merkel (que defienden a los bancos acreedores) quieren mutualizar y reducir
la deuda ni aprobar un Plan
Marshall europeo para reactivar
las economías, con inversiones de 250.000
millones anuales durante 10 años, como proponen los sindicatos.
Las elecciones
europeas han sido un aviso, pero la
derecha y los fundamentalistas del déficit siguen en el poder en Bruselas y en Madrid y no
parece que nada vaya a cambiar, salvo Planes y medidas de reactivación para la galería, mientras siguen
dictando planes de ajuste para la Europa del sur, dificultando su
recuperación. Hace falta un
cambio real de política económica, en Europa y más en España, porque
tenemos más del doble de paro. Hay que hacer un Plan de reactivación de verdad, con recursos suficientes que han
de salir de una mayor recaudación,
haciendo que paguen impuestos las grandes
empresas (sólo pagan
un 4% de sus beneficios), las
multinacionales y los más ricos. Un Plan que ha de centrarse en fomentar la
inversión en
la industria, la tecnología y la formación de empleados y parados, a
la vez que suben los salarios en los sectores con
beneficios, para aumentar el consumo (no es de recibo, por ejemplo, que los hoteleros de Baleares, con récord de turistas, ofrezcan a sus trabajadores salarios congelados para los próximos 4 años: así no hay recuperación posible). Y un Plan con ayudas de urgencia para los que más sufren la crisis: pobres, parados
y familias.
La economía sigue con un
pulso
débil y un 86,5% de
españoles ven la situación económica
como “mala” o “muy mala”, según el Barómetro del CIS (mayo),
por mucho que hagan propaganda de la
recuperación y del empleo (escaso y precario). España necesita crecer mucho más y crear mucho más empleo estable. Así
no se consigue, incluso con la gran ayuda
de las últimas medidas del BCE.
Y menos con los ajustes que vienen. El problema es que siguen mandando los mismos, aunque con menos votos. Y se empecinan en su política de ajustes, con pequeños retoques de cara a la galería, esperando
ganar tiempo y que la economía mejore para las elecciones de 2015, aprovechando
que la oposición está hundida y dividida. Así,
con estas políticas, nos costará el doble
salir de la crisis. Y muchos se quedarán por el camino.
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