La mayoría de trabajadores
esperan el 1 de mayo para escaparse de
puente. Pero es una fecha para hacer
balance del trabajo en España,
que atraviesa el peor momento en la
democracia: 6,2 millones de parados,
muchos contratos temporales, más subempleo,
sueldos mileuristas y a la baja, pérdida
de poder adquisitivo, más pobreza y desigualdad, recorte de pensiones y
prestaciones sociales. Y tres colectivos que sufren especialmente la
crisis: jóvenes, mujeres y mayores de 55
años. Todo ello, mientras las empresas ganan peso en el reparto de la
renta, frente a los salarios, por
primera vez en 32 años. Y con los sindicatos
cada vez más débiles y suspendidos por la
mayoría de españoles. El problema de
fondo es que se ha aprovechado la crisis para recortar derechos laborales a los trabajadores, que serán muy difíciles de
recuperar cuando llegue la ansiada recuperación.Trabajar
ya nunca será como antes.
enrique ortega |
La mayoría de trabajadores quizás no saben que el 1
de Mayo se celebra como homenaje
a los 5 anarcosindicalistas ahorcados en Chicago (EEUU), tras la huelga
general iniciada el 1 de mayo de
1886 por la jornada de 8 horas
diarias (se hacían entre 10 y 12). Pero sí saben que hoy, tras cinco años de dura crisis, pintan
bastos para el trabajo, en España y en todo el mundo. Lo peor lo llevan
los que han
perdido su trabajo, 3,84
millones de españoles, pero los 13,9
millones de asalariados que siguen
con un empleo están sufriendo cada día precariedad,
peores condiciones laborales y recorte de salarios, mientras pierden poder adquisitivo, prestaciones
sociales y temen por sus pensiones futuras.
El peor 1 de Mayo
es para los 6,2 millones de españoles sin
trabajo, de los que 3.842.200 han perdido su empleo con la crisis
(3.263.800 asalariados). Y dentro de los parados, hay tres bloques que se llevan la
peor parte: más de la mitad de los parados (51,08%) que no cobran ningún subsidio (3.167.864 parados EPA), la mitad
larga (56,3%) que lleva un año o más sin trabajar (3.49 millones de parados de larga duración) y más de la mitad de los parados que no tienen formación (casi 3 de cada 4
parados después de 2008 tienen sólo estudios primarios o secundaria
incompleta). O sea, que la mitad de los parados carece
de ingresos y tiene un futuro negro.
Junto a los parados, hay dos
colectivos preocupantes. Uno, los “desanimados”:
personas en edad de trabajar (16-65 años) que ni trabajan ni buscan ya trabajo: son casi 600.000, según la EPA, el triple que
antes de la crisis (198.300 en 2007). Y otro, los subempleados, los que trabajan
menos horas de las que quisieran: 2,3 millones de trabajadores, según
Afi-Agett, casi un millón más que antes de la crisis. De ellos, 1,5
millones trabajan a tiempo parcial por
obligación y el 53% son mujeres (35
a 44 años).
En conjunto, la
suma de parados, desanimados y subempleados da 8,9 millones de trabajadores que los expertos llaman “descontentos”,
un 39,5 % de la población laboral.
Pero el resto no está precisamente
contento. Primero, porque un tercio
de los trabajadores (35%) temen
perder su empleo en 2013, según un estudio
de Hays. Y tienen motivo: con una nueva caída del PIB del 1,4% (según Bruselas),
este año se perderán otros 500.000 empleos. Y segundo, porque la crisis y la reforma laboral (febrero 2012) han deteriorado sus trabajos y sus sueldos.
La reforma
laboral del Gobierno Rajoy, en plena recesión, ha provocado tres efectos negativos. Uno, ha aumentado el paro (-850.000 empleos en
2012), al facilitar los EREs (+56%, con
451.893 trabajadores afectados) y
despidos individuales (146.647 demandas por despido en los juzgados,
+25,3%). Dos, los ha abaratado: el coste medio por trabajador ha bajado un 23%
(al generalizarse los 20 días por año). Y tres, ha rebajado los salarios: 3 de cada 4 empresas han utilizado la
reforma laboral para despedir o bajar salarios, según
un estudio de Adecco-Sagardoy. Y un
tercio de las empresas redujo o congeló salarios en 2012, según otro
estudio de Deloitte.
La devaluación
de los salarios está en marcha desde 2010, con tres años de bajadas en
los costes laborales, un 8,5% en 2012. Así,
el coste laboral por hora trabajada en España (2011) es un 25,3% inferior
a la zona euro: 20,6 euros
por hora, frente a 34,2€ en Francia, 30,1€ en Alemania o 26,8€ en Italia. La subida de los convenios 2012 fue del 1,3% (+0,7% los nuevos)
y este año, la patronal no quiere cumplir el anterior pacto con los sindicatos
(+0,6% de subida para 2013 y 2014), apostando por la congelación y la rebaja de
salarios. Mientras, el Gobierno ha enviado a Bruselas un Plan de estabilidad que contempla rebaja de los costes salariales hasta 2016: -1,7% en 2012, -1,0 en 2013
y -0,5% para 2014 y 2015.
Con ello, los salarios
han ido perdiendo peso en el reparto
de la tarta de la renta y en 2012 se llevaron sólo un 44,2 %, menos que los excedentes empresariales
(46,1%), por primera vez en los últimos
32 años. Y además, hay más
desigualdades salariales y más mileuristas:
15 millones de españoles (4 de cada
10) ganan menos de 1.000 euros al mes.
Y de ellos, 4.528.830 son asalariados (30%
de trabajadores son mileuristas). Pero la mitad no llegan ni a eso: 2.830.304
trabajadores (18,7% del total) son minieuristas, ganan menos de 820
euros al mes. Y casi la mitad (10% de los asalariados) gana el salario mínimo (645,30 € al mes).
Además de salarios
congelados o a la baja, los trabajadores sufren una pérdida
de poder adquisitivo, porque los
precios suben más que su sueldo y el Gobierno ha subido impuestos: el IRPF
en 2012 y 2013 (subida entre 0,5 y 7% del tributo, unos 250 euros al año para un trabajador que gane 30.000 euros) y
el IVA
en septiembre 2012 (500 euros al año por familia), además de subidas de tasas (municipales, universitarias,
judiciales)
y copagos.
Con ello, los trabajadores han perdido un
euro al día en 2012 y otro tanto en 2013, tras ser España el tercer
país europeo donde los salarios han perdido más poder adquisitivo
entre 2010 y 2012 : un -6%, tras Portugal (-10%) y Grecia (-20%), mientras
crecía en Alemania (+1,5%).
Pero no es sólo el
bolsillo. La crisis y la reforma laboral han agravado la precariedad laboral, con un exceso de contratos
temporales (23% frente al 14,1% en
la UE) que se
encadenan (4 de cada 10 trabajadores), ahora
más fáciles de hacer a
los jóvenes (desde marzo 2013, el Gobierno permite a las empresas hacerlos
sin tener que alegar causa para ello).Además, muchas empresas han quitado
beneficios sociales (vales comidas, seguro médico, autobuses de
empresa, ayudas hijos y guarderías, plan de pensiones…), pago de complementos y
horas extras, han forzado movilidad y cambiado horarios.
Y ahora es más
arriesgado ponerse
enfermo: se puede despedir a
un trabajador si falta al trabajo, aún con baja médica, 10 días en dos meses. Por eso, muchos van a trabajar enfermos, según distintos
estudios, y el 85% pasan más horas en
el trabajo de lo que deben (en 2010 eran el 45%), según
Randstad. Más horario cuando España
es el cuarto país de Europa que más
horas trabaja (por detrás de Austria, Portugal y Suecia): 1.690 horas
frente a 1.433 horas en Alemania (-20%), 1.476 en Francia o 1.625 en Reino
Unido. Trabajamos más
con menos sueldo: 22.790 euros de media (INE 2010) frente a 27.036
euros en la UE, 40.914 en Alemania o 46.058 en Gran Bretaña.
Hay 3 millones de trabajadores, los del sector
público, que han sufrido un gran retroceso laboral: tres años
consecutivos de congelación salarial,
supresión extra de Navidad, recorte
de mejoras y más
despidos (218.900 en 2012). Y hay 800.000 interinos
y contratados en el Estado,
autonomías y Ayuntamientos que tienen muy negro su futuro. Junto a ellos,
hay tres colectivos que están sufriendo
más la crisis : los jóvenes
( con un 57,2% de paro entre los menores de 25 años y 1.865.000 jóvenes de 15 a 25 años que son ni-ni : ni estudian ni trabajan), los mayores
de 55 años (casi 3 millones de
españoles que son ni-ni-ni : ni trabajo, ni paro ni
pensión) y las mujeres:
trabajan sólo la mitad de las que podrían, con más precariedad y peores
puestos, cobran un 22,5% menos, tienen más paro, cobran menos desempleo y se
jubilan con un 40% menos de pensión que los hombres.
Tras este repaso, parece claro que el balance
laboral en este 1 de Mayo es bastante negro. Y no se ven mejoras a corto plazo. Por un lado, hay entre 2 y 3,5 millones de trabajadores con convenios
sin firmar y que caducan en julio
2013: los sindicatos temen que las empresas no quieren renovarlos
para empeorar
las condiciones laborales de estos trabajadores. Por otro, la salida de la crisis podría retrasarse a
2015, según la
UE y el FMI.
Y llegará con un bajísimo crecimiento (+1,6% para 2018),
que apenas
creará empleo y que mantendrá unas duras
condiciones laborales en unas empresas con pocas ventas.
Al final, la crisis,
la globalización y las políticas de Bruselas
y Rajoy
se han sumado para debilitar las
condiciones laborales de los trabajadores como nunca antes en España. Y
eso, con unos sindicatos
más débiles, que han perdido
afiliados y credibilidad: un 70% de españoles los suspenden y son la 8ª institución peor valorada, sólo por detrás de los políticos, el Gobierno, bancos, obispos y
patronal, según Metroscopia.
La cuestión es que un
país moderno no puede aspirar a competir en el mundo con un modelo laboral de China o Marruecos
sino con una economía asentada en la industria,
la tecnología
y las grandes empresas, con trabajadores formados
y productivos, no con casi 9 millones de españoles insatisfechos y generaciones perdidas por el paro y el
subempleo. Un negro panorama laboral no hace la economía más competitiva,
sino menos. Trabajar a disgusto no es
rentable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario