Todos han hecho el
paripé en la Conferencia de
presidentes autonómicos, para tranquilizar
a Bruselas y los mercados. El precio ha sido un nuevo rescate a las autonomías, 18.000 millones para tapar sus agujeros más urgentes. Rajoy gana tiempo y las autonomías
llegan a fin de año. Pero el
problema sigue ahí: las
autonomías no tienen recursos suficientes para financiar los servicios básicos,
al margen de que gasten mejor o peor. Y el
Gobierno les fuerza a recortar el déficit más que el Estado. No salen las cuentas y por eso han necesitado
dos rescates en cuatro meses. Y unos
duros recortes, que seguirán en 2013.
El problema es el reparto de fondos y
de poder entre el Estado y las autonomías, cuya solución se retrasa hasta 2014.Pero
está ahí y volverá a salir, porque la
recesión asfixia a las autonomías. Y a nosotros con ellas.
Entre alfombra roja,
banderas y sonrisas, Rajoy
y las autonomías han alcanzado un pacto
de mínimos: sois buenos y os
comprometéis a hacer los recortes que impone Bruselas y a cambio os ayudo a llegar a fin de año, a que
paguéis a los bancos los 15.000 millones
de vencimientos
de deuda que tenéis este trimestre. Y aparcamos para 2014 los dos problemas de fondo: la reforma del sistema de financiación autonómica
(que debía entrar en vigor en 2013) y el reparto del recorte del déficit público (menos drástico para el Estado). Para 2013, las autonomías aceptan
que del 4,5
% de déficit comprometido por España con Bruselas, 3,8% lo tenga el Estado
(unos 38.000 millones) y 0,7% las autonomías (sólo 7.000 millones de déficit, la mitad que este año) . Y Rajoy acepta cambiar
el reparto del déficit 2014, que no es tan problemático: 2,7% para el
Estado (27.000 millones) y 0,1 % (1.000 millones) para las autonomías.
Rajoy gana tiempo
y vende unidad frente a Bruselas. Y las
autonomías consiguen sobrevivir, a cambio de la ayuda del Gobierno. De momento,
las dos más contestatarias, han
conseguido dos anticipos de urgencia: 560 millones a Cataluña
para pagar los gastos más urgentes (y van cuatro anticipos este año) y otros
1.000 millones a Andalucía
para vencimientos de deuda. Además, el Gobierno ha abierto la ventanilla para un
segundo rescate a las autonomías: un Fondo de Liquidez que va a prestarles 18.000 millones para que
paguen sus vencimientos de deuda, a algunos proveedores (sanitarios,
farmacias,
conciertos
educativos y Universidades) y a los Ayuntamientos
(les
deben 800 millones).
De momento, ya han
pedido la ayuda del Fondo
6 autonomías: Cataluña (5.023 millones), Comunidad Valenciana (4.500), Murcia (528), Andalucía (4.906),Castilla
la Mancha (848) y Canarias (756), lo que supone el 92 % de los recursos disponibles. A cambio
de estos créditos, Hacienda reforzará el control sobre las
autonomías y sus planes de ajuste, con “hombres
de negro” vigilando sus cuentas (como Bruselas hace con Grecia,
Irlanda, Portugal o España).
Es el segundo rescate del Gobierno a las autonomías en
cuatro meses, ya que en junio puso en marcha un Plan
de créditos para que 14 autonomías pagaran 17.000 millones de deudas
a proveedores. Un nuevo parche
que no resuelve el problema de fondo: la
insuficiencia de fondos de las autonomías y más cuando la recesión les está
tirando por los suelos sus ingresos y se
les recorta la aportación del Estado.
En los dos últimos años, pero más en 2013: las transferencias
del Presupuesto a las autonomías bajarán un 12 % y, lo más grave, la inversión
pública que el Estado hace en sus territorios caerá un 16,2%. Perderán 2.065 millones en inversiones
públicas, sobre todo Galicia
(-397 millones), Comunidad Valenciana
(-358), Castilla la Mancha (-243) y Andalucía (-220), aunque en porcentaje
las que más inversión pierden son Navarra (-68%), Baleares (-45%) y Aragón
(-30%). Y se incumplen los
compromisos de inversión de los Estatutos de autonomía de Cataluña (-55% de inversión en 2 años) y Andalucía.
Por eso saltaron las críticas
de Cataluña, Andalucía y varios barones del PP, ahora acallados con el segundo rescate. Pero con ese dinero no resolverán su problema para 2013: bajar el déficit autonómico del 1,5%
este año (que será más) al 0,7%. Eso les va a obligar a hacer unos Presupuestos 2013 mucho más duros
que los de este año, con más recortes y
subidas de impuestos. Y no lo tienen fácil. Poco pueden hacer para subir
ingresos con los impuestos
cedidos, ya que los importantes (IRPF, IVA, especiales, sociedades) están
en manos del Estado. Y en los gastos,
el 70% van a financiar educación, sanidad,
Dependencia y servicios sociales. Aquí han
metido ya un buen tajo y poco pueden hacer, aunque darán otra vuelta de tuerca en 2013, en perjuicio de los servicios públicos, ya muy deteriorados. Y
tendrán que hacer un mayor ajuste en el sector
público autonómico.
Rajoy se ha comprometido con Bruselas a que las autonomías recortarán 9.500 millones en gasto corriente, por tres vías: recorte de 3.600 millones en gasto de personal (más despidos a sumar a los 176.000 despidos públicos en el último año) y cierre de 127 empresas públicas, recorte de subvenciones (a particulares, empresas y Ayuntamientos) y “reprogramación” de inversiones (en castellano: ni una inversión nueva, a pesar de riadas, incendios y clases en barracones).
Rajoy se ha comprometido con Bruselas a que las autonomías recortarán 9.500 millones en gasto corriente, por tres vías: recorte de 3.600 millones en gasto de personal (más despidos a sumar a los 176.000 despidos públicos en el último año) y cierre de 127 empresas públicas, recorte de subvenciones (a particulares, empresas y Ayuntamientos) y “reprogramación” de inversiones (en castellano: ni una inversión nueva, a pesar de riadas, incendios y clases en barracones).
En resumen, que los
recortes del Estado se agravan para 2013 en las autonomías, que será donde más los notemos los ciudadanos,
con una educación
de peor calidad, una sanidad
menos eficiente y con más listas de espera, menos ayudas a la Dependencia
y un drástico recorte en los gastos
sociales cuando más se necesitan. Y como la recesión seguirá ahí y a
las autonomías les volverá a caer la recaudación, tendrán que hacer nuevos
recortes para intentar cumplir con Bruselas y con Hacienda. Y eso conllevará más
recesión y más recortes. Un callejón sin salida.
En el fondo, lo que ha pasado es que la crisis ha hecho estallar por los aires el modelo autonómico: España es uno de los países más
descentralizados de Europa, donde las autonomías gastan el 37%, frente al 50% de la Administración
central (20% el Estado y 30% la Seguridad Social) y un 13% los Ayuntamientos. Y
sin embargo, el Estado no les ha
transferido ingresos suficientes, con lo que cada año van acumulando
déficit y deudas (como le pasa a la Sanidad).
Podemos pensar que había que recortar las
autonomías. Pero si no se da marcha atrás y se les recorta competencias, hay
que darles recursos. Y eso pasa porque el
Estado central ceda ingresos. O sea poder.
Y claro, se resisten a ceder parte de su
pastel. El otro problema es revisar
el sistema
de financiación y los criterios de reparto del pastel autonómico, que
no convencen a la mayoría. Ahora, ambos temas se aparcan: no toca.
Pero el sistema hace
aguas por todas partes y saltará de nuevo, harán falta más rescates. Y mientras, los ciudadanos pagaremos las duplicidades
de poder, la pelea de dos
administraciones por nuestros impuestos
y los agobiantes recortes en los servicios
públicos. Ellos ganan tiempo, satisfechos con el Pacto, pero los problemas los
sufrimos nosotros.
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