domingo, 7 de octubre de 2012

Pacto y segundo rescate a las autonomías


Todos han hecho el paripé en la Conferencia de presidentes autonómicos, para tranquilizar a Bruselas y los mercados. El precio ha sido un nuevo rescate a las autonomías, 18.000 millones para tapar sus agujeros más urgentes. Rajoy gana tiempo y las autonomías llegan a fin de año. Pero el problema sigue ahí: las autonomías no tienen recursos suficientes para financiar los servicios básicos, al margen de que gasten mejor o peor. Y el Gobierno les fuerza a recortar el déficit más que el Estado. No salen las cuentas y por eso han necesitado dos rescates en cuatro meses. Y unos duros recortes, que seguirán en 2013. El problema es el reparto de fondos y de poder entre el Estado y las autonomías, cuya solución se retrasa hasta 2014.Pero está ahí y volverá a salir, porque la recesión asfixia a las autonomías. Y a nosotros con ellas.

Entre alfombra roja, banderas y sonrisas, Rajoy y las autonomías han alcanzado un pacto de mínimos: sois buenos y os comprometéis a hacer los recortes que impone Bruselas y a cambio os ayudo a llegar a fin de año, a que paguéis a los bancos los 15.000 millones de vencimientos de deuda que tenéis este trimestre. Y aparcamos para 2014 los dos problemas de fondo: la reforma del sistema de financiación autonómica (que debía entrar en vigor en 2013) y el reparto del recorte del déficit público (menos drástico para el Estado). Para 2013, las autonomías aceptan que del 4,5 % de déficit comprometido por España con Bruselas, 3,8% lo tenga el Estado (unos 38.000 millones) y 0,7% las autonomías (sólo 7.000 millones de déficit, la mitad que este año) . Y  Rajoy acepta cambiar el reparto del déficit 2014, que no es tan problemático: 2,7% para el Estado (27.000 millones) y 0,1 % (1.000 millones) para las autonomías.

Rajoy gana tiempo y vende unidad frente a Bruselas. Y las autonomías consiguen sobrevivir, a cambio de la ayuda del Gobierno. De momento, las dos más contestatarias, han conseguido dos anticipos de urgencia: 560 millones a Cataluña para pagar los gastos más urgentes (y van cuatro anticipos este año) y otros 1.000 millones a Andalucía para vencimientos de deuda. Además, el Gobierno ha abierto la ventanilla para un segundo rescate a las autonomías: un Fondo de Liquidez que va a prestarles 18.000 millones para que paguen sus vencimientos de deuda, a algunos proveedores (sanitarios, farmacias, conciertos educativos y Universidades) y a los Ayuntamientos (les deben 800 millones).

De momento, ya han pedido la ayuda del Fondo 6 autonomías: Cataluña (5.023 millones), Comunidad Valenciana (4.500), Murcia (528), Andalucía (4.906),Castilla la Mancha (848) y Canarias (756), lo que supone el 92 % de los recursos disponibles. A cambio de estos créditos, Hacienda reforzará el control sobre las autonomías y sus planes de ajuste, con “hombres de negro” vigilando sus cuentas (como Bruselas hace con Grecia, Irlanda, Portugal o España).

Es el segundo rescate del Gobierno a las autonomías en cuatro meses, ya que en junio puso en marcha un Plan de créditos para que 14 autonomías pagaran 17.000 millones de deudas a proveedores. Un nuevo parche que no resuelve el problema de fondo: la insuficiencia de fondos de las autonomías y más cuando la recesión les está tirando por los suelos sus ingresos y se les  recorta la aportación del Estado. En los dos últimos años, pero más en 2013: las transferencias del Presupuesto a las autonomías bajarán un 12 % y, lo más grave, la inversión pública que el Estado hace en sus territorios caerá un 16,2%. Perderán 2.065 millones en inversiones públicas, sobre todo Galicia (-397 millones), Comunidad Valenciana (-358), Castilla la Mancha (-243) y Andalucía (-220), aunque en porcentaje las que más inversión pierden son Navarra (-68%), Baleares (-45%) y Aragón (-30%). Y se incumplen los compromisos de inversión de los Estatutos de autonomía de Cataluña (-55% de inversión en 2 años) y Andalucía.

Por eso saltaron las críticas de Cataluña, Andalucía y varios barones del PP, ahora acallados con el segundo rescate. Pero con ese dinero no resolverán su problema para 2013: bajar el déficit autonómico del 1,5% este año (que será más) al 0,7%. Eso les va a obligar a hacer unos Presupuestos 2013 mucho más duros que los de este año, con más recortes y subidas de impuestos. Y no lo tienen fácil. Poco pueden hacer para subir ingresos con los impuestos cedidos, ya que los importantes (IRPF, IVA, especiales, sociedades) están en manos del Estado. Y en los gastos, el 70% van a financiar educación, sanidad, Dependencia y servicios sociales. Aquí han metido ya un buen tajo y poco pueden hacer, aunque darán otra vuelta de tuerca en 2013, en perjuicio de  los servicios públicos, ya muy deteriorados. Y tendrán que hacer un mayor ajuste en el sector público autonómico.

Rajoy se ha comprometido con Bruselas a que las autonomías recortarán 9.500 millones en gasto corriente, por tres vías: recorte de 3.600 millones en gasto de personal (más despidos a sumar a los 176.000 despidos públicos en el último año) y cierre de 127 empresas públicas, recorte de subvenciones (a particulares, empresas y Ayuntamientos) y “reprogramación” de inversiones (en castellano: ni una inversión nueva, a pesar de riadas, incendios y clases en barracones).

En resumen, que los recortes del Estado se agravan para 2013 en las autonomías, que será donde más los notemos los ciudadanos, con una educación de peor calidad, una sanidad menos eficiente y con más listas de espera, menos ayudas a la Dependencia y un drástico recorte en los gastos sociales cuando más se necesitan. Y como la recesión seguirá ahí y a las autonomías les volverá a caer la recaudación, tendrán que hacer nuevos recortes para intentar cumplir con Bruselas y con Hacienda. Y eso conllevará más recesión y más recortes. Un callejón sin salida.

En el fondo, lo que ha pasado es que la crisis ha hecho estallar por los aires el modelo autonómico: España es uno de los países más descentralizados de Europa, donde las autonomías gastan el 37%, frente al 50% de la Administración central (20% el Estado y 30% la Seguridad Social) y un 13% los Ayuntamientos. Y sin embargo, el Estado no les ha transferido ingresos suficientes, con lo que cada año van acumulando déficit y deudas (como le pasa a la Sanidad). Podemos pensar que había que recortar las autonomías. Pero si no se da marcha atrás y se les recorta competencias, hay que darles recursos. Y eso pasa porque el Estado central ceda ingresos. O sea poder. Y claro, se resisten a ceder parte de su pastel. El otro problema es revisar el sistema de financiación y los criterios de reparto del pastel autonómico, que no convencen a la mayoría. Ahora, ambos temas se aparcan: no toca.

Pero el sistema hace aguas por todas partes y saltará de nuevo, harán falta más rescates. Y mientras, los ciudadanos pagaremos las duplicidades de poder, la pelea de dos administraciones por nuestros impuestos y los agobiantes recortes en los servicios públicos. Ellos ganan tiempo, satisfechos con el Pacto, pero los problemas los sufrimos nosotros.

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