domingo, 12 de mayo de 2013

Tres años de recortes: austeridad suicida


Hoy hace tres años, el 12 de mayo de 2010, Zapatero presentó en el Congreso el primer paquete de recortes de la democracia, presionado por Bruselas tras el rescate de Grecia. Después, Rajoy ha hecho cinco ajustes más y España pasó de crecer a una recesión que dura año y medio y podría continuar en 2014. Tenemos 6,2 millones de parados y no se creará empleo neto hasta 2015. Esta política de austeridad, forzada por Alemania y los fundamentalistas de Bruselas, ha llevado a Europa a dos años de recesión (2012 y 2013), mientras EEUU, Japón y los países emergentes salían de la crisis. El FMI y algunas voces europeas piden acabar con la austeridad y reanimar las economías, pero Alemania se niega, al menos hasta pasadas sus elecciones de septiembre. Entre tanto, crece la tensión social y las desigualdades entre norte y sur. Y la mayoría de ciudadanos desconfían de Europa. La austeridad ha fracasado estrepitosamente. ¡Cambien ya ¡
enrique ortega a partir de Saul Bass

Todo empezó en octubre de 2009, cuando el socialista Papandreu desveló que el Gobierno conservador de Karamanlis había manipulado las estadísticas de Grecia (con ayuda de Goldman Sachs) para entrar en el euro y que el déficit era del 12,7% (luego el 13,6%). Eso desató una tormenta en los mercados, que Bruselas no atajó, porque Merkel se negó a que Alemania y Europa pusieran dinero para salvar a Grecia. Tras seis meses perdidos sin tomar medidas, la crisis se contagió a la Europa del sur y los dirigentes europeos se vieron obligados, en mayo de 2010, a rescatar a Grecia y aprobar un Fondo de 750.000 millones para salvar a los países del euro. Y en esa fatídica Cumbre, la noche del 8 al 9 de mayo, presionaron a Zapatero para que hiciera un gran ajuste: eso o caer en manos de los mercados y el rescate.

 El 12 de mayo, Zapatero fue al Congreso y anunció los recortes que rompían con sus tímidas (e inútiles) medidas de reactivación tomadas en 2009. Un tijeretazo de 15.000 millones en año y medio (Bruselas quería 30.000), con un alto coste social y económico: congelar pensiones, bajar 5% sueldo funcionarios, quitar cheque bebé, subir impuestos y recortar inversión pública. Año y medio después, Rajoy toma el relevo y profundiza los recortes, cinco en 16 meses (el último, en abril), un ajuste de 60.000 millones: subida impuestos, congelación sueldos funcionarios, despidos públicos y supresión extra de Navidad, recortes en desempleo, pérdida poder adquisitivo pensiones, recortes drásticos en sanidad, educación, dependencia y gastos sociales, bajada de salarios y desplome de la inversión pública (-50%). Y anuncia a Bruselas otro ajuste de 3.000 millones para 2013.

Resultado: caen los ingresos de la mayoría de españoles, desplomándose el consumo, y los recortes del gasto y la inversión pública hunden más la demanda y la inversión, provocando cierre de empresas y la pérdida de 1,8 millones de empleos en estos tres años. Y la economía, que se estaba recuperando (-0,3% en 2010 y +0,4% en 2011) volvió a caer en recesión y llevamos ya 6 trimestres consecutivos de caídas, que seguirán en 2013 (-1,3%). Y la recesión podría continuar en 2014, según temen el FMI, la UE y otros expertos. Sin olvidar que hay ya 6,2 millones de parados (el 27,16%) y el Gobierno espera no crear empleo neto hasta 2015 y terminar la Legislatura con el 25,8% de paro (3% más).

Tantos sacrificios y tan alto coste para que el gran objetivo, recortar el déficit público, no se haya conseguido apenas: tras intentar el Gobierno “hacer trampas” (retrasando devoluciones), quedó en el 7% en 2012 (10,6% con las ayudas a la banca), el más alto de la UE-27. Y Rajoy ha recortado el déficit del Estado (con la SS) sólo -0,12% (del 5,20 en 2011 al 5,08% en 2012), menos que Zapatero, que lo rebajó -0,69% (del 5,89 en 2010 al 5,20% en 2011), a pesar de hacer el  triple de recortes. La verdadera rebaja del déficit la han hecho autonomías (-1,55%) y  Ayuntamientos (-0,30%), a costa de cargarse la sanidad, la educación, la Universidad y los servicios públicos y sociales. Eso es porque con recesión, cae mucho la recaudación y no vale con los recortes. Lo mismo pasa con la deuda pública: ha subido del 68,7% del PIB (2011) al 84,2% (2012) y llegará al 99,1% (2015). El propio FMI lo advirtió en octubre: las políticas de austeridad no reducen la deuda sino que la elevan. Porque crecen los intereses (36.000 millones en 2013) y caen los ingresos y el PIB.

Es el balance de tres años de ajustes. Rajoy insiste en que estamos mejor, porque España ha evitado el rescate y los mercados vuelven a financiarnos, con la prima de riesgo por debajo de 300 (en julio de 2012 llegó a 638). Es cierto, pero no por mérito del Gobierno, sino por varios factores externos: intervención del BCE en julio y confianza de los mercados en que bajarían los tipos en Europa y se suavizarán las exigencias de déficit en España, Portugal y Francia. Y, sobre todo, porque hay mucha liquidez en el mundo, dinero que busca la alta rentabilidad de la deuda española: 4,25% a 10 años, frente al 1,71% del bono USA, el 1,54% del británico, el 1,17% del alemán o el 0,55% de Japón. Pero el miedo puede volver en cualquier momento  a estos inversores, porque España tiene un dato que nos hace muy vulnerables, como reconoció el ministro de Guindos: el 27,18% de paro, que puede provocar más crisis bancarias, un alto déficit y alargar la recesión, haciéndoles temer que no podamos pagarles.

La austeridad impuesta hace tres años por Merkel y los fundamentalistas de Bruselas, utilizando la presión de los mercados para “castigar al sur derrochador”, se ha saldado también con un balance nefasto para Europa. Por un lado, con tres rescates y medio más: Irlanda (noviembre 2010), Portugal (abril 2011), España (rescate bancario junio 2012) y Chipre (marzo 2013), con Eslovaquia en espera. Por otro, con dos años de recesión en la eurozona (-0,4% en 2012 y -0,3% en 2013), que ha contagiado no sólo a Italia (-2,1% y -1,5%), sino incluso a las economías más fuertes, como Francia (+0,2 y -0,1%), Holanda (-0,5 y 0,4%) o Gran Bretaña (-0,1 y 0,7%), llegando a la poderosa Alemania (cayó       -0,5% a finales de 2012). Y todo ello ha agrandado las desigualdades norte-sur, con una Europa a dos velocidades donde las empresas españolas o italianas se financian al 6% mientras las alemanas lo hacen al 3,5% y las francesas al 3,75% (en 2010, todas pagaban lo mismo, entre 4,5 y 5%). Y con 26,5 millones de parados en Europa (3,5 millones más que hace tres años), un paro también desigual, que va del 5,4% de Alemania o el 12,1% de la UE al 27,2% de Grecia.

El problema, reiterado por el FMI, es que Europa, por culpa de la austeridad a ultranza, es un obstáculo para que el mundo salga de la crisis, ya que decrece (-0,3% para 2013) cuando EEUU (+1,9%), Japón (+1,6%) y los países emergentes (+5,3%) crecen. Por eso, el resto del mundo pide a Bruselas que suavice la austeridad, porque hasta el FMI demostró técnicamente en octubre que los recortes excesivos llevan a la recesión. De momento, Bruselas ha aceptado abrir la mano con los déficits de España y Francia (2 años más, hasta 2016, para el 3%), más Portugal (1 año extra de margen). Y la reciente bajada de tipos del BCE (al 0,5%), con escaso impacto real . Pero Merkel no quiere ir más allá, no quiere oír hablar de gastar más (pedirle más dinero a los alemanes) hasta que pasen  sus elecciones de septiembre (que ganará). Y ni Hollande (un bluff), ni Letta ni Rajoy tienen peso político ni poder para llevarla la contraria.

Mientras, Europa sigue en recesión, destruyendo empleo y se va a perder 2013 sin tomar medidas efectivas. Hace falta un nuevo Plan Marshall de inversiones públicas financiadas con eurobonos, mayor liquidez del BCE para abaratar y movilizar el crédito, un Plan de empleo juvenil europeo, reanimar el consumo y las importaciones en Alemania y norte de Europa y, sobre todo, implantar eurobonos y un BCE que defienda a los países más débiles de los ataques especulativos de los mercados, que están pidiendo una Europa que crezca para que les asegure mejor cobrar sus inversiones.

Al final, España sola no puede hacer mucho para salir de la recesión: hay que presionar a Alemania y a los conservadores de Bruselas, en la Cumbre de junio para que Europa apueste por la recuperación. Mientras tanto, España tiene que aplicar otra política, con cuatro patas: gastar más en políticas de empleo (formación y reciclaje de parados), relanzar el consumo (frenando la caída de salarios) y el crédito, apoyar la recuperación empresarial (en la industria, la tecnología, las exportaciones y el turismo) y recaudar más para financiar esta reactivación y a la vez reducir el déficit.

Tres años después, la austeridad a ultranza se ha revelado no sólo inútil sino un suicidio para la economía de Europa y España, con un alto coste social para los ciudadanos, que ahora desconfían mayoritariamente de Europa, amenazada por el populismo (Italia, Reino Unido) y la extrema derecha (Francia, Grecia, Hungría y Finlandia). No puede consentirse que una minoría de políticos y “expertos”, a los que ciega su ideología, nos impongan seguir hacia el abismo. ¡Basta ya ¡

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