jueves, 3 de enero de 2019

¿Cuánto vamos a ganar en 2019?


Este mes de enero, casi 14 millones de españoles van a ganar algo más. A los 8,8 millones de pensionistas les suben este año un 1,6%, como en 2018. Y cobrarán  además, en febrero, una “paguilla” de 13,43 euros, para compensarles de inflación extra en 2018. Los 2,55 millones de funcionarios cobrarán un 2,25% más, que puede llegar al 2,5%.Y los 2,5 millones de trabajadores que cobran el salario mínimo tendrán una subida del 22,3% y ganarán 900 euros al mes. El resto, 14 millones de asalariados más,  tendrán que negociar la subida 2019 con su empresa, aunque patronal y sindicatos han pactado una subida del 2% para este año, que no se cumplió en 2018. Son más ingresos para muchos, lo que ha provocado quejas de las empresas, por un aumento de costes, pero sus beneficios llevan años subiendo mientras trabajadores y pensionistas han perdido poder adquisitivo. Lo bueno es que estos mayores ingresos de las familias harán subir el consumo y compensarán el menor crecimiento previsto para 2019. Eso sí, seguimos con sueldos un 21% más bajos que los de Europa.


enrique ortega

Los primeros en notar la subida serán los pensionistas, que serán ya 8,8 millones de personas este mes. Al cobrar la pensión de enero, verán que les sube un 1,6%, lo mismo que en 2018, tras el pacto que firmó del Gobierno Rajoy con el PNV, en marzo. Será un aumento mensual medio de 15,37 euros al mes, teniendo en cuenta que la pensión media son 960,98 euros (diciembre 2018). Y los que cobran pensiones mínimas  tendrán una subida del 3%, también como el año pasado. Esta subida de pensiones, que será mayor que la inflación prevista (1% de inflación media para 2019), tendrá un coste extra para la Seguridad Social de 2.343 millones en 2019. 

Además, todos los pensionistas van a cobrar "antes de abril" (quizás en febrero) una “paguilla” para compensarles de la mayor subida del IPC sobre lo previsto en 2018: habrá subido de media un 1,68% entre diciembre 2017 y noviembre de 2018, subida que se redondea al 1,7%. Y como las pensiones subieron un 1,6% en 2018, se les compensa ese 0,1% de diferencia, lo que supondrá un pago único de 13,43 euros (0,95 de desviación por 14 pagas), según la Seguridad Social. Otro extracoste para el sistema de pensiones, de 257 millones de euros en 2019 (128,6 millones por la paguilla y otros 128 adicionales porque se consolida en la pensión de este año). 


En total, entre subida anual y "paguilla", serán 2.596 millones de gasto extra para la Seguridad Social en 2019, lo que complica aún más sus cuentas y su agujero (-17.000 millones de déficit previsto para  2018). Para compensarlo en parte, el Gobierno Sánchez ha aprobado una subida de las bases de cotización mínimas (+22%: 1.500 millones más de ingresos) y máximas (+7%: otros 850 millones más), lo que supondrá 2.350 millones de euros más de ingresos por cotizaciones en 2019.  

Los empleados públicos, 2.553.505 personas en 2018, también verán subir desde este mes su sueldo, una media del 2,25% para todos, más otro 0,25% que se negociará con las distintas Administraciones (estatal, autonómica y local) para pagar homologaciones retributivas o planes de pensiones. Incluso podrían subir otro 0,25% más si la economía crece este año 2019 un 2,5%, algo que ningún experto ni organismo internacional creen (se apuesta por un crecimiento del 2,2%). Curiosamente, lo que hace el Gobierno Sánchez con esta subida es aplicar el acuerdo al que llegaron los sindicatos de funcionarios y el Gobierno Rajoy en marzo de 2018, poco antes de salir de la Moncloa. Fijaba una subida salarial mínima del 1,75% en 2018, 2,25% en 2019 y 2% en 2020, más las homologaciones retributivas (0,20% en 2018, 0,25 en 2019 y 0,30% en 2020) y otro 0,25% de aumento salarial si la economía crece un 2,5% en 2019 o 2020, algo bastante difícil de conseguir.

Con la subida de 2019 (que costará 3.625 millones, 2.100 millones a cargo de las autonomías), más la subida del año pasado y la de 2020, los empleados públicos aumentarán su sueldo un 6% en tres años (que llegará al 6,75% para algunos colectivos, por la homogeneización de sueldos) , con lo que no recuperarán ni la mitad del poder adquisitivo perdido desde 2010, un -14%, tras la bajada de sueldos de mayo de 2010 (-5%), la congelación salarial de 2011 a 2015 y la mínima subida de 2016 y 2017 (+1%).

El tercer colectivo en subir sus ingresos serán los trabajadores que cobran el salario mínimo,  2,5 millones de asalariados. El pacto presupuestario entre el PSOE y Podemos se ha traducido en un decreto-ley, aprobado en el Consejo de Ministros celebrado en Barcelona, por el que se sube el salario mínimo un 22,3% este año, de 735,90 a 900 euros mensuales (en 14 pagas o 1.050 euros en 12 pagas). Una subida que beneficiará a 1.327.000 asalariados del régimen general que cobran el salario mínimo (20% trabajan en el comercio y la reparación de vehículos, 14% administrativos y personal de empresas de servicios, 10,8% en hostelería, 6,8% en sanidad y servicios sociales, 6,8% en servicios públicos y el resto en ciencia y tecnología, educación e industria), más de 750.000 trabajadores eventuales del campo y temporeros y 400.000 empleadas de hogar. En estos dos últimos casos, la subida afecta al pago por horas y sube también el 22,3% (de 5,76 a 6,90 euros/hora).

Esta abultada subida del salario mínimo (SMI), la mayor desde 1977, puede provocar problemas en tres colectivos donde su aplicación tendrá que ajustarse. El primero, en el campo, entre temporeros y trabajadores eventuales, donde el decreto del Gobierno permite ahora pagar el SMI por horas (hasta ahora estaba referenciado a la jornada legal), lo que abre el riesgo de “prácticas indeseadas que conllevarían una mayor inseguridad de estos colectivos”, según denuncia CCOO, preocupada porque algunos empresarios agrícolas utilicen el nuevo sistema para contratar por horas y tratar de pagar menos, algo que también preocupa a la Seguridad Social. El segundo problema puede saltar entre los trabajadores discapacitados: hay 481.000 discapacitados trabajando y la mayoría cobran el SMI, con lo que muchas empresas pueden tener la tentación de despedirlos ahora que son “más caros”, creándose un problema a los 1.992 “centros especiales de trabajo” (donde el 75% de los empleados son discapacitados), que reciben un 50% del sueldo de estos discapacitados en subvenciones de las autonomías, que ahora deberían aumentar.

El tercer problema, el más peliagudo, son las contratas que tiene el sector público (Estado, autonomías y Ayuntamientos) con empresas privadas de limpieza, seguridad y mantenimiento, subcontratas que ya han pedido renegociar  los contratos al haberles subido los costes un 22,3%. Incluso algunas están estudiando llevar a la Administración a los Tribunales si no les compensa del extracoste. De momento, parece que la decisión de Hacienda es que se revisen los contratos uno por uno y asumir una parte del extracoste, pero no todo, obligando a las subcontratas a asumir otra parte (si no quieren perder el contrato). Pero la patronal CEOE quiere una solución única para todas estas subcontratas y que la Administración asuma en sus cuentas el aumento del salario mínimo.

Además de estos problemas concretos, la fuerte subida del salario mínimo ha provocado una avalancha de duras críticas, de la ortodoxia económica y los empresarios. Primero, la Comisión Europea estimó que la subida provocará que España cree 75.000 empleos menos entre 2019 y 2020. Y el Banco de España (cuyo gobernador gana 183.000 euros anuales) asegura que la medida costará 150.000 empleos. Mientras, el premio Nobel estadounidense Josep Stiglitz les replica que subir el salario mínimo “no daña el empleo” y que hay datos abrumadores que lo confirman (lean este interesante artículo del catedrático Carlos García Serrano). En cualquier caso, sepamos que, aún con 900 euros (1.050 en 12 pagas), el salario mínimo en España es más bajo que en la mayoría de Europa: se pagan 1.999 euros en Luxemburgo, 1.614 en Irlanda, 1.578 en Holanda, 1.563 en Bélgica, 1.499 en Francia, 1.498 en Alemania y 1.463 en Reino Unido, según datos de Eurostat para julio 2018 (SMI en 12 pagas), estando sólo por debajo los salarios mínimos de Malta (748 euros), Grecia (684 euros), Portugal (677) y 11 paises del Este, mientras en Italia, Dinamarca, Chipre, Austria, Finlandia y Suecia no hay salario mínimo.

Junto a estos tres colectivos (jubilados, empleados públicos y trabajadores que cobran el salario mínimo), 13,85 millones de españoles que van a ganar más desde este mes, hay otros 14 millones de asalariados que tienen que negociar con su empresa la subida de 2019. En principio, muchos han firmado ya sus convenios, con una subida media del 1,7% en los negociados hasta noviembre. Y la patronal y los sindicatos firmaron, en julio de 2018, un pacto salarial, dentro del IV Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), por el que los sueldos subían un 2% en 2018, 2019 y 2020, más otro 1% variable según las mejoras de productividad. Además, pactaron un sueldo mínimo de 1.000 euros para 2020.

Sin embargo, no parece que este pacto salarial se haya cumplido en 2018, a la vista de la subida pactada en los convenios (+1,7% en los firmados hasta noviembre) y del aumento anual de los costes salariales que refleja el INE hasta septiembre: +1,2%. Y eso se debe a que muchos trabajadores no tienen convenio y hay muchas pymes que no tienen sindicatos y cuyos directivos no acatan este pacto salarial. Por eso, todo indica que la subida salarial de los asalariados será inferior al 2% en 2019, aunque ganarán poder adquisitivo (se espera que la inflación media suba el 1%). La subida salarial podría ser menor si el enfriamiento de la recuperación, en Europa y en España, ralentiza ventas y exportaciones y algunas empresas ven reducidos sus beneficios en 2019.

Pero no es justo que las empresas "racaneen" con los salarios. Primero, porque los beneficios empresariales se han recuperado con creces de la crisis, pero los salarios no: los beneficios de las empresas han aumentado 98.680 millones de euros entre 2008 y 2017 (82.000 millones se los han quedado las empresas y 15.663 millones han ido a sus accionistas, como dividendos) mientras los salarios totales se reducían en 10.214 millones, según el INE. Y con ello, las empresas han aumentado “su trozo” en el reparto del pastel de la renta: si en 2008 se llevaban el 41,7% de la riqueza generada, en 2017 se llevaron el 42,5%. Y los trabajadores “han perdido pastel”: del 50,1% que se llevaban en 2008 al 47,3% de 2017, según el INE (el resto, hasta el 100% se lo llevan los impuestos).

Además, las empresas no pueden argumentar que ya pagan salarios altos, porque con la “devaluación salarial” sufrida por los trabajadores españoles (el salario medio bruto subió sólo un 2,09%, 38,70 euros, entre 2012 y 2017, un 0,41% menos que el IPC, según el INE), el coste de la mano de obra es mucho menor en España que en los grandes paises de Europa con los que competimos. Así, el coste por hora trabajada en España era de 21,2 euros en 2017, un 21% menos de lo que se pagaba en Europa (26,8 euros en la UE-28) y un 29% menos que el sueldo por hora en la zona euro (30,3 euros), según Eurostat. Y muy inferior  al sueldo de Suecia (38,3 euros/hora), Francia (36 euros), Holanda (34,8), Alemania (34,1), Italia (28,2) o Reino Unido (25,7 euros/hora).

España y nuestras empresas no pueden aspirar a ser “la China de Europa, a competir en base a tener los sueldos más bajos. Y menos quejarse de que ahora tengan que pagar un mínimo de  900 euros al mes a cualquier empleado: poco eficiente y competitivo es un negocio si no da para pagar ese mínimo sueldo. Y tiene poco futuro, así que su problema no es que tenga que pagar ese salario mínimo sino quizás su modelo de negocio. Además, las empresas tienen también otros costes no salariales, que son mucho más altos en España que en Europa y de los que no se quejan tanto. Unos, los costes energéticos: la electricidad les cuesta a las empresas en España un 20% más cara que la media europea (0,083 euros/kwh sin impuestos en 2017 frente a 0,069 euros/kwh), un 29% más cara que en Alemania (0.064 euros/kwh) y un 40% más cara que en Francia (0,059 euros/kwh), según Eurostat. Y lo mismo los créditos: en España cuestan de media el 4,72% (tipos a más de 5 años), el doble del 2,36% que cuestan en la zona euro, según el Banco de España.

Otro grave problema de que los salarios suban poco es que las familias ingresan menos y consumen menos, sobre todo si sube la inflación (como pasa desde 2017), lo que ralentiza el crecimiento de la economía y el empleo, además de reducir la recaudación de impuestos (IVA y Renta) y los ingresos por cotizaciones de la Seguridad Social (más gente trabajando con sueldos bajos igual a menos ingresos y déficit). Por eso, y a pesar de las críticas, la subida del salario mínimo, los sueldos de los funcionarios  y las pensiones van a servir para reanimar el consumo y el crecimiento en 2019, un año que soplarán “vientos en contra desde fuera de Europa y del mundo (por lo que el crecimiento bajará del 2,5 al 2,2%). Además, ayudará a Hacienda a recaudar algo más, que falta hace (para gastar más en tantas cosas y reducir el déficit). Y, sobre todo, mejorará las cuentas de la Seguridad Social: sólo la subida del salario mínimo aumentará las cotizaciones en 1.500 millones. Y si esa subida tiene “un efecto arrastre” sobre todos los salarios, como “temen las empresas, la recaudación de la SS podría subir hasta 3.000 millones en 2019, algo que hace mucha falta a las pensiones.

Bueno, hay muchos españoles que ganarán algo más este mes y este año. Ahora, lo que hace falta es que esos mayores ingresos se traduzcan en mejoras de productividad en las empresas y en las Administraciones públicas y en mayores ingresos de Hacienda y la Seguridad Social. Y a partir de ahí, tengamos claro que si queremos ganar más, los españoles tendremos que ser más productivos, para lo que tenemos que mejorar la formación  y conseguir unas empresas más competitivas, en un país más innovador, moderno y eficiente. No podemos tener unos salarios de subdesarrollo pero si queremos tener los sueldos de la Europa rica, tenemos que mejorar a fondo nuestra formación, nuestra tecnología, nuestro trabajo y nuestras empresas, para que produzcan más y con más valor y más empleo. Una buena petición para los Reyes Magos. 

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